Introducción
El tabaquismo ha sido identificado como factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares, incluso en edades tempranas. El humo del tabaco contiene grandes cantidades de radicales libres y especies oxigenadas. Los radicales libres son los factores más críticos, desencadenantes de una depleción en los antioxidantes, una peroxidación lipídica y una modificación en las proteínas, cuyos productos se suman a los componentes del tabaco en la toxicidad responsable de la respuesta inmune inflamatoria. Para disminuir el estrés oxidativo muchos investigadores proponen el efecto protector de antioxidantes como el *-tocoferol, el ácido ascórbico y los carotenoides1,2. Sin embargo, entre los fumadores se sospecha una menor concentración en plasma de antioxidantes debido, por un lado, a la mayor implicación de los antioxidantes disponibles en el bloqueo de la cadena de radicales libres inducida por el tabaco3 y, por otro, a una dieta posiblemente disminuida en estos compuestos4.
Con referencia a la edad, los cambios que a lo largo de la vida se producen en la composición corporal, en el metabolismo y en las funciones tisulares, no excluyen la alteración de los requerimientos nutricionales5. En el estudio SENECA, de 1988 a 1993, las concentraciones plasmáticas de retinol en personas que pasaron de 70-75 a 75-80 años disminuyeron significativamente; las de carotenos no cambiaron, y las de *-tocoferol y ácido fólico se incrementaron significativamente6. En cualquier caso, Lowenstein7 señaló que una ingesta de energía por debajo de 6,3 MJ/día difícilmente cubriría los requerimientos de las vitaminas y los minerales, especialmente de los nutrientes cuya ingesta ya fuera marginal8. Amorin Cruz et al9 calcularon la ingesta energética en la población objeto de nuestro estudio y observaron que el 9,2% de los varones y el 27,7% de las mujeres no superaron los 6,3 MJ/día. La valoración de la ingesta energética por Moreiras et al10 en la muestra española del proyecto SENECA, 89 varones y 121 mujeres residentes en Betanzos (A Coruña), la situó entre las más altas de todos los centros participantes. Sin embargo, se dieron situaciones poco satisfactorias en algunos de los grupos de la población de edad estudiada. Un 74% de la muestra presentó bajos consumos de retinol, un 33% de ß-carotenos, un 43% de ácido fólico y un 66% de vitamina E; la ingesta de ácido ascórbico es la más adecuada. La edad, en este sentido, puede ser un factor adicional al tabaco en la disminución de las concentraciones plasmáticas de vitaminas antioxidantes en sangre, si bien se ha comprobado que los valores sanguíneos de vitaminas fueron en conjunto bastante satisfactorios11 y dependientes de múltiples factores. Uno de ellos, el tabaco, fue estudiado por Moreiras y Carbajal12. Las concentraciones plasmáticas de *-tocoferol y carotenos se relacionaron negativamente (p ¾ 0,05) con el número de cigarrillos fumados (r = 0,188 y 0,289, respectivamente) y con el número de años de fumador (r = 0,304 y 0,369, respectivamente).
Con el fin de ampliar estos resultados al total de la muestra europea, el objeto de este trabajo fue analizar el efecto del tabaco en el estado nutricional de carotenos, retinol, *-tocoferol y ácido fólico en personas de edad.
Pacientes y métodos
Muestra
Entre diciembre de 1988 y marzo de 1989 se realizó el estudio base del proyecto SENECA (Survey in Europe on Nutrition and the Elderly, a Concerted Action). Formaron parte de éste 2.586 personas nacidas entre 1913 y 1918. Procedían de 19 ciudades de 12 países europeos que, sin pretender ser representativas de los países participantes, debían tener una población entre 10.000 y 20.000 habitantes, no ser ciudad dormitorio ni predominantemente industrial o turística, sino tradicional y con unos hábitos dietéticos bien enraizados. La muestra utilizada en este trabajo procede de este grupo, 2.200 personas (1.091 varones y 1.109 mujeres) de edades comprendidas entre 70 y 75 años, habitantes de las siguientes ciudades europeas: Hamme (Bélgica), Roskilde (Dinamarca), Chateau Renault-Amboise, Haguenau y Romans (Francia), Markopoulo (Grecia), Anogia-Archanes (Creta), Monor (Hungría), Padua, Fara Sabina-Magliano, Sabina-Poggio y Mirteto (Italia), Culemborg (Países Bajos), Elverum (Noruega), Vila Franca de Xira (Portugal), Betanzos (España) e Yverdon-les-Bains, Burgdorf y Bellinzona (Suiza).
Cuestionario general
Para la recogida de datos se utilizó el protocolo de Groot y Van Staveren13. El hábito tabáquico se evaluó a través de 6 preguntas cerradas que permitieron clasificar a los individuos en 3 categorías (no fumadores, ex fumadores y fumadores) y, en el caso de las 2 últimas, conocer durante cuántos años habían sido fumadores y cuántos cigarrillos, puros y/o pipas habían fumado diariamente y con regularidad al menos durante un año.
Análisis de sangre
La extracción de sangre en la vena antecubital se realizó con el sujeto sentado y después de una noche en ayuno. Las muestras de plasma de 25 ml fueron recogidas en tubos evacuados al vacío, vacutainers, y 10 ml de éstas fueron transferidas a tubos con EDTA y centrifugados a 3.000 rpm durante 10 min. El plasma así obtenido se dividió en alícuotas. Una de 1 ml se utilizó para la determinación de retinol, *-tocoferol, colesterol y carotenoides, y otra de 0,5 ml, para la de ácido fólico. Las muestras de plasma, congeladas y almacenadas a 80 ºC se analizaron antes de transcurridos 16 meses de la extracción de sangre (de 3 a 5 meses mayoritariamente).
Todos los análisis se realizaron en laboratorios centrales. Las vitaminas A y E, y los carotenos se analizaron en los laboratorios de F. Hoffmann-La Roche, Ltd., Basilea (Suiza), usando los métodos cromatográficos (cromatografía líquida de alta presión [HPLC]) descritos por Vuilleumier et al14. Los límites de detección del laboratorio fueron de 0,04 µl para los carotenos, 0,07 µmol/l para el retinol, 1,16 µmol/l para el *-tocoferol y 0,05 mmol/l para el colesterol. Los coeficientes de variación interdía con respecto a un duplicado fueron del 3,3% para el retinol, del 3% para los carotenos y del 1,8% para el *-tocoferol. La técnica para carotenos no separa el * y el * del ß-caroteno. Con este método pueden medirse todos los isómeros del *-tocoferol y el retinol. La calibración se realizó usando transretinol, DL-*-tocoferol y ß-caroteno. Las determinaciones de ácido fólico se realizaron mediante radioinmunoanálisis (Diagnostic Products Corporation). Sus límites de detección fueron 0,3 ng/l.
La prevalencia de concentraciones marginales de carotenos y retinol, y deficientes de *-tocoferol, *-tocoferol/colesterol y ácido fólico se dio en número de casos y porcentajes respecto al total de la muestra analizada. Los valores de referencia utilizados en el estudio se recogen en la tabla 1.
Análisis estadístico
El análisis de los datos se llevó a cabo con el programa estadístico RSIGMA-2. Realizando una distribución de frecuencias se determinó el porcentaje de personas en conjunto y por sexos que habían fumado con regularidad casi a diario, al menos durante un año; el de no fumadores, ex fumadores y fumadores en la fecha del estudio; el de fumadores de cigarrillos, puros y pipas, así como el número de ellos fumados y el número de años de fumador.
Con el fin de conocer la bondad de ajuste a la normal de las distribuciones estudiadas se aplicó la prueba de Kolmogorov-Smirnov.
Para las variables de las concentraciones en plasma de vitaminas, carotenos y colesterol, se calcularon las medias, las desviaciones estándar (DE) y los percentiles 3, 50 y 97 (P3, P50 y P97, respectivamente).
La significación de las diferencias entre medias se determinó mediante la prueba de la t de Student, el análisis de la varianza (ANOVA) y la prueba de Mann-Whitney en caso de distribución no homogénea. La versión no paramétrica del análisis ANOVA paramétrico se utilizó en caso de comparaciones múltiples. En todas las pruebas estadísticas, un valor de p < 0,05 se consideró significativo.
Con el coeficiente de correlación de Spearman se determinó la correlación entre el consumo de tabaco y la concentración en plasma de colesterol total, carotenos, retinol, ácido fólico y el cociente *-tocoferol/colesterol.
Resultados
Perfil tabáquico
El 47% de las personas encuestadas había fumado con regularidad, casi a diario, al menos durante 1 año (fig. 1). En la fecha del estudio sólo un 18% de la población total seguía siendo fumadora. Al estudiar el perfil tabáquico por sexos, el 84% de las mujeres nunca había fumado, el 50% de los varones había fumado con anterioridad y el 30% fumaba en el momento del estudio. El 76% de los fumadores, varones y mujeres, lo eran de cigarrillos. La mayoría fumaba entre 5 y 14 cigarrillos al día. Un 13% de los fumadores de cigarrillos también fumaba puros, mayoritariamente de 1 a 4 diarios. Los fumadores de puros y pipas, varones en un 93 y un 100%, eran el 30 y el 12%, respectivamente, de la población fumadora.
Figura 1. Distribución de la frecuencia del hábito tabáquico en la población estudiada.
Respecto al número de años de fumador, un 24% de los varones había fumado entre 40 y 50 años, y un 28%, entre 50 y 60. Por el contrario, la prevalencia del hábito tabáquico entre las mujeres fue mucho menor, y cerca del 45% de las mujeres fumadoras lo fueron durante menos de 20 años.
Estado vitamínico
1. Según sexo: las distribuciones por sexos correspondientes a cada una de las variables dependientes, a excepción de las concentraciones plasmáticas de colesterol en varones, presentaron según la prueba de Kolmogorov-Smirnov una distribución no normal, distribución que se mantuvo con la transformación logarítmica. En la tabla 2 se exponen las concentraciones medias y la desviación estándar de carotenos, retinol, *-tocoferol, ácido fólico, colesterol y relación *-tocoferol/colesterol (mmol/mol) en plasma, en varones y mujeres. Los valores más elevados correspondieron a las mujeres (0,79 ± 0,58; 1,97 ± 0,50; 32,62 ± 9,17; 16,51 ± 8,45; 6,30 ± 1,24 5,79 ± 1,37, respectivamente). Sólo las concentraciones de retinol fueron superiores en varones (2,12 ± 0,56).
2. Según hábito tabáquico: en las tablas 3 y 4 se expone la distribución en percentiles de las concentraciones plasmáticas de carotenos, retinol, *-tocoferol, ácido fólico, colesterol y razón *-tocoferol/colesterol en no fumadores, ex fumadores y fumadores, varones y mujeres, respectivamente.
3. Carotenos: su concentración en plasma disminuyó desde el grupo de varones no fumadores al de ex fumadores y, desde éste, al de fumadores, con una significación p < 0,001 (tabla 3). En el caso de las mujeres, el valor de carotenos disminuyó levemente entre las fumadoras (tabla 4).
Al dividir a los individuos en función del número de cigarrillos fumados al día (figs. 2 y 3) (1-4, 5-14 y 15-24) y realizar una comparación múltiple entre sus medias, se observó que la concentración en plasma de carotenos disminuía al aumentar el consumo de cigarrillos, con una diferencia altamente significativa (p < 0,01) en los varones y significativa (p < 0,05) en las mujeres. Para el resto de las vitaminas estudiadas, incluyendo la relación *-tocoferol/colesterol, las diferencias en función del número de cigarrillos fumados no fueron significativas.
Figura 2. Comparación múltiple entre medias de las concentraciones plasmáticas (media ± desviación estándar) de carotenos (µmol/l) en varones fumadores de 1-4, 5-14, 15-24 cigarrillos/día.
Figura 3. Comparación múltiple entre medias de las concentraciones plasmáticas (media ± desviación estándar) de carotenos (µmol/l) en mujeres fumadoras de 1-4, 5-14, 15-24 cigarrillos/día.
El coeficiente de correlación de Spearman r = 0,177 (tabla 5) puede indicar la existencia de una relación inversa entre el número de cigarrillos fumados por la población fumadora y la concentración plasmática de carotenos. Un coeficiente muy similar (r = 0,171) se obtuvo al determinar la correlación con el número de años de fumador. Por sexos, el coeficiente para varones fue r = 0,170 (p = 0,006) y r = 0,120 (p = 0,055), respectivamente. No se obtuvo significación al determinar la correlación en el grupo de mujeres.
No existe enfermedad carencial directamente asociada a la disminución de carotenos. Según resultados epidemiológicos, la concentración mínima que se considera adecuada es de 0,3 µmol/l15. Según esto, la prevalencia de valores marginales fue mayor en los varones (27,6%) que en las mujeres (12,2%). Respecto al hábito tabáquico, la condición de fumador agrupó los mayores porcentajes (el 37,4 y el 16,9%), seguida de la de ex fumadores (el 25,8 y el 13,3%) y, por último, los no fumadores (el 17,5 y el 11,6%), tanto en varones como en mujeres, respectivamente (tabla 6).
4. Retinol: la versión no paramétrica del análisis de varianza mostró significativas las leves diferencias existentes entre las concentraciones comparadas; en los grupos de fumadores y fumadoras se encontraron las concentraciones más bajas (tablas 3 y 4).
La correlación de Spearman puso de manifiesto una relación inversa entre la concentración plasmática de retinol y el consumo de tabaco determinado por el número de cigarrillos fumados y el número de años de fumador; esta relación fue significativa tanto entre la población total (r = 0,148 y 0,122, respectivamente) como entre la población masculina (r = 0,159 y 0,133, respectivamente) (tabla 5).
Concentraciones de retinol por debajo de 0,35 µmol/l se consideran deficientes16,17; en la muestra de estudio no se encontró a ningún sujeto con concentraciones tan bajas. Sólo 2 varones (ex fumadores) y 2 mujeres (no fumadora y ex fumadora) presentaron valores inferiores a 0,7 µmol/l, cifra sugerida en la bibliografía como asociada a una mayor probabilidad de disfuncionalidad18,19. Utilizando el valor de 1,04 µmol/l, por debajo del que no se consideran adecuadas las concentraciones de retinol en sangre, se clasificó a 7 varones y 8 mujeres. Entre los primeros, 4 eran fumadores (el 1,6% de su grupo) (tabla 6).
5. Vitamina E: como indicador del estado nutricional de la vitamina E hemos utilizado la concentración sérica de *-tocoferol, la forma más abundante y biológicamente activa de dicha vitamina.
El P50 del *-tocoferol en varones no fumadores fue de 28,79 µmol/l, prácticamente igual en ex fumadores y de 26,93 en fumadores (tabla 3), con una diferencia cercana a la significación estadística (p < 0,1).
La correlación entre el número de cigarrillos fumados y concentraciones séricas de *-tocoferol para la población total fue r = 0,115 (p = 0,039); la correlación por sexos no fue significativa. El número de años de fumador mostró una asociación superior, tanto en la población total como en la masculina (tabla 5).
El valor que define el riesgo de deficiencia de *-tocoferol es de 11,6 µmol/l16. Con concentraciones por debajo de este valor aparecieron 17 sujetos, 12 varones (1,4%) y 5 mujeres (0,6%). Entre los primeros, la mayor prevalencia correspondió al grupo de los fumadores (1,6%). En el caso de las mujeres, todas las deficiencias se dieron entre no fumadoras (tabla 6).
Dado que el *-tocoferol (vitamina E) se ha relacionado estrechamente con moléculas lipídicas, como ß-lipoproteínas, colesterol y triglicéridos, o con las 3 conjuntamente20, y lo mismo se ha observado en el presente estudio con el colesterol total (tabla 7); los resultados de la vitamina E también han sido expresados como la razón *-tocoferol/colesterol. Esta transformación disminuyó la diferencia entre los varones y las mujeres (tablas 2-4), probablemente debido a las concentraciones de colesterol más altas entre las mujeres de estas edades. Al diferenciar por categoría tabáquica, sólo se obtuvo significación en la población masculina, con razones levemente inferiores entre los fumadores respecto a ex fumadores y no fumadores (tabla 3). La correlación con el número de cigarrillos fumados fue r = 0,121 (p = 0,030) y r = 0,139 (p = 0,026) en la población total y masculina, respectivamente (tabla 5).
Diecinueve sujetos, algo más del 1% de la muestra, presentaron valores de *-tocoferol/colesterol por debajo de 2,5 mmol/mol (tabla 6), considerados deficientes21. Doce de ellos eran varones y la prevalencia más alta correspondió al grupo de fumadores (2%).
Algunos estudios epidemiológicos22 sugieren que concentraciones de *-tocoferol superiores a 30 µmol/l o cocientes de *-tocoferol/colesterol superiores a 5,2 mmol/mol protegen frente a enfermedades cardiovasculares. En nuestro estudio fueron las mujeres las más prevalentes en este sentido ya que un 71% de éstas presentaron cocientes de *-tocoferol/colesterol por encima de 5,2 mmol/l (un 65% varones), y un 59%, concentraciones de *-tocoferol superiores a 30 µmol/l (un 40% varones). Las menores prevalencias correspondieron a los fumadores, con unas diferencias respecto a las prevalencias de los no fumadores mucho más acentuadas en el caso de los varones (figs. 4 y 5).
Figura 4. Prevalencia de la razón *-tocoferol/colesterol > 5,2 mmol/mol en varones y mujeres con distinto hábito tabáquico.
Figura 5. Prevalencia de la concentración en sangre de *-tocoferol > 30 µmol/l en varones y mujeres con distinto hábito tabáquico.
6. Ácido fólico: los grupos de fumadores de ambos sexos presentaron concentraciones plasmáticas de ácido fólico significativamente inferiores (p < 0,05) a las de ex fumadores y no fumadores (tablas 3 y 4). Las correlaciones de Spearman no fueron significativas (tabla 5).
Respecto a posibles deficiencias de ácido fólico, no hubo sujeto alguno con concentraciones inferiores a 6,8 nmol/l16,17,23. El valor más bajo fue 7,5 nmol/l. Las medianas fueron superiores al doble del valor indicado. Probablemente la metodología empleada por el laboratorio de análisis pudo ser la responsable de las concentraciones de ácido fólico tan elevadas21. Por ello, y con el fin de detectar posibles deficiencias bioquímicas, se fijó un punto de corte más alto, 9,1 nmol/l23. Partiendo de esta referencia, se detectó la mayor prevalencia de deficiencias en este estudio, 55 varones y 44 mujeres, el 15 y el 13%, respectivamente, de ambas poblaciones. En función del hábito tabáquico, la prevalencia de deficiencias en el grupo de varones fumadores fue el 25%, respecto al 11% en el de ex fumadores y el 9% en el de no fumadores. Las prevalencias entre las mujeres no fumadoras y fumadoras fueron del 13,1 y el 13,3%, respectivamente (tabla 6).
Discusión
El análisis del consumo de tabaco en la muestra denotó la disparidad de este hábito entre varones y mujeres con edades comprendidas entre 70 y 75 años en el momento del estudio (según Mat y Metroder, diciembre de 1988-marzo de 1989). Por este motivo, el estudio se realizó separadamente en varones y mujeres. Las concentraciones plasmáticas de carotenos, *-tocoferol y ácido fólico fueron superiores en las mujeres. Sólo en el caso del retinol, las concentraciones séricas más altas correspondieron a los varones. Estos mismos resultados fueron observados en México por Garry et al24 en un estudio entre 304 sujetos con edades superiores a 60 años, en Francia, por Herbeth et al25 en una muestra de 291 varones y mujeres con edades comprendidas entre 60 y 82 años, en Alemania, entre 2.006 varones y mujeres saludables de todas las edades26, y en Estados Unidos con 638 varones y mujeres de 67 a 96 años de edad27. Al examinar en 1993 el estado nutricional de 938 de las 2.586 personas que iniciaron el estudio SENECA se obtuvieron estas mismas diferencias varón-mujer6. Amorim Cruz et al publicaron, en 1991, las ingestas de vitaminas y minerales de la población que nos ocupa9, se observó una alta variabilidad de un país a otro e incluso dentro del mismo país. La ingesta de vitamina A fue superior en los países del norte de Europa debido a su mayor consumo de leche y derivados. Contrariamente, la ingesta superior de ß-caroteno perteneció a los países del sur por su mayor consumo de vegetales y frutas. La ingesta dietética fue dependiente de los países (p < 0,01) para todos los nutrientes. El efecto de la edad (cohorte) fue identificado sólo para la ingesta de hierro (p < 0,01), mientras que la influencia del sexo se observó para las ingestas de vitaminas B1, B2 y B6, Ca, Fe (p < 0,0001) y vitamina A (p < 0,001), no así para la vitamina C y el ß-caroteno. Las ingestas de vitamina E y ácido fólico no se recogieron. Los varones tuvieron ingestas más altas de vitamina A en 12 de las 15 ciudades participantes y de ß-carotenos en 4 de 9 ciudades. Las mujeres presentaron una densidad de nutrientes superior a la de los varones, posiblemente debido a una mejor selección de alimentos. Respecto a la suplementación, las mujeres no tomaban más suplementos que los varones como apoyaba la bibliografía anterior. Las correlaciones entre las ingestas y los valores en sangre fueron muy bajas, y la distribución no homogénea de los datos obligaba a interpretarlas con cautela.
En el presente trabajo, al estudiar el efecto del tabaco, se observó (tablas 3 y 4) cómo disminuía entre los fumadores la concentración en plasma de carotenos, retinol, *-tocoferol, ácido fólico y razón *-tocoferol/colesterol, diferencias que fueron siempre significativas entre los varones. El coeficiente de Spearman (tabla 5) no parece mostrar correlación entre el tabaco y la concentración plasmática de carotenos y vitaminas en mujeres, que sí se dio en el caso de los varones, aunque poco significativa. Estudiando la población total de fumadores, la correlación más elevada se dio en los carotenos, y le siguió la del retinol y, por último, la del *-tocoferol y *-tocoferol/colesterol. No se obtuvo correlación en el caso del ácido fólico. La bibliografía coincide en la depleción de la concentración sérica de carotenoides por el consumo del tabaco. Ascherio et al28 y Van der Vliet29, entre otros, demostraron que los fumadores tenían concentraciones séricas de carotenoides más bajas que los no fumadores; sin embargo, estas diferencias no fueron significativas en el caso del retinol y el *-tocoferol. Resultados semejantes se han observado en los fumadores pasivos30; estos autores no pudieron realizar un estudio dietético para conocer si los fumadores modifican sus hábitos alimentarios, como se ha sugerido26,31,32, de forma que la ingesta de estos micronutrientes estuviera significativamente disminuida en éstos. El perfil tan sorprendentemente similar entre fumadores activos y pasivos respecto a las relativas deficiencias de carotenoides sugiere la deplección (oxidativa) selectiva de estos nutrientes por el tabaco. Por otra parte, el efecto selectivo del tabaco sobre los carotenoides respecto al *-tocoferol, por ejemplo, sugiere que otros factores a parte del estrés oxidativo contribuyan a este efecto.
Farchi et al analizaron el efecto del humo del tabaco en la ingesta de * y ß-carotenos, retinol, ácido ascórbico, *-tocoferol y licopenos y sus concentraciones en plasma en 1.249 mujeres no fumadoras casadas con varones fumadores33. No hubo asociación tabaco-ingesta. Respecto a los valores plasmáticos, se obtuvo una relación inversa en el caso del ß-caroteno y el ácido ascórbico, relación tanto más estrecha cuanto más fumador era el marido. En nuestro estudio, también se observó que la concentración plasmática de carotenos fue disminuyendo al aumentar el número de cigarrillos fumados al día (figs. 2 y 3), tanto en varones como en mujeres fumadores.
El estudio Framingham analizó la concentración plasmática de retinol, * y *-tocoferol y carotenoides mayoritarios (* y ß, entre ellos) en 638 personas saludables de edades superiores a 65 años27. Los varones fumadores presentaron concentraciones de retinol significativamente inferiores a las de los no fumadores; lo mismo sucedió para el ß-caroteno en varones y mujeres fumadores respecto a los no fumadores. Sin embargo, no se encontró asociación entre el tabaco y las concentraciones plasmáticas de *-tocoferol. No obstante, hay estudios con personas de edad que confirman la influencia del tabaco en las concentraciones en plasma de *-tocoferol25,26. Se ha descrito que el consumo de cigarrillos afecta a los valores plasmáticos de *-tocoferol, si bien mucho menos que a los de vitamina C y ß-carotenos, para los que el tabaco era determinante con independencia de la ingesta. Al analizar el efecto de la edad, se comprobó que la asociación negativa de la edad con las concentraciones en plasma de carotenos era más fuerte entre los fumadores que entre los no fumadores. No sucedió lo mismo en el caso del *-tocoferol, su asociación positiva se atribuyó principalmente al incremento de los lípidos sanguíneos con la edad.
No se detectaron diferencias entre sexos para las concentraciones plasmáticas de ácido fólico; se han descrito resultados similares34,35 o divergentes36. En función del hábito tabáquico, en el presente trabajo se observó que la concentración sérica de fólico disminuía desde la población no fumadora a la fumadora, tanto en varones como en mujeres, si bien la correlación de Spearman no pudo demostrar la fuerza de esta asociación. Sin embargo, las deficiencias más altas observadas para los constituyentes analizados de valores disminuidos correspondieron al ácido fólico, y el grupo de los varones fumadores fue el que presentó las mayores prevalencias.
En resumen, podemos afirmar que aun constatando la diversidad en el estado vitamínico de las personas de edad, los fumadores presentaron concentraciones plasmáticas de carotenos, *-tocoferol y retinol más bajas; la asociación más fuerte es la de la concentración en plasma de carotenos con el número de cigarrillos fumados al día. Ante estos resultados, el abandono del hábito tabáquico sería la primera medida aconsejada. En cualquier caso, los fumadores, incluso los ex fumadores, necesitarían una dieta más rica en frutas y verduras, con alto contenido en vitaminas antioxidantes, que les permitiera alcanzar el mismo estado nutricional que el correspondiente al grupo de no fumadores.