Actualmente nos encontramos en un proceso de cambio en la gestión clínica, en el cual el estado funcional adquiere una relevancia que hasta ahora no se había considerado. Esto es especialmente importante en el deterioro cognitivo leve, entidad prioritaria por la relación directa con la demencia, y conociendo que son precisamente las alteraciones en la funcionalidad las características que separan el deterioro cognitivo leve de la demencia. Valorar adecuadamente el deterioro cognitivo leve durante el seguimiento de este permitirá conocer su evolución hacia la normalidad cognitiva o detectar y diagnosticar en estadios muy incipientes la demencia, con los beneficios que reporta el diagnóstico en estos estadios. Se presentan las herramientas para proceder a la valoración comenzando con los test de ejecución como medida objetiva de movilidad y seguidamente la medición de las actividades de la vida diaria: avanzadas, instrumentales y básicas, haciendo hincapié en el examen STAM (Sydney Test of Activities of Daily Living in Memory Disorders) y en los test Mongil. El seguimiento del paciente es fundamental, asociando en la valoración test de ejecución y medición de actividades de la vida diaria. El énfasis en el estado funcional no es solo por su relación con el deterioro cognitivo leve, es que pasa a ser un objetivo terapéutico y un indicador de resultado.
The importance of functional status is increasingly being recognized in current clinical management. This is especially important in mild cognitive impairment (MCI), which is a priority due to its direct relationship with dementia and awareness that functional alterations are what separates MCI from dementia. Adequate assessment of MCI during the follow-up of this condition allows identification of its progress, whether towards normal cognitive function or detection and diagnosis of the incipient stages of dementia, thus providing the benefits of early diagnosis. This article describes assessment tools for this condition, beginning with performance tests as an objective measure of mobility, followed by measurement of activities of daily living (ADL): advanced, instrumental and basic, with emphasis on the Sydney Test of Activities of Daily Living in Memory Disorders (STAM) and Mongil's tests of activities of daily living. Patient follow-up is essential and should combine assessment of performance tests and ADL measurement. Emphasis is placed on functional status not only because of its association with MCI but also because it has become a therapeutic target and an outcomes indicator.