La palabra «fronteras», en el contexto particular de este número de Revista Médica Clínica Las Condes, hace su énfasis en aquellas áreas en que la cardiología se imbrica y articula con otras disciplinas de la medicina. Especialmente con la medicina interna, como, asimismo, intenta significar que se aborda los conocimientos que se hallan en el frente de avance de la especialidad, con una mirada hacia el futuro, vanguardista y abierta a la innovación.
Si se reflexiona un poco más acerca del afán de plasmar en forma escrita lo que inicialmente fue una expresión oral, pueden encontrarse muchos antecedentes en la literatura. Por citar solo uno, en el libro de Jorge Luis Borges, Biblioteca Personal (1), puede leerse: «...Cristo es la figura más vívida de la memoria humana... Salvo aquellas palabras que su mano trazó en la tierra y que borró en seguida, no escribió nada. (También Pitágoras y el Buddha fueron maestros orales)». Es decir, es en buena medida a través de lo escrito por sus discípulos y seguidores que su figura ha llegado hasta nosotros tan vívida.
Sin embargo, hay una razón adicional por la cual nos hemos permitido, invitar a los autores a escribir sus respectivos artículos. Y esta es, que las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte y de morbilidad a nivel mundial. Roth y colaboradores (2) reportan que solo en el año 2015 hubo 19.9 millones de muertes de etiología cardiovascular (un tercio de todos los decesos ocurridos en el mundo aquel año). Por otra parte, también en el año 2015, 423 millones de personas en el mundo padecían de una enfermedad cardiovascular crónica o se encontraban invalidados por sus consecuencias. Las enfermedades cardiovasculares han dejado de ser un patrimonio exclusivo de las naciones más ricas del planeta (2,3). El estudio de Roth (2) muestra que actualmente se producen muchos más casos nuevos de estas afecciones en países cuyo producto interno bruto es intermedio o incluso bajo. Es decir, la transición epidemiológica desde las enfermedades infecciosas y las del binomio madre - hijo hacia aquellas crónicas, no transmisibles, ya ha ocurrido a un nivel global y mundial. Esta es una realidad abrumadora para muchas naciones que deberán reconsiderar cuidadosamente sus prioridades en atención de salud, en prevención sanitaria y sopesar cómo esta situación impactará sus respectivos crecimientos económicos (3).
La Organización de las Naciones Unidas, entre sus 17 objetivos globales para transformar nuestro mundo en un lugar mejor, se ha propuesto uno que nos atañe directamente. Se trata de lograr reducir la mortalidad por enfermedades crónicas no transmisibles en un tercio hacia el año 2030 (4). Entre ellas, las enfermedades cardiovasculares, representan la primera causa de muerte en muchos países, lo que se ve agravado a futuro por el envejecimiento poblacional y mayor sedentarismo.
Quiero dar las gracias a todos los autores que generosamente han contribuido con sus artículos y que han hecho posible este número de la revista y a los revisores, que con sus comentarios han enriquecido sus contenidos.
Anhelamos con este número, contribuir a la actualización de estos conocimientos y a mantener a nuestros lectores debidamente informados de los avances en cardiología. Pero muy especialmente, deseamos que los contenidos de este número les permita optimizar su práctica clínica para el mejor cuidado de sus pacientes.