Hemos leído con enorme interés el artículo de Jürschik et al. «Criterios de fragilidad del adulto mayor. Estudio Piloto»1, publicado recientemente en su revista. Ante todo queremos felicitar a los autores y animarles a que continúen con el estudio longitudinal.
A propósito de esta publicación nos gustaría realizar algunas consideraciones sobre la prevalencia del mayor frágil en España. Nuestro grupo ha analizado la fragilidad en una cohorte poblacional urbana iniciada en 2008 y cuyos resultados ya han sido publicados meses atrás en esta misma revista2. Actualmente estamos inmersos en el estudio de campo del segundo corte, con el que esperamos obtener resultados sobre incidencia de fragilidad.
En nuestro país, en los últimos años va ganando relevancia el concepto de «fragilidad» en el anciano como síndrome, y se han realizado diversos estudios de base poblacional1–4 que han empleado para su definición los criterios de Fried5 (pérdida de peso no intencionada, debilidad muscular, agotamiento, lentitud al caminar y baja actividad física). En la tabla 1 se comparan aspectos metodológicos, así como los resultados obtenidos en las cohortes de Leganés (Madrid)3, Peñagrande (Madrid)2, Lérida1 y Albacete (estudio FRADEA)4.
Estudios de fragilidad realizados en España empleando los criterios de Fried
Características | Leganés3 | Peñagrande2 | Lérida1 | albacete (FRADEA)4 |
Tipo de estudio | Cohorte creada 1993.Corte 2006 | Cohorte basal 2008 | Cohorte basal. Estudio piloto | Cohorte basal 2008 |
Ámbito de estudio | Poblacional | Poblacional | Poblacional | Poblacional |
N.° de individuos cohorte inicial | 1.546 | 1.250 | 1.334 | 1.172 |
N.° de individuos de muestra | 265 | 814 | 323 | 993 |
Edad | > 75 años | > 65 años | > 75 años | ≥ 70 años |
Sexo (% mujeres) | 51,3 | 51,4 | 57,6 | 60,5 |
Prevalencia de fragilidad | 20,4%a | 10,3% | 8,5% | 16,9% |
Variables asociadas a fragilidad | Edad | Edad > 85 | Edad | |
Sexo femenino | Sexo femenino | Sexo femenino | Sexo femenino | |
Bajo nivel educativo | Bajos ingresos | Bajo nivel educativo | ||
Comorbilidadb | Comorbilidad | Comorbilidad | ||
Discapacidadb | Discapacidad | Discapacidad | ||
DesnutriciónDepresión | InstitucionalizaciónNecesidad de ayuda social |
Los resultados sobre prevalencia muestran una amplia divergencia que oscila entre el 8,5 y el 20,4%. Dicha variabilidad puede estar en parte justificada por las diferentes características de las poblaciones. La prevalencia obtenida en Lérida deberá ser confirmada con los datos de la cohorte completa, ya que los datos publicados se refieren a un estudio piloto. La cohorte de Leganés fue creada en 1993 y, por tanto, los datos de prevalencia obtenidos en 2006 se refieren a los supervivientes de dicha cohorte, todos ellos ya mayores de 75 años. En Peñagrande la población es más joven, a partir de 65 años. La proporción de mujeres es mayor en Lérida y Albacete. Los mayores institucionalizados en Albacete alcanzan el 21%, mientras que las cohortes de Lérida y Leganés no los incluyeron.
Los 5 criterios de Fried5 clasifican a los individuos en robustos, prefrágiles y frágiles. La metodología en la medición de cada uno de los componentes se sirve de diferentes adaptaciones, que limitan la homogeneidad de medida y, por tanto, pueden influir en los resultados. Así, en Lérida, el criterio de debilidad muscular se obtiene de forma subjetiva en lugar de medir la fuerza prensora de la mano dominante con un dinamómetro, como en los criterios originales de Fried.
En los 4 estudios citados no se observan diferencias sustanciales en las variables que resultan asociadas a fragilidad: edad avanzada, sexo femenino, bajo nivel educativo, comorbilidad y discapacidad (tabla 1). Esta asociación podría orientar hacia la población susceptible de presentar fragilidad. Sin embargo, es importante destacar que según se comprobó en Peñagrande, a pesar de la fuerte intersección entre las variables fragilidad, discapacidad y comorbilidad, hasta un 23% de los mayores con fragilidad no presentaban discapacidad ni comorbilidad.
La trascendencia de este síndrome se debe a que actúa como un importante predictor de efectos adversos graves en ancianos (dependencia, institucionalización, mortalidad)6. Por ello resulta importante reflexionar sobre la viabilidad del cribado de fragilidad en el ámbito de atención primaria, actividad que permitiría implementar diferentes acciones preventivas: promoción de actividad física, buen control de procesos crónicos, correcto empleo de medicación, así como fomento de la actividad mental y de la participación en la sociedad.
Creemos que se precisan más estudios para comprobar la equivalencia entre las diversas maneras de medir los diferentes componentes de la fragilidad y para facilitar su uso en la práctica clínica.