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Vol. 21. Núm. 1.
(enero - marzo 2023)
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Vol. 21. Núm. 1.
(enero - marzo 2023)
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Actitudes sexuales y violencia en estudiantes de la Universidad de Huelva
Sexual attitudes and violence in students of the University of Huelva
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Antonio Daniel García-Rojasa, M. Amor Espinosa Garcíab,
Autor para correspondencia
amorespinosa@cop.es

Autor para correspondencia.
, M. Soledad Palacios Gálvezc
a Departamento de Pedagogía, Facultad de Educación, Psicología y Ciencias Deportivas, Huelva, España
b Departamento de Psicología, Puerto Real (Cádiz), España
c Centro de Investigación sobre Pensamiento Contemporáneo e Innovación para el Desarrollo Social (COIDESO), Universidad de Huelva, Huelva, España
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Estadísticas
Resumen
Introducción

Las actitudes sexuales están relacionadas con las normas y costumbres que se consideran adecuadas según la época en la que se vive; suelen ser más restrictivas para las mujeres.

Objetivo

El objetivo de este estudio es analizar de qué forma las actitudes sexuales (erotofilia-erotofobia y doble moral sexual) pueden predisponer hacia la violencia sexual (actitudes favorables a la violación).

Material y métodos

La muestra está formada por 868 estudiantes de la Universidad de Huelva (723 mujeres y 145 hombres), con edades comprendidas entre los 17 y los 57 años. Se ha utilizado la Escala de Doble Moral, la Escala de Actitud Favorable a la Violación y la Encuesta Revisada de Opinión Sexual.

Resultados

Las personas que se muestran más erotofílicas son las bisexuales (x̄=99,10) y las personas que se consideran de izquierda en política (x̄=96,91). Las puntuaciones más altas en doble moral las obtienen los hombres (x̄=18,50), estudiantes de máster (x̄=18,58), asexuales (x̄=20,50) y personas que se consideran de centro (x̄=18,24). En cuanto a actitudes favorables a la violación, se destacan los hombres (x̄=37,72), heterosexuales (x̄=33,29) y personas que se consideran de derecha (x̄=37,35). Las diferencias encontradas entre los grupos son estadísticamente significativas.

Conclusiones

Se confirma que las actitudes sexuales pueden predisponer a la violencia sexual, lo que muestra la necesidad de seguir trabajando en esta línea para así fomentar experiencias sexuales placenteras.

Palabras clave:
Actitudes sexuales
Doble moral
Actitud favorable a la violación
Erotofilia
Violencia sexual
Abstract
Introduction

Sexual attitudes are related to the norms and customs that are considered appropriate according to the era in which one lives, usually showing themselves more restrictive for women.

Objective

The aim of this study is to analyze how sexual attitudes (erotophilia-erotophobia and sexual double standards) may predispose to sexual violence (attitudes in favor of rape).

Material and methods

The sample consisted of 868 students from the University of Huelva (723 women and 145 men), aged between 17 and 57 years. The Double Moral Scale, the Rape Favorable Attitude Scale and the Revised Sexual Opinion Survey were used.

Results

People who are more erotophilic are bisexuals (x̄=99.10) and people who consider themselves left-wing in politics (x̄=96.91). The highest double standards scores are obtained by men (x̄=18.50), master's students (x̄=18.58), asexuals (x̄=20.50) and people who consider themselves centrist (x̄=18.24). In terms of pro-rape attitudes, men (x̄=37.72), heterosexuals (x̄=33.29) and people who consider themselves right-wing (x̄=37.35) stand out. The differences found between the groups are statistically significant.

Conclusions

It is confirmed that sexual attitudes can predispose to sexual violence, which shows the need to continue working in this line in order to promote pleasurable sexual experiences.

Keywords:
Sexual attitudes
Double standards
Rape supportive attitude
Erotophilia
Sexual violence
Texto completo
Introducción

Las actitudes sexuales están relacionadas con las normas y costumbres que se consideran adecuadas en la sociedad. Algunas conductas sexuales han sido valoradas de forma diferente según el sexo de la persona que las realiza1. Un factor que tener en cuenta en las actitudes sexuales es la educación sexual, ya que, a través de esta, uno de los aspectos que se trabaja es el promover que las personas se comuniquen con la pareja de forma adecuada en lo que respecta al consentimiento sexual, lo que reduciría las agresiones sexuales y garantizaría experiencias sexuales más placenteras2.

Tener una actitud positiva sobre el consentimiento sexual parece estar asociado a otras actitudes y comportamientos sexuales beneficiosos, lo que ayuda a reducir la posibilidad de tener relaciones sexuales no consentidas2. Por lo tanto, una educación sexual integral y de buena calidad ayudaría a formar actitudes positivas hacia el consentimiento, promoviendo encuentros sexuales placenteros.

Entre otras actitudes, se destacan las relacionadas con la evaluación de la sexualidad pertenecientes a la dimensión erotofilia-erotofobia. Según esta dimensión, las personas que obtengan alta puntuación en erotofobia tendrán respuestas más negativas hacia el sexo y, por tanto, podrán mostrar señales de evitación, mientras que las que puntúen alto en erotofilia tendrán respuestas más positivas hacia este y se podrá evidenciar un acercamiento más generalizado hacia la sexualidad3.

En un estudio realizado con más de 5.000 estudiantes universitarios, se demuestra que se siguen manteniendo actitudes sexuales más restrictivas para las mujeres que para los hombres4. En relación con esto, aparece la doble moral sexual, la cual alude a la diferente valoración que se ofrece sobre la conducta sexual en función de quien la lleve a cabo, hombre o mujer, con la idea de que los hombres tienen más libertad sexual que las mujeres5. La doble moral, por tanto, asume una mayor libertad para el hombre que para la mujer en cuanto al sexo, a la existencia de múltiples parejas sexuales, al inicio sexual a edades tempranas o a las relaciones sexuales exentas de compromiso. También abarca la existencia de creencias y actitudes que puedan justificar el uso de la violencia en el entorno de las relaciones sexuales heterosexuales por parte del hombre1.

Una de las múltiples manifestaciones de la doble moral sexual es el uso de la agresividad, e incluso de la violencia, por parte del hombre en las relaciones heterosexuales. Se entiende que la presencia de este tipo de actitudes puede potenciar o promover las conductas violentas contra las mujeres1. Igareda y Bodelón6 señalan que aquellas mujeres que viven su vida sexual libremente se convierten en objeto de críticas y en las principales víctimas de violencia sexual. Esto podría estar relacionado con los altos porcentajes de violencia de género registrados, con un total de 1.033 asesinatos entre 2003 y 20197. Y más concretamente, con la violencia sexual.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la violencia sexual es «todo acto sexual, tentativa de este, comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otra forma la sexualidad de una persona mediante la coacción de otra, independientemente de la relación de esta con la víctima, y en cualquier ámbito, incluyendo el hogar y el lugar de trabajo»8. La OMS9 estima que el 35% de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia sexual por parte de un compañero sentimental o por parte de otra persona en algún momento de su vida. En el estudio llevado a cabo por la Agencia Europea de los Derechos Fundamentales10 sobre violencia de género contra las mujeres (basado en entrevistas realizadas a 42.000 mujeres en los 28 Estados miembros de la Unión Europea), los resultados muestran que una de cada 20 mujeres europeas (5%) ha sido violada alguna vez desde que tenía 15 años, y que el 4% de las mujeres españolas afirma haber sufrido violencia sexual por parte de su pareja (actual o pasada). En un informe de la Fundación Jean Jaurés11, en el que han participado 6.025 mujeres de Italia, Francia, Alemania, Reino Unido, EE. UU. y España, los autores exponen que el 48% de las mujeres europeas y el 45% de las estadounidenses ha sufrido algún tipo de violencia sexual —como rozamientos, tocamientos sexuales no deseados o una agresión sexual— a lo largo de su vida. En todos los casos, las más vulnerables son las menores de 25 años. En nuestro país, el Ministerio de Interior12 informa que, en 2018, las denuncias contra la libertad sexual fueron 13.811, un 18,8% más que en 2017 (que fueron 11.692). De estas, 1.702 fueron agresiones sexuales con penetración, unas 1.900 fueron agresiones sin penetración; más de un millar fueron abusos con penetración y más de 6.000 fueron abusos sin penetración. Esto supone que en España se denuncia una violación cada 6h. En un estudio de Cruz realizado en España13, con una muestra de mujeres víctimas de agresión sexual, los datos revelan que el agresor era un desconocido en el 31,2% de los casos y una persona conocida en el 68,9% (un amigo el 18,2%; un conocido de horas el 19,5%; un compañero de trabajo el 10,4%; un miembro de la familia de la víctima el 5,2%; la pareja el 10,4% y un vecino el 5,2%).

En relación con la definición de la OMS sobre violencia sexual, las actitudes favorables hacia la violación sexual son las opiniones estereotipadas negativas o creencias incorrectas sobre la violación, víctimas de la violación o violadores14. En este caso, las diferencias entre hombres y mujeres son muy pronunciadas, y es mucho mayor el porcentaje de hombres que asumen estas actitudes. Se destaca la idea, existente en ambos sexos, de que la violación es consecuencia de un deseo incontrolable de sexo. Por otra parte, también sorprende que el 14,4% de las mujeres del estudio realizado con universitarios españoles (151 hombres y 249 mujeres) estén de acuerdo en que uno de los factores que determina la existencia o no de la violación es el grado de oposición mostrado por la mujer1. Y según se evidencia en el informe publicado por la Delegación del Gobierno para la violencia de género en 201815, en el que se analiza la percepción social de la violencia sexual en España, el 38,4% de los varones y el 30% de las mujeres sigue justificando al agresor sexual por motivos de alguna enfermedad mental.

El objetivo del presente trabajo es analizar de qué forma las actitudes sexuales pueden estar relacionadas con la violencia sexual. Para ello se plantearon las siguientes hipótesis: 1) aquellas personas que presenten actitudes más positivas hacia la sexualidad presentarán más actitudes negativas hacia la violencia sexual; 2) las mujeres, que tradicionalmente presentan actitudes más positivas hacia la sexualidad, presentarán menos actitudes de doble moral que los hombres.

Material y métodosParticipantes

La muestra estuvo compuesta por 868 estudiantes de la Universidad de Huelva, de los que el 83,29% (723) eran mujeres y el 16,71% (145) hombres. La media de edad fue de 23,06 años, con una desviación típica de 5,5; el más joven tenía 17 años y 57 años la persona de más edad. Respecto a los estudios que cursaban en la universidad en el momento de participar en la investigación, el 25,81% (224) afirmaban estudiar Magisterio; el 24,88% (216) afirmaba estudiar Psicología; el 20,97% (182) estudiaba Educación Social; el 3% (26) afirmaba estudiar un máster; el 2,30% (20) afirmaba estudiar Ciencias de la Actividad Física y del Deporte; otro 2,30%, Trabajo Social; el 1,73% (15), Fisioterapia; el 0,69% (6), Enfermería y el 18,32%, otras titulaciones. Respecto a su orientación sexual, el 79,84% (693) afirmaba ser heterosexual; el 15,09% (131), bisexual; el 4,84% (42), homosexual y el 0,23% (2), asexual. Finalmente, también se les consultó por su orientación política: el 53,57% (465) afirmó tener una ideología de izquierda; el 13,59% (118) tener una ideología de centro; el 8,99% (78) tener una ideología de derecha y el 23,85% (207) afirmaba no interesarse por la política.

Instrumentos

Se pasó un cuestionario a las personas participantes, que incluía, además de variables sociodemográficas, las siguientes escalas:

La Escala de Doble Moral (Double Standard Scale, DSS)16 está formada por 10ítems, cada uno de los cuales se contesta con una escala tipo Likert desde 1 (totalmente de acuerdo) hasta 5 (totalmente en desacuerdo)1. La puntuación total es la sumatoria de las obtenidas en los ítems. Las puntuaciones más elevadas indican una mayor aceptación de la doble moral sexual. El α de Cronbach fue de 0,719.

La Escala de Actitud Favorable a la Violación (AFV) (Rape Supportive Attitude Scale)17 consta de 20 ítems que evalúan creencias acerca de la violación, violadores y víctimas. Se contesta con una escala de tipo Likert desde 1 (muy en desacuerdo), hasta 5 (absolutamente de acuerdo)1. Respecto a la corrección, se suma el total de las puntuaciones obtenidas en los ítems. Las puntuaciones más elevadas muestran una actitud más justificadora de la violencia sexual. El α de Cronbach fue de 0,781.

La Encuesta Revisada de Opinión Sexual (EROS)3 es una adaptación del cuestionario original Sexual Opinion Survey, validado en España. Mide el concepto erotofobia-erotofilia, entendiendo la primera como la disposición aprendida a responder ante estímulos sexuales desde un polo negativo y la segunda desde un polo positivo. Por tanto, quienes puntúen alto en erotofobia tenderán a responder con actitudes más negativas a estímulos sexuales, calificándolos de forma negativa e intentando evitarlos. Por otra parte, quienes puntúen alto en erotofilia responderán con actitudes más positivas a estímulos sexuales, evaluándolos de forma positiva y buscarán dichos estímulos3.

El cuestionario consta de 20 ítems, los cuales se contestan con una escala de tipo Likert, de 1 (totalmente en desacuerdo) a 7 (totalmente de acuerdo). Respecto a la corrección, se suman los ítems directos (1, 3, 4, 6, 7, 8, 9, 10, 16, 17 y 20), al total se le resta la suma de los ítems inversos (2, 5, 11, 12, 13, 14, 15, 18 y 19) y al resultado se le suma 52, por lo que las puntuaciones oscilarán entre 0 (máxima erotofobia) y 120 (máxima erotofilia)3. El α de Cronbach fue de 0,817.

Procedimiento

El estudio se puede definir, según Del Río et al.18, como un estudio ex post facto retrospectivo. Se realizó un muestreo no probabilístico entre el alumnado de la Universidad de Huelva. La participación en el estudio fue voluntaria y se captó al alumnado a través de las clases, de correo electrónico y mediante bola de nieve. El alumnado debía acceder a un enlace que se le facilitaba para que contestara a los cuestionarios de forma remota. Los resultados se volcaban en una base de datos de acceso solo permitido para la autora de correspondencia.

Análisis de datos

En primer lugar, se realizó la prueba de Kolmogorov-Smirnov, para verificar si la muestra se ajustaba a una distribución normal. Posteriormente se calcularon los estadísticos descriptivos (media y desviación típica) para describir adecuadamente la muestra y los resultados en los diferentes cuestionarios. Para el contraste de las hipótesis de la investigación, se utilizó la prueba de Kruskal-Wallis para analizar la diferencia en las puntuaciones entre diferentes grupos, se calculó la correlación bivariada rho de Spearman y la prueba U de Mann-Whitney. Todos estos cálculos se realizaron con el programa IBM© SPSS© versión 24. Por último, se calculó la potencia estadística y el tamaño del efecto a través del programa G*Power19.

ResultadosContraste del supuesto de normalidad

Para decidir qué tipo de pruebas aplicar a los datos de la muestra (paramétricas o no paramétricas), se realizo en primer lugar el contraste del supuesto de normalidad de los datos de cada uno de los cuestionarios utilizados, a través de la prueba de Kolmogorov-Smirnov. Los resultados indicaron que la muestra no cumplía el supuesto de normalidad en ninguno de los cuestionarios utilizados (DSS: 0,185, p=0,000; AFV: 0,130, p=0,000; EROS: 0,074, p=0,000), por tanto, se utilizaron pruebas no paramétricas para el contraste de las hipótesis del estudio.

Análisis descriptivo y contraste de hipótesis

Con relación a las puntuaciones obtenidas por los hombres y las mujeres, se observa (tabla 1) que las mujeres obtienen una menor puntuación en la DSS y de AFV y una mayor puntuación en la escala EROS, lo que indica que las mujeres presentan una actitud sexual más erotofílica, menos conductas de doble moral y menos actitudes favorables hacia la violación. Con relación al tipo de titulación que estudian los participantes, las personas que tienen una mayor puntuación en doble moral es el alumnado de máster, los que tienen una actitud más favorable hacia la violación son las personas que estudian otras titulaciones, seguidas de las de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Las personas más erotofílicas son las que estudian Enfermería (todas las diferencias son significativas según la prueba de Kruskal-Wallis: DSS, 0,003; AFV, 0,000; EROS, 0,000). Respecto a la orientación sexual, las personas que presentan una mayor doble moral son las que se definen como asexuales, las que presentan actitudes más favorables hacia la violación son las que se definen como heterosexuales y las que presentan actitudes más erotofílicas son las que se definen como bisexuales (las diferencias son significativas, según la prueba de Kruskal-Wallis, en el cuestionario AFV y EROS: DSS, 0,113; AFV, 0,000; EROS, 0,000). Por último, en cuanto a la orientación política, los que presentan una mayor doble moral son los que se definen de centro, los que tienen actitudes más favorables hacia la violación son los que se definen de derechas y los que tienen actitudes más erotofílicas son los que se definen de izquierda (todas las diferencias son significativas según la prueba de Kruskal-Wallis: DSS, 0,009; AFV, 0,000; EROS, 0,006).

Tabla 1.

Datos descriptivos por cuestionarios

  DSSAFVEROS
  Media  DT  Media  DT  Media  DT 
Sexo
Mujer (n=723)  16,93  3,92  31,77  10,30  94,83  14,78 
Hombre (n=145)  18,50  5,10  37,72  14,52  93,66  13,15 
Titulación
CAFD (n=20)  15,80  3,99  35,75  11,62  96,35  9,66 
Educación Social (n=182)  16,79  3,88  30,55  10,10  95,56  15,11 
Enfermería (n=6)  15,67  2,73  25,50  5,72  106,17  13,59 
Fisioterapia (n=15)  15,40  2,16  27,93  6,62  102,33  6,45 
Magisterio (n=224)  17,12  3,95  34,21  10,46  90,26  14,07 
Máster (n=26)  18,58  4,93  30,62  11,25  99,58  13,01 
Psicología (n=216)  16,97  3,89  30,98  9,99  97,33  12,95 
Trabajo Social (n=20)  18,30  5,41  33,30  12,67  98,90  12,47 
Otra (n=159)  18,11  4,89  36,34  14,32  93,36  16,23 
Orientación sexual
Asexualidad (n=2)  20,50  9,19  23,50  3,54  34,50  12,02 
Bisexualidad (n=131)  16,67  4,04  30,20  11,81  99,10  13,43 
Heterosexualidad (n=693)  17,34  4,24  33,29  11,11  93,80  14,31 
Homosexualidad (n=42)  16,36  3,22  32,55  12,55  97,38  12,90 
Orientación política
NS/NC (n=207)  17,23  4,09  34,95  11,92  91,00  16,63 
Izquierda (n=465)  16,89  4,00  30,39  9,07  96,91  13,04 
Centro (n=118)  18,24  5,04  35,29  14,72  93,84  14,20 
Derecha (n=78)  17,33  3,79  37,35  12,74  91,96  15,09 

AFV: Cuestionarios de Actitudes Favorables hacia la Violación; CAFD: Ciencias de la Actividad y Física del Deporte; DSS: Escala de Doble Moral; DT: desviación típica; EROS: Encuesta Revisada de Opinión Sexual; NS/NC: no sabe, no contesta.

Para el contraste de la primera hipótesis se realizaron 2pruebas. La primera fue una correlación bivariada no paramétrica (rho de Spearman) para analizar la relación entre las puntuaciones de los diferentes cuestionarios. Los resultados señalan (tabla 2) que hay una correlación negativa entre las actitudes erotofílicas, la doble moral y las actitudes favorables hacia la violación, y que existe una correlación positiva entre la doble moral y las actitudes favorables hacia la violación. Todas las correlaciones son significativas al 0,01. En segundo lugar, se calcularon los percentiles 25 y 75 obtenidos por los participantes en el cuestionario EROS, para de esa forma dividir la muestra en 2grupos: aquellas personas que presentan más actitudes positivas hacia la sexualidad y aquellas que presentan actitudes más negativas hacia la sexualidad (puntuaciones altas y bajas en erotofilia). Una vez calculados ambos percentiles, los participantes se dividieron en 3grupos, los de alta puntuación, los de puntuación media y los de baja puntuación. Finalmente se contrastaron las diferencias en los cuestionarios de Doble Moral y de AFV entre los grupos de alta y baja erotofilia, utilizando la prueba no paramétrica U de Mann-Whitney (tabla 3). Se puede observar que todas las diferencias son significativas: las personas con actitudes más positivas hacia la sexualidad tienen menos tendencia a la doble moral y menos actitudes favorables hacia la violación, lo que confirma la hipótesis 1.

Tabla 2.

Correlación bivariada Rho de Spearman entre los resultados de los cuestionarios

  EROS  DSS 
DSS  Coeficiente de correlación  –0,121   
  Sig. (bilateral)  0,000   
AFV  Coeficiente de correlación  –0,170  0,310 
  Significación (bilateral)  0,000  0,000 

AFV: Cuestionarios de Actitudes Favorables hacia la Violación; DSS: Escala de Doble Moral; EROS: Encuesta Revisada de Opinión Sexual.

Tabla 3.

Puntuaciones medias y prueba U de Mann-Whitney, en función de las actitudes sexuales

  EROS  DSS  AFV     
  Media (DT)    p    p 
EROS           
Grupo de alta puntuación (n=226)  110,85 (4,31)  16,53 (3,78)  0,000  30,99 (10,94)  0,000 
Grupo de baja puntuación (n=235)  76,16 (11,11)  17,86 (4,83)    36,36 (13,69)   

AFV: Cuestionarios de Actitudes Favorables hacia la Violación; DSS: Escala de Doble Moral; EROS: Encuesta Revisada de Opinión Sexual; p: resultado prueba U de Mann-Whitney.

Para el contraste de la segunda hipótesis se calcularon las puntuaciones medias en los diferentes cuestionarios en función del sexo de la persona participante. Por último, se contrastó la diferencia entre los grupos mediante la prueba no paramétrica U de Mann-Whitney (tabla 4). Se puede observar que la puntuación media en el cuestionario de Doble Moral en el grupo de mujeres es menor a la puntuación media del grupo de hombres, lo que es un indicador de menor existencia de doble moral en las mujeres, con una diferencia significativa. Por otro lado, en el grupo de mujeres, la puntuación media en el cuestionario EROS no es significativa, en el cuestionario de actitudes favorables hacia la violación la puntuación es menor que en el grupo de hombres y, en este caso, la diferencia sí es significativa. Estos resultados confirman la hipótesis 2.

Tabla 4.

Puntuaciones medias y desviaciones típicas en los cuestionarios en función del sexo y prueba U de Mann-Whitney

  Mujer (n=723)  Hombre (n=145)  p 
EROS  94,83 (14,78)  93,66 (13,15)  0,126 
DSS  16,93 (3,92)  18,50 (5,10)  0,000 
AFV  31,77 (10,30)  37,72 (14,52)  0,000 

AFV: Cuestionarios de Actitudes Favorables hacia la Violación; DSS: Escala de Doble Moral; EROS: Encuesta Revisada de Opinión Sexual; p: resultado prueba U de Mann-Whitney.

Por último, cabe señalar que se calculó la potencia estadística para este estudio: se obtuvo una puntuación de 0,95, con un tamaño del efecto de 0,326.

Discusión

El objetivo de este estudio era analizar si se da una relación entre determinadas actitudes sexuales (como la erotofilia-erotofobia y la doble moral sexual) con las actitudes favorables hacia la violencia sexual (concretamente, las actitudes hacia la violación). Los resultados muestran que sí existe esta relación, además de hallarse diferencias en función del sexo y otras variables, como la ideología política y la orientación sexual.

Los resultados muestran que quienes puntúan más alto en doble moral sexual también muestran actitudes más favorables hacia la violación. Hay estudios, como el de Moyano et al.20, en los que se analiza la relación existente entre la doble moral y las actitudes favorables hacia la violación, y en los que se afirma que los varones agresores puntuaban más alto en doble moral sexual y actitudes más positivas hacia la violación. Del mismo modo, los resultados indican que las actitudes hacia la violencia son más importantes que las creencias no igualitarias. En esta línea de trabajo, también se destaca el de Sierra et al.21, en el cual se da importancia a la doble moral en la explicación de las actitudes favorables hacia la violación. Sin embargo, la bibliografía que relaciona estas 2variables con actitudes favorables hacia la sexualidad (erotofilia-erotofobia) es escasa. Por ello, el motivo de este estudio es analizar de qué forma las actitudes sexuales están relacionadas con la violencia sexual.

Otros estudios muestran que los hombres son más propensos a respaldar la doble moral sexual que las mujeres1, coincidiendo con los resultados del presente estudio, ya que quienes puntuaban más alto en doble moral eran los varones y las personas de ideología de centro. Según el tipo de estudios cursados, se observa que las personas que están realizando un máster son las que puntúan más alto en doble moral, lo cual puede estar relacionado con la edad, ya que estos, generalmente serán los más mayores de entre todos los sujetos de la muestra. Al relacionar la doble moral con la orientación sexual y la orientación política, se observa que son los asexuales y los que se consideran de centro los que puntúan más alto en esta variable, pero no se ha podido comparar con estudios, debido a no haberse encontrado bibliografía al respecto.

En cuanto a la dimensión erotofilia-erotofobia, se muestra que no hay diferencias de sexo, a diferencia de lo que muestran otros estudios, como el de Del Río et al.3, en el que se afirma que son los hombres quienes puntúan más alto en erotofilia. En este estudio, también se analiza la relación de la orientación sexual, el vivir en pareja y la orientación política con dicha dimensión (erotofilia/erotofobia). Los resultados de nuestro estudio sí coinciden con los de Del Río et al.: las personas bisexuales y las que se consideran de izquierda son quienes puntúan más alto en erotofilia. Por otro lado, se observa que los estudiantes de Enfermería son los que se muestran más erotofílicos. Estos resultados no se comparan con otros estudios, debido a que no se ha encontrado bibliografía sobre ello.

Por último, en la actitud favorable hacia la violación, en cuanto al sexo, las puntuaciones más altas las tienen los hombres, lo cual puede estar justificado por varios factores: hipermasculinidad, identidad sexual, dominación, la masculinidad conservadora y la devaluación de las emociones, las cuales contribuyen significativamente a la actitud de apoyo a la violación22. Respecto a la orientación sexual, los resultados muestran que los heterosexuales tienen actitudes más favorables hacia la violación, coincidiendo con lo que afirman algunos estudios1, aunque en estos se refieren en concreto a hombres heterosexuales. Por otro lado, son las personas que pertenecen a la categoría «Otra titulación», seguidas de los estudiantes de Actividades Físicas y del Deporte las que tienen las puntuaciones más altas según los estudios cursados, y las que se consideran de derecha según la orientación política, las que tienen las puntuaciones más altas, no habiéndose podido comparar con otros estudios debido a no haber encontrado investigaciones que relacionen estas variables.

En un estudio en el que el objetivo era explorar las variables que se asocian y que mejor predicen la agresión sexual en una muestra de adolescentes, se demostró que los agresores sexuales tienen menos creencias de igualdad de género y más actitudes de apoyo hacia la violación20. Teniendo en cuenta esto y siendo el consentimiento sexual un aspecto necesario para que no se produzcan las agresiones sexuales, se puede observar de forma clara la importancia de la educación sexual, ya que esta podría evitar factores que propician la violencia sexual, tal y como muestra la literatura al respecto2.

Este estudio, a pesar de que la muestra es amplia, tiene limitaciones que hay que tener en cuenta. Se destaca que las personas participantes fueron seleccionadas por muestreo no probabilístico, por lo que no se ha permitido que todos los miembros de la población objetivo tengan las mismas oportunidades de selección, y se ha utilizado una encuesta en línea, lo que indica que tienen que disponer de acceso a un dispositivo electrónico e Internet para hacerlo. Además de esto, se realizó con una población en concreto, estudiantes de la Universidad de Huelva, por lo que hay que tener en cuenta dichas limitaciones para generalizar los resultados.

Por último, teniendo en cuenta las limitaciones y la ausencia de estudios en ciertos temas, se proponen como líneas de trabajo futuro el hacer investigaciones que analicen la relación entre edad y doble moral, la erotofilia y el tipo de estudios cursados, y la actitud favorable hacia la violación y la orientación sexual. Otra variable que tener en cuenta en el futuro sería el nivel de educación sexual de las personas. Si hubiera una relación clara entre la educación sexual, las actitudes sexuales y, por ende, la violencia sexual, se propondrían programas de intervención de educación sexual basados en la comunicación y el consentimiento, entre otras cuestiones, además de fomentar la erotofilia e igualdad de género.

Conclusiones

Las personas que muestran actitudes más positivas hacia la sexualidad que, en este caso, son las mujeres, estudiantes de enfermería, bisexuales y, en cuanto a la orientación política, los que se definen de izquierdas, son menos propensas a mostrar actitudes hacia la violencia sexual. Por tanto, el tener actitudes positivas hacia la sexualidad tiende a disminuir las actitudes favorables hacia la violencia sexual, lo que hace necesario promover una buena educación sexual que promueva este tipo de actitudes positivas hacia la sexualidad como medio para prevenir la violencia sexual.

Responsabilidades éticas

Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.

Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes.

Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.

Conflicto de intereses

Ninguno.

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