Clásicamente se han involucrado en el deterioro cognitivo, además del propio envejecimiento, una serie de factores de comorbilidad que intervienen de forma concomitante y retroalimentándose en el continuum de la enfermedad desde las fases prodrómicas. Entre ellos cabe destacar el delirium, las alteraciones nutricionales, del equilibrio y la marcha, infecciones e incluso la progresiva incidencia de neoplasias, pero quizás sea la iatrogenia medicamentosa, y no solo de psicofármacos, la que debe de estar siempre presente en nuestro afinamiento diagnóstico y de estadificación. Entre los factores de riesgo y factores predictivos de evolución a demencia destacamos no solo los tradicionales como hipertensión arterial, hiperglucemia, hiperlipemia, tabaco, alcohol o síndrome metabólico, sino los más emergentes como fibrilación auricular, inflamación, hiperhomocisteinemia o insuficiencia cardíaca. Por último, es destacable que en edades más longevas cobra más importancia, paradójicamente, la prevención de hipotensión, hipoglucemia, bradicardia, bajo gasto e incluso la malnutrición como factores de riesgo. Finalmente, algunas variables cognitivas como memoria, habilidad lingüística, capacidad lectora y algunas alteraciones en la esfera afectiva deben también valorarse como factores predictivos del deterioro cognitivo leve.
Traditionally, cognitive impairment has been associated not only with ageing itself but also with concomitant comorbidities that interact in the disease continuum from the prodromic phases. Notable among these are delirium, nutritional alterations, balance and gait, infections and even a progressive incidence of neoplasms. However, with regard to diagnosis and staging, clinicians should perhaps remain especially alert to the possibility of pharmacological iatrogeny, which is not limited to psychopharmacological treatment. Traditional risk factors for cognitive impairment and factors predictive of progression to dementia include hypertension, hyperglycaemia, hyperlipidaemia, smoking, alcohol, and metabolic syndrome. Emerging factors include atrial fibrillation, inflammation, hyperhomocysteinaemia, and heart failure. Paradoxically, prevention of risk factors such as hypotension, hypoglycaemia, bradycardia, low cardiac output and even malnutrition become more important at more advanced ages. Lastly, some cognitive variables such as memory, language and reading abilities, and some alterations in the affective sphere should also be assessed as predictive factors for mild cognitive impairment.