Candida lipolytica es un patógeno humano infrecuente. A continuación se presentan 2 casos de fungemia por C. lipolytica, uno de ellos en un niño de 12 años con fibrosis quística pancreática en fase avanzada y el otro en una mujer de 86 años que presentaba neoformación vesical con fibrosis peritoneal, hidronefrosis bilateral e infecciones del tracto urinario de repetición. Tras la administración de antifúngicos y la retirada del catéter, la fungemia se resolvió y los hemocultivos fueron negativos en ambos casos.
Candida lipolytica has rarely been reported as a human pathogen. We observed two cases of fungemia caused by C. lipolytica, one of them in a 12-year-old child with cystic pancreatic fibrosis in advanced phase and another in a 86-year-old woman who presented vesical neoformation with peritoneal fibrosis, bilateral hydronephrosis and recurrent urinary tract infections. After antifungal treatment and catheter removal, the fungemia appeared to be finished and blood cultures were negative.
Debido a su escaso poder patógeno, Candida lipolytica se ha referido raramente como causa de infección1,2,3,4,6,7,9,10,11. En la literatura médica se han descrito 12 casos de fungemia asociada a catéteres en pacientes inmunosuprimidos, tanto niños como adultos, con diversos factores de riesgo. A continuación se presentan 2 nuevos casos detectados en este hospital en el curso de un mes.
Casos clínicosCaso 1Niño de 12 años de edad diagnosticado de fibrosis quística pancreática en fase avanzada que ingresa en el hospital por cuadro febril y descompensación de su enfermedad respiratoria. Se inicia tratamiento antibiótico empírico con ceftacidima y gentamicina, pero su situación respiratoria empeora y se lo traslada a la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos. Tras sondaje vesical, sondaje transpilórico, intubación y conexión a un respirador, se implanta un catéter intravenoso central, se administra alimentación mixta oral y parenteral, y se modifica el tratamiento antimicrobiano a meropenem y amikacina. Ante la persistencia del cuadro febril, se solicitan urocultivo y hemocultivo. El urocultivo es negativo, pero en el hemocultivo se aísla Candida glabrata y C. lipolytica. De acuerdo con los resultados microbiológicos, se añade voriconazol al tratamiento. El paciente vuelve a presentar picos febriles, por lo que se retira el catéter, que confirma el origen de la candidemia. Tras la retirada del catéter, el paciente permanece afebril y el hemocultivo se negativiza.
Caso 2Mujer de 86 años con hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo 2 y demencia senil, que ingresa en el hospital por deterioro del estado general, deshidratación y síndrome febril sin respuesta al tratamiento ambulatorio. Ha presentado en los últimos 2 años hasta 11 episodios de infección del tracto urinario por diferentes microorganismos: Escherichia coli, Klebsiella pneumoniae, Enterobacter cloacae, Pseudomonas aeruginosa, Acinetobacter baumannii, Candida albicans, C. glabrata y Candida tropicalis, por lo que sigue tratamiento profiláctico con ciclos de antimicrobianos. En la exploración se aprecia una tumoración vesical de origen no filiado. En la tomografía computarizada se aprecia una neoformación vesical, con fibrosis peritoneal e hidronefrosis bilateral. La paciente mantiene un sondaje vesical permanente. A los 4 días del ingreso, la paciente presenta un pico febril de 38,5°C y en el hemocultivo extraído se aísla C. lipolytica, por lo que se añade caspofungina al tratamiento antimicrobiano. Tres días más tarde persiste el cuadro febril y el hemocultivo vuelve a ser positivo para C. lipolytica. Se decide, entonces, cambiar el catéter y se observa mejoría. El hemocultivo de control es negativo, aunque el estado general de la paciente no mejora.
En ambos casos, la identificación de C. lipolytica se estableció de acuerdo con la morfología colonial en agar de Sabouraud (colonias de color blanco crema, planas, lisas, con el tiempo membranosas y cerebriformes) y en el medio CHROMagar® Candida (colonias de aspecto céreo, rosadas), la capacidad de crecimiento en agar de Sabouraud con cicloheximida, la hidrólisis de la urea y el perfil de asimilación de compuestos de carbono mediante el sistema comercial ID 32C® (bioMérieux, Francia), que correspondió a los códigos numéricos 2100011011 y 2100011001, concordantes con una excelente identificación (99,8%). En el estudio de sensibilidad por medio de la utilización del sistema Sensititre YeastOne® (Trek Diagnostic Systems Ltd., RU), las cepas presentaron los siguientes valores de concentración mínima inhibitoria (CMI): anfotericina B, 0,5mg/l en ambas cepas; fluconazol de 0,25 y 1mg/l, respectivamente; itraconazol de 0,06 y 0,008mg/l; ketoconazol, 0,06 y 0,016mg/l; voriconazol, 0,06 y 0,008mg/l; posaconazol, 0,25mg/l en ambas cepas y caspofungina, 0,5mg/l, también en ambas cepas.
DiscusiónC. lipolytica, anamorfo de Yarrowia lipolytica, es una levadura que se encuentra en el suelo, los vegetales, los animales mamíferos y, en contadas ocasiones, en la boca, el tracto respiratorio y el intestino de individuos sanos. Tiene escaso poder patógeno, pero se ha relacionado con infección ocular7, sinusitis crónica10 y 12 casos de fungemia1,2,3,4,6,9,11, de los cuales 5 causaron un brote en una unidad pediátrica9 y 2 fueron de etiología mixta, asociados a C. albicans2. Aquí se describen 2 nuevos casos de fungemia, uno de ellos asociado a C. glabrata.
La mayoría de los casos descritos ocurrieron en niños. La fungemia estuvo relacionada con múltiples factores de riesgo: enfermedad de base (principalmente hematológica), desnutrición grave, intubación traqueal, sondaje vesical, implantación de catéteres, nutrición parenteral y tratamiento antibiótico de amplio espectro. Los pacientes de la presente nota eran portadores de catéteres, presentaban una enfermedad de base (fibrosis quística y diabetes mellitus, respectivamente) y habían recibido tratamiento antibiótico.
La anfotericina suele ser el antifúngico de elección para el tratamiento, asociada a caspofungina en ocasiones2. No obstante, dada la buena sensibilidad a los antifúngicos de C. lipolytica, la caspofungina y el voriconazol también son de utilidad para el tratamiento. A estos pacientes se les administró voriconazol, en el primer caso, y caspofungina, en el segundo; sin embargo, la fungemia solamente remitió tras la retirada del catéter, lo que confirma que la retirada del catéter es decisiva para la resolución de la fungemia y pone en evidencia el escaso poder patógeno de C. lipolytica. En los casos descritos en la literatura médica, los pacientes evolucionan favorablemente tras la retirada del catéter y se observa una persistencia de la fungemia en los pacientes tratados con antifúngicos que mantienen el catéter1,2,9. Este hecho se ha relacionado con la producción de biopelículas por C. lipolytica, con la consiguiente incapacidad de penetración de los antifúngicos4. Algunos autores han descrito valores de CMI altos para el fluconazol en cepas de C. lipolytica8,9, aunque en este caso las 2 cepas mostraron una excelente sensibilidad.
El hecho de que C. lipolytica se haya descrito escasamente en clínica podría deberse a la dificultad de algunas cepas para desarrollarse a entre 35 y 37°C. Su incapacidad de crecer en determinados medios de hemocultivo también aconsejaría la utilización de medios micológicos para el hemocultivo5. Esta levadura se considera patógena emergente, ya que la producción de verdaderas hifas es un factor importante para facilitar la adherencia y la colonización de catéteres1,3,4. Las infecciones ocurren en pacientes con factores de riesgo, pero sobre todo en portadores de catéteres. La utilización de antifúngicos en estos pacientes debe asociarse siempre a la retirada del catéter.
Declaración de los autoresLos autores que firman este manuscrito no tienen conflictos de interés. Los autores que firman este manuscrito no tienen conflictos de interés.
Autor para correspondencia.