Justificación: La endocarditis infecciosa es una patología que provoca numerosas complicaciones, condicionando en ocasiones una evolución tórpida e incluso la contraindicación para la cirugía.
Objetivo: Nuestro objetivo fue analizar las diferencias pronósticas entre pacientes intervenidos o no quirúrgicamente de endocarditis infecciosa.
Método: Incluimos a los pacientes que ingresaron en un hospital de referencia de cirugía cardiaca con diagnóstico de endocarditis desde 2016 a 2022 y registramos la afectación cardiaca, las complicaciones extracardiacas, otros eventos clínicos, así como la realización o no de cirugía cardiaca. Fueron seguidos para detectar eventos adversos mayores: mortalidad cardiovascular (CV) y global, recurrencia y reingreso por insuficiencia cardiaca (IC).
Resultados: De 162 pacientes (hombres 70,5%; mediana de 66 años P25: 58, P75: 76), la localización más frecuente fue la válvula aórtica (44%), seguida de mitral (31,9%), la mayoría nativas (50,6%). Se registró alta tasa de mortalidad intrahospitalaria (24,7%), de los cuales el 82,6% no se habían intervenido. En general, los pacientes intervenidos tuvieron mejor pronóstico (HR 0,28, p=0,02). La naturaleza de la válvula, nativa (VN) o protésica (VP) no fue predictor de mortalidad (HR 1,12, p=0,67), sin embargo, los intervenidos de VN tuvieron una menor mortalidad en el seguimiento con respecto a los no operados (5 vs. 22, p=0,04), sin diferencias en el grupo de VP. En un 50% de los pacientes se diagnosticó insuficiencia valvular grave de novo, apareciendo como complicaciones locales cardiacas más frecuentes el absceso (21,2%) y la rotura de cuerdas/velos (10,2%). Un 21,8% tuvo embolismo cerebral y hasta un 19,9% estuvieron en situación de shock. En el seguimiento (media 35,7 meses), se registró un 35,7% de mortalidad global y 22,9% de causa CV. El único predictor de mortalidad en el seguimiento fue el shock (HR 4,78 en mortalidad global, p<0,01 y HR 3,38 en muerte CV, p=0,01), encontrando más mortalidad para embolismos y para complicaciones locales, pero sin datos significativos. Se detectaron bajas tasas de recurrencia (6,6%) y reingreso (14,6%), sin relación estadísticamente significativa con la realización de cirugía.
Conclusiones: La endocarditis infecciosa tiene una tasa de hasta el 25% de mortalidad en nuestra serie, sobre todo intrahospitalaria, que se asocia al shock principalmente. La cirugía parece aportar beneficios sobre todo cuando existe afectación de VN, mientras que en los pacientes con VP su comorbilidad podría condicionar peor pronóstico a pesar de la intervención.