Objetivo: Unificar criterios al protocolo de actuación con respecto a la cistogammagrafía directa, reforzando las competencias profesionales.

Material y métodos: Esta exploración permite valorar la existencia de flujo retrógrado de orina desde la vejiga al riñón, observándose continuamente las fases de llenado y vaciado vesical tras la instilación a través de un catéter (sonda vesical) de suero salino fisiológico (SSF) y un radiotrazador. La cantidad de SSF que se administra en adultos es de 500 mililitros aproximadamente, mientras que en niños se calcula con la siguiente fórmula: (edad en años + 2) × 30. Durante la instilación es preciso calcular y anotar la presión alcanzada durante el estudio, evitando la salida de SSF por el inicio de la regleta de presión venosa central. La regleta se coloca arriba del regulador de altura del palo gotero y debe llegar como mínimo al cazaburbujas. De la posición 0 para abajo se mide en sentido contrario.

Resultado: Teniendo en cuenta la teoría de los vasos comunicantes y aplicándolo a nuestra exploración, nos sirve para demostrar que la presión hidrostática sólo depende de la altura, deduciendo que cuanto mayor altura coloquemos la regleta, conseguiremos una mayor presión. La presión mínima que se debe alcanzar es de 50-70 cm³ H2O y presión máxima:100 cm³ H2O.

Conclusiones: La cistogammagrafía directa es un buen método diagnóstico del reflujo vesicoureteral frente a la cistografía convencional que provoca una mayor irradiación del paciente. Es una patología frecuente en la infancia, realizándose no solo un estudio, sino también sucesivos para evaluar el correcto tratamiento. De ahí la importancia de la concienciación de las indicaciones del estudio y sus efectos derivados dependientes del resultado. La elaboración del estudio unificando criterios ha permitido conocer la importancia de aumentar la tasa de verdaderos positivos y verdaderos negativos.