Objetivo. Conocer lo que las mujeres de clase media y baja urbana piensan acerca de la relación de la salud con los comportamientos cotidianos, con su situación social y familiar y con el entorno en el que viven.
Diseño. Método cualitativo, estudio focal.
Emplazamiento. Medio urbano.
Participantes. Mujeres de 25-45 años, de clase media y baja urbana.
Mediciones y resultados principales. La metodología fue cualitativa y la técnica utilizada el grupo focal. Para el diseño muestral se eligieron como variables de homogeneidad aquellas que poseen todos los componentes del grupo el nivel socioeconómico y la edad, y de heterogeneidad, las que algunas componentes del grupo poseen y otras no la maternidad y el trabajo remunerado fuera de casa. Se realizaron 2 grupos de discusión. Para el análisis se identificaron las opiniones expresadas por las mujeres, y se clasificaron según el esquema que el grupo de estudio había realizado previamente.
Se identifican opiniones sobre la importancia de la alimentación y la información sobre la misma, la preocupación por los hijos y por las opciones que el entorno ofrece para el establecimiento de estilos de vida saludable. El dinero aparece como relevante para el acceso a los servicios sanitarios sólo en el grupo de nivel económico bajo. No se hace referencia al consumo de tabaco y alcohol. Los aspectos mentales de la salud son los predominantes.
Conclusiones. Las opiniones de las mujeres sobre los factores que influyen en su salud son diferentes según la clase social a la que pertenecen. No aparecen como factores prioritarios los que identifica la literatura científica. Tampoco los problemas de salud que les preocupan son los que producen mayor mortalidad y morbilidad.
Objective. To find out what urban low and middle class women think about the relationship between health and daily behaviours, their social and family situation and the setting in which they live.
Design. Qualitative methodology and the focus group technique.
Setting. Urban population.
Participants. Low and middle class women aged between 25 and 45.
Measurements and main results. For the sample design homogeneity variables (applicable to the whole group) such as socio-economic level and age were chosen and for
heterogeneity variables (only applicable to some of the group's participants) motherhood and paid work outside the home. Two focus groups were conducted. For the analysis the opinions expressed by the women were identified, and were classified according to the scheme that the study group had made previously.
Opinions were identified on the importance of food and information about it, concern for their children and for the options provided for the establishment of healthy lifestyles. Only the group of low socioeconomic level identified money as relevant for access to health services. No reference was made to smoking and alcohol. Mental health aspects were predominant.
Conclusions. The opinions of women about aspects which influence their health differ according to social class. The factors identified by scientific literature are not a priority for them. They are not necessarily concerned about health problems with highest mortality and morbility.
Introducción
La investigación realizada en las últimas décadas ha identificado asociaciones entre determinadas conductas, como abuso de alcohol1,2 o tabaco3, con un exceso de morbilidad y mortalidad. Como consecuencia de estos conocimientos, se han desarrollado diferentes intervenciones dirigidas a modificar las conductas de riesgo, y se ha llegado a disminuir la frecuencia poblacional de algunas de ellas. Al analizar estos resultados se ha observado que los cambios no se han producido en todos los grupos sociales por igual4,5, sino que ha habido un resultado inesperado e indeseable, descrito como la «ley de la prevención inversa», en el que actuaciones supuestamente de promoción de salud han producido un incremento de las desigualdades6,7. Esto apuntaría hacia la necesidad de realizar nuevos planteamientos de investigación de las conductas capaces de identificar mejor las relaciones de los comportamientos con los aspectos sociales, económicos y de educación, así como sobre posibilidades de intervención para modificarlos8,9. Existe escasa investigación acerca de las opiniones de los diferentes grupos de población a las que van dirigidas las intervenciones10,11. Y no hemos identificado investigación sobre la opinión de los factores que influyen en la salud en población sana y no usuaria de servicios o programas. El conocimiento de las opiniones de los diferentes grupos de población sobre su salud y los factores que influyen en ella es importante para la planificación de los programas que se llevan a cabo desde atención primaria. Las opiniones están reflejando los argumentos que las personas se dan a sí mismas para aceptar y mantener cambios en sus comportamientos. En muchas ocasiones los fracasos de programas de promoción de salud y prevención de enfermedades se deben a este desconocimiento.
En este estudio, como marco teórico, utilizamos la definición de estilos de vida que los considera «patrones de elecciones de comportamientos hechas desde las alternativas disponibles para las personas, de acuerdo con sus circunstancias socioeconómicas y con la facilidad de elegir unas cosas sobre otras»12, ya que en última instancia éstos son los que determinan el estado de salud. En este concepto se distinguen tres aspectos diferenciados: el nivel económico, los factores que influyen sobre su salud (comportamientos individuales, de relaciones sociales-familiares y del entorno físico) y las enfermedades más importantes que producen estos factores y se utiliza más adelante como marco de análisis y para la descripción de los resultados.
El objetivo es conocer lo que las mujeres de la clase baja y media urbana piensan acerca de la relación de la salud con los comportamientos cotidianos, con su situación social y familiar y con el entorno en el que viven.
Material y métodos
La población a estudio fueron mujeres de clase media y baja urbana de 25-45 años. La metodología utilizada fue cualitativa y la técnica elegida los grupos de discusión13 (focus group). Un grupo focal es una conversación cuidadosamente planeada, diseñada para obtener información de un área definida de interés, en un ambiente permisivo no directivo para provocar autoconfesiones de los participantes; la discusión es relajada, confortable y a menudo satisfactoria para los participantes, ya que exponen sus ideas y comentarios en un grupo de personas que poseen ciertas características en común; se obtienen datos de naturaleza cualitativa en una conversación guiada y grabada para su reproducción13.
Diseño muestral
Se realizó en función de aquellas variables de estructura social más importantes para el objetivo del estudio. Se asume que una persona que pertenece a un grupo determinado es intercambiable en cuanto a su discurso por otra persona de las mismas características de ese mismo grupo14. Que el grupo sea homogéneo, es decir, que los participantes perciban que coinciden en varios aspectos, es necesario, ya que los individuos son selectivos en sus autorrevelaciones y la decisión en lo que se va a revelar está basada en cómo se percibe a la otra persona. La heterogeneidad es la que posibilita la discusión y generación de ideas. Se decidió como variables de homogeneidad el nivel socioeconómico y la edad, y como variables de heterogeneidad, la maternidad y el trabajo remunerado.
Selección de los participantes
Un grupo, en adelante grupo 1 (GF1), estaba formado por 8 mujeres adultas jóvenes (25-45 años), todas ellas de nivel socioeconómico bajo, de las que un 50% eran madres y el 50% trabajaba fuera de casa. El otro grupo, en adelante grupo 2 (GF2), estaba formado por 9 mujeres adultas jóvenes (25-45 años), de nivel socioeconómico medio, cinco de ellas con hijos y 5 que trabajaban también fuera de casa. En Valencia se puede clasificar a la población de la ciudad en cinco diferentes clases sociales a partir de su nivel de renta a partir de un estudio15. Con esta información se seleccionaron 2 barrios de la ciudad, uno clasificado como medio alto y otro como medio bajo. La persona que las contactó, y que no pertenecía al grupo de investigación, lo hizo acudiendo a la asociación de vecinos en uno de los barrios seleccionados y a partir de personas conocidas en el otro.
Guión de la reunión
El guión, que incluye la pregunta y los temas de los que se quería que hablaran, se discutió previamente. Se comenzó la reunión con una pregunta genérica y sin mencionar el término estilos de vida, debido a que la utilización que de él se hace en los medios de comunicación podía suponer la introducción de significados diferentes al objetivo de nuestro estudio. Se reservó la introducción de los temas por parte de la moderadora para el caso de que no surgieran espontáneamente. La pregunta inicial fue: ¿cómo veis vosotras qué es eso de vivir de una forma sana? Los temas preparados eran: Los cuidados de la salud y sus prioridades ¿Qué hacéis para cuidar vuestra salud? ¿A qué dais más importancia? La salud como valor: trabajo, dinero, afecto... La salud en el tiempo: ¿cuidáis la salud para el futuro? Salud frente a enfermedad ¿Encontráis que la salud es no tener enfermedad o es algo más?
Dinámica del grupo
Los lugares elegidos para la realización de la reunión fueron intencionadamente fuera del sector sanitario, y por lo tanto más neutrales en relación al objetivo (el instituto de enseñanzas medias del barrio para el GF1 y para el GF2 el local de la asociación de vecinos). Se presentó y explicó el papel de la moderadora y de la ayudante, y la necesidad de usar la grabadora. Ambas reuniones tuvieron una duración aproximada de hora y media.
Análisis del texto
Las conversaciones se transcribieron textualmente. Se describen las opiniones de las mujeres, es decir, los códigos o verbalizaciones formalizadas14. El esquema de análisis que se siguió fue: a) una lectura de cada uno de los grupos haciendo un listado de todos los temas que habían surgido; b) se fueron identificando todas las frases con las que era expresada una opinión sobre cada tema, en cada uno de los grupos, sin perder en ningún momento la referencia acerca de a qué grupo correspondía cada frase; c) se clasificaron los temas dentro de los tres aspectos que el grupo de investigación había decidido a partir de la definición de estilos de vida que se utilizó como marco teórico: opiniones sobre la influencia del nivel económico y cultural, sobre los factores que mayor influencia tenían sobre el estado de salud y enfermedades que mayor importancia tenían para ellas; d) las opiniones sobre los factores que influían en su salud se clasificaban según estuvieran relacionadas con aspectos individuales, sociales o del entorno, y e) se hace una interpretación de los resultados contextualizando sus opiniones con la información disponible a partir de la revisión de la bibliografía acerca de la influencia de los condicionantes sociales y culturales con las opiniones y comportamientos que posteriormente se realizan.
Resultados
En la tabla 1 se describen los resultados más importantes que a continuación se detallan.
Opiniones de las mujeres sobre el nivel socioeconómico y su relación con la salud
Las mujeres de nivel socioeconómico bajo asocian el dinero a la salud, incorporando explicaciones economicistas a lo largo de su discurso. Lo relacionan con la accesibilidad a una mejor calidad en los alimentos («con conservantes están más baratitos»), y en los servicios sanitarios en relación fundamentalmente con la rapidez diagnóstica y la efectividad terapéutica.
«Una persona como José Carreras tiene una leucemia y tiene dinero y se cura, pero cualquiera de nosotros tenemos una leucemia... y nos morimos. Eso seguro. O sea que el dinero sí que da salud... al menos hoy por hoy.» «Exacto... el que tiene dinero se cura y el que no, se lo llevan...» (GF1).
Refieren también opiniones semejantes respecto a las prácticas preventivas, tanto las ginecólogas para ellas mismas, quejándose de que se les haya creado la necesidad de las revisiones sin el acceso suficiente a los servicios, como en el caso de la salud bucodental y los problemas ortopédicos de sus hijos.
«No tienes los medios, porque quieres que te miren..., y tienes que gastarte el dinero, y ahora, por ejemplo, si no lo tienes, si no estás mala, ya es una cosa que dices: ¡bueno! No me viene bien gastarme 10 o 15 o 5, o lo que sea, para mirarte la cosa: sin embargo, si tienes eso al alcance, dices: bueno voy y me miro...» (GF1)
En el grupo de nivel socioeconómico medio no se hizo ninguna referencia al dinero como factor asociado a la salud, siendo esta ausencia lo relevante.
Para las mujeres de clase baja con hijos, el trabajo es una carga que empeora su vida cotidiana y las relaciones familiares, mientras que para las que viven solas y/o de nivel social medio es una causa de satisfacción personal y lo asocian a la idea de una vida más saludable, porque les da independencia y poder de decisión.
A estas mujeres les preocupa también la presión externa que reciben respecto a su imagen, y la capacidad de responder a esas expectativas. Esta presión se produce principalmente por parte de la publicidad en los medios de comunicación.
«... de cara al marido..., que el marido te vea siempre bien porque es que yo no sé, pero va a temporadas, entonces hay épocas que sobre todo les gusta, bueno pues eso, las chavalinas»... ¿y a ti no te gustan los chavalines?» «Sí... pero es que asumir esa movida es estresante a lo bestia..., es que tienes que trabajar, ser eficaz en tu trabajo, tener a los niños de punta en blanco y aparte mantenerte como una sílfide..., entonces claro..., no llegas a tanto.» (GF2)
Hay que resaltar el papel que asignan a la educación, identificándola como determinante principal de las conductas, tanto positivas como negativas, y por lo tanto como la intervención más eficaz para lograr una vida más saludable. Por otro lado, refieren que ciertamente con la edad se prioriza de manera diferente respecto a las decisiones que afectan a la salud, dándoles mayor importancia en la madurez que en la juventud.
Opiniones sobre los factores que influyen en su salud
Comportamientos individuales. Según las mujeres entrevistadas, el factor conductual individual que más se relaciona con la salud es la alimentación.
«La alimentación es la causa de todos los males.» (GF1)
Identifican como aspectos importantes los relacionados con la calidad de los productos y con la información sobre sus propiedades y riesgos. Ambos grupos se quejan de las contradicciones y la falta de claridad de los mensajes sobre alimentación y no identifican diferencias en la credibilidad de los mismos en función del tipo de medio de comunicación por el que los reciben; al parecer, todo mensaje escrito o televisivo tiene la misma categoría de certeza para ellas.
Como característica diferencial el grupo de clase media describe una mayor desconfianza y actitud de alejamiento de los mensajes de salud. Reclaman mejor información que les permita tomar sus propias decisiones, y opinan que lo más saludable es una alimentación variada y no tomar muy en cuenta las diferentes modas que se establecen alrededor de estos temas, aunque reconocen la dificultad para inhibirse de ellas.
«Eso son modas... Los aceites luego resulta que producen el colesterol... pero no tenemos información veraz. ¿Qué es lo bueno o malo?» «Antes el pescado azul era malísimo ahora es buenísimo.» (GF2)
Sin embargo, el grupo de clase baja manifiesta mayor preocupación por la falta de información y responsabiliza de ello a las instituciones.
«Igual que... para el carnet de conducir, tendrían que mandar un boletín por casa, por familia.» (GF1)
Estas mujeres del grupo 1 también opinan que los alimentos «del pueblo» que compran directamente en granjas o cooperativas tienen mejor calidad e higiene que los alimentos de los supermercados.
«Yo... no me gusta comprarlos en los supermercados.»
Respecto a la actividad física, no tiene en cuenta la que realizan en su vida cotidiana y sólo se refieren al andar y a que lo han hecho toda su vida. Tampoco consideran el deporte como algo cercano a ellas, sino como una práctica saludable para sus hijos o su marido.
«Hacer deporte como están diciendo lo veo una cosa muy bonita, pero la verdad es que yo no hago.» (GF2)
A la hora de identificar comportamientos activos para mantener la salud refieren la necesidad de tomar el control de su salud en diferentes aspectos según la clase social.
Las de clase media se identifican como cuidadoras del resto de la familia y con la necesidad de reservarse un espacio para sí mismas.
«El rato de cada una se puede utilizar de muchas maneras..., pero ese rato es "pa" ti, que puedes hacer lo que quieras, hasta morirte si quieres, pero "pa" ti.» (GF2)
También consideran que pueden actuar de forma activa para mejorar su salud cambiando sus comportamientos en la forma de comer.
«... no saciarse en exceso». «... no rebañar el plato». «... no comer rápido».
«Al margen de que yo luego tome aceite de oliva aunque me produzca colesterol, porque es lo que más me gusta en este mundo.» (GF2)
El grupo de clase baja considera que estos comportamientos los pueden ejercer en mayor medida en el ámbito familiar, dentro de sus actividades de mantenimiento y control de la familia. Es una actitud menos individual, referida más bien al grupo familiar. Aparece como importante la percepción que tienen del poder de los consumidores para influir en la oferta de los productos («si nadie los comprara...»), tanto en relación a productos de alimentación (envases, conservantes, aditivos, etc.) como de seguridad (cascos de moto).
Respecto a comportamientos activos frente al uso de los servicios sanitarios, surge la necesidad de empezar a pensar cuándo es necesario buscar ayuda profesional y cuándo no lo es.
«... abusamos mucho de la enfermedad, toda la vida el mundo ha estado enfermo, o se ha constipado, o con gripe..., lo que pasa ahora es que, por cualquier cosa, creo que voy al médico; una no se qué, una no se cuánto, creo que muchas veces pues la cabeza puede mucho más que la enfermedad en sí». (GF2)
Las mujeres sin hijos tienen más tiempo para ellas mismas, se cuidan más, pueden elegir lo que comen y pueden tener en mayor medida comportamientos activos para mejorar su salud de una forma más fácil.
Influencia de las relaciones sociales y familiares. Esta dimensión aparece dominada por la preocupación por los hijos, ya que todas las mujeres manifiestan una constante inquietud por ellos y en todos los temas que van surgiendo durante la discusión salen como referente, aunque con diferencias según la clase social. Para las mujeres de clase baja, los hijos son los que conforman su vida cotidiana: el dinero para su alimentación, tenerles la comida preparada, los horarios de los colegios. Opinan que el mundo en el que viven sus hijos no es bueno por el exceso de consumo, la violencia en la calle y en la TV, la sexualidad y el sida. Son riesgos que no perciben para ellas mismas sino para ellos.
Los problemas que preocupan a las mujeres de clase media respecto a sus hijos son diferentes y más relacionados con la transmisión de valores culturales y con las decisiones que deben tomar respecto a su futuro. La vida que llevan sus hijos no les gusta, porque están demasiado ocupados en diversas actividades, que aunque consideran que son importantes también pueden ser perjudiciales para su salud, y además les suponen renunciar a otras que fueron significativas en sus propias vidas.
«Llegan a casa..., los deberes..., se les acaba el tiempo..., no viven, no juegan en la calle, me dan pena.» (GF2)
«Un nano de COU... en Estados Unidos, porque en casa quieren y él no; pobre de él, y entonces se va, y el nano...; y está un año comiendo como comen en Estados Unidos, que hacen una compra de mogollón y meten en un congelador de esos gigantescos, las pizzas y los helados, y entonces cuando tienen hambre... una pizza en el microondas y un mogollón de helados ¿Tu crees..., un hijo, que lo quieres, no quieres que se te estropee; allí en un año se te va a estropear.» (GF2)
Influencia de las relaciones con el entorno físico. Las mujeres de nivel socioeconómico bajo opinan que se vivía mejor antes, en los pueblos, donde no había contaminación y la cercanía a la naturaleza proporcionaba alimentos más saludables.
«La comida de antes era mejor.» «La verdad es que yo la vida la veo mucho más sana en los pueblos.»
«Pero tampoco es la alimentación solo, es el medio ambiente en el que vivimos. Ahora hay química, la contaminación empieza por asma. Y las alergias, ahora todo el mundo tiene alguna alergia.» (GF1)
El grupo de clase media identifica el entorno saludable con salir de la ciudad y vivir en una urbanización en el campo, opción que además perciben como accesible y piensan que puede ser la solución a los problemas de la contaminación y su repercusión sobre su salud.
«Y bueno, una vida sana hoy día, una vida sana es un poco difícil, pero la verdad es que mi gran ilusión sería irme al campo a vivir a un chalecito por lo menos.» (GF2)
La verbalización sobre dificultad en el acceso a recursos es constante en el grupo de clase baja durante la discusión, tanto respecto a los sanitarios, como ya se ha mencionado, como de ocio y esparcimiento en el barrio donde viven.
«Los niños saltan la valla del instituto para hacer deporte... porque es el único sitio donde pueden jugar en el barrio.» (GF1)
Opiniones sobre las enfermedades que les producen estos factores mencionados. Identifican en ambos grupos la salud mental como el principal problema. Opinan que está influida claramente por sus actividades cotidianas y su nivel de satisfacción con las mismas, y que es necesario mantener una actitud activa para mejorla o mantenerla.
«Pues eso hay que cuidarlo, que las depresiones son muy grandes.» (GF1)
«Las depresiones las organizas tú misma... y tú misma tienes que salir de ellas.» (GF2)
No encuentran los motivos para sentirse deprimidas y se discute en ambos grupos acerca de las razones, ya que se consensúa por todas que es fácil deprimirse y que a veces lo han sentido cerca.
«Tú tienes una vida grande e importante, es que lo analizas y dices: es que... entro en una depresión, pero a ver, ¿dónde está el motivo? Porque no lo encuentro; el matrimonio te va bien, los críos más o menos...» (GF1)
«Lo tienes todo y estás deprimida, a veces estás deprimida porque lo tienes todo y estás aburrida.» (GF2)
Oyendo la discusión completa se podría decir que las mujeres de estos grupos no tienen un proyecto de vida en el que puedan identificar claramente qué es lo que les beneficia a ellas; su discurso gira en torno a la idea de que lo que beneficie a sus hijos y a su familia les beneficia a ellas y les da más salud; buscan causas para poder explicarse los motivos de la sensación de cercanía a la depresión.
«Hay que realizar actividades para sentirse mentalmente bien, hay que distraerse.» (GF1)
«Si tú tienes cosas que hacer, te da poco tiempo a ponerte enferma, clarísimo. Cuando no tienes muchas cosas, pues te duele esto..., te duele lo otro...» (GF2)
Respecto a su salud física, las mujeres de clase baja aceptan que no puede ser completa y consideran que en generaciones anteriores era mejor.
«Yo pienso que eso no es todo, yo veo en mi casa... con mi sobrino 4 generaciones; mi abuela tiene 87 y padece de la edad, ha comido de todo y sigue; yo la veo... entre mi abuelo y mi abuela se beben una botella de vino, se comen un plato de fabada que yo no me comería en la vida. Mi madre tiene 60 años y le duelen los huesos, y padece; sí, a veces tiene un poco de depresión, pero yo tengo menos. Yo tengo 28, tengo jaqueca y tengo el estómago hecho una pena, y mi sobrino tiene 5 años y lleva botas ortopédicas y tiene la vista mal, y digo... si es que vamos de mal en peor. De qué sirve cuidarse si cada vez nos cuidamos más y padecemos de más cosas.» (GF1)
Discusión
Los grupos de discusión, que ya han demostrado su utilidad en el ámbito de la sociología y el márketing para determinar las percepciones, sentimientos y maneras de pensar de los consumidores acerca de los productos y servicios, nos han permitido acercarnos al discurso y opiniones de las mujeres de clase media y baja urbana respecto a los estilos de vida y la salud.
Puesto que nuestro objetivo era identificar las dimensiones generales, no es posible profundizar en aspectos concretos, que deberían ser explorados a través de nuevos grupos. Por otro lado, hemos detectado como limitaciones al estudio la diversidad de las mujeres de los grupos respecto a la edad y la maternidad, ya que las más mayores y las que tenían hijos/as han predominado como discurso dominante sobre las otras. Aunque esto no invalida los resultados obtenidos, sí que los limita a los grupos dominantes fundamentalmente. De manera que para conocer las opiniones de las mujeres más jóvenes y sin hijos se deberían realizar grupos focales con ellas. También constituye una limitación el hecho de que se hayan realizado 2 grupos cuando existen recomendaciones acerca de la necesidad de realizar un mínimo de cuatro.
Respecto a la relación entre el nivel socioeconómico y la salud, aparece el dinero, la educación, la edad y el trabajo como factores ligados a la salud, aunque con diferencias en la percepción según la clase social. Se observó en los resultados una corriente de opinión sobre el efecto del dinero dentro del grupo de mujeres de clase baja al incorporar al discurso la interpretación de su situación económica, y atribuir a la suya su incapacidad para tomar decisiones más saludables. Esto se aprecia, por ejemplo, respecto a la compra de alimentos de mayor calidad y a la utilización de servicios privados, pero también en la percepción de que ante una enfermedad grave no serían atendidas en los servicios sanitarios públicos de forma adecuada.
Ambos grupos identifican la educación como la clave para conseguir estilos de vida saludable, sobre todo a los niños como opción de futuro, y no discuten lo que les enseñaron a ellas y cómo esta circunstancia pudo influir en sus comportamientos una vez adultas.
Se apreció una fuerte identificación de los estilos de vida con decisiones individuales, fundamentalmente la alimentación; esto se apreciaba en la discusión por lo rotundo y recurrente de sus referencias a ello, no siendo por otra parte un resultado inesperado, ya que culturalmente ha sido la mujer la que ha estado al cuidado de la alimentación del grupo familiar. Además identificaron su control como la intervención más clara que realizan sobre la salud en el ámbito familiar, verbalizando aspectos que tienen que ver con cambios en la forma de comer más que en la elección de los alimentos como formas de mejorar su dieta.
Uno de los resultados más significativos fue que el consumo de tabaco y alcohol no fueron mencionados en ningún momento, apoyando la hipótesis de que las mujeres se relacionan con esas sustancias de manera diferente a como lo hacen los varones16-18.
Las mujeres no consideran el trabajo doméstico como ejercicio físico (actividad física que se practica involuntariamente o como consecuencia de otras actividades), y aunque opinan que en general es bueno para la salud hacer deporte (que además requiere trabajo en equipo, liderazgo y competitividad), no se incluyen en el grupo diana para ello. El deporte es una actividad que se ha considerado «de puertas afuera»; para practicarlo hay que salir del hogar, relacionarse con otras personas, desvestirse física y simbólicamente de los hábitos que han sido patrimonio de las mujeres amas de casa19.
Se identificaron comportamientos activos para mejorar la salud dentro de las decisiones individuales respecto a la enfermedad, a sus actividades de la vida cotidiana (cuidar al resto de la familia) y a la salud mental, y se identifica en uno de los grupos la disponibilidad de tiempo libre para mejorar su salud.
Se incluyó dentro de la influencia de las relaciones sociales y familiares en la salud aquellas actividades que tienen que ver, además de con las relaciones del grupo familiar, con las relaciones con el entorno social, es decir el apoyo social y la participación en actividades grupales. En nuestros resultados las mujeres no elaboraron un discurso acerca del posible impacto del entorno social en su salud. No hablaron de sus relaciones interpersonales fuera del ámbito familiar o con colectivos. Sin embargo, en un estudio realizado por Blaxter20 sobre los conceptos de salud de la población inglesa las mujeres identificaron la salud psicosocial y las relaciones sociales como elemento central. Este resultado de nuestro estudio podría deberse a una limitación del mismo o la diferente organización social que existe en nuestro país en comparación con otros europeos, y donde el apoyo social no se valora probablemente por ser habitual. Especialmente en las mujeres de nuestro estudio puede que esto se explique así ya que viven en barrios, y aunque no existe participación formalizada en asociaciones, hay una gran actividad grupal para la realización de diversas actividades.
Se percibe la importancia de la accesibilidad a los servicios e infraestructuras para el establecimiento de conductas saludables cuando, por ejemplo, las mujeres de clase baja refieren que en su barrio es difícil hacer ejercicio físico porque no hay infraestructuras. Estas diferencias de acceso a servicios por clase social, bien descritas en la literatura, es percibida claramente por ellas mismas. Sin embargo, no se verbaliza ninguna opinión en el sentido de que pueda haber desigualdades también por género, aunque éstas son ya conocidas21,22. Su discurso transmite desconocimiento del funcionamiento de los servicios sanitarios, no sólo en términos de los programas de salud existentes y cómo acceder a ellos, sino en relación con aspectos generales de equidad y calidad. Estos últimos temas son poco analizados habitualmente en los estudios sobre salud, y tal vez sería recomendable incluirlos.
Respecto a la influencia de estos factores sobre su salud, queda patente la importancia de los aspectos mentales y la necesidad y posibilidad de actividades para mejorar la salud mental o prevenir su deterioro, especialmente mediante actuaciones que fomenten la capacidad de autonomía y control sobre las situaciones cotidianas. Pensando en estudios de conocimiento de necesidades, habrá que tener en cuenta estos aspectos en relación, al menos, con las mujeres y especialmente en el ámbito doméstico.
Dada la necesidad de un mejor conocimiento de la relación de la salud y la enfermedad con los estilos de vida, que redundará en una mayor efectividad de las intervenciones de prevención de enfermedades y de promoción de la salud, se ha considerado necesario introducir en el ámbito de la investigación en salud publica otras estrategias de investigación complementarias de las ya habituales8,9,23,24. En este sentido la combinación de metodologías cualitativas, y de los grupos focales y de discusión en particular25,26, para el diseño de técnicas cuantitativas y explicación o interpretación de sus resultados de técnicas cuantitativas, puede ser de utilidad al acercarnos a los valores, creencias y motivaciones de las personas y no sólo a los conocimientos que manifiestan sobre los temas17,18,27. Pensamos que nuestro estudio participa de estas ideas y aporta algunos elementos nuevos a este campo, que deberán ser contrastados y completados con otras investigaciones.
Se podría concluir que las opiniones de las mujeres sobre los factores que influyen en su salud son diferentes según la clase social a la que pertenecen. No aparecen como factores prioritarios los que identifica la literatura científica. Los problemas de salud que les preocupan no son los que están produciendo mayor mortalidad y morbilidad.
Agradecimientos
Al grupo de investigación sobre estilos de vida que participó en las reuniones preparatorias, y especialmente a Teresa Samper y Asunta Silvestre.
Al revisor anónimo por sus comentarios y aclaraciones al texto.