In order to describe the level of physical attractiveness that mexican and argentine consider having, we worked with an intentional non-probabilistic sample composed of 272 university students shared equally by nationality and gender from the cities of Toluca (Mexico) and Mendoza (Argentina). The instrument used was “physical attractiveness assessment”, which evaluates the attractiveness of the visible body parts from 0 to 100%. The research findings by nationality show that mexican people value more their body parts compared with argentinean. Sex differences indicate that mexican men tend to consider more attractive their body parts than mexican women. However, argentinean people show no difference in the number of body parts evaluated as attractive. In both nationalities, there is a tendency to put a higher value on body parts considered masculine by men and feminine by women. In general, it appears that the body is and will remain an important mean of expression and the value that it is given will establish the degree of security that people has to relate to their particular psychological, sociological and cultural context.
Con el propósito de describir el nivel de atractivo corporal que consideran tener los jóvenes mexicanos y argentinos, se trabajó una muestra no probabilística intencional, compuesta por 272 universitarios repartidos equitativamente por nacionalidad y por sexo de las ciudades de Toluca (México) y Mendoza (Argentina). Se utilizó el instrumento de «evaluación de atractivo corporal», que evalúa el atractivo de las partes visibles que constituyen el cuerpo humano del 0 al 100%. Los resultados por nacionalidad muestran que los mexicanos presentan más partes del cuerpo valoradas favorablemente en comparación con los argentinos. Las diferencias por sexo indican que los hombres mexicanos tienden a considerar atractivas más partes del cuerpo que las mujeres mexicanas. Sin embargo, en la muestra argentina no hay diferencia en el número de partes del cuerpo evaluadas como atractivas. En ambas nacionalidades, se observa una tendencia a valorarse con referencia en las partes consideradas como masculinas para los hombres y femeninas para las mujeres. De manera general, se observa que el cuerpo es y seguirá siendo un importante medio de expresión y el valor que se le dé establecerá el grado de seguridad que se tenga al relacionarse con la psicosociocultura particular.
La imagen corporal es una de las preocupaciones comunes que sigue siendo vigente en las sociedades contemporáneas (Valdez, 2009). Durante los últimos tiempos se ha observado un intenso interés, tanto en hombres como en mujeres por mantener figuras estéticas, al vivir en una sociedad en constante promoción de los cánones de belleza se ha democratizado el anhelo de la estética personal (Martín, 2002).
Al respecto, Mead (1993) y Lloyd (1995) afirman que la belleza personal es un intangible, que no depende tanto del sujeto en que supuestamente reside, ya que es un constructo social multidimensional. Valdez (2009) sostiene que una autoevaluación positiva o negativa del propio físico constituye parte de la autoestima, y que esta determinará ciertos patrones de comportamiento.
De esta manera, en diversas culturas y períodos históricos, la corporalidad ha estado ligada irremisiblemente a lo social y cultural mediante estereotipos, es decir, modelos a seguir del aspecto físico que se debe tener (Behar, 2010; Valdez et al., 2009). El cuerpo ocupa un valor central, se utiliza como signo de estatus, y como vehículo para vender los más variados productos (Buñuel, 1994).
Sin duda, existen diferencias importantes entre diversas culturas. Por ejemplo: en oriente, la valoración que se le da al cuerpo se vincula con la posibilidad de liberarse de las leyes morales de retribución de las acciones cometidas en la existencia anterior o karma. Por lo tanto, el cuerpo se convierte en un medio para alcanzar un fin espiritual (Villasán, 2002).
Por el contrario, en occidente, el ideal estético corporal imperante es el de la delgadez para mujeres, lo que en muchas ocasiones es difícil de conseguir, facilitando la discrepancia entre el tamaño corporal real y el ideal, generando de este modo, insatisfacción corporal (Raich, 2001). Esto ha conformado un entorno social en el cual se evalúa constantemente el aspecto físico, en menoscabo de otros atributos espirituales o intelectuales.
De esta manera la delgadez ha sido idealizada y vinculada con la feminidad, por lo que el deseo de adelgazar y la dieta son preocupaciones comunes en las mujeres, las cuales deben tener una apariencia joven, atractiva, alta, con buena salud, cuerpo con forma de reloj de arena (pechos abundantes y caderas amplias), seductora, con enfoque en el matrimonio, la maternidad y el cuidado infantil y relacionada con la afectividad y la pasividad (Acuña, 2001; Cruz, 2006; Valdez, Díaz-Loving y Pérez, 2006; Morgade, 2001).
En contraste, a la musculatura suele vinculársele con la masculinidad (Luciano, 2007), en consecuencia, más hombres desean poseer un cuerpo con forma de triángulo invertido, grande, musculoso, con pectorales y brazos bien desarrollados y cadera estrecha (Mishkind, Rodin, Silberstein y Striegel-Moore, 1986). El modelo masculino se basa en la apariencia juvenil, fuerte, viril, bronceado, fortaleza, poligamia, virilidad, autoridad, capacidad para proveer y proteger a la pareja, con ambiciones, trabajador, estable y seductor, pero también con la cultura, la racionalidad, la objetividad y la actividad.
De esta forma, el atractivo se percibe como una propiedad compleja, vinculada tanto a rasgos corporales como de comportamiento (simbolismos, significaciones, representaciones, sensaciones, placeres, deseos y emociones; Cruz, 2006; Solomon y Ashmore, 1992).
Así, la imagen corporal es la configuración global de las representaciones, percepciones, cogniciones, sentimientos y actitudes que el individuo ha elaborado con respecto a su cuerpo durante su existencia y a través de su contacto con su psicosociocultura, puesto que es referido frecuentemente a normas (de belleza, de rol, de fuerza, de habilidad, de adaptación, de intelectualidad) y la imagen que se tiene de él es siempre una representación evaluativa, dando paso a sentimientos de inconformidad debido a las preocupaciones por cumplir con ideales corporales socialmente establecidos (Bruchon, 1992; Vázquez et al., 2011).
Estudios recientes (Sapién, Córdoba y Salguero, 2010) enfocados a la conformidad e inconformidad hacia el propio cuerpo, respaldan la idea de que las personas buscan coincidir con las expectativas socioculturales, admirando la delgadez, las proporciones corporales dominantes de la época y la maduración física que resulte más atractiva para sí mismo y los demás. El estándar de belleza que la sociedad exige es difícil de conseguir, puesto que conlleva una discrepancia entre el deseo de parecer y la realidad.
Los juicios acerca de lo que se es y la capacidad para identificar algo o alguien como atractivo, son competencias adquiridas que se alcanzan mediante hábitos a través de experiencias individuales, grupales y sociales. Todas las entidades que configuran la propia realidad histórica influyen directa o indirectamente en los juicios éticos y estéticos que se hacen y en el ideal personal al que se aspira (Pérez, 2000).
De esta forma, el ser bello y atractivo resulta relevante a lo largo de la vida y especialmente durante la etapa de la juventud, ya que aumenta las probabilidades de entablar una relación y de procrear y constituye un elemento central en la conformacio¿n de una autoimagen positiva para el yo. También constituye un instrumento para la integracio¿n y participacio¿n de los jo¿venes en diferentes grupos sociales, para el establecimiento de relaciones afectivas y para la construccio¿n de su identidad de género, ya que se constituye como uno de los factores más importantes dentro del proceso de selección de pareja (Baile y Garrido, 1999; Buss, 2005; Cruz, 2006).
En este sentido, Acuña (2001), agrega que los hábitos o costumbres construidos alrededor de las pautas de interacción pueden dar pie al afianzamiento de estereotipos culturales relacionados con la belleza corporal y en consecuencia, con su autopercepción.
Por lo anterior, el objetivo de la presente investigación consistió en describir el nivel de atractivo corporal que consideran tener los jóvenes mexicanos y argentinos haciendo una comparación cultural por sexo.
MétodoParticipantesSe trabajó con una muestra no probabilística de tipo intencional compuesta por 272 jóvenes de ambos sexos, con un rango de edad de 18-25 años.
El 50% de los participantes fueron mexicanos residentes de la ciudad de Toluca, México (68 hombres y 68 mujeres), y el otro 50% fueron argentinos (68 hombres y 68 mujeres) residentes de la ciudad de Mendoza, Argentina. Todos ellos estudiantes universitarios de licenciatura.
InstrumentoSe utilizó el instrumento de evaluación del atractivo corporal de Valdez, Reyes, Aguilar, Sánchez, y González-Arratia (2014) que consta de 39 reactivos, correspondientes a las partes que constituyen el cuerpo humano. En cada reactivo debe efectuarse una evaluación del 0 al 100%, donde el (0%) indica que esa parte del cuerpo no es atractiva, y el 100% que es totalmente atractiva.
El instrumento fue validado para México y Argentina mediante análisis factoriales, obteniendo una varianza total explicada de 62.93% con una consistencia interna de alpha de Cronbach de .95 para México, mientras que para Argentina se obtuvo una varianza total explicada de 64.34% y una consistencia interna de alpha de Cronbach de .96.
ProcedimientoPrevia firma del consentimiento informado por los participantes, se llevaron a cabo las aplicaciones de manera colectiva en centros educativos de la Ciudad de Toluca, México y de la ciudad de Mendoza, Argentina, en un tiempo aproximado de 20 minutos por participante.
Análisis de datosLos resultados fueron analizados en el paquete estadístico SPSS versión 19. Para las comparaciones por sexo y nacionalidad se realizaron pruebas t de Student para muestras independientes. Todos los resultados fueron considerados significativos cuando la probabilidad fue de p ≤ .05.
Para facilitar el análisis, los datos recabados en términos de porcentaje del cero (0) al 100%, fueron codificados en una escala de cero (0) a 10, donde 0% corresponde a cero (0) y 100% corresponde a 10.
ResultadosSe realizó una comparación por reactivo y nacionalidad entre mexicanos y argentinos mediante la prueba t de Student para muestras independientes. De acuerdo con los resultados obtenidos se observa que los mexicanos le dan más importancia a partes del cuerpo como nariz, cejas, orejas, cuerpo, boca, piernas, labios, pecho, voz, pompas, genitales, vellosidad, vientre, complexión, uñas, pies, antebrazo y barba, a diferencia de los argentinos que le dan mayor importancia a los senos (tabla 1).
Comparación por reactivo y nacionalidad
Reactivo | Mexicanos (n=136) | Argentinos (n=136) | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
M | DE | M | DE | t | Significación | |
Nariz | 6.06 | 2.13 | 6.00 | 2.87 | 2.09 | .038 |
Cejas | 7.20 | 2.09 | 6.31 | 2.50 | 3.18 | .002 |
Orejas | 7.39 | 1.93 | 6.54 | 2.36 | 2.46 | .015 |
Cuerpo | 7.99 | 1.68 | 6.71 | 2.27 | 3.19 | .002 |
Boca | 7.67 | 1.75 | 7.12 | 2.41 | 2.16 | .032 |
Piernas | 7.31 | 1.97 | 6.53 | 4.47 | 2.87 | .004 |
Labios | 7.77 | 1.80 | 7.21 | 2.33 | 2.22 | .027 |
Pecho | 6.84 | 2.46 | 6.07 | 2.72 | 2.43 | .016 |
Senos | 4.11 | 3.84 | 5.13 | 3.33 | 2.35 | .020 |
Voz | 7.11 | 2.16 | 6.52 | 2.68 | 1.99 | .047 |
Pompas | 6.86 | 2.33 | 6.05 | 2.78 | 2.60 | .010 |
Genitales | 6.96 | 2.28 | 5.95 | 2.93 | 3.19 | .002 |
Vellosidad | 6.21 | 2.84 | 9.83 | 3.33 | 3.65 | .000 |
Vientre | 6.34 | 2.62 | 5.65 | 3.05 | 1.98 | .048 |
Complexión | 7.24 | 2.33 | 5.99 | 2.75 | 4.07 | .001 |
Uñas | 7.00 | 2.46 | 6.26 | 2.98 | 2.25 | .026 |
Pies | 7.11 | 2.35 | 6.47 | 2.87 | 2.01 | .045 |
Antebrazo | 7.38 | 2.12 | 6.11 | 2.83 | 4.18 | .001 |
Barba | 9.01 | 3.83 | 2.99 | 3.89 | 2.20 | .029 |
Para observar si había diferencias entre hombres mexicanos y argentinos, se realizó una prueba t de Student para muestras independientes en la que se encontró que los hombres mexicanos valoran más la nariz, las cejas, el cuerpo, las piernas, el pecho, los dientes, el bigote, los músculos, los genitales, el peso, al abdomen y la vellosidad, a diferencia de los argentinos, que valoran más el cabello (tabla 2).
Comparación de hombres por nacionalidad
Reactivo | Mexicanos (n=68) | Argentinos (n=68) | t | Significación | ||
---|---|---|---|---|---|---|
M | DE | M | DE | |||
Nariz | 6.85 | 2.11 | 5.75 | 3.15 | 2.39 | .018 |
Cejas | 7.37 | 2.23 | 6.41 | 2.34 | 2.43 | .016 |
Cuerpo | 7.63 | 1.86 | 6.35 | 2.10 | 3.76 | .000 |
Piernas | 7.28 | 2.11 | 6.26 | 2.37 | 2.62 | .010 |
Pecho | 7.07 | 2.47 | 5.94 | 2.77 | 2.51 | .013 |
Dientes | 6.90 | 1.88 | 5.79 | 2.99 | 2.57 | .011 |
Bigote | 4.79 | 3.19 | 1.37 | 3.05 | 6.39 | .001 |
Músculos | 6.71 | 2.23 | 5.31 | 2.69 | 3.29 | .001 |
Genitales | 7.63 | 1.93 | 6.03 | 2.66 | 4.02 | .000 |
Peso | 6.97 | 2.51 | 6.03 | 3.03 | 1.97 | .051 |
Abdomen | 6.53 | 2.54 | 5.57 | 2.95 | 2.01 | .046 |
Vellosidad | 6.59 | 2.68 | 4.47 | 3.19 | 4.18 | .001 |
Cabello | 7.72 | 1.97 | 8.12 | 1.88 | 2.70 | .008 |
De la misma forma, se realizó una comparación de las mujeres mexicanas y argentinas mediante una prueba t de Student para muestras independientes, en la que se encontró que las mujeres mexicanas tienden a valorar más las cejas, la boca, los labios, las pompas, el vientre, la complexión, las uñas, la cadera, el antebrazo y los senos, a diferencia de las mujeres argentinas quienes no presentaron valores significativos (tabla 3).
Comparación de mujeres por nacionalidad
Reactivo | Mexicanos (n=68) | Argentinos (n=68) | t | Significación | ||
---|---|---|---|---|---|---|
M | DE | M | DE | |||
Cejas | 7.03 | 1.93 | 6.21 | 2.66 | 2.07 | .041 |
Boca | 7.78 | 1.74 | 7.01 | 2.64 | 1.99 | .049 |
Labios | 7.85 | 1.83 | 7.00 | 2.55 | 2.23 | .027 |
Pompas | 7.13 | 2.04 | 5.71 | 3.14 | 3.13 | .002 |
Vientre | 6.49 | 2.40 | 5.34 | 3.08 | 2.41 | .017 |
Complexión | 7.04 | 2.35 | 5.97 | 3.11 | 2.26 | .025 |
Uñas | 7.07 | 2.12 | 6.15 | 3.19 | 1.99 | .048 |
Cadera | 7.10 | 1.92 | 6.21 | 2.98 | 2.08 | .039 |
Antebrazo | 7.21 | 1.79 | 5.94 | 2.95 | 3.02 | .003 |
Senos | 6.97 | 2.13 | 4.38 | 3.67 | 5.02 | .001 |
Para observar si existían diferencias por sexo, se realizó una prueba t de Student para muestras independientes, en el caso de los mexicanos, se observa que los hombres tienden a darle más importancia a la valoración del cuerpo en cuanto a estatura, bigote, manos, músculos, genitales, peso, abdomen, pantorrillas y barba a diferencia de las mujeres quienes tienden a valorar más los senos (tabla 4).
Comparación de mexicanos por sexo
Reactivo | Hombres (n=68) | Mujeres (n=68) | t | Significación | ||
---|---|---|---|---|---|---|
M | DE | M | DE | |||
Estatura | 7.76 | 1.81 | 6.82 | 2.19 | 2.73 | .007 |
Bigote | 4.79 | 3.19 | 1.87 | 3.06 | 5.46 | .0001 |
Senos | 1.25 | 2.92 | 6.97 | 2.13 | 13.06 | .0001 |
Manos | 7.50 | 2.18 | 6.66 | 2.11 | 2.28 | .024 |
Músculos | 6.71 | 2.23 | 5.90 | 2.47 | 2.00 | .047 |
Genitales | 7.63 | 1.93 | 6.29 | 2.42 | 3.57 | .001 |
Peso | 6.97 | 2.51 | 5.85 | 2.74 | 2.48 | .014 |
Abdomen | 6.53 | 2.55 | 5.32 | 3.64 | 2.48 | .014 |
Pantorrillas | 6.99 | 2.22 | 6.18 | 2.44 | 2.02 | .045 |
Barba | 5.56 | 3.54 | 2.47 | 3.48 | 5.13 | .0001 |
Así mismo, se realizó una prueba t de Student para muestras independientes para el grupo de argentinos, en la que se encontró que los hombres consideran más atractivo su bigote y barba, mientras que las mujeres consideran más atractivo el cabello y los senos (tabla 5).
DiscusiónCon base en los resultados obtenidos en la comparación por nacionalidad, resulta interesante señalar que los mexicanos tienden a evaluar más alto partes de su cuerpo respecto de los argentinos. Estos datos concuerdan con lo reportado en estudios entre mexicanos y argentinos por Gómez-Peresmitré et al. (2013), en donde se encontró que los mexicanos sobrestiman su imagen corporal en mayor medida que los argentinos, lo cual deja ver que la percepción individual está íntimamente relacionada con la cultura donde se construye (Feixas y Villegas, 1993).
Diversas investigaciones dan muestra que la cultura actúa como modeladora de las respuestas sociales. Lo anterior indica que, aunque el argentino es popularmente conocido por su soberbia, su vanidad y el cuidado que tiene de su cuerpo, muchas de las pautas culturales de interacción tienen connotaciones de sentido diferentes cuando son vistas desde el extranjero, razón por la cual se pueden malinterpretar las expresiones de comportamiento que el argentino demuestra (D’Adamo y García-Beaudoux, 1995). Así mismo, D’Adamo y García-Beaudoux (1995) mencionan que los hábitos o costumbres que se construyen alrededor de estas pautas pueden dar pie al afianzamiento del estereotipo, lo cual se corrobora con los resultados obtenidos.
Estos hallazgos dejan ver que la actitud del mexicano de no saber valorar la importancia del individuo, conocido como el complejo de inferioridad planteado por Ramos (1951), no está necesariamente relacionado con su aspecto físico o con el atractivo que este cree que los demás perciben en él.
Respecto de las diferencias por sexo en la muestra mexicana, se encontró que fueron los hombres los que presentaron más partes del cuerpo valoradas favorablemente que las mujeres, lo cual concuerda con lo reportado por Gómez-Peresmitré et al. (2013), acerca de que las mexicanas presentan más insatisfacción corporal.
Mientras que las diferencias por sexo en la muestra argentina, dejan ver que los hombres valoran más las partes del cuerpo que representan masculinidad (como bigote y barba), las mujeres valoran más las partes del cuerpo que representan feminidad (como senos y cabello). Ello se debe a que durante la etapa de juventud en la que se encuentran, se da un especial valor al cuerpo como medio para atraer pareja (Valdez et al., 2006), siendo este un requisito primordial buscar ser atractivo, de buenos sentimientos (Díaz-Guerrero, 1982; Valdez et al., 2006) y por tener especial atención al cuerpo, ya que desean estar acordes con el estereotipo de belleza.
De manera general se observa que el cuerpo es y seguirá siendo un importante medio de expresión, ya que, al respecto Valdez (2009) establece que hay tres aspectos de carácter biológico que impactan fuertemente en la construcción y desarrollo de las características de personalidad, que son el sexo de nacimiento, la etapa de vida en la que se encuentran las personas y la simetría física (o nivel de atractivo que tienen las personas), y estas se ven contrastadas y evaluadas al interior de la psicosociocultura donde se vive. Con base en ello, el valor que se le dé al cuerpo establecerá el grado de seguridad que se sienta al relacionarse con la psicosociocultura particular.
Es importante reconocer la diferencia entre el gusto de sentirse bien consigo mismo y la tendencia a alcanzar el ideal estereotipado, ya que el primero tenderá a desarrollar autovaloraciones positivas, mientras que el segundo provocará comparaciones entre lo que se espera y lo que se es que puede ser una explicación alternativa a los resultados obtenidos en la muestra mexicana (Valdez, 2001).
De esta manera, los resultados dejan ver que valorar altamente el atractivo corporal no implica tener un alto nivel de belleza, sin embargo, al interior de cada cultura puede ser una estrategia importante para cubrir los objetivos biológicos y psicosocioculturales de tratar de ser atractivo, elegido y de conseguir pareja, no solo con fines reproductivos y de conservación de la especie, puesto que también pueden llegar asociados con ello, los objetivos de destacar y de conseguir placer personal y de pareja (Valdez, 2009), ya que en la psicosociocultura impera el mandato de tratar de ser más y mejor que otros, no solo en el ámbito corporal, sino en las diversas actividades propias de la vida humana. Ello resulta un riesgo, ya que los ideales propuestos no siempre se pueden alcanzar, lo cual podría llevar a los individuos a una frustración personal. Por consiguiente, se recomienda realizar estudios en donde se comparen los niveles de atractivo real e ideal para observar si estas valoraciones son cercanas o existen diferencias entre ellas.
Responsabilidades éticasProtección de personas y animalesLos autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datosLos autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento informadoLos autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
La revisión por pares es responsabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México.