Hemos leído con mucho interés el artículo del Dr. Canelles et al titulado «Tumores presacros. Análisis de nuestra experiencia en 20 casos tratados quirúrgicamente»; queremos felicitar a los autores por tan excelente trabajo y al mismo tiempo queremos realizar algunas matizaciones1.
En este artículo se defiende el abordaje perineal parasacro con preservación esfinteriana y/o abdominal. En nuestro servicio tenemos la experiencia 44 pacientes con tumores de localización presacra y en dos casos, dos niñas de 8 y 12 años de edad, el abordaje elegido fue la vía perineal sagital posterior. Esta vía fue descrita por el Dr. Alberto Peña en 19822 y es la técnica de elección para la corrección de las malformaciones anorrectales congénitas con gran éxito (como está recogido ampliamente en la literatura2,3, ya que es una vía que permite ver claramente la anatomía de la zona, respeta la inervación de la musculatura perineal, seccionando el músculo elevador del ano por la línea posterior y todo el complejo muscular esfinteriano, pudiéndose reparar sin dejar secuelas respecto a la continencia. También permite seccionar el cóxis por su línea media o extirparlo si fuera necesario. En casos de neoplasias rectales de localización muy baja es también una vía que se está utilizando cada vez más con muy buenos resultados4.
En nuestros dos casos los tumores fueron teratomas maduros y en uno de ellos el síntoma inicial fue estreñimiento de aparición brusca mientras que en el otro el primer hallazgo fue una masa palpable. En las dos pacientes la exéresis del tumor fue completa, el postoperatorio cursó sin incidencias y en la actualidad las dos pacientes se encuentran libres de enfermedad, sin secuelas, con una adecuada continencia, tanto fecal como urinaria, y dadas de alta por nuestro servicio.
La literatura recoge casos de exéresis de masas perineales mediante la vía sagital posterior, aunque la mayoría se trataba de pacientes que presentaban previamente malformaciones anorrectales. En todos ellos esta técnica permite preservar adecuadamente el complejo muscular y, por tanto, la continencia5.