La mortalidad global por cáncer solo muestra una mínima o nula reducción en países desarrollados, siendo un problema mayor en la salud pública mundial. El cáncer, las enfermedades cardio-vasculares y las de trauma, son las causas más frecuentes de mortalidad poblacional.
Chile no está ajeno a ello: nuestro país lidera a nivel Latinoamericano la mortalidad por esta enfermedad, con tasas aproximadas de ciento cincuenta eventos por cien mil habitantes. Tasas que probablemente se incrementarán, considerando variables no controladas como tabaquismo, obesidad y sedentarismo, donde nuestras políticas preventivas nacionales, pese a claros esfuerzos, han fracasado de manera categórica, situándonos también con ellas en un liderazgo americano indeseado.
Si bien, una evaluación basada en las cifras mencionadas podría parecer en extremo desalentador, no se debe subestimar una realidad inobjetable: los recientes avances en cáncer han sido simplemente impresionantes, tanto a nivel diagnóstico y terapéutico, pero particularmente en el entendimiento de sus procesos biológicos básicos, considerando especialmente lo complejo de esta enfermedad.
A modo de ejemplo, estrategias de tratamiento clásicas como quimioterapia, radioterapia en conjunto con cirugía han permitido reducciones muy significativas de la mortalidad en ciertos tipos de cáncer, inclusive en su fase más avanzada o metastásica, pudiendo definitivamente curar a más de un 70% de pacientes con tumores embrionarios, tumores en niños y cánceres de origen hematológico.
También se han logrado avances en la mejoría de la calidad de vida, prolongación de ésta y moderados incrementos en el porcentaje de curación de nuestros pacientes en algunos tipos de cáncer de mayor frecuencia, como mamario, ovárico, cérvico-uterino, colo-rectal, pulmonar y otros.
Sin embargo, es una realidad inobjetable que estos avances no se han reflejado aún en las neoplasias de mayor prevalencia, especialmente cuando los pacientes son diagnosticados en etapas avanzadas de enfermedad, como ocurre en países como Chile.
Ciertamente debemos modificar las actuales estrategias en cáncer, mejorando no sólo aspectos de prevención y diagnóstico precoz, sino que también progresar en el mejor entendimiento de lo que es esta enfermedad a nivel intracelular, integrando permanentemente los conceptos que el rápido avance de la investigación molecular y celular están continuamente aportando.
¿Podremos curar definitivamente esta enfermedad?Efectuando un análisis crítico de lo ocurrido en años recientes en la evolución del conocimiento médico, particularmente en cáncer y los procesos biológicos que lo causan, permiten responder a la pregunta con un categórico Sí.
Basamos nuestro optimismo en que el estudio de la información contenida en nuestros cromosomas está en su apogeo, existen grandes avances en tecnología bio-molecular y celular, donde se integran en forma continua nuevas técnicas de manipulación y secuenciación, permitiendo descifrar la información contenida en la célula.
Estos avances, solo recientemente, nos han permitido ser espectadores activos de algunos de los proyectos más ambiciosos en el campo bio médico en la historia de la humanidad… primero el Proyecto del Genoma Humano y luego el Proyecto “Atlas” del Genoma Tumoral, esfuerzos coordinados multicéntricos que completarán la caracterización comparativa de la información contenida en el Código Genético de la célula normal y enferma, información hasta estos momentos sólo parcialmente conocida.
Sin duda alguna el término de estos ambiciosos proyectos nos obligará a efectuar radicales cambios en nuestra comprensión de la ciencia médica, en cómo enseñarla y también en el “cómo” aplicarla a nuestros pacientes de una manera más asertiva, selectiva y exitosa, dando ya origen al concepto de “medicina personalizada”, que se refiere al enfoque clínico y tratamiento específico de cada paciente y su propia realidad molecular como génesis de su enfermedad.
Estamos por ende participando en una época privilegiada, en la que colaboramos en la construcción de puentes que unen tiempos donde hallazgos de la ciencia médica en la comprensión del cáncer eran tan impresionantes como impredecibles, a una era en que hallazgos aún más impresionantes comienzan a ser anticipados.
En esta número de la Revista Médica de Clínica Las Condes, dirigida a personas que trabajan en el ámbito preferentemente clínico, hemos pretendido dar sentido a todo lo ya mencionado, dando una visión actualizada de los aspectos epidemiológicos, moleculares, diagnósticos y terapéuticos, bajo un enfoque integrado, informado y multidisciplinario, de médicos y profesionales de la salud con reconocida experiencia y trayectoria a nivel nacional e internacional, y a quienes agradecemos especialmente su dedicación y esfuerzo. Esperamos con ello contribuir al rápido crecimiento del conocimiento de la oncología como especialidad básico – clínica, bajo un prisma dinámico y alentador; y encantar a las nuevas generaciones que tienen aún mucho que aportar en esta área de la medicina, de alta prevalencia en nuestro medio.
Para finalizar, independiente de los significativos avances ya mencionados, hemos querido dar en esta publicación un enfoque orientado a lo esencial en esta actividad, dedicándola con admiración y afecto a nuestros pacientes con cáncer y a su entorno familiar, quienes diariamente nos inspiran con sus vivencias, que nos honran con sus confianza, y que a pesar de nuestras limitaciones, nos permiten ver el sentido real de nuestro quehacer en salud… centrando el concepto de “humanidad” de manera destacada, siendo todo ello el principio fundacional del Centro Clínico del Cáncer de Clínica Las Condes.