Las malformaciones congénitas han adquirido durante los últimos años una importancia creciente como causa de morbimortalidad, especialmente durante el primer año de vida. Dado que la modificación génica es una realidad en el tratamiento de muy pocas enfermedades genéticas, el énfasis está destinado a la prevención. Por otro lado, la gran mayoría de las malformaciones congénitas se producen por la interacción de factores genéticos y ambientales. De tal manera que la prevención primaria se ha basado principalmente en la modificación de estos factores ambientales.
En el presente artículo se discuten pautas básicas de prevención de malformaciones congénitas, aplicables a cualquier población y se enfatiza el uso de ácido fólico en la prevención de los defectos de cierre del tubo neural, utilizando por primera vez intervenciones nutricionales de salud pública.