La Hipertensión Arterial (HTA) continúa siendo un problema de Salud Pública relevante a nivel mundial. En Chile es la principal causa de morbimortalidad y el factor de riesgo de mayor carga atribuible para la patología cardiovascular isquèc)mica y el accidente cerebrovascular. En este artículo se revisa su prevalencia, el grado de conocimiento, el logro de su control y tratamiento, así como su riesgo atribuible analizando la carga de enfermedad y la pèc)rdida de años por discapacidad. Se presentan estudios del impacto de su inclusión en el AUGE, resultados de la intervención multidisciplinaria, su interacción con otros factores de riesgo cardiovascular y se comentan algunos aspectos de las actualizaciones de las guías internacionales para su manejo.
Hypertension (HT) remains as an important public health problem worldwide. In Chile constitutes the leading cause of morbidity and mortality and the risk factor with the highest attributable risk burden for ischemic heart disease and stroke. This article reviews HT¿s prevalence, degree of knowledge, achievement of its control and treatment. Also the risk burden of disease and disability loss years due to this pathology is analyzed. The results of studies after the inclusion of HT as explicit guaranteed health problem, multidisciplinary approach and its interaction with other cardiovascular risk factors is presented. Finally, some aspects of international updates guidelines for its management are discussed.
La Hipertensión Arterial (HTA) es considerada por la Organización Mundial de la Salud como la primera causa de muerte a nivel mundial, con cifras cercanas a 7 millones de personas al año. Afecta aproximadamente a uno de cada cuatro adultos y reduce la esperanza de vida entre 10 y 15 años 1,2.
Un reporte reciente de la American Heart Association (2014) establece que la HTA es el principal factor de riesgo poblacional porcentual para las enfermedades cardiovasculares, con un 40,6%, seguido por el consumo de tabaco (13,7%), la alimentación poco saludable (13,2%), la inactividad física (11,9%) y niveles de glicemia anormales (8,8%)3.
Esto es concordante con un estudio nacional de Lira, Kunstmann y cols. (2014) de seguimiento a 5 años de una población sana de más de 9.700 personas de la Región Metropolitana, donde la HTA se asoció al 49,9% de los eventos coronarios y al 64% de los accidentes cerebrovasculares ocurridos en el período, constituyèc)ndose en el factor de riesgo atribuible más relevante de carga de enfermedad para ambas patologías. A nivel poblacional esto se traduce en que la HTA fue responsable de 1 de cada 4 eventos coronarios y de 1 de cada 3 accidentes cerebrovasculares isquèc)micos en el período estudiado4.
Cifras similares encontraron Koch y cols. (2005) en el seguimiento de 893 personas que participaron en el Proyecto San Francisco (San Francisco de Mostazal) donde la HTA tuvo un riesgo atribuible poblacional porcentual, o fracción etiológica extrapolable, de 56,6% para eventos cardiovasculares5.
GRADO DE CONOCIMIENTO DE LA ENFERMEDAD: EL ENEMIGO SILENCIOSOLa HTA corresponde a un problema de Salud Pública de envergadura, ya que es una enfermedad crónica que no da síntomas, lo que dificulta su diagnóstico. Se calcula que alrededor de un 40% a 50% de los hipertensos desconocen que la padecen, lo que imposibilita su tratamiento precoz. En la Encuesta Nacional de Salud Chile (ENS 2003) sólo el 63% de la población de pacientes adultos con presión arterial alta conocía su condición6.
Esto es similar a lo encontrado por Fasce y cols. en una muestra de más de 8.000 personas de la VIII Región evaluada en dos períodos, 1988 y 2004, donde el grado de conciencia se mantuvo estable; de 66.9% de hipertensos que conocía su condición en 1988 a 66,6% en 20047.
Por su parte, Lira, Kunstmann y cols. (2002) en una población de 12.190 personas aparentemente sanas de 26 comunas de la Región Metropolitana (Estudio RICAR) encontraron que el grado de conocimiento de sus cifras de presión arterial (PA) fue alarmantemente baja: 8127 personas (67,2%) no conocían sus valores de PA y 168 personas (4,4%) que conocían sus cifras de PA no sabían si èc)stas eran normales o anormales. Por otra parte, del total de personas con cifras de presión arterial elevada, el 31,2% declaró saber que eran hipertensos, lo que evidenció que no estaba controlada8.
PREVALENCIA, TRATAMIENTO Y GRADO DE CONTROL DE LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL EN CHILEEn Chile, la Encuesta Nacional de Salud (ENS) 2003 encontró una prevalencia de HTA de 33,7%, es decir uno de cada tres adultos la presenta. Si bien en la ENS 2009 • 2010 esta cifra fue levemente inferior (26,9%), el análisis por grupos de edad mostró un aumento sostenido; desde el 13% en el grupo de 25 a 44 años, un 43,8% entre los 45 a 64 años (3 veces más que el grupo anterior), hasta una prevalencia de 74,6% en los adultos de 65 años y más, lo que corresponde a 3 de cada 4 adultos mayores6,9.
Esta misma tendencia se observa en grupos específicos como el estudio de Navarrete y cols. (2012) en una comunidad Pehuenche de 4.000 personas donde hubo una prevalencia de 24,5% de HTA. Su hallazgo más importante fue el aumento progresivo de la prevalencia por grupo etáreo; desde 2% en sujetos de 15 a 24 años hasta 70,5% en mayores de 65 años (p 0,001)10.
Si consideramos que se proyecta que el Índice de Envejecimiento* en Chile 1975 a 2050 aumentará de 21,4 a 131,9, se refuerza la importancia de efectuar acciones para mejorar su diagnóstico y tratamiento11.
En relación con el grado de control de la HTA, la ENS 2003 mostró que el 44% de los hipertensos estaba recibiendo tratamiento, pero sólo un 22% de ellos presentaba cifras de presión controladas. Existen otras series nacionales que han evaluado aspectos similares.
Fasce y cols.7 en su población de la VIII Región encontraron un aumento de la prevalencia de HTA de 18,6% en 1988 a 21,7% en 2004 (correspondiente a un 16,6%). Sin embargo el porcentaje de hipertensos tratados aumentó de 35,6% a 59,9% (aumento del 68,2%), logrando tambièc)n un mejor control de la enfermedad, de 7,5% a 30,7% (lo que corresponde a un incremento del 309%). A nivel de la Región Metropolitana en el año 2005 existía una prevalencia de HTA levemente inferior que en la VIII Región (23,8%). De ellos, un 43% estaba en tratamiento, pero en sólo el 20,6% la HTA estaba controlada.
Por su parte, el estudio RICAR encontró una prevalencia de HTA de 25%. De ellos, el 61% estaba en tratamiento, sin embargo sólo el 24% tenía su presión arterial controlada y el 30% había asistido a control en los últimos seis meses12.
Un subestudio de esta población reveló otro dato interesante sobre los mèc)todos para estimar la prevalencia de HTA a travèc)s del dato referido (muy frecuente en encuestas) y su diferencia al efectuar la medición de la presión arterial. Un 18,2% y un 15,6% refirieron incorrectamente como normales su Presión Arterial Sistólica (PAS) y su Presión Arterial Diastólica (PAD), respectivamente13.
HIPERTENSIÓN ARTERIAL: CARGA DE ENFERMEDAD Y FACTOR DE RIESGO DE PATOLOGÍA CARDIO Y CEREBROVASCULAR A NIVEL NACIONALLa HTA es considerada uno de los tres factores de riesgo más relevantes de patología cardiovascular (como el infarto agudo al miocardio) y cerebrovascular (accidente cerebrovascular), y representa el 9.4% del total de las consultas realizadas en el nivel primario de atención de salud14,15.
El Estudio de Carga de Enfermedad y Carga Atribuible 2007 en Chile, que estima la carga de enfermedad usando el indicador Años de Vida Ajustados por Discapacidad (AVISA) y la contribución de los factores de riesgo en la carga de enfermedad (Carga Atribuible), evidenció que la principal causa específica de AVISA en ambos sexos era la Enfermedad Hipertensiva del Corazón. Otras causas cardiovasculares relevantes de AVISA fueron las Enfermedades Cerebrovasculares y la Enfermedad Isquèc)mica del Corazón, para las cuales la HTA tambièc)n es un Factor de Riesgo relevante11,16.
Esta información es concordante con la alta prevalencia de HTA (62,7%) encontrada en el Registro Nacional de Síndromes Coronarios Agudos, del grupo GEMI de la Sociedad Chilena de Cardiología, que incluyó más de 600 pacientes de 15 centros de salud en Chile17.
La mortalidad atribuible a la presión arterial del estudio AVISA ocupó el primer lugar, siendo responsable de cerca de 13.000 muertes, seguido por el consumo de sal (10.000 muertes) y el consumo de alcohol (8.000 muertes). Mirado desde la perspectiva de la prevención (Carga Evitable) si se lograra la disminución de 4mmHg en la presión sistólica se evitarían 1.254 muertes anuales y 35.281 AVISA11.
Finalmente, los meta análisis internacionales que avalan las guías clínicas de HTA concuerdan en su alta carga de enfermedad. Comparado con la población normotensa, el hipertenso tiene en promedio:14
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10 veces más riesgo de presentar un Accidente Vascular Encefálico.
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5 veces más riesgo de presentar Cardiopatía Coronaria significativa.
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2-4 veces más riesgo de presentar Insuficiencia Cardiaca congestiva.
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1,7 veces más riesgo de sufrir de Insuficiencia Renal Crónica.
Está demostrado que el aumento de 20mmHg en la Presión Sistólica y de 10mmHg en la Presión Diastólica por sobre valores de 115/75mmHg aumenta al doble el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular, independiente de otros factores de riesgo de ECV, para ambos sexos14. Esto enfatiza que la reducción discreta de las cifras de presión arterial redundan en una disminución significativa del riesgo de eventos cardio y cerebrovasculares.
TRATAMIENTO CONVENCIONAL Y EL IMPACTO DE LA INTERVENCIÓN MULTIDISCIPLINARIA EN HTAExiste evidencia de que un tratamiento farmacológico efectivo de la HTA logra una disminución significativa de la morbilidad y mortalidad. Un tratamiento adecuado se asocia en promedio a una disminución del 35% a 40% de accidentes cerebrovasculares, a un descenso del 20% a 25% de infartos agudos al miocardio (IAM) y a más de un 50% de reducción de la incidencia de Insuficiencia Cardiaca18.
Sin embargo, el tratamiento farmacológico no es suficiente para lograr el control de la HTA. La información poblacional internacional muestra que en promedio sólo un 30% a 45% de la población hipertensa logra el control de sus cifras de PA (140/90mmHg)19,20. En Chile, la Encuesta Nacional de Salud 2009-2010, mostró que sólo un 8,7% de los pacientes hipertensos tenía cifras controladas7,9.
Un estudio sobre el impacto del plan AUGE que incluyó 3.547 pacientes con infarto agudo al miocardio entre enero de 2001 y diciembre de 2006 en 10 hospitales, mostró un cambio significativo en el uso de fármacos para la presión arterial entre el período pre y post implementación del AUGE21. Nazzal y cols. (2013) en un subestudio de esta población diseñado para determinar el grado de control de los factores de riesgo al año post-IAM demostró que, a pesar de que una alta proporción de pacientes se encontraba en tratamiento farmacológico, el control de la presión arterial fue sub óptimo, especialmente asociado a hábitos poco saludables22.
Esto es reafirmado por Garrido y cols. (2013)23 quienes plantean que, a pesar del avance en la farmacológica antihipertensiva disponible, el grado de control de la PA “ha sido decepcionante.” Estos autores evaluaron recientemente el impacto del manejo global de los FR del Programa de Salud Cardiovascular (PSCV) del MINSAL a nivel de atención primaria. En este programa no solamente se efectúa una evaluación mèc)dica y entrega del tratamiento farmacológico; los pacientes son tratados en un equipo multidisciplinario que incluye enfermeras, nutricionistas y asistentes sociales que evalúan sus hábitos y estilos de vida y entregan consejos para modificarlos cuando son prejudiciales23.
En una muestra aleatoria de 525 pacientes, de un universo de 1.533 hipertensos entre 30 y 68 años de edad atendidos en el PSCV con al menos 12 meses de seguimiento, evaluaron aspectos sociales como el estrèc)s emocional/depresión, la relación mèc)dico paciente, hábitos de conducta y adherencia al tratamiento farmacológico23.
Se encontró un porcentaje de control de la PA del 47%, significativamente superior a lo mostrado por la ENS 2009-2010. La disminución promedio de las cifras de PA al cabo de un año fue de -12,5mmHg para la presión sistólica y -12,4mmHg para la presión diastólica. Esta disminución fue estadísticamente significativa para el total de la muestra y para ambos sexos (p 0.05). Un dato relevante fue que, a mayor severidad de la HTA inicial la disminución de las cifras finales fue más marcada23.
En otro estudio similar Sandoval y cols (2012)24 evaluaron 1.194 hipertensos en 52 centros de atención primaria del país; de ellos 59.7% alcanzó cifras de PA controladas. Todos los pacientes recibieron asesoría para el manejo de estilos de vida saludables; alimentación, cesación de tabaco y actividad física. Un alto porcentaje recibió tratamiento farmacológico (91,5%), de ellos 34,3% fue monoterapia y 57,1% combinación de medicamentos. Resulta interesante que 8,5% de los pacientes recibió exclusivamente medidas no farmacológicas, lográndose el control de la PA en el 75% de ellos.
El efecto de este logro de hipertensos controlados se traduce, a juicio de los autores, en una disminución del 47,9% de complicaciones cardiovasculares en 5 años24.
INTERVENCIÓN DE ENFERMERÍA EN EL MANEJO DE LA HTAExisten múltiples estudios controlados y aleatorizados de educación breve y concisa, entregada por enfermeras para la modificación de conducta en prevención primaria. Ellos muestran que los grupos intervenidos logran mayores cambios de hábitos y que estos cambios se mantienen a los 4 y 12 meses de seguimiento25•28.
A nivel nacional, una de las primeras iniciativas en prevención cardiovascular primaria (1999) de consejería por enfermeras en estilos de vida saludable en personas sanas, se asoció a mediano plazo a una reducción del score de riesgo cardiovascular inicial. Esto fue especialmente marcado en el grupo de alto riesgo, que disminuyó su riesgo de un evento movilizándose a categorías de riesgo inferior (moderado leve) debido a la mejoría de sus parámetros de riesgo29.
En una iniciativa posterior que replicó esta metodología en un grupo mayor de personas (Estudio RICAR) se observó que en las personas de alto riesgo (n= 654), la intervención educativa de enfermería en personas con PA elevada se asoció a mediano plazo a una disminución de su Presión Arterial Sistólica en el 47,6% de ellos, llegando un 16,2% a cifras normales. En el caso de aquellos con la Presión Diastólica (PAD) elevada, un 61,2% disminuyó sus cifras, normalizando su PAD un 36,8%. La disminución porcentual promedio de PAS fue del 41,2% y en el caso de la PAD alcanzó el 47,5%. Esta variación y otras modificaciones de los FR se tradujeron en una disminución promedio del 34,5% del riesgo CV inicial calculado30.
A nivel de prevención secundaria el reciente estudio RESPONSE (Randomised Evaluation of Secondary Prevention by Outpatient Nurse Specialists), que incluyó más de 750 pacientes con Síndrome Coronario Agudo, el grupo con intervención de enfermería logró aumentar el porcentaje de personas con su presión arterial controlada inicial de 68% a 75% en 12 meses. En contraste, en el grupo con terapia habitual el control disminuyó de 73% a 61% (p 0,001), con un aumento promedio de la PA de 4,6mmHg (p 0,002). Tambièc)n se observó una disminución del riesgo relativo de rehospitalización de 34.8% (p=0.023) en el grupo intervenido, en el cual cabe destacar una adherencia al programa del 92%31.
Esta tendencia de aumento de cifras de PA es similar a lo descrito por Guarda y cols. (2004) en una serie de 357 pacientes chilenos que sufrieron un evento coronario, cuya prevalencia de HTA al ingreso fue de 52% lo que disminuyó a un 9,8% al alta. Sin embargo, el seguimiento del tratamiento habitual (consulta mèc)dica más tratamiento farmacológico) mostró que paulatinamente el porcentaje de pacientes con PA no controlada fue aumentando a los 3 (15%), 6 (12%), 9 (18%) y 12 (21%) meses respectivamente32.
En esta misma serie la educación por enfermera programada versus educación incidental, demostró que la satisfacción de los pacientes era significativamente mayor y se asoció a un mayor cambio de conductas, mejor adherencia a los medicamentos y menos rehospitalización33.
COEXISTENCIA DE HTA Y OTROS FACTORES DE RIESGO CARDIOVASCULAR SELECCIONADOSSi bien la evidencia presentada plantea como principal problema el diagnóstico y manejo adecuado de la HTA, es importante recordar que es frecuente su asociación con otros FR y en algunos casos redunda en un pobre control global de ellos.
HTA y DiabetesGarrido y cols. (2013) encontraron en nuestro país la coexistencia de diabetes y de dislipidemia en un 38,5% y un 57% de los pacientes hipertensos respectivamente23.
En una serie española de 12.954 personas de atención primaria en la cual había 3.868 diabèc)ticos, sólo un 6.3% tenía la PA controlada en comparación con un 32.7% de no diabèc)ticos (p 0.0001), esto a pesar de que un 48.7% de los diabèc)ticos estaba con tratamiento antihipertensivo. Más aún, sólo el 1% de los diabèc)ticos hipertensos tenía un control adecuado de ambos factores de riesgo34. En este mismo sentido, un grupo de expertos latinoamericanos35 reafirmó la asociación creciente de trastornos de la glicemia e HTA no controlada descrito por el estudio CARMELA, que evidenció que en pacientes diabèc)ticos la prevalencia de hipertensión arterial es 1.5-3 veces mayor que en los individuos no diabèc)ticos36.
Por su parte el estudio PURE (2011) muestra una significativa prevalencia de hipertensión en los participantes diabèc)ticos (63%), quienes a pesar de conocer su condición en un alto porcentaje (74%) sólo el 69.3% estaba en tratamiento hipertensivo, y de ellos sólo el 23,3% tenía un control adecuado de su HTA37. López-Jaramillo y cols. (2013) analizaron los datos de los países latinoamericanos de este estudio (incluido Chile) concluyendo que la detección, el tratamiento y el grado de control de los FR en los diabèc)ticos son deficientes, especialmente la hipertensión35.
HTA y Circunferencia de CinturaLira, Kunstmann y cols. (2008) evaluaron la asociación de la circunferencia de cintura (CC) con factores de riesgo clásicos en 6.130 mujeres chilenas sanas38. Utilizando quintiles (Q) de la CC (Q1 75cm hasta Q5 94cm) encontraron que la correlación lineal de prevalencia de HTA fue altamente significativa (Chi2 Linear Trend p 0,0001) tanto para la hipertensión sistólica (HTAS) como la hipertensión distólica (HTAD), con un Odds Ratio de IQ vs VQ de 5.04 para la HTAS y de 5.84 para la HTAD.
El mayor incremento de la prevalencia de HTAS se vio en el punto de corte de circunferencia de cintura entre el tercer Q (82 a 87cms.) y cuarto Q (88 a 93cms) donde aumentó de manera significativa de 1% a 7,6%.38
En el caso de la HTAD, el punto de corte del primer aumento significativo de prevalencia fue entre el segundo y tercer Q (de 76 a 81cm a 82 a 87cm) de CC con un incremento de 1,9% a 4,6%, triplicándose en el cuarto Q (12,7%), llegando hasta 19,6% en el VQ. Un sub análisis por edad mostró que en las mujeres jóvenes, de 38 años o menos, el OR de la HTA entre el primer y quinto quintil de circunferencia de cintura era significativamente mayor, tanto para HTAS como para HTD (13,2 y 14,7 respectivamente) comparado con este mismo indicador en los otros 4 grupos de edad, cuyo OR varió entre 2,3 y 7,138.
Concluyeron que existe una fuerte asociación entre la circunferencia de cintura y la hipertensión, en puntos de corte inferiores de CC a los establecidos para países europeos o norteamericanos (88cm)39,40 y que esto es especialmente marcado en mujeres jóvenes. Este hallazgo está en consonancia con la propuesta de Alberti y cols (2009) de identificar puntos de corte de circunferencia de cintura recomendables, específicos para poblaciones y países41.
HTA y Apnea Obstructiva del SueñoEs posible encontrar HTA hasta en un 50 a 58% de los pacientes con Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño (SAOS). Por otra parte, hasta un 30% de los hipertensos sufren de SAOS, en quienes se describe una asociación particular de este síndrome y la tendencia a presentar HTA resistente42. Estudios con el uso de CPAP han demostrado mejoría no sólo de la HTA, sino de otros componentes del Síndrome Metabólico43.
NOVEDADES EN LAS GUÍAS DE MANEJO DE LA HIPERTENSIÓN ARTERIALDesde el Seventh Report of the Joint National Committee on Prevention, Detection, Evaluation and Treatment of High Blood Pressure (JNC 7) (2003) elaborado por el National Heart, Lung, and Blood Institute (NHLBI)44 pasó más de una dèc)cada para su actualización, que apareció recientemente bajo el nombre de JNC 8 (2014)45. Sin embargo, este último reporte no ha estado exento de polèc)mica 46•48 y anticipándose a su publicación, otras organizaciones dieron a conocer sus propias guías de manejo de la HTA. Entre ellas, la American Heart Association (AHA)/American College of Cardiology (ACC)/Centers for Disease Control and Prevention (CDC)49 y la American Society of Hypertension (ASH)/International Society of Hypertension (ISH), publicadas en noviembre y diciembre de 2013, respectivamente50.
La principales controversias del JNC8 se relacionan con la propuesta de metas de presión arterial independientes del nivel de riesgo y de patologías asociadas específicas, en valores 140/90mmHg, considerando como única excepción las personas 60 años, para quienes propone una meta 150/90mmHg.
Respecto a esto último, 5 de los 17 miembros del JNC8 hicieron público su desacuerdo con este límite de PA45, argumentando falta de evidencia para ello y resaltando la precaución en pacientes con enfermedad cardiovascular demostrada, lo que es apoyado por Banglore y cols (2014) quienes analizaron los resultados del estudio INVEST que incluyó más de 8.000 hipertensos mayores de 60 años51. El único estudio que ha mostrado beneficio con cifras mayores a 140/90 es el Estudio HYVET, pero en mayores de 80 años y para reducir el riesgo de accidentes cerebrovasculares52.
Por su parte, la Sociedad Europea de Cardiología53, el Programa de Educación de Hipertensión Canadiense54, y la NICE55, consideran metas ajustadas a patologías concomitantes, como Enfermedad Renal Crónica o Diabetes Mellitus y circunscriben una meta menos exigente sólo en personas 80 años.
Cabe destacar que, a diferencia de la JNC8, la guía de la Sociedad Europea incluye el concepto de riesgo cardiovascular global. Esta estratificación es importante ya que considera el daño a órgano blanco. Otra diferencia es que esta guía mantiene los betabloquedores como tratamiento de primera línea y fundamenta el uso de terapia combinada, con tratamientos iniciales diferenciados para mayores o menores de 55 años. Finalmente, esta guía no incluye a todos los pacientes diabèc)ticos en el grupo de alto riesgo.
En suma, la hipertensión arterial ha demostrado ser en nuestro país, la principal causa de morbimortalidad y el principal factor de riesgo para la patología cardiovascular isquèc)mica y el accidente cerebrovascular. Los estudios muestran que la elevación de la presión arterial aumenta de manera significativa con la edad y se asocia de manera frecuente a otros factores de riesgo. En muchos casos es desconocida por quien la padece, por su escasa sintomatología, lo que dificulta su diagnóstico oportuno.
El tratamiento farmacológico por sí solo no ha logrado cifras de PA adecuadas pero existen iniciativas internacionales y nacionales que demuestran la efectividad de las medidas no farmacológicas para su control y adherencia a su tratamiento, lo que sumado a la actualización de las guías clínicas abre nuevos desafíos y posibilidades de enfrentarla. La autora declara no tener conflictos de interés, en relación a este artículo.