Entre las terapias no farmacológicas que se han ido proponiendo en los últimos años, la estimulación cognitiva es la que recibe el mayor apoyo empírico, especialmente en el envejecimiento normal, el deterioro cognitivo leve y las demencias, llegando a proponerse como la primera intervención a realizar cuando se realizan esos últimos diagnósticos. Existen diferentes programas de estimulación cognitiva en castellano, adaptados a las diferentes características de las poblaciones a las que pretenden atender.
Dado que la proliferación de dichos programas corre el riesgo de menoscabar su calidad, se plantean una serie de recomendaciones teóricas que deben tenerse en cuenta a la hora de aplicar estimulación cognitiva a estas poblaciones: i) su administración debe ser individual o en grupos muy reducidos y homogéneos que permitan utilizar las estrategias de intervención neuropsicológica independientemente del proceso cognitivo que se pretenda trabajar, y ii) la selección de las tareas a usar debe estar enmarcada en un modelo teórico que las fundamente y les dé sentido, evitando confundir la estimulación cognitiva con la mera repetición de ejercicios variados.
En conclusión, el profesional debe seleccionar los materiales que resulten más adecuados de entre los disponibles en la literatura, ajustándolos tanto a las características del individuo en función de los resultados en su evaluación neuropsicológica, como al marco teórico en que el fundamenta su intervención. Todo ello utilizando estrategias de rehabilitación y contemplando otros aspectos cognitivos, emocionales y comportamentales que puedan estar comprometiendo el funcionamiento del paciente en la vida cotidiana.
Among the non-pharmacological therapies proposed in the last few years, cognitive stimulation has received the most empirical support, especially in normal aging, mild cognitive impairment and dementia. Indeed, this therapeutic modality is the first-line intervention in the latter two diagnoses. There are a large number of cognitive stimulation programs in the Spanish language that have been adapted to distinct clinical populations.
Since the proliferation of these programs could reduce their quality, two theoretical recommendations are suggested for their implementation in clinical practice: i) interventions should be carried out individually or in small and homogeneous groups to facilitate the use of neuropsychological strategies regardless of the cognitive process to be treated, and ii) tasks should be selected within a theoretical framework to avoid confusing cognitive stimulation with merely repeating a variety of exercises.
In conclusion, the most suitable materials for intervention should be selected according to the available empirical evidence. These materials should be adapted to both the patient's neuropsychological profile and the theoretical framework supporting the cognitive intervention. In this context, the use of distinct rehabilitation strategies would also be desirable, bearing in mind the cognitive, emotional and behavioral variables that may be related to the patient¿s daily life.
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