El concepto “límite de la viabilidad” no está claramente definido, originando dilemas éticos, esta “zona gris gestacional” la sitúan los expertos entre las 23 y 25 semanas. Reanimar y someter a tratamiento intensivo a prematuros tan inmaduros con altas tasas de mortalidad y secuelas graves, implica ofrecer un óptimo manejo perinatológico y neonatal con fuerte sentido humanitario, y además involucrar los aspectos médicos, sociales, culturales, éticos, legales, espirituales y económicos; adquiriendo así cada vida humana un valor único. Aplicando los principios éticos de autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia es posible tomar las decisiones más beneficiosas o del “mejor interés” para el niño. Ello puede incluir reanimación, tratamiento intensivo o limitación de esfuerzo terapéutico, evitar el encarnizamiento y proveer cuidados paliativos. Existen pautas clínicas propuestas basadas en edad gestacional, evidencia científica y opinión de los padres. Los prematuros al límite de la viabilidad plantean grandes desafíos a la medicina, a la sociedad y a la ética, por lo cual deben tomarse decisiones compartidas entre el equipo de salud y los padres o instituciones que representen los mejores intereses del niño.