El pasado día 12 de Julio falleció nuestro querido amigo y maestro el Dr. Zalman Jaime Bronfman.
Quisiera hacerles partícipes a todos, tanto a los que le conocimos personalmente como a los que sólo le conocieron por sus trabajos y cursos, del enorme vacío que nos ha dejado su pérdida.
El Dr. Bronfman se licenció en medicina en 1958 en Buenos Aires. Se especializó en pediatría y trabajó en el Hospital Israelita y en el Servicio de Neurología del Hospital de Niños. Mito (que así le llamábamos sus amigos) empezó a interesarse por la homeopatía a raíz de conocer el caso de una niña con una patología crónica que dejó de visitarse y al cabo de un tiempo supo que se había curado con unos "globulitos". Se formó al lado del Dr. Tomás Pablo Paschero, junto al cual se retiró de la Asociación Médica Homeopática Argentina para formar la Escuela Médica Homeopática Argentina en 1971.
Su curiosidad inmensa, junto con un alto grado de seriedad en la investigación, le llevaron a ser un gran estudioso de la homeopatía. Estudiaba siempre con el interés de un joven médico las nuevas aportaciones, trabajos, patogenesias y autores. Era crítico sin ser despectivo, razonaba ante todo la practicidad de los nuevos aportes y nunca dejó de formarse.
Todo su estudio lo volcaba en su consulta médica, con sus pacientes, así como con sus alumnos en su tarea de docente. Dicha tarea la realizó durante más de 40 años en los cursos regulares de homeopatía en la Escuela Médica Homeopática Argentina. Dirigía los ateneos que se realizan en ésta cada semana y también era el director de la revista que edita la Escuela, Actas Homeopáticas Argentinas, desde 1991. Escribía el editorial de dicha revista, siempre con aportes lúcidos y opiniones muy firmes.
Pero, ante todo, quiero destacar la gran capacidad que tenía el Dr. Bronfman de estudiar y explicar Materia Médica. Era capaz de sintetizar el sufrimiento de un remedio en una sola frase, que como alumno jamás podías olvidar o confundir. Hacer fácil lo difícil es el verdadero arte de un profesor. Y sólo los maestros lo consiguen como lo hacía Mito. Con pocas palabras relataba los remedios, agrupaba coherentemente las rúbricas repertoriales y llegaba al núcleo de sufrimiento del remedio con brillante maestría.
Sus libros son una buena muestra de ello: El dinero y la Materia Médica, La identidad y el doble y Homeopatía Práctica. Al leerlos no deja de sorprendernos su gran capacidad para relatar sintéticamente los remedios abordados.
Mención aparte merecen 2 libros más. El libro Ilusiones, Sueños y Delirios es un trabajo donde se analizan rúbricas repertoriales con gran inteligencia, y el libro Diálogos con un homeópata es una obra de introducción a la homeopatía, escrita con agudeza y buenas dosis de humor. Otras obras que ha dejado escritas son Guía para padres y El malhumor de los homeópatas, donde de nuevo muestra el ingenio y su buen humor.
El Dr. Bronfman tenía la apariencia de un maestro distante, serio y firme. Esa fue mi primera impresión. Con los años, Mito me honró con el trato amable, cariñoso e ingenioso que tenía para con sus amigos. Ése ha sido un gran regalo que la vida me ha deparado.
En nuestra última conversación le dije que no quería despedirme de él (sabiendo que estaba en la fase final de su enfermedad). Sonriendo me dijo: "Ana, toda despedida lleva implícita la esperanza de un reencuentro".
Con esta esperanza me despido mi querido Mito.
Anna Juan Andrés
Sabadell (Barcelona)
Agosto de 2011