Hemos leído con interés el artículo publicado por los autores Gómez-Rosado et al.1. Felicitamos a los autores por la iniciativa, pero queríamos hacer algunas consideraciones.
Ante su objetivo creemos fundamental obtener las complicaciones y los costes con los menores sesgos posibles. Sin embargo, para el cálculo de complicaciones utilizan el Conjunto Mínimo Básico de Datos (CMBD), que recoge las complicaciones durante el ingreso (diagnósticos secundarios) señalados en el informe de alta. En un estudio retrospectivo, no parece que el CMBD refleje adecuadamente la totalidad de las complicaciones, teniendo en cuenta que por ejemplo, las náuseas, atelectasias, dolor mal controlado, etc. deben ser incluidas2. Así nuestro equipo ha comprobado, por ejemplo, que el coste postoperatorio mediano varía de un paciente sin complicaciones a uno con un grado I de la clasificación de Clavien Dindo de 758,64€ a 1106,97€ en el caso de una apendicectomía y de 379,33€ a 755,55€ en el caso de una colecistectomía3.
En su estudio, el 9% de los pacientes tuvieron complicaciones. En el estudio prospectivo de 1850 pacientes consecutivos intervenidos en un servicio de cirugía vimos que el 27,7% presentaron complicaciones. Este porcentaje fue del 10,7; 22,6; 63,5 y 71,4% en la cirugía menor, moderada, mayor y mayor+, respectivamente4. Como hemos defendido previamente, creemos que las complicaciones se deben recoger prospectivamente de formularios específicos, notas de evolución médicas y de enfermería. El seguimiento debe llevarse a 90 días4. A pesar de ello hay sesgos que no pueden ser eliminados4. Hemos comprobado que al calcular en el informe de alta el Comprehensive Complication Index5, que tiene en cuenta todas las complicaciones, los facultativos fallan en el 19% de la serie global y en el 51% cuando solo se tienen en cuenta los pacientes con complicaciones6. La auditoría externa imparcial sería una solución.
Los autores aparean por Grupos Relacionados por el Diagnóstico (GRD), sin embargo, la diferencia del número y gravedad de complicaciones de un GRD con complicación y/o comorbilidad frente a otro GRD igual puede ser muy importante. No se deberían utilizar para el objetivo del trabajo. Además, el basarse en el CMBD nos puede llevar a asignar como GRD sin complicación a pacientes que las han tenido.
No parece correcto calcular el gasto según costes agregados por GRD a pesar de las correcciones llevadas a cabo. Este cálculo no se ajusta a la realidad de un paciente concreto, que es lo que pretende el trabajo (diferenciar los resultados en los pacientes ectópicos frente a los no ectópicos). Creemos que se debería haber considerado los costes del ingreso y reingresos –si los hubiere– durante al menos 90 días. Desde la perspectiva del hospital, estos costes deberían incluir las estancias, medicación, analíticas, radiología, intervenciones radiológicas y/o endoscópicas y reintervenciones como consecuencia de las complicaciones. Además si se considera el gasto por complicaciones postoperatorias, todos los costes preoperatorios y la operación índice, deberían ser excluidos3. No debemos seguir calculando la morbilidad de los procedimientos ni el coste con herramientas tan poco fiables.