Actualmente, las enfermedades cardiovasculares representan la primera causa de mortalidad en España. En el año 2000 supusieron un 34,9% de todas las defunciones. Entre las causas cardiovasculares más frecuentes, la cardiopatía isquémica se mantuvo como la primera causa de muerte, con 39.315 fallecidos1.
Los factores de riesgo para la cardiopatía isquémica siguen siendo marcadores pronóstico después del primer evento. La prevención secundaria irá encaminada a controlar o eliminar dichos factores. Los tres factores más importantes son la hipertensión, el tabaco y la hipercolesterolemia.
También es conocida la efectividad de una serie de fármacos en pacientes con enfermedad coronaria, como las estatinas2,3, los antiagregantes4, los bloqueadores beta5 y los IECA6.
Objetivo. Evaluar el grado de control de los diferentes factores de riesgo cardiovascular en la cardiopatía isquémica y el tratamiento realizado.
Diseño. Estudio descriptivo, transversal.
Emplazamiento. Centro de atención primaria urbano.
Participantes. Todos los pacientes con diagnóstico de cardiopatía isquémica, que constan en el registro informático del centro.
Mediciones principales. Historias clínicas obtenidas del registro informático, que recogen las siguientes variables: edad y sexo, tipo de cardiopatía isquémica, hábito tabáquico, perfil lipídico, cifras de presión arterial, cifra de HbA1c en los diabéticos y tratamiento realizado.
Resultados. Se revisó a 268 pacientes diagnosticados de cardiopatía isquémica, con una edad media de 69 ± 12,5 años, de los que el 64,2% era varón. Habían padecido un infarto 141 pacientes (52,6%). Un 12,3% era fumador activo, de los que en el 39,4% no constaba que recibieran consejo antitabaco. No constaba analítica con perfíl lipídico en 68 pacientes (25,4%), 41 (15,3%) tenían valores de LDL inferiores a 100, 73 (27,2%) entre 100 y 130, y en 86 casos (32,1%) los valores eran superiores a 130. El 6,3% recibía tratamiento con fibratos y el 38,8% con estatinas. La atorvastatina era la estatina más utilizada (32,6%), seguida de la simvastatina (19%) y la pravastatina (12,1%). Un 54% de los pacientes con cLDL superior a 130 mg/dl no realizaba ningún tratamiento (fig. 1). Un 51,5% tenía cifras de presión arterial inferiores a 140/90 mmHg. Un 34% era diabético, con una HbA1c inferior a 7 mg/dl en el 38,2% de ellos. Recibían tratamiento antiagregante o anticoagulante 226 pacientes (84,3%) y tratamiento con bloqueadores beta 101 (37,7%).
FIGURA 1.
Discusión y conclusiones. Los resultados del estudio muestran que el grado de control de los distintos factores de riesgo cardiovasculares modificables en prevención secundaria es claramente mejorable. Los resultados obtenidos son similares a los encontrados en otros trabajos realizados en nuestro entorno7-9.
Hay que seguir insistiendo en la importancia de la modificación de estilos de vida no saludables. Dejar de fumar es una de las prioridades en este sentido. Nuestro papel en la detección de dicho hábito, el consejo antitabaco y ofrecer nuestra ayuda para dejar de fumar es fundamental.
El grado de control de las cifras de colesterol nos parece realmente preocupante, pues incluso aceptando valores de LDL inferiores a 130, menos de la mitad de los pacientes están controlados. Además, muchos de los pacientes no controlados no reciben ningún tratamiento, del cual se podrían beneficiar. También es mejorable la detección de los casos en los cuales no disponemos de datos.
Respecto a los fármacos utilizados para el tratamiento del colesterol, destaca el amplio uso de la atorvastatina, frente a otras estatinas (simvastatina y pravastatina) sobre las que disponemos de más estudios sobre su eficacia4-6 y más años de experiencia. Aunque cada vez se están aportando más estudios sobre la atorvastatina, creemos que de momento no se justificaría un uso tan amplio.
Respecto a la presión arterial, pensamos que en este grupo de pacientes de mayor riesgo deberíamos ser más exigentes.
Un dato positivo es el amplio uso de tratamientos antiagregantes o anticoagulantes que hemos encontrado, fármacos que han demostrado su utilidad en estos
pacientes. No podemos decir lo mismo respecto al uso de bloqueadores beta e IECA, su utilización es inferior a la deseable.
Debemos tomar conciencia del alto riesgo de estos pacientes y tener muy en cuenta su antecedente de cardiopatía en el manejo de sus factores de riesgo cardiovascular; cabe recordar que estamos realizando prevención secundaria y que hay que ser más exigentes en el control.