Introducción
El hifema (o hipema) es la presencia de sangre y/o coágulo en el interior de la cámara anterior del ojo (CA) 1, es la lesión más frecuente provocada por un traumatismo ocular contuso 2-6 y ocurre más comúnmente en las personas jóvenes del sexo masculino 7, en una proporción de 4:1 en relación con el sexo femenino 8,9. Puede presentarse en la exploración como una nubosidad rojiza extendida difusamente por la CA y sangre depositada en la parte inferior que forma un nivel superior horizontal, o como un llenado completo de la cámara si es más extenso, de modo que no permite ver el iris 2.
Hay 3 causas principales de hifema: traumatismo del globo ocular, procedimientos quirúrgicos intraoculares o hemorragias espontáneas del segmento anterior relacionadas con trastornos sistémicos, como neovascularización del iris, tumores intraoculares o anomalías de la coagulación.
Desde el punto de vista clínico, el hifema se clasifica según la cantidad de sangre que ocupa la cámara anterior en 4 grados:
— Grado I (58 %). La capa de sangre ocupa menos de un tercio de la CA; aquí se incluye el microhifema, que consiste en hematíes en suspensión sin formar un nivel.
— Grado II (20 %). La sangre ocupa entre un tercio y la mitad de la CA.
— Grado lll (14 %). Ocupa más de la mitad de la CA.
— Grado lV (8 %). Ocupa la CA total donde, debido a la falta de oxígeno, la sangre inicialmente roja se torna muy oscura, lo que se conoce como hifema en bola negra (bola ocho).
La mayor parte de los hifemas observados en la clínica son de grado I (58 %). Los de grado IV son menos frecuentes 2,10.
El grado de hifema guarda relación directa o indirecta con el grado y la gravedad del traumatismo, pudiendo considerarse como indicador del pronóstico de la agudeza visual (AV) 11.
Nuestro estudio se basó en el hifema traumático posquirúrgico o no.
La duración media de un hifema no complicado es de 4 a 5 días.
El hifema traumático puede presentar complicaciones, como hemorragia recurrente, hipertensión ocular secundaria, pigmentación sanguínea corneal (hemosiderosis corneal) y ambliopía por privación (en niños).
Habitualmente, los pacientes con hifemas se hospitalizan para un monitoreo adecuado, y asegurar el cumplimiento del reposo y el tratamiento médico, que será: analgésicos moderados (no suministrar fármacos con aspirinas), sedantes, antieméticos, bloqueadores beta si se eleva la presión intraocular (PIO) > 24 mmHg. Para intentar reducir la hipertensión intraocular se utilizan los inhibidores de la anhidrasa carbónica (Diamox) por vía oral y agentes hiperosmolares sistémicos, como el manitol (OSMITROL), evitando el uso de la pilocarpina y efedrina, puesto que los mióticos pueden intensificar el proceso inflamatorio, corticosteroides tópicos para reducir la inflamación del iris y el cuerpo ciliar. El uso de gotas ciclopléjicas a razón de 1 gota/8 h.
Los hifemas de grado IV pueden requerir un tratamiento quirúrgico, en particular si la PIO se mantiene elevada durante 1 semana o más o si el endotelio corneal comienza a teñirse de sangre 1-6.
Los medicamentos homeopáticos se caracterizan por ser dinamodiluciones de sustancias de origen natural de los 3 reinos de la naturaleza: vegetal, mineral y animal 12,13. Se considera que el mecanismo de acción de la homeopatía es biofísico, no bioquímico, estando exento de las reacciones adversas que producen los medicamentos de origen químico; a estos medicamentos no se les ha descrito ninguna reacción secundaria, por lo que ofrecen una seguridad al paciente y no deben tomarlos durante toda su vida, pues al equilibrar su desequilibrio aumenta la homeostasia y, por tanto, la capacidad de autocuración 14,15. La homeopatía es una terapéutica médica basada en el principio de similitud para tratar las enfermedades en el hombre 16.
Los medicamentos homeopáticos han sido experimentados en sujetos sanos para así recoger toda la sintomatología que producen 10,11.
Conociendo las bondades de esta medicina nos vimos motivados a aplicarla en el hifema traumático, por ser éste una urgencia oftalmológica con repercusiones oculares que pueden llegar a comprometer la visión del paciente para toda la vida.
Hay varios medicamentos homeopáticos que se pueden utilizar en los traumatismos donde haya extravasación sanguínea, reacción inflamatoria, edema, todo esto relacionado con el órgano de la visión; entre ellos podemos mencionar, por ejemplo, el ledum palustre, el apis mellifica, la belladona, la euphrasia, el phosphorus y el árnica, entre otros, y de ellos seleccionamos para nuestro estudio la utilización del árnica (6 ch) y el phosphorus (30 ch)12.
Árnica montana. Su acción general es sobre los músculos y el tejido celular, sobre los vasos sanguíneos, sobre todo los capilares, posibilita la extravasación sanguínea. Produce estados semejantes a contusión o traumatismo, y es útil para los casos en que un traumatismo, aun curado, parezca ser el motivo del mal presente. Está indicado para casos de contusión de un órgano.
Es el remedio principal para las contusiones y sus consecuencias; favorece la resorción de sangre extravasada, evitando la supuración.
En oftalmología el árnica está indicado en las hemorragias intraoculares, subconjuntivales, dolor en los ojos después de forzar la vista; el remedio tiene una acción única y fuera de lo común en las heridas y en las lesiones traumáticas, tanto físicas como psíquicas.
Phosphorus. Su acción general es sobre la sangre y el sistema nervioso. Tendencia a las hemorragias, frecuentes, abundantes y repetidas que se detienen para volver a reanudarse. La más pequeña herida sangra abundantemente.
En los ojos se presentan lesiones degenerativas, cataratas, glaucoma, atrofia del nervio óptico; edema de los párpados alrededor de los ojos, edema que se extiende algunas veces a toda la cara; manchas negras movibles ante los ojos, halo verdoso alrededor de la luz de una lámpara.
La sangre resulta muy afectada en phosphorus, en especial por su poder de coagulación. Las pequeñas heridas sangran profusamente, hemorragias profusas de sangre roja. Cada órgano y aparato puede producir hemorragias; ésta es una tendencia extremadamente marcada en phosphorus 17-21.
Así, actualmente se dispone de una forma de enfocar y prescribir la medicina con resultados muy alentadores, más económicos y fáciles de administrar, lo que la hace excelente para nuestra atención médica integral, constituyendo otro arsenal terapéutico al alcance de nuestros profesionales de la salud.
Objetivos
General. Determinar la eficacia de la terapéutica homeopática en el tratamiento del hifema traumático en el Servicio de Oftalmología del Hospital General Calixto García en el período de diciembre de 2008 a agosto de 2009.
Específicos.
— Evaluar el efecto de la administración de medicamentos homeopáticos en pacientes con hifema traumático.
— Comparar la efectividad del tratamiento homeopático con respecto al tratamiento convencional en el hifema traumático.
— Identificar los episodios adversos asociados a la administración del medicamento homeopático.
Material y métodos
Se realizó un estudio experimental a todos los pacientes con diagnóstico de hifema traumático que acudían al Hospital General Calixto García en el período de diciembre de 2008 a agosto de 2009.
Se consideró a todos los pacientes con hifema traumático según los criterios de la CIE 10 y se excluyó a todos los portadores de enfermedades malignas, de alguna discrasia sanguínea y pacientes con alguna otra complicación ocular asociada.
En los pacientes que mejoraron a los 6 días de tratamiento se valoró el tratamiento quirúrgico del hifema 6.
Se formaron 2 grupos de tratamiento, donde uno (A) recibió tratamiento convencional:
— Hospitalización.
— Prednisolona (colirio) 1 g/4 h.
— Homatropina (colirio) 1 g/ 12 h.
— Timolol 0,5 % (colirio) 1 g/12 h si presión ocular ≥ 24 mmHg.
Y otro (B) que recibió tratamiento convencional (tratamiento del grupo A) más tratamiento homeopático:
— Árnica (6 ch) 5 gotas sublinguales 3 veces al día.
— Phosphorus (30 ch) 5 gotas sublinguales 2 veces al día.
Esta asignación se realizó mediante un listado aleatorizado según orden de llegada, donde el número de pacientes en el grupo A fue de 24 y en el grupo B de 12. El referido listado fue confeccionado haciendo uso del programa computarizado MEDSTAT, diseñado para este fin.
Procedimiento
A todos los pacientes seleccionados se les realizó una historia clínica oftalmológica completa, haciendo énfasis en el dibujo del nivel del hifema según la clasificación internacional de éste y la AV.
Todos los pacientes fueron ingresados y seguidos diariamente, se evaluó la evolución del hifema a las 48 h de comenzar con el tratamiento y a los 4 días de éste, a partir de los cuales si no había resuelto se les aplicó tratamiento quirúrgico.
Los datos fueron procesados con el sistema EPINFO 2004. Se utilizó el test exacto de Fisher para comparar los resultados de ambos grupos.
Resultados
Se analizó el comportamiento de la clasificación internacional de hifema en los 2 grupos y se observó que en el grupo A hubo un predominio del grado I, representado por un 50 % de los pacientes de este grupo, seguido por el hifema grado II en un 33,3 %; el grupo B se comportó con un predominio del hifema grado II con un 33,3 % de los pacientes de este grupo, seguido de los hifemas grados I y IV con un 25 % de los pacientes, respectivamente, y luego el hifema grado III con un 16,6 %. Es decir, que en este grupo B, según la clasificación del hifema, los pacientes tenían más sangre en la CA del ojo (fig. 1).
Figura 1 Distribución del hifema en los grupos A y B, según su clasificación. Fuente: Planilla de recolección de datos.
Con respecto a la AV antes y después del tratamiento en ambos grupos, se observó que, inicialmente, es decir antes del tratamiento, en el grupo A el 58,3 % de los pacientes se encontraba entre un 0,4 y un 0,7 de AV según la cartilla de Snellen a 6 m, seguida de un 25 % entre 0,1 y 0,3 de AV; después del tratamiento en este grupo A el 50 % se mantenía entre 0,4 y 0,7, seguido de un 33,3 % que ya se encontraba entre 0,8 y 1,0 de AV; se observó una mejoría con el tratamiento convencional del hifema. En el grupo B se observó que antes del tratamiento el 33,3 % de los pacientes se encontraba entre 0,4 y 0,7 de AV, seguido de un 25 % de los pacientes entre 0,1 y 0,3 y percepción luminosa (PL), respectivamente, y sólo un 16,6 % entre 0,8 y 1,0 de AV; después del tratamiento, en este grupo se observó que el 75 % de los pacientes se encontraba entre 0,5 y 1,0 de AV y el otro 25 % entre 0,4 y 0,7 %, y no se encontraron pacientes con PL ni movimiento de manos (MM), ni con AV entre 0,1 y 0,3 de AV, lo que la mejoría fue estadísticamente significativa, donde p ≤ 0,05 según el test de comparación de medias para muestras independientes (fig. 2).
Figura 2 Comportamiento de la agudeza visual antes y después del tratamiento. p ≤ 0,05 (test de comparación de medias para muestras independientes). PL: percepción luminosa. Fuente: Planilla de recolección de datos.
Con respecto al tiempo de resolución del hifema, se observó que en el grupo que usó homeopatía éste desapareció a las 48 h de tratamiento en 10 pacientes, lo que representa el 83,3 %, no así en los pacientes del grupo A, donde comenzó la resolución del hifema en el 58,3 % de los casos (14 pactes) a los 4 días de haber puesto el tratamiento (tabla 1).
Las complicaciones sólo aparecieron en el grupo A. Dos pacientes resangraron, 1 presentó un glaucoma secundario y 1 se reintervino. No se constataron complicaciones en el grupo B (fig. 3).
Figura 3 Comportamiento de las complicaciones en el grupo A.
No se reportaron reacciones adversas con el uso del tratamiento homeopático.
Conclusiones
— Se obtuvieron mejores resultados en la AV con el tratamiento homeopático que con el convencional solo.
— La evolución y resolución del hifema fueron mejor en los pacientes que recibieron tratamiento homeopático, con menos tiempo y no hubo complicaciones en éstos.
— No hubo ningún paciente con tratamiento homeopático que requiriera tratamiento quirúrgico del hifema.
— No se reportaron casos de reacciones adversas al medicamento.
*Autor para correspondencia.
Correo electrónico: siparapar@infomed.sld.cu (S.I. Perapar Tena).