Hemos leído con gran interés la reciente e interesante aportación del Dr. Francia et al. sobre un caso de taponamiento cardiaco tardío por contusión del miocardio1. Nos gustaría hacer ciertas observaciones, relacionándolas con un caso similar que recientemente manejamos.
Se trataba de una mujer de 70 años que acudió a urgencias tras realizarle maniobra de Heimlich por atragantamiento. A su ingreso, la paciente se encontraba consciente y orientada, así como respiratoria y hemodinámicamente estable. Presentaba únicamente dolor leve a la palpación en región esternal baja, sin otros signos ni síntomas asociados. A las 3 h de su ingreso, el ECG y las enzimas miocárdicas no presentaban alteraciones (troponina I: 0,20 ng/ml). La radiografía de tórax mostraba una fractura esternal simple de tercio distal de cuerpo esternal. Permaneció en observación y a partir de las 8 h de su ingreso comenzó una elevación progresiva de enzimas (troponina I: 0,62), inicialmente con ECG normal. A las 24 h se alcanzó un pico de elevación enzimática (troponina I: 0,92) y se evidenció la presencia de ondas T invertidas en V1-V3 en el ECG. Se solicitó ecocardiograma, que mostró derrame pericárdico leve e hipoquinesia de los segmentos anteroseptales medio y apical con FE conservada (fig. 1A). Se realizó TAC torácica que reflejaba la fractura esternal y el derrame pericárdico antes mencionados (fig. 1B), sin otros hallazgos. Con el diagnóstico de contusión miocárdica es ingresada en el servicio de cardiología durante 12 días. Evolucionó favorablemente, sin progresión del derrame pericárdico, aunque electrocardiográficamente presentase una mayor negativización de las ondas T en cara anterior y mínima elevación del ST en I y aVL. Una coronariografía mostró árbol coronario normal.
En relación con la descripción inicial del caso expuesto por el Dr. Francia, nos gustaría señalar que cualquier traumatismo esternal con menos de 24 h de evolución, aunque aparentemente banal, puede conllevar complicaciones graves. Por ello, ante todo traumatismo esternal reciente, resultaría conveniente mantener al paciente en observación al menos durante 24 h, con el fin de descartar una posible contusión miocárdica y sus complicaciones derivadas2. Esta medida sería recomendable incluso en pacientes asintomáticos, ya que, como se ha puesto de manifiesto tanto en el caso descrito por los autores como en el nuestro, la ausencia inicial de síntomas y signos reseñables no descarta la posibilidad de que se presenten complicaciones graves. Durante dicho periodo de observación, destacaríamos la necesidad de realizar monitorización electrocardiográfica y de enzimas miocárdicas3, y así detectar prontamente posibles lesiones miocárdicas. Por último, remarcaríamos la asociación existente entre contusión miocárdica y derrame pericárdico, como se ha puesto de manifiesto en ambos casos descritos. Coincidiendo con los autores, consideramos que el ecocardiograma resulta fundamental ante la sospecha de dichas entidades.