Hemos leído con gran interés el artículo de los autores Eliseo Collazo Chao et al1 sobre la terapia compresiva tras la cirugía de varices. Nos congratula el hecho de que existan grupos de cirujanos generales que se ocupen preferentemente de la flebología, una dolencoia que aunque minusvalorada dentro de nuestra especialidad, tiene todavía un gran peso asistencial para muchos cirujanos generales2. Su trabajo tiene una gran utilidad práctica, ya que como en muchísimos otros detalles técnicos, aún nos guiamos por dogmas y prácticas ya superadas. El vendaje compresivo que clásicamente se ha utilizado tras una safenectomía, generalmente realizado con una venda de alta elasticidad, es tedioso de realizar y muy variable en su confección (depende de la habilidad de quien lo haga). Además, suele ir disminuyendo progresivamente su efectividad al ir perdiendo elasticidad la venda, y es difícil de reproducir en las curas que se realizan al paciente tras ser dado de alta.
Por el contrario, la colocación tras la cirugía de una media de compresión elástica es un acto muy sencillo (sobre todo si se realiza con la ayuda de algún utensilio adecuado diseñado específicamente para ello), y asegura un grado de compresión uniforme y mantenido durante todo el periodo postoperatorio, pudiéndosela cambiar hasta el propio paciente sin necesidad de personal especializado.
Existen en el mercado diferentes medias de compresión especialmente diseñadas para este fin. Nosotros usamos desde hace años el modelo Struva® 35 (Medi Bayreuth, Alemania). Se trata de una media de puntera abierta lo cual facilita su colocación con un bastidor específico (Mediven® hospitalbutler). El proceso de colocación es muy simple, ocupa no más de 15-30 segundos, y lo puede realizar de forma totalmente reproductible cualquier personal del quirófano con un mínimo entrenamiento. Una media idéntica, la Struva® 23 (aunque con menor grado de compresión) puede utilizarse, con igual sistema de colocación, tras procedimientos menos agresivos como la esclerosis con espuma o las flebectomías. Sobre esta cuestión, el grado de compresión adecuado para cada procedimiento, no existe aún una evidencia suficiente. De hecho existe un consenso internacional de evidencia sobre terapia compresiva3, donde no se puede llegar a concluir sobre el grado idóneo de compresión. En este sentido, habría sido de interés que el trabajo de Collazo Chao et al hubiese precisado el grado de compresión de la media que ellos utilizan en su estudio.
Últimamente se ha recomendado asociar el uso de una media de compresión con algún tipo de apósito voluminoso, goma espuma u otro dispositivo de los que hay comercializados que, colocado de forma específica sobre el trayecto de la safenectomía, ejerza una compresión excéntrica (y por tanto mayor), sobre la zona en la que se suelen desarrollar los hematomas4. Un reciente trabajo de Mosti et al5 obtiene mejores resultados con este tipo de dispositivos cuando lo compara con un vendaje o con una media sin compresión extrínseca.