Es un libro oportuno, necesario, clarificador y sugerente. De estructura rigurosa, desarrolla sus tesis en nueve capítulos que, a su vez, mantienen una estructura homogénea en su desarrollo, de manera que cada uno es introducción y fundamento del siguiente, en orden a la construcción de la mirada pedagógica. Toda disciplina con autonomía funcional focaliza la realidad que estudia y genera una mentalidad específica que debe hacerse patente en la mirada hacia su objeto de estudio e intervención. La mirada muestra qué tipo de problemas conforman el trabajo disciplinar, cuál es su lenguaje específico y sus modos de prueba. Así ocurre en toda ciencia. Es pues necesario construir la mirada pedagógica respetando el carácter y sentido inherentes al significado de la Educación. Afrontar ese reto desde la disciplina pedagógica exige preguntarse acerca del papel de la teoría de la educación, la metodología y las focalizaciones que se hacen desde las mentalidades pedagógicas.
Cuando se habla de la mirada pedagógica, se quiere decir que hay que afrontar los problemas de indagación sobre la educación como problemas de la Pedagogía, no de Sociología, Psicología o Medicina; la mirada de la investigación es disciplinar.
Por ello, el libro desde la introducción a la conclusión se construye como pensamiento que permite abordar problemas de Teoría de la Educación desde una perspectiva propia del conocimiento de la Educación: la que corresponde a la mirada pedagógica que permite sistematizar modelos de intervención, respetando la complejidad de la Educación.
En esta obra se aborda la Teoría de la Educación, el Conocimiento Pedagógico y la Investigación Educativa con sentido disciplinar a través de la metodología científica, las focalizaciones y la mirada pedagógica para vindicar la importancia de la racionalidad en la construcción del conocimiento de la Educación. Se concluye que los métodos de adquisición de conocimiento y en este caso, de conocimiento pedagógico, constituyen un objetivo esencial. Es un libro que versa sobre la metodología, es decir, sobre la forma de proceder en la racionalidad disciplinar y, especialmente, sobre la manera de construir la ciencia pedagógica y desarrollarla, fundamentando los principios de metodología (apertura, prescriptividad, pluralismo metodológico, correspondencia objetual) y los principios de investigación (objetividad del conocimiento, complejidad objetual de “educación”, autonomía funcional disciplinar, complementariedad metodológica y significación del conocimiento de la educación).
En el libro, escrito con abundantes referencias bibliográficas y vertebrado en nueve capítulos para agrupar metodología, disciplina académica, estudio, investigación, racionalidad administrativa y mirada pedagógica, se defiende la idea de que, en el mundo global en que vivimos, la Teoría de la Educación se enfrenta a una problemática compleja que exige poseer la suficiente potencia científica como para establecer parámetros acerca del conocimiento de la Educación. No se trata de vivir de los resúmenes de libros y de las investigaciones que otras ciencias han realizado, sino de resaltar la importancia de la Teoría de la Educación en la construcción de conceptos con significación intrínseca al ámbito “educación”.
Sus páginas persiguen, por consiguiente, una formación intelectual y científica de manera que se disponga un cierto orden conceptual progresivo, a través del conocimiento de las teorías y de los instrumentos lógicos de la racionalidad disciplinar que se detallan en él. La cuestión hoy no son los saberes que se transmite en la educación, sino la Educación como objeto de conocimiento.