Cada vez se constata con más frecuencia que en el sustrato de los motivos de consulta de nuestros pacientes aparece una falta de vitalidad, un debilitamiento del organismo que desemboca en una queja cada vez más frecuente, "estoy cansada/o". Es decir, la astenia.
Si estudiamos los pacientes que vemos en nuestras consultas, vemos que las personas jóvenes que, por lógica, deberían ser las más resistentes, son las más frágiles. Por ejemplo:
— El niño que desespera a su familia porque "siempre tiene algo", pasa el invierno alternando catarros y anginas, y cuando el sistema respiratorio va bien, es el digestivo el que produce inquietud, o no come el niño, o tiene cólicos, y si por casualidad no está enfermo, está gruñón, nervioso e insoportable, sin saber por qué.
— La mujer en la cuarentena que engorda y ningún régimen le hace adelgazar. Ella se desespera no sólo por estar gorda, sino por no encontrarle gusto a la vida. Cualquier actividad le parece insoportable.
— El ejecutivo joven muy nervioso por sus negocios. Cansado e irritable, que se queja de dolores articulares erráticos y se sorprende de tener a su edad problemas reumáticos.
— El estudiante agotado, que pasa duros exámenes y, también hay que decirlo, largas noches de fiesta, pero que incluso en períodos de calma, incluso intentando recuperar lo más posible, continúa sintiéndose agotado.
Con frecuencia nos dicen los pacientes, "tengo la impresión de estar viejo para mi edad".
La técnica homeopática conoce, hace años, la existencia de este "envejecimiento precoz" gracias a la descripción de los síntomas que caracterizan a la diátesis sicótica.
Por ejemplo, en situaciones posvacunales tóxicas, con síntomas como cefaleas, neuralgias, erupciones cutáneas tipo forunculosis, manifestaciones asmatiformes, etc. 1.
Es muy difícil definir bien esta diátesis. Se podría decir que es el conjunto de modificaciones que aparecen a largo plazo en la capacidad reaccional del organismo por agresiones no específicas que ha sufrido y que afectan, sobre todo, al sistema defensivo implicado en las reacciones a largo plazo, es decir, al sistema reticuloendotelial, de forma que la palabra sicosis se podría reemplazar por reticuloendoteliosis crónica 2.
Si revisamos un poco la historia, vemos que sicosis es una palabra que antiguamente describía toda excrecencia de carne parecida a un higo. Proviene del griego sykon, que significa higo.
Hahnemann hizo de la sicosis una de las 3 causas esenciales de las enfermedades crónicas, junto con la psora y la sífilis, y la describió como responsable de excrecencias y vegetaciones de la piel y/o de las mucosas, asociadas a secreciones crónicas genitales.
Hahnemann consideraba la sicosis como una enfermedad venérea, en primer lugar por la frecuencia de las manifestaciones genitales y luego por el hecho de que muchos de los síntomas sicóticos aparecen en relación con secreciones blenorrágicas, sobre todo cuando éstas han sido interrumpidas por una acción terapéutica intempestiva 3,4.
Desde el punto de vista etiológico, Burnet, en 1892, adjudica a la sicosis manifestaciones patológicas generales observadas a partir de la vacuna de la viruela, sobre todo si no hay reacciones locales, es decir, si la vacuna "no ha prendido" y aparecen cefaleas, neuralgias, erupciones forunculosas y manifestaciones respiratorias variadas, hasta un síndrome asmatiforme, que forman parte de los signos de la sicosis vacunal 4.
Desde el punto de vista bioquímico, las investigaciones de Grauwolgl ponen en primer plano las alteraciones del metabolismo celular. Entre los 3 estados descritos por este autor (oxigenoide, hidrogenoide y carbo-nitrogenoide), el estado hidrogenoide, que se caracteriza por la imbibición tisular, la retención hídrica, el enlentecimiento metabólico, etc., se reconoció como característico de la primera fase de la sicosis 4.
Desde la clínica, Kent diferencia, por primera vez, las manifestaciones agudas de la blenorragia, que habitualmente se curan sin secuelas, a las manifestaciones crónicas de la misma enfermedad, que van a provocar la sicosis. Y establece la diferencia de significación entre una situación aguda, liberadora, gracias a la tonicidad orgánica del paciente, y una afección crónica, en la que hay un ataque profundo a los tejidos, en particular los emuntorios, con un desbordamiento toxínico que va a producir alteraciones a distancia del foco primitivo inicial.
Así, aparece la sicosis para los autores clásicos como una intoxinación de origen blenorrágico o vacunal, que se caracteriza, biológicamente, por una tendencia a la imbibición tisular, y clínicamente por secreciones mucosas y/o proliferaciones celulares benignas, sobre todo en las glándulas.
Dentro de esta concepción, Roy, en 1928, se plantea la cuestión de las relaciones entre la sicosis y el cáncer, en el mismo espíritu que la escuela homeopática francesa con Leon Vannier, que describe una serie de remedios sicóticos, paralelamente a series de remedios de otras intoxinaciones.
Posteriormente, Martiny, con sus trabajos sobre la biotipología, redefine la sicosis desde la perspectiva fisiopatológica como un conjunto de procesos mórbidos continuos debidos a una depresión del sistema reticuloendotelial. Las modificaciones del equilibrio biológico dan paso bien a una exageración anárquica de procesos hiperplásicos en tejidos, bien a un catarro crónico de mucosas 5.
Fortier-Bernoville piensa que, siendo interesante el paralelismo entre retención hídrica y sicosis, es preciso poner el acento en la cualidad alternante de los síntomas de la psora, por comparación al proceso continuo que supone la sicosis.
Es Henri Bernard quien se replantea los conceptos de sicosis, intentando definir causas, mecanismo y consecuencias terapéuticas, permitiendo entrever la infinita variedad de su etiología y su importancia en la futura patología general 1,2.
Entre los otros autores que han contribuido al estudio de la sicosis, hay que citar a Schmitt, cuyas ideas, próximas a las de Bernard, hacen de la sicosis un ataque global del colágeno y prefiere sustituir el término de reticuloendoteliosis por el de mesenquimatosis crónica.
Para este autor, la sicosis es una adaptación de la función de excreción que se traduce por la increción en el tejido mesenquimatoso de deshechos orgánicos o toxínicos que el organismo no puede eliminar.
Zissu hace un estudio de la diátesis sicótica estudiándola desde una perspectiva constitucional y estudia de forma comparativa los diferentes remedios de sicosis y los signos observados en los enfermos, lo que le permite afirmar la autonomía clínica de la sicosis 6.
Si continuamos con el pensamiento clínico y sin entrar, por las características de este artículo, en el estudio de los remedios, que podrían ayudar a esta diátesis, podemos ver que está implicada en muchos problemas de la civilización actual, como:
— Obesidades y adelgazamientos, ya que afecta a la nutrición.
— Senectud, ya que representa un envejecimiento precoz.
— Cáncer, ya que tiene una tendencia proliferativa y ulcerativa.
— Problemas del sistema nervioso presentes actualmente, incluso de inadaptación social de los jóvenes, ya que después de una corta fase de excitación, los sicóticos son siempre personas deprimidas, inquietas, ansiosas y desmotivadas 5,7.
Ya sabemos que una característica esencial del pensamiento homeopático es identificar los signos clínicos, con los remedios homeopáticos, obedeciendo a la ley de similitud. Pero hay signos objetivos de sicosis que se encuentran a lo largo de la evolución de la diátesis, cualquiera que sea la morfología del sujeto y las modalidades de su comportamiento ante la enfermedad, y traducen el envejecimiento del organismo, por ejemplo:
— Mano sicótica o mano senil, con uñas frágiles, secas, estriadas con desaparición de la "luna" de la base de la uña. Las venas del dorso de la mano son prominentes (no sólo aparentes, como ocurre en los tuberculínicos). Presencia de manchas en el dorso de la mano, con frecuencia asociadas a sudores abundantes en la palma.
— Los cabellos pueden ser secos y frágiles o muy grasos (oleosos), con tendencia a la caída del pelo, calvicie precoz y caspa en el cuero cabelludo.
— Ojos sin brillo en la mirada, que aparece apagada y vacía, con frecuencia con déficit de acomodación ocular.
— Dentadura en mal estado con periodontitis, caries, etc.
Si a esta observación se asocia el descenso de la libido y la disminución precoz de sus aptitudes físicas e intelectuales, que junto con su tendencia depresiva, asociada a una lenta disminución de la facultad de adaptación, provoca en la persona una disminución de su actividad, que el paciente suele atribuir a su estrés 8,9.
Todos estos signos nos colocan ante una persona precozmente envejecida por la progresiva manifestación de la diátesis sicótica y su observación nos ayudará a elegir su remedio similar.
La dinámica de manifestación de la diátesis sicótica es diferente según la constitución.
Las personas del grupo carbosulfúrico tienen, en general, una defensa orgánica eficaz. Hacen reacciones de eliminación importantes, sobre todo en la piel. Estas personas tardan en llegar a la sicosis, ya que a priori son fundamentalmente psóricos.
En esta constitución la evolución se hará, con más frecuencia hacia una sicosis grasa y los remedios evolucionarán en la dirección:
Calcarea carbónica → Sulfur → Graphites → Sepia → Natrum sulf. → Thuja
En las personas de constitución fosfórica, las defensas son mediocres, no suelen tener reacciones aparentes frente a la agresión, pero se inicia una sobrecarga lentamente progresiva e irreversible del sistema reticuloendotelial.
En esta constitución la evolución se hará hacia una sicosis seca, delgado que responde con más frecuencia a la siguiente evolución de remedios:
Calcarea fosfórica → Pulsatilla → Natrum muriaticum → Sepia → Silicea → Causticum
Hay que destacar que sepia es un remedio que desempeña un papel preponderante en la instalación de la sicosis, siendo uno de los remedios más útiles en el estadio precedente al inicio de las manifestaciones de esta diátesis.
De todas formas, esta forma de ver los remedios es necesariamente esquemática, ya que en la clínica se ve muchas veces al paciente que ha pasado directamente de Natrum muriaticum a Natrum sulfúricum y no a Silícea.
En cuanto a los luéticos (fluóricos) afectados de esclerosis, la sicosis se presentará del tipo Caústicum, con una tendencia ulcerativa que con frecuencia se beneficiará de remedios como Kalium bichromicum o Nitricum acidum.
Los remedios de sicosis en relación con una etiología concreta, pueden, no obstante, estar integrados en cualquier diátesis y en cualquier estadio evolutivo.
La sicosis no es una enfermedad de la que se pueden describir los síntomas, la evolución y el tratamiento, sino un comportamiento del individuo ante la enfermedad. Si cada uno hace su enfermedad a su manera, igualmente cada uno envejece a su manera y se sicotiza a su manera, ya que al final la sicosis no es otra cosa que un envejecimiento precoz.
Correo electrónico:e-mail.itzi@gsmmulti.com
Recibido el 16 de septiembre de 2009;
aceptado el 27 de septiembre de 2009