Bajo este título, en el marco del Congreso de la Sociedad Europea de Medicina Sexual (ESSM), hemos celebrado la Segunda Reunión "ASESA en...", como acto previo a las actividades del congreso propiamente dicho. Esta reunión tiene por objeto condensar, en una jornada de mañana, los temas relevantes que suscitan controversia o son novedosos, para tratarlos en un clima de proximidad y profundidad, en una reunión de los miembros de ASESA en la sede del Congreso de la ESSM.
Esta segunda edición ha contado con la participación de colegas portugueses y, a tenor de la acogida y la enriquecedora aportación, durante y al final de la reunión hicimos votos para que esta andadura solidaria se consolide en el futuro. Es nuestro deseo y compromiso. Las reuniones serán entonces "ASESA/SPA en...", y en el caso de 2008, "ASESA/SPA en Lisboa". Allí tenemos la próxima cita.
¿Cuál es el compromiso del médico?. La pregunta parece retórica, y la respuesta, obvia: cuidar de la salud de sus pacientes. Pues en este juego de retórica y obviedades se ha introducido la medicina sexual. El concepto es diferente al de sexualidad y, si me apuran, pone las bases para su óptima expresión. La sexualidad humana engloba aspectos relacionados con la salud, el placer, la religión, culturales, legales, etc. Nuestro compromiso, por tanto, es entender no sólo que la salud es imprescindible para la correcta expresión de la sexualidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya en 1948 establece que "el disfrute de los mejores estándares de salud posibles es uno de los derechos humanos fundamentales"1. Más adelante, en 1975 la propia OMS, acuña el termino salud sexual y, desde entonces, lo incorpora a los programas de salud pública que los países deben implementar, como un derecho humano básico2,3.
Pero hay 2 aproximaciones a la salud y la sexualidad. La salud es necesaria para una correcta expresión de la sexualidad y, a su vez, la sexualidad es expresión de una correcta salud. Y ahí es donde se emplaza la medicina sexual. Otrora entendidas como meras alteraciones de la psique; hoy, las disfunciones sexuales encuentran su explicación fisiopatológica y entran de lleno e el terreno "médico". Enfermedades cardiovasculares, alteraciones metabólicas, estilos de vida, hábitos tóxicos, disfunción eréctil, eyaculación prematura, síndrome metabólico o síndrome de déficit de testosterona, son términos que, a medida que se profundiza en el conocimiento, se van engarzando en una armonía cada vez más estrecha y van constituyendo un cuerpo de doctrina imposible de negar.
Por esto, en esta reunión hemos abordado temas tan sugestivos como el "Pene y el endotelio", "Inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5 (iFDE5) y el tracto urogenital" o "El síndrome metabólico y el experto en medicina sexual", que no hace sino materializar la interconexión entre salud y función sexual. Y, si me permiten, un paso más que hace todavía más importante nuestro compromiso: la disfunción sexual precede en ocasiones, lo bastante frecuentes como para tenerse en cuenta, a la expresión de alteraciones graves de la salud, como los episodios cardiovasculares. Investigar en la consulta acerca de estas posibles disfunciones es identificar, en su caso, las señales precoces de la amenaza a la salud de nuestros pacientes, y si es posible poder prevenirlas, y esto, como decíamos antes, es nuestro compromiso.