El déficit androgénico de inicio tardío en el varón, es una condición caracterizada por una declinación lenta y progresiva de la producción de testosterona asociada al envejecimiento, que puede ser significativa desde los 60-65 años. La disminución de esta hormona se debe a una reducción en el número y la actividad esteroidogénica de las células de Leydig del testículo y a una alteración de la secreción del GnRH hipotalámico. Entre los 25 y 75 años la testosterona total en sangre puede caer un 30% y si se usa el límite inferior de la normalidad de adultos jóvenes (300 ng/dl o 10,5 nM/L), aproximadamente un 20% de los hombres mayores de 60 años y un 50% de los mayores de 80 años tienen valores bajos de esa hormona.
Se aconseja medir testosterona total en sangre en varones mayores con síntomas y signos sugerentes de déficit androgénico y si se demuestra una disminución de esta hormona, medir además la testosterona libre y la proteína transportadora de hormonas sexuales (SHBG), para confirmar el diagnóstico. Dado que no hay una cantidad significativa de estudios de largo plazo, se recomienda ofrecer terapia con testosterona solamente a aquellos varones con síntomas específicos de un déficit androgénico, que tengan niveles persistentemente bajos de esa hormona y que no tengan una contraindicación al uso de andrógenos. El tratamiento con testosterona debe ser bien monitorizado por el médico y se aconseja mantener siempre que se asocie a beneficios clínicos demostrables y no se presenten efectos adversos.