El deterioro cognitivo leve o ligero (DCL) es la disminución mantenida de las funciones cognitivas que no es suficientemente severa como para ser considerada una demencia. Actualmente el DCL está infradiagnosticado y el reto supone detectarlo en la fase prodrómica dado que es un proceso que con frecuencia evoluciona a la enfermedad de Alzheimer (EA). Los nuevos criterios de diagnóstico del DCL incluyen biomarcadores, pero, en la práctica diaria, la historia clínica y la evaluación de diversas esferas, sobre todo la neuropsicológica, siguen siendo las herramientas más eficaces. El paciente suele acudir a consulta con quejas de memoria aunque a veces es llevado por los familiares que observan olvidos importantes. El primer paso es detectar que haya deterioro cognitivo con pruebas de cribaje entre las que se encuentran el MMSE o el Test 7 Minutos. Para confirmar la sospecha se completa la evaluación por áreas, sobre todo la memoria, o empleando baterías especiales para deterioro cognitivo y/o demencia. Es preciso evaluar las capacidades funcionales mediante escalas de valoración de las actividades de la vida diaria y explorar los síntomas neurológicos y psiquiátricos. También se realizan pruebas complementarias para descartar posibles causas de deterioro cognitivo reversible. Un diagnóstico precoz del DCL nos permitirá poner en marcha cuanto antes terapias no farmacológicas y en breve, terapias farmacológicas, así como enlentecer el desarrollo del deterioro cognitivo.
Mild cognitive impairment (MCI) is a sustained decrease of cognitive functions that is insufficiently severe to warrant a diagnosis of dementia. Currently, MCI is underdiagnosed. Since MCI often progresses to Alzheimer's disease, the challenge is to identify this process in the prodromal phase. New diagnostic criteria include the use of biomarkers. However, in daily practice, clinical history and the assessment of diverse areas, mainly neuropsychological, remain the most effective tools. The patient usually attends consultations with memory complaints, but is sometimes brought by relatives who observe substantial memory failures. The first step is to detect that there is cognitive impairment with screening tests such as the Mini Mental State Examination or the Seven Minute Test. To confirm suspicion, the evaluation is completed by assessing cognitive areas, especially memory, or by using specific batteries for cognitive deterioration and/or dementia. Complex functional tasks should be evaluated through scales of activities of daily living. Neurological and psychiatric symptoms should also be assessed. Additional studies (laboratory tests) are used to exclude reversible causes of cognitive impairment. Early diagnosis of MCI allows non-pharmacological therapies and, shortly, pharmacological treatments to be started as early as possible, thus slowing the development of cognitive deterioration.
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