Si he podido ver más lejos es porque he estado encaramado en los hombros de gigantes. Isaac Newton
Nuestra revista «Cirugía Cardiovascular», órgano oficial de expresión de la Sociedad Española de Cirugía Torácica-Cardiovascular (SECTCV), ya suma dieciocho años de edición continuada, de vida1.
Los sueños, los ideales y los objetivos son estímulos que nos ayudan a vivir con alegría y esperanza. Las concreciones del presente suelen comenzar como sueños, a veces difíciles de alcanzar, pero nunca imposibles, sobre todo si se trabaja duro en ellos y no se abandonan. Así comenzó, allá por el año 1994, el sueño del Comité Editorial de la revista «Cirugía Cardiovascular», bajo el amparo de la Junta Directiva de la entonces Sociedad Española de Cirugía Cardiovascular2. Con anterioridad, hay que recordar que una revista con el mismo nombre había sido publicada durante cinco años (1972–1976) en el seno de la Asociación Española de Cirugía Cardiovascular, aunque con una edición irregular, por lo que no puede ser considerada antecesora de nuestra actual revista. Otros antecedentes editoriales como «Noticias Cardiovasculares» (1987–1990), el «Boletín Informativo de la Sociedad Española de Cirugía Cardiovascular» (1987–1990) o la «Revista de Cirugía Cardíaca, Torácica y Vascular» (1980–1991), esta última ajena a nuestra sociedad, representaron el pensamiento científico de la especialidad de aquellos días, impregnadas de grandes dosis de esfuerzo a pesar de su corta trayectoria editorial. Pero fue el «Boletín de Noticias de la Sociedad Española de Cirugía Cardiovascular» (1991–1993) el que se transforma en la actual publicación de nombre «Cirugía Cardiovascular» a decisión de la Junta Directiva de 1993, constituyéndose un nuevo Consejo Editorial que vería la luz por primera vez en 1994 y se publicaría de forma ininterrumpida hasta nuestros días3.
Nuestra revista no pretende compararse con las más prestigiosas de igual área temática de ámbito internacional. Somos conscientes de nuestro cometido, y por ello es primordial destacar cuáles han sido y son sus principales retos. En primer lugar, cumple objetivos de formación especializada en la enfermedad cardiovascular con la divulgación de las principales puestas al día en temas candentes de nuestra práctica diaria, y de experiencias clínicas publicadas por sus miembros. En segundo lugar, ejerce una función de soporte de comunicación de nuestra sociedad científica, por cuanto es el medio oficial que esta tiene para defender sus opiniones y posturas ante determinados temas ante el resto de profesionales, dejando constancia de forma explícita de las peculiaridades de nuestra área médica1,4. Y por último, la revista es un medio de comunicación que deja patente la pluralidad de los grupos y profesionales que ejercemos esta especialidad, y la interrelación existente entre nosotros.
Aunque la historia de la revista «Cirugía Cardiovascular» es relativamente reciente, han sido muchos los que han participado para que este proyecto sea una realidad. Todos ellos han tenido un factor común decisivo que se ha mantenido a través de su existencia, la confianza en el proyecto. Lectores, miembros de nuestra sociedad, autores a través de sus aportaciones científicas, revisores colaboradores, consultores nacionales e internacionales, miembros de los comités de edición y redacción, editores asociados, editoresjefes y amigos de nuestra revista. Es indudable que todos ellos tienen y han tenido un papel decisivo para que nuestra revista alcanzara su actual estado de madurez, y esto se ha logrado porque todos pusieron lo mejor de sí para que lo fuera, dejando testimonio de la actividad de lo que ha sido la cirugía cardiovascular en España en los últimos dieciocho años. Y desde este mismo momento tenemos que ser conscientes de lo que ya es nuestra historia y de nuestros compromisos con la misma. No podemos pertenecer a una sociedad científica sin reconocer su historia ni sentirnos comprometidos con aquellos que la escribieron.
Por otro lado, hablar de la historia de la revista es hablar también de su edición, quizás el aspecto menos conocido para los lectores. Dieciocho años de edición continuada de forma regular no se habían logrado nunca anteriormente en nuestra sociedad científica. En este periodo de tiempo los dos editores-jefe han sido figuras clave para nuestra revista y la impronta personal de cada uno de ellos se refleja cuando recorremos las diversas etapas por las que ha transcurrido la vida de la misma. El primer editor-jefe, Emili Saura (1994–2004), con su esfuerzo individual, creó las bases de la revista «Cirugía Cardiovascular» que sirvieron para concretar una idea largamente acariciada por muchos de los cirujanos cardiovasculares españoles, dotando a nuestra sociedad de uno de sus principales medios de comunicación científica. Durante sus diez años en el cargo, siempre en colaboración con su equipo editorial, superó gracias a su empeño personal los escollos iniciales con los que se fue encontrando inicialmente y que a veces se antojaban insalvables.
Desde sus inicios Emili Saura imprimió a la revista un carácter científico, requiriendo del compromiso de un nutrido grupo de conocidos cirujanos que constituía su comité editorial1. Se trataba de una edición artesanal, pese a lo cual imprimió a la revista una dimensión internacional, en especial con la difusión a nuestros colegas extranjeros de habla hispana y portuguesa. Así pues, de su etapa destacamos el esfuerzo realizado para su creación y la edición en los primeros años, que constituyeron los mimbres iniciales de la publicación, pasando el relevo a las generaciones venideras de una revista joven a la espera de adquirir su propia personalidad y madurez, con la intención, sobre todo, de perdurar en el tiempo.
Así la asumió su segundo editor, Carlos Mestres, quien tomó el relevo de su dirección a mediados de 2004 hasta nuestros días (2004–2012)5. Si bien los logros que hasta ese momento había alcanzado la revista constituían un gran avance, no faltaron los elementos en los que hubo que partir de cero en un entorno cronológico diferente, incluido el cambio de nombre de la sociedad científica. Mestres imprimió un cambio generacional en la revista, para lo que consideró oportuno darle un nuevo aire más acorde a los nuevos tiempos, modificando su formato e incluso su portada. Así, en los últimos ocho años, dedicado como su antecesor de forma admirable a la publicación, ha consolidado la edición de la revista que hoy en día tiene su propia entidad indiscutible y reconocida por todos. Fruto de su marcada personalidad y amplia experiencia científica y profesional, Carlos Mestres terminó de implantar las principales bases funcionales para su edición a través de aspectos tan necesarios como la revisión y corrección a pares de los trabajos publicados, especialización de las revisiones, números editoriales monográficos o nuevas secciones editoriales. De igual forma, su proyección internacional permitió la incorporación de aportaciones de habla inglesa al contenido de la revista. El objetivo de establecer cuatro ediciones anuales se ha cumplido hasta la fecha sin problemas a pesar de que inicialmente existía incertidumbre sobre ese particular. Podemos afirmar, pues, que bajo la influencia de Carlos Mestres la revista ha cumplido su mayoría de edad (nunca mejor dicho puesto que realmente cumple sus dieciocho años), alcanzando su propio espacio entre las revistas médicas nacionales, pero como todo buen editor-jefe deja una cartera de proyectos pendientes cargada de objetivos a medio y largo plazo que debemos conseguir trabajando desde hoy mismo.
En la última Asamblea General Ordinaria de la SECTCV celebrada en Sevilla el pasado 15 de junio de 2012 durante el XXI Congreso bianual, los socios miem-bros han tenido a bien confiarme la difícil tarea de dirigir nuestra revista «Cirugía Cardiovascular», relevo que coincide con sus dieciocho años de historia. Es para mí un inmenso honor tomar el relevo de mis dos admirados predecesores y poder servir a los fines de nuestra sociedad a través de tan prestigioso instrumento. Confío en no defraudar a nadie y estar a la altura de las circunstancias, y para ello les aseguro que dedicaré el máximo de mi tiempo a cumplir las expectativas que con la revista tienen todos y cada uno de los miembros que forman parte de nuestra sociedad. Todo ello no sería posible sin el magnífico equipo de profesionales que conforman los nuevos comités y sin cuya inestimable aportación mi tarea sería infructuosa. Precisamente porque los conozco y gozan de toda mi admiración, estoy seguro del éxito de nuestro cometido.
Para finalizar quiero concluir diciendo que la revista «Cirugía Cardiovascular» es un elemento de particular valor y absolutamente dinámico que debe prolongarse en el tiempo. Me comprometo como nuevo editorjefe y en nombre de los Comités de Redacción y Editorial a seguir trabajando intensamente por el prestigio y divulgación nacional e internacional de nuestra revista. Pretendemos conseguir una publicación moderna, abierta, más ágil y acorde con las inquietudes de las nuevas generaciones, por lo que intentaremos hacer de la misma un medio de comunicación al alcance de todos los socios, para mayor fluidez del conocimiento sin excesivas trabas y con ello la necesaria participación de los profesionales, que son, en definitiva, quienes la enriquecen y le confieren su auténtico valor. Confiamos en que tanto los autores y lectores de habla castellana que hasta ahora lo hicieron, como aquellos que aún no lo han hecho, consideren la revista «Cirugía Cardiovascular» como su medio habitual para la comunicación científica y profesional en nuestra especialidad.
Así pues, en esta mi primera editorial he querido rendir homenaje a nuestra revista «Cirugía Cardiovascular», por la que, como cirujano, siento un enorme orgullo, y a todas aquellas personas que trabajaron o siguen trabajando por ella. Emili Saura y Carlos Mestres, como editoresjefe, la han tutelado durante su infancia y juventud, respectivamente, y ahora la recibo yo cumpliendo su mayoría de edad. Ambos han dejado muy alta la cota, pero parafraseando la cita de Isaac Newton «espero poder ver más lejos encaramado desde sus hombros de gigantes».
If I have seen further it is by standing on the shoulders of giants. Isaac Newton
Our journal, Cirugía Cardiovascular, the official publication of the Society for Thoracic-Cardiovascular Surgery (SECTCV), has now reached its 18th year of continuous publication1.
Dreams, ideals, and objectives are all stimuli to help us live in joy and hope. Realizations of the present usually start as dreams, sometimes difficult to reach, but never impossible, especially with hard work and no giving up. And thus began, back in 1994, the dream of the Editorial Committee of the journal CirugÍa Cardiovascular, sponsored by the Council of the then Spanish Society of Cardiovascular Surgery2.
We should also remember another so-called Cirugía Cardiovascular journal, which was published for five years (1972–1976) supported by the then Spanish Association of Cardiovascular Surgery. Due to its irregular schedule, it should not be considered as the predecessor of our present journal, even though they once shared the same name. Other publications, such as Noticias Cardiovasculares (1987–1990), the Boletín Informa-tivo de la Sociedad Española de Cirugía Cardiovascular (1987–1990), and those not related to our SECTCV such as the Revista de Cirugía Cardiaca, Torácica y Vascular (1980–1991), helped to disseminate the cardiovascular scientific thinking in those days, soaked in high levels of effort despite their short editorial life. However, the Boletín de Noticias de la Sociedad Española de Cirugía Cardiovascular (1991–1993), the journal of our society at that time, was transformed after a decision of the Council in 1993, with a new Editorial Committee and adopting the well-known name Cirugía Cardiovascular, being published from 1994 until today3.
We have to consider ours as a humble journal in terms of scientific content when compared to the most prestigious in its field. But it is necessary to highlight its main objective. Our journal is looking at specialized education in cardiovascular pathology, by communicating the state-of-art in practice and the clinical experience of its members. It also works as the voice of the SECTCV as it is our official publication1,4. Furthermore, Cirugia Cardiovascular gives us the opportunity to exchange opinions with the diverse groups and professionals in this specialty.
The history of Cirugía Cardiovascular is relatively recent, but many have participated in this project, making it possible. All had in common a confidence in the project. Readers, members of our society, authors through their scientific papers, collaborating reviewers, national and international consultants, members of the Editorial Committee, associated editors, editors-in-chief and friends of our journal, all without doubt played a key role in our journal reaching its current level of maturity. This has only been achieved because each and every one of those involved gave of their best. Our journal has been a reflection of Spanish cardiovascular activity in the last 18 years. From this moment on, we should be aware of this, of our history, and of our commitment to it. We cannot belong to a society without recognizing its history, and without feeling committed to those who wrote it.
To talk about the history of the journal is to talk about its editing, perhaps one of the topics least known by the readers. In these uninterrupted 18 years of history, two editors-in-chief led our journal. The personal stamp each of them set is patent when we look at the different stages through which the journal has passed. The first editor-in-chief was Emili Saura (1994–2004) who, through his individual effort, paved the way for Cirugía Cardiovascular to become the official journal of our society. Despite some initial pitfalls and after 10 years as editor, success came from his personal determination. Emili Saura organized a large group in his editorial committee1. His was a handcrafted, home-cooked journal. Despite this, he promoted the journal internationally, especially through his American colleagues. From his tenure, we highlight the earlier efforts in creating a journal that was transferred to another generation as a young journal, seeking its own personality and maturity, and aiming at passing the test of time.
The second editor-in-chief, Carlos Mestres, took over from mid-2004 (2004–2012)5. Despite significant earlier achievements, the baseline was set at zero, including the change of the name of the Scientific Society. Mestres introduced a generational change and brought fresh air with a profound modification that included the cover page. In the last eight years the journal has reached its consolidation as a stable publication. As a result of his well known personality and scientific and professional experience, Carlos Mestres defined the foundation of the editing process through the implementation of peer review and the production of monographic issues or new journal sections. Due to his international exposure, English contributions and translations were incorporated. The objective of reaching four issues annually has been achieved up to now despite initial concerns. We can state that under the influence of Carlos Mestres, the journal has reached its maturity, and he is stepping down leaving some pending projects for the mid- and long-term, which we have to start working on from today.
At the latest General Meeting of the SECTCV, held in Seville on June 15th, 2012 during the XXI biennial Congress, members decided to entrust me with the difficult duty of leading our journal at the time of its 18th year. It is a great honor for me as newly elected Editor-in-Chief to be able to serve our society in this prestigious position, and I hope to match up to my predecessors and to achieve the expectations that each and every one of the members of our SECTCV have with our journal. This would not be possible without the superb team of professionals that are to shape the new committees and without their invaluable help. Precisely because I know them, I am sure that our mission will be successful.
Cirugía Cardiovascular is an especially valuable product, a living and dynamic element. The new Editor-in-Chief and his Editorial Committee will work intensely for the national and international prestige and dissemination of our journal.
We aim to achieve a modern, open, flexible publication, in line with the concerns of the younger generation. This will be a journal reaching all of our readers for a dynamic transfer of knowledge. The participation of the professionals is mandatory as they enrich the journal and increase its value. We are confident that the Spanish-speaking authors and readers, those who have already contributed and those who will be contributing, consider Cirugía Cardiovascular their preferred journal for scientific and professional communication.
Finally, in my first editorial, I would like to pay tribute to our journal Cirugía Cardiovascular, of which I as a surgeon am enormously proud, and to everyone who has worked and keep on working on it. Emili Saura and Carlos Mestres, as past Editors-in-Chief, have raised it during its childhood and youth, respectively, and now I receive it having come of age. Both of them have left an excellent heritage but, to paraphrase Isaac Newton, “I hope to see further by standing on the shoulders of giants”.