Agradecemos los comentarios de Marín et al.1 sobre el artículo publicado recientemente por nuestro grupo2. En su carta, complementan, mediante revisión de la literatura existente, aspectos relevantes y que actualmente continúan generando controversia acerca de la mastectomía reductora de riesgo (MRR).
Desde nuestro punto de vista existen fundamentalmente dos aspectos a tener en cuenta: por un lado, la indicación de la MRR y por otro, el debate existente acerca de la seguridad oncológica de la mastectomía ahorradora de piel y pezón (MAP).
Parece bastante aceptado que debe ofrecerse la MRR a mujeres de alto riesgo especialmente que planteen dificultades en el seguimiento y/o sean portadoras de los genes BRCA1 o 2 (grado de recomendación IIA y B)3. El objetivo es reducir un 90% la probabilidad de desarrollar un cáncer de mama, aunque siguen existiendo limitaciones para evaluar el impacto en términos de supervivencia. En el estudio publicado por Heemskerk et al.4 los autores concluyen que un elevado porcentaje de mujeres portadoras de mutaciones no desarrollarán un cáncer de mama a medio plazo, siendo la probabilidad menor en las portadoras de BRCA2, y presentando tumores de mejor pronóstico (en el caso de desarrollarlos). En los últimos años se han desarrollado modelos matemáticos para el asesoramiento individual de riesgo de cáncer de mama contralateral (CMC) en pacientes con un cáncer de mama, como el CBC Risk5 el cual es un modelo predictivo que calcula el riesgo absoluto de CMC por periodos a través de la combinación de 8 factores de riesgo. Sin embargo, no incluye antecedentes familiares ni mutaciones. Sin duda, necesitamos más estudios para poder establecer qué mujeres se podrían beneficiar más de la MRR en base a su riesgo personal. Hasta que no tengamos datos más consistentes la MRR debería ofrecerse, informando de pros y contras, y constituir una decisión personal de las pacientes.
Por otro lado, estamos totalmente de acuerdo con la afirmación de los autores en su carta en cuanto a que la técnica idónea es la que permita el mejor resultado preventivo con el menor índice de secuelas.
En este sentido, la mayoría de guías de práctica clínica6 se decantan por la MAP preservando el complejo aréola pezón (CAP) por ofrecer mejor resultado cosmético, con tasas de complicaciones similares y asumibles, al permitir realizar la reconstrucción mamaria (bien sea de manera inmediata mediante la colocación de prótesis directa o diferida mediante expansores) con el consiguiente impacto positivo en calidad de vida y esfera psicosocial de las pacientes. Nuestros resultados avalan la seguridad de estas técnicas.