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Vol. 48. Núm. 2.
Páginas 191-199 (junio 2014)
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Ixel Hernández León
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Los movimientos de población hacia diferentes territorios durante los periodos de descanso es una actividad cada vez más frecuente, situación que ha sido muy bien aprovechada por la industria del turismo y el entretenimiento que ofrece opciones para vacacionar que van desde el turismo masivo de sol y playa, hasta propuestas cuyo sello distintivo es el ecoturismo y la sustentabilidad, sin dejar de lado las que surgen cuando el atractivo se ubica en la categoría de patrimonio cultural. Para la Organización Mundial de Turismo (omt), el turismo comprende las actividades que realizan las personas durante sus viajes y estancias en lugares distintos al de su entorno habitual, por un periodo consecutivo menor a un año y mayor a un día, con fines de entretenimiento, negocios o por otros motivos.1

Aunque el turismo no es una práctica reciente, en la era de la conectividad y la globalización cada vez con mayor frecuencia se plantea realizar viajes de placer en los tiempos de ocio; aunque las motivaciones para realizar estos viajes sean diferentes, lo que es un hecho es que el turismo a escala mundial se está convirtiendo en una las principales actividades económicas. En cualquier caso, es innegable la relevancia que adquirió el turismo como motor (o promesa) del desarrollo económico en las últimas décadas, situación que conlleva implicaciones sociales, culturales, ambientales y, desde luego, económicas que vale la pena analizar desde las disciplinas de las ciencias sociales y las humanidades.

Como fenómeno sociocultural, el turismo es una actividad que hasta hace relativamente poco tiempo comienza a ser estudiada desde una perspectiva antropológica, en ese sentido, este libro es una oportuna recopilación que da cuenta de diez visiones de estudio desde la antropología, abordadas como propuestas metodológicas, con estudios de caso o con análisis que en conjunto son una abierta provocación para que se aborden más investigaciones desde esta disciplina. Los autores plantean preguntas que consideran diferentes dimensiones del turismo como: ¿es un ejercicio imperialista y neocolonialista que refleja los modernos servilismos del fin y cambio de siglo?, ¿cómo plantearse un plan de salvaguarda (para el patrimonio inmaterial), si las prácticas están orientadas cada vez más hacia el turismo de masas?, ¿cuáles son las condiciones mínimas para que el turismo sea un derecho que no se ejerza a costa de violar los derechos de los otros?

Resultado del Seminario sobre Antropología y Turismo coordinado por Alicia Castellanos Guerrero de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, y por Jesús Antonio Machuca de la Dirección de Etnología y Antropología Social del Instituto Nacional de Antropología e Historia, este libro plantea en la introducción, realizada por los propios coordinadores del Seminario, la influencia que ha tenido el turismo como fenómeno sociocultural en los patrones culturales y de consumo de las sociedades occidentales. También se plantea el territorio como espacio geográfico, social y simbólico que puede ser reconfigurado y cambiar drásticamente de fisonomía al ser ocupado y convertido en lugar exclusivo para turistas (Castellano y Machuca: 2013). En este apartado también se hace énfasis en que el turismo en la era de la globalización es uno de los aspectos significativos que favorece el cambio cultural que se produce mediante la interacción social y el desdoblamiento de las identidades. Además se habla sobre el reto planteado a los investigadores de la antropología para conceptualizar los aspectos que trae consigo la globalización, entre ellos, desde luego, el turismo que, por otra parte, se vincula con el acceso a la cultura y el manejo de recursos y las problemáticas de estos procesos.

Los textos que integran el libro muestran tanto propuestas metodológicas, como los artículos de David Lagunas y Mauricio Genet Guzmán; análisis del fenómeno turístico y algunas de sus aristas, en las colaboraciones de Javier Hernández, Berdard Duterme, Ángeles López y Gustavo Marín, y los propios coordinadores de la obra Alicia Castellanos y Antonio Machuca; así como estudios de caso en el trabajo de Iván Franco, Federico Zúñiga y Domenico Scafoglio.

En el artículo “De la actividad al discurso: problemas en torno a la antropología del turismo”, David Lagunas plantea cuatro problemas que deben considerarse para el análisis del turismo desde la antropología, aunque hace énfasis en la falta de atención teórica y empírica para el estudio de este fenómeno desde las ciencias sociales. El primer problema que plantea es que el turismo existe y es parte de un momento social importante que trastoca escenarios contemporáneos, además los reconvierte en imaginarios que ponen de manifiesto estrategias simbólicas y político-económicas para la construcción de identidad local, regional y nacional. El segundo problema está dirigido a la identidad de los turistas, diferenciada en varios regímenes, como el institucional, el económico y el del habitar turísticamente el mundo como una práctica de movilidad individual. La evolución, diversificación, el cambio y los nuevos gustos de las prácticas y ofertas turísticas son el tercer problema que plantea el autor, en contraposición con las expectativas creadas de los que consumen estas ofertas, la utilización de los espacios y el contacto superficial que se genera en los destinos turísticos. El cuarto problema que Lagunas expone es analizar la forma en que el turismo contribuye a la mundialización y el vínculo que podría existir con las políticas económicas dominantes y los efectos de estos procesos. Concluye su colaboración con una abierta invitación a profundizar en la investigación desde diferentes dimensiones de análisis del turismo, para lo que es necesario generar conceptos pluridisciplinares y métodos que contribuyan a su estudio.

El turismo ha tomado un impulso que parece imparable, teniendo como estandarte el discurso sobre el desarrollo impulsado por diversos organismos internacionales, como el Banco Mundial (bm), la omt, o el Banco Interamericano de Desarrollo (bid), sin que sea claro para quién es el multicitado desarrollo o en qué consiste. De acuerdo con lo planteado en los artículos del libro, en términos generales las grandes empresas trasnacionales y los touroperadores son los que se benefician en todo sentido, haciendo cada vez más marcado el impacto negativo que el turismo tiene en las comunidades, no sólo rurales o indígenas, sino también en las grandes urbes. Un ejemplo de esto es la construcción de infraestructura ex profeso para el turismo, la cual gana terreno a los espacios socioculturales tradicionales y legitimados por las propias comunidades, sitios a los que, en algunas ocasiones, los propios habitantes ya no tienen acceso.

Mauricio Genet Guzmán en su artículo “De las antropologías mundo a la ecología política del turismo” hace una propuesta metodológica para abordar el análisis del turismo desde las particularidades de la globalización, utilizando como metodología la etnografía pero desde enfoques multidisciplinarios, como la antropología, los estudios culturales, la comunicación, la sociología y el marketing, para que éstos se mantengan en frecuente diálogo a fin de redimensionar la problemática y avanzar en la compresión de la realidad. Guzmán considera que el turismo es una tendencia del desarrollo formada por agentes interligados por intereses comunes y divergentes, en este sentido, el desarrollo depende de definiciones, acuerdos y negociaciones que tienen diferentes resultados sociales, económicos y ambientales. Para el autor, el desarrollo no es un concepto monolítico, sino que refiere a la idea de un cambio o transformación hacia una condición mejor (económica, de vida, social, política, cultural), que es contradictoria en sí misma por suponer una violencia simbólica y estructural sobre quienes, en última instancia, no fueron consultados sobre si querían ser transformados. Al respecto, Guzmán considera que la etnografía debe asumir un papel crítico al describir y analizar los conflictos e incompatibilidades que se manifiestan como resultado de las dinámicas culturales, políticas y económicas, y ser consecuente con ese sentido crítico.

En “La incorporación turística del patrimonio y el nuevo malestar en la cultura” Jesús Antonio Machuca plantea el turismo como un fenómeno sociocultural característico de la mundialización, que ha desempeñado un papel importante en el proceso de transformación en los complejos simbólicos y su mercantilización, aunado al cambio en la concepción antropológica del “otro” y, en consecuencia, a la visualización del uso social de patrimonio cultural en función del turismo. Una de las problemáticas planteadas en el texto es que las prácticas rituales y/o tradicionales se convierten en espectáculos como consecuencia de las políticas (en muchos casos impulsadas por el Estado) de turistificación, donde se promueve la cultura y el sello de distinción, primordialmente en las regiones que son consideradas con valor patrimonial. Por otro lado, señala que en la oferta turística se promueve la identidad como marca en el mercado global y se aprovecha la diversidad cultural para diversificar la oferta turística, aunque las consecuencias de esto sean la trivialización de elementos simbólicos o identitarios que terminan siendo espectáculos o meras representaciones para el consumo, generalmente sin que se reflejen beneficios económicos, sociales, incluso culturales para las comunidades que son las que generan o significan dicho patrimonio. En su análisis, Machuca concluye que una alternativa para preservar los espacios de producción cultural significativa de los pueblos es generar condiciones de reproducción y creatividad vinculada a contextos de intercambio, consolidando los ámbitos de la diversidad en contrapartida con los globales, así como fomentar la relación con otras culturas para generar diversos niveles de intercambio y colaboración que puedan transformarse en reales procesos de desarrollo.

Como se mencionó previamente, el turismo no sólo merece ser analizado en las comunidades rurales o indígenas, pues también en las urbes se han gene-rado fenómenos que vale la pena visualizar. Javier Hernández en “La ciudad reencantada. Transformaciones urbanas y nuevas tendencias turísticas” hace un análisis sobre las intervenciones realizadas para mejorar la oferta turística de algunas ciudades en España, señalando las consecuencias sociales, económicas y culturales de estas acciones. El autor hace referencia a tres acciones primordiales de intervención: la museificación de la ciudad histórica, el neomonumentalismo y los megaeventos. Con museificación el autor se refiere a una serie de intervenciones públicas y privadas para remodelar y maquillar la imagen de la ciudad histórica con el objetivo de atraer visitantes, transformando estos espacios en escenarios donde los visitantes tienen la sensación de perdurabilidad, es decir, se ofrece nostalgia al mercado turístico, al tiempo que se excluye como entorno cotidiano a los habitantes del lugar. El neomonumentalismo se refiere a la construcción de grandes obras emblemáticas que destacan por su originalidad y se convierten en una atracción local y global. Estas obras son creadas con el propósito de atraer nuevas inversiones y más turistas al convertirse en nuevos emblemas distintivos, al tiempo que funcionan como nuevos espacios simbólicos de poder, aunque en ocasiones, estos espacios son subutilizados. Respecto a los megaeventos, ya sean culturales, deportivos o políticos, el autor plantea que son uno de los principales motores para la inversión en infraestructura, sobre todo por parte del Estado, para proyectar a nivel mundial la imagen de desarrollo urbano, solvencia, seguridad y diversión, sin que esto genere en el mediano y largo plazo beneficios reales para los habitantes de estas ciudades.

“Mitos, límites e impactos del turismo para todos” de Bernard Duterme hace un análisis sobre el turismo contemporáneo y el discurso sobre el desarrollo, entendiéndolo como parte del discurso internacional de la mundialización con “rostro humano”. El autor refiere que el despliegue del turismo contemporáneo comienza la década de 1960, al incrementarse el poder de compra y el tiempo de ocio de los asalariados, situación que es resultado de luchas políticas y sociales, así como de los periodos de crecimiento económico. Por otro lado, analiza los contrastes que hay en la ilusión de la democratización del sector turístico entre los países del norte y del sur, en tanto que los primeros son los que cuentan con la capacidad económica, cultural y política para visitar los segundos, mientras que éstos son los que más invierten en la generación de lugares a los cuales, paradójicamente, no siempre tienen acceso por motivos económicos, pero en los que el turismo es la principal actividad económica. Duterme también analiza el impacto del desarrollo de grandes complejos turísticos, tanto en las actividades agrícolas y tradicionales como en el choque cultural, social y ecológico, y plantea que el turismo justo, duradero, integrado, ecológico, ético, alternativo y solidario, o cualquiera que sea el calificativo con el que se ofrezca, es posible si se considera el bienestar de los pobladores y las responsabilidades de todos los involucrados en el desarrollo de los espacios para el consumo turístico.

“Turismo, desarrollo y cambio cultural: el caso napolitano” de Domenico Scafoglio es el primer estudio de caso que aparece en el libro. En el artículo se plantea el énfasis que se pone en los bienes culturales y el patrimonio, entendiéndolos como la mezcla de valoración y pertenencia de elementos que fundamentan la identidad de un pueblo en la era posindustrial. Para el caso de Nápoles, la mediación cultural entre diferentes actores ha logrado consolidar un proyecto de desarrollo turístico, donde la participación de la comunidad ha sido clave, primordialmente en la determinación de la oferta para el turista, así como en el estímulo a la artesanía y la gastronomía. En el caso de la artesanía, la comercialización de productos locales genera en los turistas la sensación de autenticidad, haciendo más atractivo este destino turístico. La gastronomía está ligada a la idea de tradición y generalmente es una de las principales actividades que generan beneficios económicos a los habitantes de la región. Para el caso napolitano, también se han tenido que realizar megaeventos, así como la organización de fiestas tradicionales, mediante las cuales los habitantes de la ciudad son inducidos a redescubrir su pasado, reinventando en algunos casos algunas de sus tradiciones, dando forma a la “tradicionalización de la modernidad”, hecho que ha contribuido a que ellos mismos adquieran la capacidad de mirarse desde afuera.

Desde hace algunas décadas, la península de Yucatán ha adquirido importancia en lo que respecta a desarrollo turístico; sin embargo, este auge no obedece exclusivamente al interés por consolidar una zona turística en la región, sino que implica complejos procesos que expone Iván Franco en su artículo “La región Golfo de México-península de Yucatán y el Caribe: recursos estratégicos, capitales turísticos y fronteras militares”. Desde la introducción al texto, el autor plantea que esta región posee una codiciada riqueza de recursos energéticos y naturales, razón por la cual países como Estados Unidos, Canadá e Inglaterra han invertido desde hace un par de décadas en investigaciones en un primer momento, y en la construcción de infraestructuras posteriormente, prevaleciendo prácticas de despojo territorial, principalmente hacia comunidades indígenas. Por otra parte, se visibiliza la presión que tanto países como organizaciones internacionales ejercen hacia el gobierno mexicano para que facilite la entrada a la zona de las corporaciones interesadas en las riquezas nacionales. El Estado va cediendo a estos intereses mediante la instrumentación de planes y programas que privilegian los megadesarrollos turísticos, la construcción de aeropuertos y carreteras en regiones donde es posible la instalación de plantas química o extractivas, y procesos de militarización de “bajo tono”, como la Iniciativa Mérida, el Programa Mundo Maya, el Plan Puebla Panamá y el Plan Mesoamericano. El artículo invita a hacer una reflexión sobre la forma en que el Estado y los intereses transnacionales definen actualmente las fronteras reales y virtuales, con base en intereses financieros, flujos de capitales y bases militares en regiones estratégicas como es la península de Yucatán.

Un tema recurrente, que además sigue siendo vigente y seductor para muchos de los que no encuentran atractivo el turismo masivo de sol y playa, es el ecoturismo o el turismo sustentable, que ha surgido en los últimos años como una posibilidad de hacer turismo responsable, con conciencia ambiental y orientado hacia el cuidado de los recursos naturales y culturales, con menos impacto negativo en los lugares de destino; sin embargo, dada su popularidad, esta propuesta, supuestamente sustentable, tiene también un lado oscuro que vale la pena visualizar, no para dejar de practicarlo, sino como un campo fértil para el desarrollo de investigaciones que además de mostrar el impacto, pueda proveer herramientas metodológicas para desarrollar alternativas, considerando que, a largo plazo, el costo de todas estas prácticas será altísimo y podría llegar un punto donde ya no sea posible dar marcha atrás. En este sentido, Ángeles López y Gustavo Marín, en “Ecoturismo, desarrollo y sustentabilidad: un recorrido por senderos inter-pretativos de poder, mercado y simulacro”, hacen un análisis de esta actividad desde una perspectiva socioantropológica, entendiendo el ecoturismo como un proyecto que vincula un sistema económico, político e ideológico que responde al desarrollo de diversificación mercantil. El ecoturismo forma parte de la teoría del desarrollo sustentable cuyas premisas son: la preservación de la naturaleza, la generación de riqueza y el desarrollo social a través de la responsabilidad intergeneracional. Sin embargo, la sustentabilidad que plantea el ecoturismo es una retórica de la globalización en la que prevalecen los intereses empresariales sobre los comunitarios, teniendo como una constante en su desarrollo para la oferta turística la exclusión social y la apropiación de recursos locales. En el análisis se plantea al ecoturismo como modelo que forma parte del proyecto hegemónico que responde a la necesidad de imponer nuevas vías de desarrollo económico, político e ideológico mediante la mercantilización que podría ser exitoso si se logran consolidar estrategias que contribuyan al desarrollo de proyectos más justos para las sociedades ambientales y que mantengan su apego al espíritu de la sustentabilidad.

El último estudio de caso que presenta la publicación es “El patrimonio bio-cultural frente a los procesos de apropiación turística y mercantilización como estrategia de desarrollo para el Totonacapan veracruzano” de Federico Zúñiga. En este análisis etnográfico se plantea una perspectiva de las consecuencias de los programas de fomento al turismo como alternativa del desarrollo que son promovidas desde el Estado con el discurso de mejorar la calidad de vida de la población y proteger el medio ambiente. Se desataca la forma en la que se mercantiliza y comercializa el patrimonio natural y cultural a través de políticas públicas que se aprovechan y potencian particulares que desarrollan proyectos, específicamente en las zonas arqueológicas y playas que integran el Totonacapan. En este sentido, tanto el gobierno del estado como los promotores que coordinan la Cumbre Tajín se han encargado de construir una imagen que presenta a esta región indígena como un producto, que es transformado en un artículo de consumo, tanto en las zonas arqueológicas como en las playas como en el Centro de las Artes Indígenas. A partir de que la unesco otorgó la declaratoria a la danza ritual de voladores como patrimonio inmaterial de la humanidad, instituciones estatales como el inah y la cdi favorecen la realización de proyectos turísticos, sin que necesariamente se reflejen los beneficios para los habitantes de la región, principalmente para los indígenas totonacos. La consecuencia de esta política de fomento al turismo es que el patrimonio, que primordialmente es significativo para los que ahí habitan, se exhibe como un espectáculo o una representación, además de que industrias como Cumbre Tajín promueven la fragmentación en el interior de la comunidad, dadas algunas cuestiones políticas que este hecho detona. Además del análisis, el autor convoca a que en el corto plazo la población sea considerada en la planeación, diseño y desarrollo de proyectos, programas y políticas culturales que realmente posibiliten mejorar sus condiciones de vida.

Aunque fundamentalmente la mirada, tal como señala el título de la publicación, es antropológica, los textos contenidos en el libro son pertinentes también para otras disciplinas, como la sociología, la historia, la gestión cultural y los propios profesionales de la promoción turística, pues muestran diferentes puntos para el análisis del fenómeno turístico desde variadas perspectivas críticas, aunque siempre con una propuesta que pueda favorecer las propuestas teórico-medotológicas como las acciones concretas en temas específicos. En este sentido, el último artículo que aparece en el libro, “Turismos, poder y autonomía” de Alicia Castellanos, plantea que el turismo sometido a la lógica del capitalismo y el Estado neoliberal es sumamente depredador para los territorios y culturas, además de incrementar las tensiones entre turistas y anfitriones por los procesos de exclusión y despojo de los bienes y recursos que se ofrecen. La autora hace referencia a los contrastes entre el turismo que se desarrolla en los países del norte y los del sur, donde son evidentes las diferencias y los intereses políticos, económicos, sociales y legales que se ponen en práctica en el desarrollo de proyectos turísticos, con un efecto primordialmente negativo para las comunidades locales del sur. También invita al análisis de la diversidad del turismo en relación con su concepción del Otro, así como del impacto económico y sociocultural que se da en la relación entre turistas y anfitriones, considerando que el turismo no actúa de forma unidireccional en los lugares que visita, sino que median relaciones de poder entre naciones, regiones y actores que participan en el proceso turístico. Sobre la autonomía, se plantea que son procesos de resistencia mediante los cuales etnias o pueblos dimensionan su identidad a través de la reivindicación de su cultura, el ejercicio de derechos colectivos y el establecimiento de estructuras político-administrativas con diversos niveles de aplicación. En el artículo se destaca que la participación de la comunidad puede ayudar a establecer límites en la actividad turística a fin de que pueda realmente generar beneficios y respeto a las culturas e identidades.

El libro en su totalidad resulta una vuelta de tuerca no sólo para los antropólogos y los investigadores de los fenómenos socioculturales, sino en general para todos los interesados en el estudio de los fenómenos socioculturales, puesto que todos (o la mayoría) en algún momento hemos sido turistas. Independientemente de la preferencia por el turismo patrimonial, de sol y playa o el ecoturismo, la realidad es que todos hemos estado del lado del turista y en otras ocasiones somos los anfitriones; a partir de la lectura de estos textos, sin duda, cambiará la forma en que cada uno de nosotros ofrece lo que nos parece significativo para ser valorado como excepcional y digno de reconocerse, para dejarle al Otro una experiencia, un recuerdo o una pincelada de lo que es nuestra identidad. Por otro lado, esta publicación abre un abanico de posibilidades para realizar estudios del turismo desde una perspectiva multidisciplinaria, crítica y propositiva, lo que en el mediano plazo puede detonar otros procesos de turistificación que no sean tan invasivos, considerando el desarrollo como una realidad tangible para los países del sur, y no sólo como una promesa de los países del norte.

Organización Mundial de Turismo 2005.

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