Justificación: El uso de aminoglucósidos en la endocarditis (EI) estafilocócica sobre válvula nativa se ha dejado de recomendar debido a que no ha demostrado beneficio clínico y puede aumentar la toxicidad renal (TR). No obstante, sigue recomendado su uso en el tratamiento de las EI protésicas.
Objetivos: Estudiar si las EI protésicas estafilocócicas (EPE) se benefician del uso de gentamicina (GT).
Material y métodos: Estudio retrospectivo de los pacientes con EPE ingresados en nuestro centro desde 2011 hasta junio de 2016. Las comorbilidades se han cuantificado mediante el índice de Charlson. Se definió TR por GT como el aumento creatinina (Cr)≥1,5mg/dl (sobre la basal), que obliga a suspender el fármaco. La insuficiencia cardiaca, el embolismo y las complicaciones intracardiacas se consideraron eventos adversos (EA). La indicación quirúrgica se realizó según las guías vigentes de EI. Se dividió a los pacientes en 2 grupos según se les administrase GT (grupo 1) o no (grupo 2). La decisión sobre la administración de GT dependió del criterio clínico del médico tratante.
Resultados: Veintitrés pacientes con diagnóstico de EPE: 10 Staphylococcus aureus (3 meticilín-resistente), 11 Staphylococcus epidermidis (3 meticilín-resistente), 2 otros estafilococos coagulasa negativos. Catorce eran varones (60%). La edad media fue de 68±9 años y un índice de Charlson de 5,4±2. La Cr basal media fue de 1±0,3mg/dl. En 12 individuos (52%) se administró GT (grupo 1). No hubo diferencias en edad ni Cr basal entre los grupos 1 y 2. El grupo 1 tenía significativamente menos comorbilidades que el grupo 2 con un índice de Charlson de 4,2±1,9 vs. 6,7±2,6 (p<0,019). La duración media del tratamiento con GT fue de 10±4 días. Cuatro de 12 pacientes del grupo 1 (25% La suspensión de la GT en los pacientes con TR se produjo a los 4, 6 y 10 días y en 3 pacientes persistió el deterioro de función renal al alta. No encontramos diferencias significativas entre el grupo 1 y 2 con relación a los EA: complicaciones intracardiacas (5/12 en grupo 1 vs. 8/11 en grupo 2; p=0,24), insuficiencia cardiaca (6/12 grupo 1 vs. 5/11 grupo 2; p=0,82), embolia SNC (5/12 grupo 1 vs. 5/11 grupo 2, p=0,83) y embolia periférica (3/12 grupo 1 vs. 2/11 grupo 2, p=0,83). Diecisiete de 23 (73%) pacientes presentaron indicación quirúrgica, con un Euroscore medio del 21% (2,7-54), de los cuales 13 se operaron (sin diferencias entre los grupos 1 y 2). No hubo diferencias en la mortalidad intrahospitalaria: 6/23 (4/12 grupo 1 vs. 2/11 grupo 2; p=0,41).
Conclusión: En nuestra serie el uso de la GT en la EPE no conlleva una disminución de EA ni de la mortalidad y, en cambio, se asocia a TR en un número relevante de casos, por lo que consideramos cuestionable el beneficio de la GT en estos pacientes. El reducido número de pacientes analizados en este estudio no permite generalizar estos resultados. Es necesario realizar estudios con un mayor número de pacientes para confirmar nuestros hallazgos.