COMUNICACIONES ORALES
CONSUMO DE BENZODIACEPINAS Y COCAÍNA EN PACIENTES QUE INICIAN TRATAMIENTO CON METADONA: RELACIÓN CON EL ESTADO DE SALUD MENTAL Y LA GRAVEDAD CLÍNICA
C. Gimeno1, M. C. Pellín2, D. Torres3, J. L. Furio4, G. Botella, Grupo de Investigación en Adicciones de Alicante
1 Unidad de Conductas Adictivas. Denia. 3 Unidad de Conductas Adictivas. Elche. 4 Unidad de Conductas Adictivas. La Vila Joiosa 5 Centro Provincial Cruz Roja. Alicante. 6 Penitenciario Fontcalent. 7 Hospital General de Alicante.
Introducción: Los pacientes dependientes a la heroína consumen habitualmente además de opiáceos otras sustancias adictivas. Estas drogas podrían interferir en los tratamientos de mantenimiento con metadona. Algunos pacientes «desvían» sus pautas de consumo hacia drogas alternativas como la cocaína, las benzodiacepinas o el alcohol, planteando nuevos interrogantes como las posibles asociaciones con patología mental y la gravedad en el diagnóstico de la adicción. El objetivo de la comunicación es conocer el consumo de otras sustancias además de la heroína y su relación con el estado de salud mental de los pacientes antes de la incorporación a tratamiento con mantenimiento con metadona.
Pacientes y métodos: Estudio observacional de tipo transversal y multicéntrico. Pacientes con diagnóstico de dependencia a la heroína que inicia tratamiento de mantenimiento con metadona. Muestra constituida por 200 pacientes que solicitaron tratamiento con metadona en las Unidades de Conductas Adictivas (UCA''s) de Denia, Elche, La Vila Joiosa, Centro Penitenciario de Fontcalent Cumplimiento y Centro Provincial de Drogodependencias de Cruz Roja Española en Alicante. Se midieron las variables sociodemográficas y clínicas según protocolo específico. Los instrumentos utilizados han sido el Cuestionario de Salud General de Goldberg (GHQ), que forma parte del indicador del tratamiento de la adicción a opiáceos, versión española de la entrevista clínica Opiate Treatment Index (OTI).
Resultados: De los 200 pacientes el 85% eran hombres y el 15% mujeres. Consumían cocaína el 38%, benzodiacepinas el 36%, alcohol el 23% y cannnabis el 49%. El consumo de benzodiacepinas se correlaciona con las puntuaciones más altas en el GHQ, mientras que el consumo de cocaína se correlaciona con las puntuaciones más altas en la puntuación total del OTI.
Discusiones: Los pacientes que consumen además de heroína benzodiacepinas obtienen con mayor frecuencia puntuaciones compatibles con la consideración de caso psiquiátrico, mientras que la mayor gravedad en la adicción medida con el OTI se encuentra en pacientes con consumo combinado de heroína y cocaína.
Agradecimientos: Financiado por el Instituto de Investigación en Drogodependencias (INID).
IMPORTANCIA DE LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD EN LA EVOLUCIÓN PSICOPATOLÓGICA DE LOS PACIENTES DEPENDIENTES A OPIÁCEOS
P. Sánchez Cuerda*, G. Haro Cortés*, F. Bolinches Claramonte*, J. C. Valderrama Zurián***, P. de Vicente Manzanaro***
* Unidad de Toxicomanías. Servicio de Psiquiatría. Hospital Clínico Universitario de Valencia. ** Unidad de Conductas Adictivas. Área 3. *** Unidad de Alcohol. Áreas 16 y 18. Consellería de Sanitat. Generalitat Valenciana.
Introducción y objetivo: a) Se pretende estudiar la prevalencia de los trastornos de personalidad (TP) y otras variables psicopatológicas en pacientes dependientes a opiáceos; b) describir la evolución psicopatológica de estos pacientes a los 3 y 6 meses de su desintoxicación hospitalaria; c) analizar la posible relación entre la evolución de la historia adictiva y la psicopatológica, y d) determinar cómo influyen los TPs en la evolución psicopatológica.
Material y métodos: Estudio longitudinal con seguimiento a los 3 y 6 meses del alta hospitalaria en pacientes dependientes a opiáceos de una UDH (al ingreso, n = 57; a los 3 meses, n = 23, y a los 6 meses, n = 15). Al inicio se recogía información sobre la historia adictiva, la escala de depresión de Beck, el Symptom Checklist-90 (SCL-90) y el International Personality Disorder Examination (IPDE), en su versión DSM-IV. En la segunda y tercera visita se recogía información sobre las mismas variables a excepción del IPDE. La evolución de la psicopatología se analizó mediante las pruebas de McNemar y de Pearson. El nivel de significación estadística se estableció para p < 0,05.
Resultados: La edad media de los pacientes fue de 31,7 años, siendo la distribución por sexos de 40,4% mujeres y 59,6% hombres, manteniéndose estas características en la segunda y tercera visita. Los pacientes que presentaron TPs fueron el 49,1% (n = 28). El TP más frecuente fue el no especificado (17,5%, n = 10), seguido del límite (12,3%, n = 7) y el paranoide (10,5%, n = 6). Los resultados del Beck al ingreso mostraron que el 29,8% presentaban sintomatología depresiva grave, el 21,1% moderada y el 31,6% leve. En la evolución a los 3 y 6 meses no se encontraron diferencias estadísticamente significativas en las puntuaciones medias del Beck. La puntuación media del SCL-90 al ingreso fue de 1,41 (ds: 0,70), si bien la subescala de paranoidismo (IC95%: 0,890/0,22; p = 0,003) y el índice global de sintomatología (IGS) (IC95%: 0,67/0,02; p = 0,040) presentaban un descenso significativo de las puntuaciones medias a los 3 y los 6 meses, la sensibilidad interpersonal sólo presentó un descenso significativo a los 6 meses del seguimiento (IC95%: 0,56/0,09; p = 0,009). Sin embargo, los pacientes que presentaron diagnóstico de dependencia a heroína en la segunda visita sólo mejoraron significativamente en la puntuación media respeto a paranoidismo (IC95%: 1,19/0,19; p = 0,014) en la evolución a los 3 y 6 meses. El diagnóstico de dependencia de consumo de benzodiacepinas en la segunda visita se correlaciona con la evolución a los 6 meses de la escala sensitividad interpersonal (SCL-90), disminuyendo la puntuación media en los pacientes con dependencia pasada frente a aquellos con dependencia actual (Rho: 1,0; p = 0,000). Los pacientes con algún TP sólo mejoraron significativamente en la puntuación media respeto a paranoidismo (IC95%: 1,21/ 0,30; p = 0,004) en la evolución a los 3 meses.
Conclusiones: a1) Se observa una alta prevalencia de TPs en los pacientes dependientes a opiáceos, siendo más frecuente los TPs no especificado y límite; a2) los pacientes estudiados presentan una elevada prevalencia de sintomatología depresiva (Beck) y un alto grado de psicopatología (SCL-90); b) no existe una mejoría significativa de la escala de depresión, mientras que sí mejoró la psicopatología (SCL-90), principalmente en las subescalas de paranoidismo, sensibilidad interpersonal y el IGS; c1) los pacientes con diagnóstico de dependencia a heroína en la segunda visita presentaron peor evolución psicopatológica; c2) el diagnóstico de consumo de benzodiacepinas en la segunda visita influye en la evolución de la escala de sensitividad interpersonal, teniendo peor pronóstico la dependencia actual a los 3 meses, y d) los pacientes con algún TP tienen peor pronóstico psicopatológico, mejorando exclusivamente en la escala de paranoidismo.
Agradecimientos: Parte de este trabajo ha sido financiado por el Instituto de Investigación de Drogodependencias. Universidad Miguel Hernández.
PREVALENCIA DE TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD EN PACIENTES CON DEPENDENCIA ALCOHOLICA
P. de Vicente*, N. Sánchez**, B. Ochando*, P. Sánchez***, F. Bolinches****
* Unidad de Alcohología. Dirección de Atención Primaria. Áreas 16 y 18. Conselleria de Sanitat. Generalitat Valenciana. ** AEPA. Alicante. *** Unidad de Toxicomanías. Hospital Clínico Universitario. Valencia. **** Unidad de Conductas Adictivas. Sagunto (Valencia). Área 3.
Objetivo: Determinar la presencia de trastornos de la personalidad en pacientes con diagnóstico de dependencia alcohólica.
Diseño: Estudio transversal con componentes descriptivos y analíticos.
Población y muestra: Pacientes que iniciaron tratamiento en la Unidad de Alcohología de Alicante y que cumplían criterios diagnósticos DSM-IV de dependencia alcohólica. Se obtuvo mediante muestreo consecutivo una muestra de 44 pacientes de los que se rechazaron 3 por presentar problemas de analfabetismo y/o un importante deterioro mental que imposibilitaba el pase de cuestionarios.
Instrumentos: Se utilizó un cuestionario que recogía las variables sociodemográficas, el consumo de otras sustancias, variables clínicas y psicológicas, el inventario Beck para la depresión y el International Personality Disorder Examination (IPDE) en su versión DSM-IV. Con el objeto de evitar posibles distorsiones el pase del IPDE y su entrevista se realizaba 2 semanas después de que el paciente estuviera desintoxicado.
Analisis de los datos: Los datos fueron procesados y analizados mediante el paquete estadístico SPSS v.7.1. Para el análisis estadístico se realizó un estudio descriptivo y se realizaron comparaciones según la presencia o no de trastornos de la personalidad. Se utilizaron la comparación de distribuciones, según la prueba Chi cuadrado, rechazándose la hipótesis nula para p < 0,05. Para las variables cuantitativas se utilizaron la prueba «t» de Student para grupos independientes.
Resultados: La edad media fue de 40,43 años (ds: 11,15), con un período medio de consumo abusivo de alcohol de 15,72 años (ds: 11,24). La distribución por sexos era del 87,8% hombres y 12,2% mujeres. El 56,1% de los pacientes presentaban algún trastorno de la personalidad (un 34,1% 1 solo trastorno, un 19,5% 2 trastornos y el 2,4% 3 trastornos). El trastorno de la personalidad más prevalente fue el trastorno límite (22%), seguido por el trastorno por evitación (17,1%), el obsesivo compulsivo (12,2%) y el no especificado (7,3%). De los 41 sujetos, el 36,4% presentaba depresión leve, el 24,2% depresión moderada y el 9,1% depresión grave. Los pacientes con diagnóstico de trastorno límite la personalidad presentaban puntuaciones más elevadas en el inventario de Beck, en promedio 12,58 puntos más que los que no presentan dicho trastorno (IC95%: 6,01 a 19,15 puntos)
Conclusiones: La prevalencia de trastornos de la personalidad en pacientes con diagnóstico de dependencia alcohólica es elevada, siendo similar a la hallada en pacientes con dependencia de otras sustancias.
Agradecimientos: Parte de este estudio ha sido financiado mediante ayuda IVESP 99/051.
VARIABLES PREDICTORAS DE FINALIZACIÓN DE PROGRAMA EN UNA UNIDAD DE DESHABITUACIÓN RESIDENCIAL
P. Santos Díez, J. Palomares Alcoriza, M.a A. Pastor Badia
Unidad de Deshabituación Residencial Balsa Blanca.
Introducción y objetivo: En el presente estudio se describe el perfil del usuario drogodependiente de la Unidad de Deshabituación Residencial (UDR) Balsa Blanca. El objetivo del presente trabajo es analizar las diferentes variables sociodemográficas, toxicológicas, sanitarias y judiciales y la posible relación de estas variables o capacidad predictiva con el tipo de finalización de programa: alta voluntaria, alta por incumplimiento de normas, cambio de programa y alta terapéutica.
Material y métodos: El material utilizado para la obtención de los datos ha sido historia clínica del paciente, plantilla de recogida de información (31 ítems) y notificación de admisión de UDR. Se estudia la posible correlación entre las diferentes variables con la variable dependiente (tipo de finalización de programa), así como la capacidad predictiva de las mismas en dicha variable. La muestra eran 231 sujetos que ingresaron en el período comprendido entre 1992-1998. El análisis estadístico ha sido realizado con el programa estadístico SPSS.
Resultados y conclusiones: El perfil tipo de la muestra estudiada estaría representado en cuanto a las variables sociodemográficas por un varón joven, con una edad media de 27 años, soltero y sin hijos, nivel de estudios de EGB, parado cuya profesión se ubica en el sector secundario y con problemas judiciales. Respecto a las variables toxicológicas y clínicas predomina la adicción a heroína, vía intravenosa, inició el consumo a los 19 años, con amigos y con una media de consumo de 8 años y politoxicómano. En cuanto a su estado de salud no presenta patología alguna, aunque el 30% son portadores de VIH con o sin patología hepática. Con respecto a las variables de retención y finalización de tratamiento el tiempo de permanencia medio ha sido de 4,8 meses y el 31.2% de los sujetos que componen la muestra finalizaron con éxito (alta terapéutica). El porcentaje de abandonos es muy alto en los 2 primeros meses de estancia.
Los datos obtenidos muestran que a mayor edad mayor patología sanitaria, mayor tiempo de consumo, más períodos previos de abstinencia, mayor tiempo máximo de abstinencia previa y mayor tiempo de permanencia en la UDR aumenta la probabilidad de alta terapéutica en un programa de deshabituación residencial.
El análisis discriminante realizado con todas las variables independientes selecciona un conjunto de 3 variables que clasifican correctamente el 65,8% de los sujetos: períodos de abstinencia, tiempo de permanencia en tratamiento y vía de administración. Análisis discriminantes para cada uno de los grupos de variables por separado reflejan que el estado de salud (67,1%), las variables sociodemográficas (65,3%) y las toxicológicas (63,4%) son el conjunto de variables más determinantes a la hora de discriminar los sujetos que finalizan tratamiento con alta terapéutica. Sin embargo, los antecedentes familiares, tipos de tratamientos anteriores y situación judicial poseen escasa capacidad predictiva. Los resultados de este estudio, al proporcionar información sobre las posibles variables predictoras de finalización de programa, pueden ayudar a mejorar la retención de los usuarios en Unidades de Deshabituación Residencial.
DIFERENCIAS BASALES EN ACTIVIDAD OPIOIDE Y VULNERABILIDAD A LA ADICCIÓN A OPIÁCEOS
S. Martín Jiménez, J. M. Oliva de las Heras, J. A. Crespo Fernández, C. García Lecumberri, B. González González, E. Ambrosio Flores
Departamento de Psicobiología. Universidad Nacional de Educación a Distancia.
Introducción: Posibles diferencias congénitas en la actividad del sistema opioide endógeno que participa en las acciones reforzantes de las drogas pueden tener relación con diferencias individuales en la susceptibilidad a los efectos euforizantes de los opioides. Esta potencial vulnerabilidad biológica puede facilitar o inhibir el desarrollo de la dependencia de drogas. Experimentalmente este tipo de hipótesis pueden abordarse empleando diseños de la genética de la conducta que nos permiten estimar la importancia relativa de genes y ambiente en los factores neurobiológicos que median en la vulnerabilidad a las drogas de abuso.
Material y métodos: Se ha utilizado 2 razas de ratas genéticamente seleccionadas. Lewis (LEW) y Fischer 344 (F344), que difieren por su preferencia por las drogas de abuso.
Resultados y conclusiones: Empleando aproximaciones metodológicas como la autoadministración intravenosa de drogas, reforzamiento operante con comida, autorradiografía de receptores hibridación in situ hemos encontrado que existen entre ambas razas diferencias en los niveles basales de ARMm de proencefalina en el estriado dorsal y en el núcleo accumbens, en la densidad de receptores-opioides de varias regiones cerebrales, en su frecuencia de autoadministración intravenosa de morfina con programa de razón progresiva y en su frecuencia de respuestas con programas de razón fija, intervalo variable y razón progresiva cuando el refuerzo es la comida. El contenido basal de ARNm de proencefalina fue significativamente más alto en el estriado dorsal y el núcleo accumbens de las ratas F344 comparada con las LEW. Igualmente la densidad de receptores-opioides se mostró significativamente mayor en el núcleo ventromedial del hipotálamo, la amígdala y los núcleos talámicos dorsomedial y ventral de las ratas F344 que las de la LEW. Sin embargo, las ratas LEW se autoadministraron morfina con mayor frecuencia y llegaron a mucho mayores «puntos de cese» que las F344 en los programas de razón progresiva. Estos 2 resultados podrían sugerir que las diferencias en la preferencia que estas razas de ratas tienen por los opioides pueden estar relacionas, en parte, con las diferencias en los niveles de actividad basal opioides que muestran. No obstante, ambas razas también difieren en el patrón y la frecuencia final de respuestas con los programas de conducta operante reforzada con comida citados anteriormente. Así, aunque las ratas F344 tienen una frecuencia final de respuestas más baja que las LERW, su patrón de respuesta en más regular que las de las ratas LEW. Globalmente considerados, estos datos indican que la mayor vulnerabilidad de las ratas LEW a los efectos reforzantes de la morfina puede ser una consecuencia de su inherente bajo tono basal opioide, pero las ratas LEW pueden tener también una mayor capacidad para aprender o ejecutar tareas de opiáceos en paradignas de autoadministración intravenosa.
Agradecimientos: Investigación financiada por el Proyecto DGES PB93-0290.
EVOLUCIÓN DE LA INFECCIÓN POR VIH Y LA VÍA DE ADMINISTRACIÓN EN POBLACION EN METADONA EN EL PERÍODO COMPRENDIDO DESDE 1990 A 1997
J. Esteban-Mozo, C. Gimeno, M. J. Martínez, E. Vilanova, J. Barril, M. C. Pellín
División de Toxicología. Universidad Miguel Hernández.
Introducción y objetivo: El 66% de las infecciones por VIH en España corresponden a usuarios de drogas, por lo que hay que prestar especial atención a este sector de la población. El objetivo del presente trabajo era relacionar la vía de consumo de sustancias con el nivel de infección por VIH en pacientes en Programa de Mantenimiento con Metadona en la provincia de Alicante durante el período comprendido entre junio de 1990 y diciembre de 1997.
Material y métodos: Los pacientes tratados en el Centro Provincial de Drogodependencias de la Cruz Roja de Alicante en dicho período fueron 1.892. Procedían de las Unidades de Conductas Adictivas de la provincia de Alicante o bien por traslado vacacional. Las variables clínicas fueron infección por VIH y vía de administración de sustancias. La vía de administración se clasificó en: parenteral, no parenteral y mixta. La vía parenteral recogió el uso de la vía endovenosa. La vía no parenteral incluyó a las vías fumada, inhalada y oral. La mixta agrupó a pacientes que usaron simultáneamente las vías fumada, inhalada, endovenosa y oral. Los datos de la vía de administración fueron recogidos al inicio del tratamiento. Los datos sobre la infección por VIH se obtuvieron de los últimos análisis de cada paciente.
Resultados y conclusiones: De los 1.892 pacientes estudiados el 79% eran hombres y el 22% mujeres. Los resultados se pueden separar en 2 períodos. El primer período correspondió desde junio de 1990 al final de 1993. En esta zona el número de pacientes en programa osciló entre 181 y 252. La tasa de infección por VIH se mantuvo entre un 66 y un 67%. La vía de administración que predominó fue la vía endovenosa (entre un 91 a un 92%); la vía no parenteral se situó entre el 8 y el 6%, mientras que la utilización de la vía mixta fue despreciable. En el segundo período se pasa de una situación estacionaria a otra más dinámica. Por una parte, encontramos un crecimiento exponencial en el número de pacientes en programa (Y: 3E-303e0,35X, R2: 0.990) desde 424 en 1990 a 1.250 en 1997. La infección por VIH cae de un 63% en 1994 a un 50% en 1997. De forma similar, el uso de la vía parenteral disminuye de un 91% en 1994 a un 66% en 1997. En contraposición, la vía no parenteral aumenta de un 6 a un 23% y la mixta a un 11% en este segundo período. Cuando se relacionó la vía de administración con infección por VIH se observó que en usuarios de la vía endovenosa la tasa de infección era de 97% en 1990, mientras que ésta caía hasta el 76% en 1997. Se observaron diferencias significativas entre los grupos parenteral, no parenteral y mixta para los diferentes años del estudio, de tal forma que la tasa de infección era significativamente mayor en usuarios de la vía endovenosa que en usuarios de la mixta y no parenteral. La vía no parenteral obtuvo una tasa de infección por VIH significativamente menor que las otras 2 vías para los diferentes años de estudio.
Estos resultados concuerdan con la forma de transmisión del virus de la inmunodeficiencia humana y apoyan la utilidad de los programas de mantenimiento con metadona en la reducción de la transmisión del virus, dado que éstos ayudan a que el paciente se inyecte menos y hacen menos probable que compartan jeringuillas.
ESTUDIO DE LA ACTIVIDAD SEROTONÉRGICA CENTRAL DE ADICTOS A LAS DROGAS
M. I. Pérez Díaz, C. Gómez-Perretta de Mateo, M. Portolés Sanz
Unidad de Adicciones. Centro de Investigación. Hospital La Fe. Valencia.
Introducción y objetivo: Estudios recientes establecen que la dificultad por controlarse se asocia repetidamente con abuso y dependencia a las drogas. Esta característica podría servir además para explicar la frecuente comorbilidad con otros desórdenes de control de impulsos como son la cleptomanía, el síndrome de Tourette, la bulimia, el juego o los trastornos de la personalidad. Este trastorno en el autocontrol se correlaciona positivamente con un temperamento buscador de novedad (BN) y negativamente con la dimensión de persistencia o task reward dependence del modelo de Cloninger y biológicamente con un déficit del sistema inhibitorio neuronal a nivel predominantemente del sistema serotonérgico. Dicho sistema puede valorarse conociendo la diferencia entre los niveles de prolactina antes (basal) y tras la administración de fenfluramina (FA), sustancia capaz de aumentar el nivel de serotonina en la sinapsis y que se correlaciona positivamente con la actividad serotonérgica central.
El objetivo del presente trabajo ha sido tratar de valorar si la hipótesis anterior se cumple en nuestra población de adictos abstinentes a las drogas (AAD) y conocer si su predecible necesidad por experimentar situaciones extremas de riesgo y tendencia a perder el control de su comportamiento correlaciona con la medida de su actividad serotonérgica. Una correlación positiva entre ambos parámetros pondría en evidencia un déficit a este nivel y reforzaría la idea de que la administración de sustancias capaces de aumentar la competencia del sistema inhibitorio mejoraría el nivel de autocontrol de sujetos con este trastorno.
Material y métodos: Se han estudiado 21 AAD que cumplían criterios DSM-III-R/DSM-IV de abuso/dependencia a drogas, con un tiempo de abstinencia máximo de 6 meses y mínimo de 2 meses, y se ha comparado con un grupo de 31 controles (valores normativos del TPQ), 7 de los cuales fueron sometidos además al estudio neuroquímico.
En concreto se valoraron en ambas poblaciones las dimensiones del TPQ (versión 4-5/1987) y la medida basal y post-FA de prolactina en suero mediante el empleo de radioinmunioensayo asociada a una técnica de doble anticuerpo a las 9 y a las 12, respectivamente.
Resultados y conclusiones: El resultado del TPQ indica que aquellos sujetos con antecedentes de AD eran más BN y menos persistentes que la población control (p < 0,01). También mostraban una menor respuesta a la FA que los controles (6,0 versus 10,7 versus 6,0 ng/dl) (p < 0,01).
En conclusión, los AD parecen tener más dificultad para controlarse que parece correlacionarse con un temperamente BN junto a una menor persistencia. Ambas dimensiones se correlacionan además con un déficit funcional del sistema inhibitorio que regular neuronalmente la respuesta del individuo frente a los estímulos.
ACOPLE FUNCIONAL DEL RECEPTOR OPIOIDE µ Y DEL ADRENOCEPTOR *2 A PROTEINAS G EN CEREBRO POST MORTEM DE ADICTOS A OPIOIDES
J. J. Meana*,**, J. González-Maeso*, J. A. García-Sevilla**, J. Guimón**
* Departamento de Farmacología. Universidad del País Vasco/E. H. U. Leioa (Bizkaia). ** Departamento de Psiquiatría. Universidad de Ginebra. H. U. G. Hospital Belle-Idée. Chêne-Bourg (Suiza).
Introducción y objetivo: La administración crónica de opioides conlleva fenómenos de tolerancia y dependencia. El desacople funcional entre neurrorreceptor y proteína G, la internalización y la pérdida de número de receptores son algunos de los mecanismos celulares con fines adaptativos que subyacen tras los fenómenos de tolerancia y dependencia. Sin embargo, diferentes estudios bioquímicos han demostrado repetidamente que la densidad de receptores opioides µ permanece inalterada en el cerebro humano de sujetos consumidores crónicos y adictos a opioides.
La fijación de [35S]GTP*S a las proteínas G y su estimulación a través de fármacos agonistas de los diferentes receptores acoplados a esas proteínas G constituye un método para evaluar en un tejido post mortem como el cerebro humano la actividad funcional de receptores y las posibles adaptaciones a la presencia sostenida de agonistas opioides u otros.
El presente estudio evaluó el acople funcional del receptor opioide µ y del adrenoceptor *2 a las proteínas G a través de la fijación de [35S]GTP*S y su estimulación por los agonistas selectivos DAMGO (receptor opioide µ) y UK14304 (adrenoceptor *2) en corteza prefrontal (área 9) de adictos a opioides fallecidos por sobredosis.
Material y métodos: En la autopsia se obtuvieron muestras de 15 varones con historia clínica, policial y hallazgos toxicológicos (opioides en pelo) de consumo crónico de opioides (10 heroína, 5 metadona). El estudio toxicológico confirmó la presencia en plasma de elevadas concentraciones de opioides y de otras drogas. Los casos con historia y/o hallazgos de psicoestimulantes fueron excluidos. Las muestras de otros 15 sujetos sin patología neuro-psiquiátrica equiparados en género, edad y retraso autópsico, con estudio toxicológico negativo, se utilizaron como grupo control.
Mediante curvas concentración-respuesta de la fijación de [35S]GTP*S a la estimulación por DAMGO o por UK14304 se determinó la actividad basal, el efecto máximo estimulatorio (Emáx) y la potencia de esa estimulación (EC50).
Resultados: La actividad basal no fue diferente entre adictos (819 ± 83 fmol/mg p) y controles (918 ± 106 fmol/mg p). En adictos la actividad funcional del receptor opioide µ (Emáx: 62 ± 8%; EC50: 1,09 ± 0,26 µM) fue similar al grupo control (Emáx: 60 ± 12%; EC50: 2,01 ± 0,58 µM). El efecto máximo de la actividad del adrenoceptor *2 tampoco difirió entre adictos (Emáx: 28 ± 3%) y controles (Emáx: 32 ± 8%). Sin embargo, se observó una pérdida de potencia estimulatoria del adrenoceptor *2 en adictos (EC50: 4,36 ± 1,81 µM) respecto de controles (EC50: 0,41 ± 0,15 µM) (p < 0,01; t-test de valores normalizados.
Conclusiones: Los datos demuestran la ausencia de desensibilización del receptor opioide µ y una clara desensibilización del adrenoceptor *2 durnate el consumo crónico de opioides. El hallazgo podría representar un mecanismo adaptativo en la corteza frontal frente a la hipoactividad noradrenérgica inducida por la presencia crónica de opioides.
Agradecimientos: Financiado por el Gobierno Vasco (PI98/8), UPV/EHU (G13/18) y FNSRS (32-57066.99). J. G-M es becario del MEC.