Introducción a la alergia alimentaria
Clasificación de las reacciones adversas a los alimentos
Según la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica1, se define como reacción adversa a los alimentos cualquier reacción anómala producida por la ingestión, contacto o inhalación de un alimento. Estas reacciones pueden ser: a) tóxicas, las cuales pueden afectar a cualquier individuo cuando se administra una dosis suficiente, y b) no tóxicas, que son las que dependen de una susceptibilidad individual. A su vez, las reacciones no tóxicas se clasifican en: a) intolerancia a los alimentos, si no son mediadas por mecanismos inmunológicos, y b) alergia alimentaria, si son mediadas por mecanismos inmunológicos.
— Entre las reacciones de intolerancia se encuentran: a) las reacciones debidas a mecanismos enzimáticos, como es el caso de algunas enfermedades metabólicas; b) las debidas a mecanismos farmacológicos, ya sea por sustancias añadidas a alimentos o presentes en ellos de forma natural, como es el caso de las aminas vasoactivas, y por último c) las reacciones de intolerancia por mecanismos indeterminados.
— La alergia alimentaria se subdivide, a su vez, en: a) reacciones mediadas por la inmunoglobulina (Ig) E, y b) reacciones mediadas por otros mecanismos inmunológicos en los que no participa la IgE2.
En el año 2001, la Academia Europea de Alergia propone una nueva nomenclatura3, en la que cualquier reacción adversa a los alimentos se define como hipersensibilidad a los alimentos; dentro de éstas, las reacciones mediadas por mecanismos inmunológicos se definen como alergia alimentaria y las reacciones no mediadas por mecanismos inmunológicos, antes conocidas como intolerancia a alimentos, se definen como hipersensibilidad no alérgica a los alimentos. En octubre de 2003, la Organización Mundial de la Alergia revisó y refrendó esta última nomenclatura4.
La alergia alimentaria afecta al 6-8% de los niños menores de 4 años y entre el 1 y el 3% de la población adulta2,5,6.
Prevalencia
La alergia alimentaria afecta al 6-8% de los niños menores de 4 años y entre el 1 y el 3% de la población adulta2,5,6. Los alimentos son la primera causa de reacciones anafilácticas, y son la causa de unas 200 muertes/año en Estados Unidos7.
Las cifras de la población que cree ser alérgica a algún alimento son mucho más elevadas, pero los estudios alergológicos sólo confirman esta sospecha en aproximadamente un 20% de los casos8.
Según un estudio reciente realizado por la Sociedad Española de Alergia, la prevalencia de alergia alimentaria en España entre los pacientes que acuden por primera vez a un alergólogo es del 7,4%9.
Hay que destacar el aumento de prevalencia de las enfermedades alérgicas en los últimos años. La alergia alimentaria se ha duplicado en España en poco más de un decenio, y ha pasado de una prevalencia del 3,6% en 1992 al 7,4% en 20059.
Respecto al tipo de alimentos más frecuentemente implicados en la alergia alimentaria, difieren, en función de la edad, la localización geográfica y los hábitos dietéticos10. Globalmente, las frutas, los frutos secos10 y el marisco son las causas principales de alergia alimentaria. En niños menores de 5 años, y muy especialmente en los primeros 2 años de vida, las causas principales de alergia alimentaria son la leche11 y el huevo10.
Manifestaciones clínicas
La alergia alimentaria puede manifestarse en un abanico amplio de síntomas, que van desde la urticaria a la anafilaxia, síndrome de potencial riesgo vital12. La alergia alimentaria es la causa más frecuente de anafilaxia. En la tabla 1 se detallan las principales manifestaciones clínicas de alergia alimentaria13.
Se debe tener en cuenta que hay factores concomitantes a la ingesta que pueden contribuir a la presentación clínica, entre los cuales destacan el ejercicio físico, la administración de fármacos antiinflamatorios de tipo no esteroideo, el estrés o el alcohol10.
Diagnóstico
El diagnóstico de alergia alimentaria se basa en 3 aspectos fundamentales:
— Demostrar la asociación causal con el alimento.
— Diagnóstico diferencial de otras causas de reacción adversa alimentaria.
— Demostrar el mecanismo inmunológico implicado.
La historia clínica y las pruebas cutáneas son las principales herramientas diagnósticas14. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que una prueba positiva (prick test o IgE específica) no siempre significa reacción clínica (falsos positivos)15: no es infrecuente que, al realizar un estudio alergológico a un paciente, las pruebas cutáneas sean positivas a más de un alimento, incluso a alimentos que el paciente tolera de manera habitual. Esto suele deberse a la existencia de reacciones cruzadas entre alérgenos y a la especificidad baja de los métodos diagnósticos de los que disponemos en la actualidad15. El papel del alergólogo es averiguar cuáles son los alimentos que realmente debe evitar el paciente para no conducir a dietas innecesarias que podrían, por un lado, interferir en la calidad de vida del paciente y, por el otro, implicar deficiencias nutricionales. La IgE específica sérica es menos sensible que la prueba cutánea16.
Por tanto, la prueba diagnóstica que se considera el método de referencia en alergia alimentaria es la prueba de provocación oral, doble ciego y controlada con placebo (PODCCP), que consiste en hacer una exposición con el alimento sospechoso de causar los síntomas clínicos, en un medio hospitalario y de forma controlada15,17.
La prueba diagnóstica que se considera el método de referencia en alergia alimentaria es la prueba de provocación oral, doble ciego y controlada con placebo (PODCCP)15,17.
Técnicas diagnósticas no validadas
Hay métodos que pretenden ser diagnósticos no avalados por la comunidad científica y que algunos médicos no especialistas usan, los cuales pueden causar falsos diagnósticos y aumentar la confusión entre los pacientes18. En este sentido, cualquier método diagnóstico que no ha demostrado eficacia en ensayos clínicos se debería considerar una técnica diagnóstica no validada19. A continuación, haremos una descripción breve de estas técnicas no validadas.
Pruebasin vitro
Pruebas citotóxicas
Entre las pruebas citotóxicas, la más conocida es el test ALCAT®, también llamado test de respuesta celular a sustancias externas20. Se ha usado en muchos países para el diagnóstico de las llamadas hipersensibilidades no dependientes de IgE.
El principio básico de esta técnica es la medida de los cambios en el diámetro de los leucocitos después de exponerlos in vitro a una serie de alimentos20.
Los resultados expresan el porcentaje de cambio de los picos de leucocitos de un determinado tamaño en las alícuotas de sangre incubadas con los alimentos de prueba, en comparación con las suspensiones de sangre de las muestras control. Estos resultados no son reproductibles cuando se repiten varias veces en un mismo paciente. La interpretación del test está sujeta a la subjetividad21.
No se disponen de datos de su mecanismo de acción, variabilidad, sensibilidad, especificidad, valores predictivos positivos y negativos.
En la página web de la compañía20, aparecen algunas referencias de abstracts presentados en congresos y artículos en revistas no indexadas en PubMed. Por ahora, el test ALCAT® debe considerarse una técnica diagnóstica no validada21-23. En ningún país, ninguna aseguradora médica ni la sanidad pública cubre esta prueba.
Otra prueba es el NOVO Immogenics®24. Ésta se basa en el principio que cuando un organismo identifica un alimento extraño, se activa el sistema inmunitario. NOVO identifica la supuesta respuesta inflamatoria frente a 115 alimentos24.
Estos métodos citotóxicos suelen usarse en determinadas enfermedades además de la alergia alimentaria, como en el síndrome de fatiga crónica, colon irritable, cefalea/migraña, neuropatías y alteraciones psicológicas, síndrome hipercinético, otitis serosa y enfermedades del colágeno (vasculitis, artralgias).
Determinación de IgG específicas frente a alimentos
Las IgG y sus subclases, concretamente IgG4, pueden encontrarse elevadas en adultos y niños en múltiples situaciones, tanto fisiológicas como patológicas19.
En 1988, la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología (entonces Practice Standards Comitee of the American Academy of Allergy and Immunology) revisó la bibliografía publicada hasta el momento que hacía referencia a la utilidad de la determinación de inmunoglobulinas frente a alimentos en el diagnóstico de la alergia alimentaria, y en sus conclusiones destacaba que el valor de estas técnicas para el diagnóstico de la alergia alimentaria no estaba probado y carecía de relevancia como prueba aislada en la práctica clínica diaria25. Publicaciones posteriores han corroborado esta conclusión26.
Durante la década de los años noventa del siglo XX, diferentes laboratorios ofrecieron múltiples técnicas in vitro destinadas a la determinación de inmunoglobulinas frente a alimentos, pero en la actualidad, la determinación de IgG específica (disponible para un gran y variado número de alimentos) ha sido la que ha cobrado el protagonismo absoluto.Estas técnicas determinan la IgG sérica total, así como sus subclases, incluida la IgG4, frente a una larga lista de alimentos, a partir de cuyos resultados se recomienda al paciente una serie de dietas de evitación que, en muchos casos, resultan de gran complejidad por el número elevado de alimentos prohibidos.
Según demuestran algunos estudios19,27,28, los resultados de estas técnicas no se han correlacionado con las PODCCP, por lo que se cuestiona en la actualidad la utilidad de la determinación de las subclases de IgG o el ratio IgE/IgG4 como instrumento para el diagnóstico de alergia alimentaria19,21. Indiscutiblemente, la prueba considerada de referencia en el diagnóstico de la alergia alimentaria continúa siendo en la actualidad la PODCCP15,17.
Estudios recientes de pacientes afectados de síndrome de colon irritable postulan un efecto beneficioso de una dieta de evitación de alimentos para los que se había encontrado un grado de IgG elevado29-34. Como en múltiples estudios similares publicados previamente, no se realizan determinaciones de IgE u otras pruebas que confirmen un mecanismo de hipersensibilidad a los alimentos, así como tampoco se llevan a cabo PODCCP. La presencia de IgG e IgG4 para determinados alimentos es, en la mayoría de los casos, indicativa de exposición a estos alimentos y, en la actualidad, no hay evidencia de la eficacia de estas determinaciones en el diagnóstico de la alergia alimentaria35.
Asimismo, se ha demostrado que un valor elevado de IgG4 indica, en muchos casos de hipersensibilidad inmediata a los alimentos mediada por la IgE, la adquisición de tolerancia a éstos. Los valores de IgG4 se correlacionarían con el desarrollo de tolerancia al alimento, y no con el empeoramiento de la sintomatología de alergia alimentaria, como se ha defendido26,36.
En la actualidad, numerosas sociedades científicas de alergia e inmunología en todo el mundo, entre las cuales está la European Academy of Allergology and Clinical Immunology37, coinciden en que los resultados de estas técnicas in vitro no son reproducibles, ni se correlacionan con la clínica del paciente, por lo que en ningún caso deben sustituir los protocolos establecidos de diagnóstico de alergia alimentaria llevados a cabo por especialistas en alergología y que incluyen, entre otros procedimientos, una anamnesis correcta para establecer la correlación clínica, pruebas cutáneas y prueba de provocación oral.
El test ALCAT® y el NOVO deben considerarse técnicas no validadas para el diagnóstico de alergia alimentaria21-23.
Según la European Academy of Allergology and Clinical Immunology37, la técnica NOVO no se basa en la determinación de IgG específicas frente a alimentos in vitro.
La cinesiología aplicada, la provocación y la neutralización subcutánea y sublingual, el test de DRIA, la biorresonancia y la electro-acupuntura o prueba electrotérmica, son técnicas in vivo que no tienen credibilidad científica, ni han demostrado eficacia clínica para diagnosticar una alergia alimentaria, hasta el momento18,19.
Pruebas in vivo
Las técnicas in vivo siguientes no tienen credibilidad científica, ni han demostrado eficacia clínica para diagnosticar una alergia alimentaria, hasta el momento18,19.
Cinesiología aplicada
Este método se basa en que cada disfunción orgánica se acompaña de una disminución de fuerza muscular. Los alérgenos implicados se preparan en una botella de cristal que el paciente ha de sujetar con una mano. Se mide la pérdida de fuerza del brazo contra lateral.
Provocación y neutralización subcutánea y sublingual
Esta prueba consiste en la administración sublingual o subcutánea de extractos para observar los síntomas. Posteriormente, se administra una dilución mayor para neutralizar la reacción y parar los síntomas. Se propone la misma técnica para el diagnóstico de otras enfermedades, como la tromboflebitis y las arritmias cardíacas.
Test de DRIA
Se trata de una variante de la anterior que la Associazione di Recerca Intolleranze Alimentari ha desarrollado en Italia. Es una prueba basada en la administración del extracto alergénico, también por vía sublingual, y posteriormente se mide la fuerza muscular con un ergómetro en los 4 s posteriores al contacto con el alérgeno.
Biorresonancia
Se basa en la creencia que los seres humanos emiten ondas electro-magnéticas que pueden ser buenas o malas. La biorresonancia usa un aparato que mide y transforma estas ondas electromagnéticas. Se usa tanto para el diagnóstico, como para el tratamiento.
Electroacupuntura o prueba electrodérmica
Consiste en la medida de la actividad eléctrica de la piel en unos puntos determinados para detectar alergia alimentaria. Se mide con la caída en la corriente cuando la placa de aluminio toca la piel.
Conclusiones
El diagnóstico de alergia alimentaria se establece por la historia clínica y las pruebas diagnósticas validadas.
Las pruebas diagnósticas validadas para el estudio de las reacciones alérgicas a los alimentos son: las pruebas cutáneas (percutáneas e intracutáneas), pruebas de determinación de IgE específica y pruebas de exposición.
Actualmente no hay ningún método diagnóstico «complementario» o «alternativo» que pueda ayudar en el diagnóstico de la alergia alimentaria. Estas pruebas no se recomiendan en la práctica clínica habitual, debido a que no han demostrado ninguna diferencia con el placebo.
La mayoría de métodos diagnósticos no validados que se han propuesto para el diagnóstico de alergia alimentaria también se han propuesto para otras enfermedades sin ninguna relación fisiopatológica con la alergia alimentaria, como por ejemplo: obesidad, cefalea, colon irritable, síndrome de fatiga crónica, etc.
Los métodos diagnósticos no validados son costosos y retrasan el diagnóstico y el tratamiento adecuados en la alergia alimentaria.
En conclusión, todos los métodos diagnósticos no validados descritos anteriormente no sirven para diagnosticar alergia alimentaria en la práctica clínica, los expertos en nutrición deben estar alerta sobre su uso y proteger a los pacientes.
Declaración de postura
El Comité de expertos de Alergia Alimentaria y Látex de la Societat Catalana d'Al·lèrgia i Immunologia Clínica declara que el diagnóstico de alergia alimentaria se establece mediante la historia clínica y las pruebas diagnósticas validadas; es decir, las pruebas cutáneas (percutáneas e intracutáneas), pruebas de determinación de inmunoglobulina (Ig) E específica y la prueba de provocación oral, doble ciego y controlada con placebo (PODCCP). Asimismo, indican que no hay ningún método diagnóstico «complementario» o «alternativo» que pueda ayudar en el diagnóstico de la alergia alimentaria, y advierten a que los expertos en nutrición deben estar alerta sobre su uso y proteger debidamente a sus pacientes.
Correspondencia:
R. Lleonart Bellfill.
Servicio de Alergología. Hospital Universitari de Bellvitge.Feixa Llarga, s/n. 08907 L'Hospitalet de Llobregat. Barcelona. España.
Correo electrónico: rlleonart@bellvitgehospital.cat
Historia del artículo:
Recibido-6-2008
Aceptado 18-6-2008