¿ INTRODUCCIÓN
La hiperplasia prostática benigna (HPB) es una enfermedad que se caracteriza, desde el punto de vista clínico, por una serie de signos y síntomas del tracto urinario bajo (LUTS, por sus siglas en inglés) debido al crecimiento de la próstata.1 La hiperplasia se define como una multiplicación anormal de los elementos de los tejidos.2 La HPB está relacionada con el envejecimiento y representa un gran problema de salud pública. Aunque su impacto socio-económico no se ha establecido con claridad, sabemos que es la principal causa de consulta urológica en nuestro medio.3
La HPB es rara en hombres menores de 40 años de edad; la incidencia se incrementa desde 50% después de los 50 años, hasta 80% después de los 80 años. Se estima que 75% de los hombres mayores de 50 años, tienen síntomas relacionados con la HPB y de 20% a 30% de los hombres de 80 años, requieren de manejo quirúrgico para la HPB.4
Su prevalencia se incrementa a partir de la cuarta década de la vida y alcanza 100% en la novena.1 Su etiología no se conoce del todo.4
Se calcula que aproximadamente 40% de los hombres mayores de 60 años presentarán síntomas relacionados con el crecimiento prostático, y alrededor de 35% de ellos, entre 70 y 80 años, necesitarán de algún tipo de tratamiento.5 Los tres principales aspectos que determinan el cuadro clínico de la hiperplasia prostática son: la sintomatología, el crecimiento prostático y la obstrucción infravesical.5
La obesidad es la acumulación excesiva de grasa en el cuerpo; hipertrofia general del tejido adiposo.2 De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, 60 millones de americanos son obesos.3 La prevalencia de la obesidad en 2001 mostró 32.4% en los hombres y 29.4% en las mujeres.6 La obesidad está aumentada en algunos países en desarrollo, habiéndose registrado un incremento muy notable en la última década. En Estados Unidos, alcanzó 31% para los varones.
Los hombres de 25 a 35 años que padecen de obesidad mórbida, sufren una mortalidad de 12 veces mayor que sus semejantes. La obesidad es un problema común en el adulto joven; 50% de los varones mayores de 50 años tienen sobrepeso y su IMC se incrementa con su edad.7 En los niños y adolescentes, 17% tienen sobrepeso. La obesidad juega un papel importante en enfermedades como la diabetes, la hipertensión y enfermedades cardíacas, así como un rol importante en el cáncer de próstata.8
El crecimiento de la glándula prostática es un problema común en los adultos mayores de nuestro país y la obesidad se ha incrementado en forma importante debido a los cambios de los hábitos higiénico-dietéticos y la creciente urbanización, se han establecido por estudios internacionales la relación entre el crecimiento prostático y obesidad; hasta el momento no existe uniformidad en los criterios que establezcan una relación directa o inversamente proporcional entre el IMC y la circunferencial abdominal con el volumen prostático. Por lo que se estableció: a) Determinar la relación del índice de masa corporal (IMC) con el volumen de la glándula prostática por ultrasonido transrectal; b) Determinar la relación de la circunferencia abdominal con el volumen de la glándula prostática por ultrasonido transrectal.
¿ MÉTODOS
Tipo y diseño del estudio: Estudio transversal y analítico. Los pacientes fueron vistos en la consulta de primera vez, donde se realizaron los siguientes estudios:
a) Historia Clínica: entrevista y exploración física
b) Toma de medidas antropométricas
c) Indicación de realización de ultrasonido transrectal
Se utilizó una báscula con estadímetro AUT MOD D.G.N. 2412, para determinar el peso y la talla del paciente. Características de la cinta métrica: de plástico Fiber-Glass de 150 cm y 60 pulgadas, para determinar la circunferencia abdominal. En la segunda visita se revisó el resultado del ultrasonido transrectal; el cual se llevó acabo en el Servicio de Radiología del Hospital General de México, con un equipo de ultrasonido marca Siemens modelo Acuson Antares, para determinar el volumen prostático. La mayoría de los autores utilizan el IMC (o índice de Chalet), para el diagnóstico de obesidad;3 el cual se calcula dividiendo el peso corporal en kilogramos de una persona entre la talla en metros, elevada al cuadrado. La ecuación de expresa con la siguiente fórmula: IMC = kg/m2 de talla.9 Los pacientes se clasificaron de la siguiente manera. En relación a la obesidad por IMC, se clasificaron en tres grupos: normal < 24.9 kg/m2; sobrepeso 25.0 a 29.9 kg/m2; y obesos: > 30.0 kg/m2. La obesidad también se ha caracterizado en dos grupos de acuerdo con la circunferencia abdominal: cintura normal (£ 90 cm) y obesidad central (> 90 cm), basados en los criterios Asia-Pacífico de obesidad. El perímetro abdominal (PA) se clasificó en dos grupos, que incluyó los pacientes con PA normales: < de 90 cm y los obesos: > 90 cm, así como todos los volúmenes prostáticos mayores de 20 cc.
La determinación del volumen prostático utilizando el ultrasonido transrectal, es un procedimiento clínico común. Varios métodos se han utilizado para determinar el volumen prostático: la fórmula elipsoide (peso por ancho por altura por p/6), es la más comúnmente usada en la práctica clínica, ya que es rápida, fácil de realizar con la planimetría y muestra que tiene una alta correlación con el coeficiente actual del volumen prostático.10
El volumen prostático total y de la zona de transición pueden ser determinados por resonancia magnética o por ultrasonido transrectal.11
Población y tamaño de muestra: El estudio incluyó 123 pacientes atendidos en la consulta externa de primera vez de urología en el Hospital General de México, durante el periodo de junio a diciembre de 2008, seis meses y por un sólo médico residente. De este grupo se excluyó a 18 pacientes por no acudir a su control de la consulta y a cinco pacientes que, por la elevada cifra de su APE, se les realizó biopsia y el resultado fue adenocarcinoma de próstata.
Todas las variables se capturaron en el formato diseñado para tal fin por el investigador.
Análisis estadístico: Se realizó el análisis estadístico con el programa SPSS 15.0 de Windows. Se utilizó el coeficiente de correlación de Pearson.
¿ RESULTADOS
Estadísticos descriptivos: El estudio fue realizado con una población de 98 pacientes del sexo masculino con una distribución de edad entre los 43 y 84 años (media 62.94). El peso promedio de los pacientes fue de 70.44 kg (rango entre 37 kg y 99 kg). La talla de los participantes osciló entre 1.38 m y 1.82 m, con un promedio de 1.61 m. El PA de los pacientes tuvo un rango entre los 67 y los 166 cm con una media de 94.56 cm. El IMC promedio fue de 26.73 kg/m2 y el volumen prostático de 55.02 cc (Tabla 1).
Relación entre el IMC y el volumen de la próstata: En la Tabla 2, se aprecia que no existe una relación entre la variable del índice de masa corporal y el volumen de la próstata, debido a que el coeficiente de correlación es prácticamente nulo (.061) y el nivel de significancia es de .554 por lo que podemos afirmar que no existe relación entre el índice de masa corporal y el volumen de la próstata.
Relación entre el perímetro abdominal y el volumen de la próstata: En la Tabla 3, se aprecia que existe una relación entre la variable del perímetro abdominal y el volumen de la próstata, el nivel de significancia resultó de 0.089, por lo que podemos afirmar que sí se establece una relación entre la circunferencia abdominal y el volumen de la próstata.
¿ DISCUSIÓN
Sajadi y colabordores, en su estudio sobre el IMC, el peso de la próstata y la exactitud del ultrasonido transrectal de próstata (TRUS), estableció que éste último tiene una aplicación clínica importante, incluyendo la determinación del crecimiento prostático y la estratificación en el cáncer de próstata. Sin embargo su estudio carecía de suficiente evidencia para detectar un efecto de la obesidad extrema en la precisión TRUS.12
Según Giovannucci y colaboradores, la obesidad abdominal incrementa la relación estrógenos-andrógenos, así como la actividad del sistema nervioso simpático, ya que ambos influyen en el desarrollo de la HPB y sobre la severidad de los síntomas obstructivos urinarios. La obesidad abdominal en los hombres puede incrementar la frecuencia y la severidad de los síntomas obstructivos urinarios.3 Con base en las observaciones de Freedland, la obesidad se ha asociado con formas más agresivas de cáncer de próstata13 y con un peor pronóstico12 y Soygur y colaboradores concluyeron que la obesidad es un factor de riesgo para el crecimiento prostático.
En el estudio de Lee y colaboradores, el volumen de la próstata se correlacionó positivamente con el IMC y el PA; además, el volumen fue significativamente mayor en hombres con IMC mayor de 25 kg/m2 en comparación con los que tenían un índice menor y los hombres con una circunferencia abdominal mayor de 90 cm. Lee llegó a la conclusión de que el IMC y el PA se correlacionaron en forma positiva con el volumen de la próstata, siendo éste mayor en los pacientes con IMC > 25 kg/m2 y un PA mayor a 90 cm.14
En comparación con los estudios descritos anteriormente, en el nuestro también se utilizó el ultrasonido transrectal para determinar con mayor exactitud el volumen de la próstata. Sin embargo en el análisis en conjunto de las variables, no se evidenció relación entre el IMC y el volumen de la próstata, aunque entre el PA y el volumen prostático sí se estableció una relación lineal positiva, como concluyó Lee en su estudio. Si bien esta correlación positiva fue evidente, consideramos insuficiente el tamaño de la muestra y la estratificación por edades de los participantes. Señalamos que ni el peso ni la talla de los pacientes, tuvieron relación con el volumen prostático.
¿ CONCLUSIONES
De acuerdo al análisis de los resultados:
1. En el presente estudio se observó que el IMV no se encuentra relacionado con el volumen de la glándula prostática.
2. El PA sí mostró relación lineal positiva con el volumen de la glándula prostática, tanto el análisis individual, como en el análisis de grupo; esto concuerda con lo establecido en la bibliografía; sin embargo, aunque exista una relación lineal positiva, el resultado no fue estadísticamente significativo debido al tamaño de la muestra.
3. El peso de los pacientes no está relacionado con el volumen de la glándula prostática.
4. La talla de los pacientes no está relacionada con el volumen de la glándula prostática.
5. El IMC de los pacientes normales con el volumen de la próstata, no mostró relación.
6. El IMC de los pacientes con sobrepeso con el volumen de la próstata muestra una correlación lineal negativa, no significativa: r = .322.
7. El IMC en los pacientes obesos con el volumen de la próstata muestra una correlación lineal negativa no significativa: r = .069.
8. La circunferencia abdominal de los pacientes no obesos con el volumen de la próstata, mostró una correlación lineal positiva sin significancia: p = 0.51.
9. El PA de los pacientes obesos, mostró correlación lineal positiva, no significativa, con una r = .141.
Aunque existe alguna correlación entre las variables de estudio, se concluye que la misma no fue estadísticamente significativa. Se sugiere la realización de estudios posteriores en los que participen una mayor cantidad de pacientes con el objeto de aumentar el tamaño de la muestra y así poder establecer relaciones estadísticamente significativas.
Correspondencia: Dr. Aguilar Barradas Jacinto.
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