Introducción
La estadificación del cáncer de mama se basa fundamentalmente en el tamaño tumoral y la afectación de los ganglios linfáticos. La biopsia selectiva del ganglio centinela (BSGC) es una técnica útil para conocer el estado de los ganglios linfáticos1 que logra una valoración de la extensión linfática de la enfermedad más exhaustiva, hasta el punto de que se la ha considerado en la última versión de la clasificación TNM de la AJCC2. Además, con esta técnica se evita la linfadenectomía en las pacientes en que no es necesaria, con el consiguiente ahorro de recursos y morbilidad asociada3.
Paradójicamente, la aceptación de la técnica de la BSGC por la mayoría de los grupos no ha conllevado la homogeneidad en la metodología para llevarla a cabo. La identificación y biopsia del o los ganglios centinelas puede realizarse utilizando colorante, isótopo o colorante e isótopo (técnica mixta), inyectando estos trazadores en distintas localizaciones (peritumoral, subcutánea, periareolar, combinada), y con diferencias en la dosis del trazador, el número de inyecciones utilizadas o el momento de su inyección respecto a la cirugía. Aunque la mayor parte de estas variaciones no suelen conllevar diferencias técnicas significativas en los estudios publicados, sí que pueden influir en determinados aspectos relevantes, como el número de drenajes linfáticos puestos de manifiesto, que se debe abordar quirúrgicamente, o el número de ganglios linfáticos considerados como centinelas en la biopsia.
En el presente trabajo tratamos de estudiar: si hay diferencias en el número de ganglios aislados dependiendo de que se utilice la técnica mixta o únicamente isótopo como trazador y si hay diferencias en la aparición de más de un drenaje linfático y en el número de ganglios centinela, dependiendo de la localización de la inyección del trazador.
Pacientes y método
Se han estudiado de forma prospectiva 173 BSGC realizadas en 173 pacientes con cáncer de mama. Los criterios utilizados para la indicación de la BSGC incluyeron tumores únicos, < 3 cm de diámetro, que no hubiesen recibido tratamiento quirúrgico, quimioterapia o radioterapia previamente, sin cirugía en la región axilar y en estadios clínicos N0. En todos los casos se realizó ecografía axilar para descartar ganglios axilares ecográficamente sospechosos cuya punción biopsia, en caso de mostrar citología positiva, descartaba la realización de la técnica. Las pacientes fueron informadas sobre la técnica y se obtuvo consentimiento informado específico por escrito para su realización.
De los 173 tumores, 144 correspondieron a carcinomas ductales infiltrantes, 18 fueron carcinomas intraductales y 11 carcinomas lobulillares infiltrantes.
La media ± desviación estándar de la edad de las mujeres fue 55,8 ± 12 (intervalo, 25-84) años.
Todas las BSGC se hicieron simultáneamente al tratamiento del tumor primario. En los casos de lesiones no palpables y en las palpables localizadas cerca de la axila ipsolateral, se aplicó trazador isotópico periareolar mediante 3 inyecciones (a nivel de la zona correspondiente a los cuadrantes superoexterno, superointerno y de la línea intercuadrántica inferior) con una actividad de 1 mCi (37 MBq) en un volumen máximo de 1 ml cada una. Para las lesiones palpables se inyectó el trazador intraperitumoral (sin control ecográfico) con una actividad de entre 2 y 4 mCi (70-140 MBq), en un volumen máximo de 0,5 ml. El trazador isotópico utilizado en esta serie de pacientes tenía un tamaño de partícula de entre 50 y 80 nm (Lymphoscint®). Los intervalos entre inyección, gammagrafía y cirugía han variado entre las 3 y las 16 h previas a la intervención. En general, la vía intratumoral se utilizó la tarde previa a la intervención (14 h). Todos los registros gammagráficos se efectuaron, como mínimo, 90 min después de la inyección del trazador mediante imágenes planares con formato de matriz de 256 × 256 y 180 min de preselección, llegando hasta las 3 h, mediante una gammacámara Elscint SP6 (Israel). Las proyecciones realizadas en todos los casos fueron: anterior, lateral izquierda y oblicua. En los casos en que se usó colorante, se inyectaron 5 ml de azul de isosulfán (Lymphazurín®) entre 10 y 15 min antes de la intervención, con la paciente ya relajada e intubada. No se observaron reacciones alérgicas ni tatuajes persistentes con el colorante en los casos incluidos. La localización intraoperatoria del ganglio centinela se realizó mediante una sonda de detección gamma (Gammed 2B, Eurorad, Estrasburgo, Francia).
Se excluyó los casos en que no se evidenció drenaje desde el sitio de inyección del trazador en la gammagrafía tardía.
Las pacientes fueron divididas de la siguiente forma para el estudio de los objetivos. Para diferenciar la técnica mixta de la isotópica se consideró, por un lado, a las primeras 109 pacientes, en las que se utilizó la técnica mixta, de isótopo y colorante, y por otro, a las siguientes 64 pacientes en las que sólo se utilizó el isótopo.
Para el segundo objetivo se separó a las pacientes en 2 grupos: uno de pacientes con lesiones no palpables en las que se practicó una inyección periareolar del (los) trazador(es) (n = 81), y un segundo grupo de inyección intratumoral y/o peritumoral del (los) trazador(es) (n = 92). En esta serie coincidieron los casos de inyección periareolar con lesiones no palpables (no se realizó ninguna inyección periareolar por tumor localizado cerca de la axila).
La posibilidad de combinación de ambos parámetros (técnica mixta o no y localización periareolar o intratumoral o peritumoral) permitió estudiar a los siguientes grupos:
Pacientes con técnica mixta intratumoral o peritumoral (n = 66).
Pacientes con técnica mixta periareolar (n = 43).
Pacientes con isótopo sólo periareolar (n = 38).
Pacientes con isótopo sólo intratumoral o peritumoral (n = 26).
Se consideraron como drenajes linfáticos todos y cada uno de los que aparecieron en la gammagrafía (axilar o al territorio de la mamaria interna) y como ganglios linfáticos centinelas, aquellos que en la localización intraoperatoria mostraron más del 10% de la actividad de fondo con la sonda de detección gamma o presentaban cualquier grado de tinción con el colorante.
El estudio estadístico se realizó mediante el programa SPSS utilizando un análisis de tablas de contingencia con la prueba de la χ2 para las variables cualitativas y una comparación de medias mediante el test de la t de Student para las cuantitativas. Se consideró significativo un valor de p < 0,05.
Resultados
Número de drenajes
En todos los casos hubo al menos una vía de drenaje hacia la axila ipsolateral. En 6 (3,4%) de los 173 casos, además, se evidenció un drenaje hacia la cadena mamaria interna de ese lado. Aunque el número de drenajes a la cadena mamaria interna además de axila (no encontramos drenajes aislados a mamaria interna en esta serie) fue mayor en los casos de inyección intratumoral o peritumoral (5 casos de 92; 5,4%), también se los vio cuando el trazador se inyectó por vía periareolar (1 caso de 81; 1,2%) y las diferencias no fueron significativas (p = 0,216).
Cuando se consideraron los dos parámetros (técnica y sitio de inyección), siguieron sin aparecer diferencias significativas (p = 0,081) (tabla 1).
Número de ganglios
La media de ganglios centinela cuando se utilizó la técnica mixta fue de 1,60 ± 0,82 (intervalo, 1-3), mientras que con el isótopo fue de 1,53 ± 0,67 (1-3; p = 0,590).
Por otro lado, las distintas vías de inyección mostraron diferencias significativas en la media de ganglios identificados (tabla 2).
Cuando analizamos los 4 grupos definidos por las 2 variables, encontramos que el número de ganglios fue significativamente mayor al comparar las técnicas mixtas entre sí, y fue mayor el número de ganglios con la técnica de inyección periareolar (1,84 ± 1,02) que con la intratumoral o peritumoral (1,44 ± 0,61; p = 0,012) (tabla 3).
No hubo diferencias en el número de ganglios cuando se compararon los grupos de técnica única con isótopo (periareolar, 1,53 ± 0,60; intratumoral-peritumoral, 1,54 ± 0,76; p = 0,944).
Discusión
Una de las desventajas actuales de la BSGC continúa siendo la falta de uniformidad en la metodología de los diferentes grupos que la realizan. Sin embargo, y es una de las razones que muestran la bondad de la técnica, los resultados entre ellos suelen ser bastante homogéneos en las tasas de identificación de los ganglios centinelas. No obstante, las diferentes técnicas podrían condicionar, al menos teóricamente, diferencias que influyeran en la detección de vías de drenaje alternativas (la cadena mamaria interna en el caso de la mama) o el número de ganglios.
En relación con el trazador utilizado, debe considerarse incuestionable el uso del radiotrazador frente al colorante solo. Con este último la tasa de localización ganglionar es significativamente menor y son más altas las tasas de falsos negativos4. Con el radiotrazador, y realizando una linfogammagrafía preoperatoria, es posible identificar drenajes extraaxilares, generalmente hacia la cadena mamaria interna o, excepcionalmente, hacia la axila contralateral5. Estos drenajes, en caso de que no se los identifique, son destinos teóricos de extensión de la enfermedad que subestadificarían los casos en el supuesto de estar afectados y no estudiados. En cuanto al número de ganglios identificados en la gammagrafía, no existe correlación con los identificados en la biopsia6.
El uso de colorante junto al isótopo ha mostrado mejores tasas de localización del ganglio centinela7-9, aunque para algunos autores la aportación del colorante no es significativa y, por otra parte, puede conllevar efectos indeseables, como el tatuaje cutáneo o la posibilidad de reacciones alérgicas10-13. Además de no poder detectar per se drenajes no axilares con su uso aislado, otro de los inconvenientes de la biopsia con el uso de colorantes exclusivamente es que requiere una mayor disección quirúrgica que cuando se asocia al isótopo. En nuestra serie, obviamente, resulta imposible discernir si el colorante añade la detección de drenajes extraaxilares a la técnica con isótopo. Además, no encontramos diferencias en el número de ganglios identificados por área de drenaje cuando se usa colorante respecto a cuando no se usa.
La otra variable analizada en este trabajo es la localización de la inyección del trazador. Existen diferentes modalidades de inyección, entre las que destacan la intratumoral, la peritumoral, la intradérmica o subdérmica en la zona de proyección superficial del tumor y la subareolar, ya sea en el cuadrante correspondiente al que presenta el tumor o periareolar completa, con inyecciones en los distintos cuadrantes. Para cada una de ellas se aducen ventajas e inconvenientes, aunque en definitiva las tasas de localización y detección de ganglios centinelas no suelen mostrar diferencias significativas entre ellas14-21.
Para algunos autores, la inyección subareolar presenta ventajas sobre la intratumoral, la peritumoral o la intradérmica. Dos de las ventajas más esgrimidas de la inyección subareolar son la mayor rapidez en la migración del trazador, que hace que incluso se haya propuesto su uso intraoperatorio, sin realizar linfogammagrafía previa22, o la falta de superposición del foco de inyección inicial en los tumores muy laterales o muy mediales con las imágenes axilares o en cadena mamaria interna, respectivamente, que pueden interferir en la detección u obligar a la repetición en el registro gammagráfico con proyecciones especiales23,24. La explicación de su uso se basa en la hipótesis de que tanto el parénquima mamario como la piel que lo cubre tienen un drenaje linfático común, a causa de su mismo origen embrionario, y se produce la confluencia del flujo linfático hacia el plexo subareolar de Sappey desde los plexos linfáticos profundos y superficiales para, posteriormente, difundir de manera centrífuga por canalículos linfáticos específicos a la axila o a la cadena mamaria interna. Esto ha hecho considerar que, desde un punto de vista fisiopatológico, la biopsia selectiva del ganglio centinela pase a ser un concepto más dependiente del órgano, es decir la mama, que de la localización del tumor17,25. No obstante, algunos autores plantean dudas a este respecto y abogan por la inyección del trazador lo más cercana posible a la localización del tumor26.
En clara referencia a lo comentado más arriba para el uso del colorante, si hay una diferencia importante entre los sitios de inyección del trazador, se daría por la diferente tasa de detección de drenajes extraaxilares que puede haber entre ellos. La aparición de drenajes hacia la cadena mamaria interna es un hecho que se comunica con muy distinta frecuencia en las diversas series, entre el 3 y el 21%27-29. Su significado es importante, ya que implica un dato fundamental en la estadificación y, es más, en caso de afección, puede tener repercusión a la hora de indicar radioterapia dirigida específicamente a ese territorio30,31.
Si bien, como ya se mencionó, no hay grandes diferencias en la tasa de localización, hay algunos matices que conviene analizar para tratar de definir la técnica idónea para evitar fallos por no haber detectado drenajes linfáticos. La inyección en planos más profundos que se realiza con la técnica intratumoral y peritumoral se ha relacionado con una mayor tasa de ganglios de la cadena mamaria interna32 migrando teóricamente a través de plexos linfáticos profundos, retroglandulares. Esta tendencia, aunque sin confirmarse de forma significativa, se observa también en nuestros resultados, con una tasa de drenajes hacia la mamaria interna similar a la de otras series de la literatura27. Estas diferencias hacen que algunos autores traten de aumentar la eficacia de la técnica usando de forma combinada la inyección de trazadores en 2 localizaciones de forma simultánea, a modo de potenciación, ya sea subdérmica e intratumoral33,34 o subareolar e intratumoral15.
Como conclusiones, en la BSGC para el cáncer de mama, el número de ganglios centinelas identificados no depende de usar una técnica mixta o sólo isótopo como trazador; sin embargo, es mayor cuando se usa la vía periareolar que la intratumoral-peritumoral. Además, aunque la vía de inyección intratumoral y peritumoral muestra una mayor frecuencia de drenajes hacia la cadena mamaria interna que la periareolar, esta diferencia no es estadísticamente significativa en nuestra serie.
Correspondencia:
Dr. A. Piñero Madrona.
Unidad de Mama. Servicio de Cirugía General. Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca.
Ctra. Murcia-Cartagena, s/n.
30120 Murcia. España.
Correo electrónico: antonio.pinero@carm.es
Manuscrito recibido el 31-9-2006 y aceptado el 30-1-2007.