metricas
covid
Buscar en
Clínica e Investigación en Arteriosclerosis
Toda la web
Inicio Clínica e Investigación en Arteriosclerosis Enfermedad arterial periférica y factores de riesgo vascular en pacientes infec...
Información de la revista
Vol. 26. Núm. 3.
Páginas 115-121 (mayo - junio 2014)
Compartir
Compartir
Descargar PDF
Más opciones de artículo
Visitas
2595
Vol. 26. Núm. 3.
Páginas 115-121 (mayo - junio 2014)
Original
Acceso a texto completo
Enfermedad arterial periférica y factores de riesgo vascular en pacientes infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana: comparación entre los atendidos en el hospital y en un centro penitenciario
Peripheral arterial disease and cardiovascular risk factors among patients infected with human immunodeficiency virus: A comparison between hospital out-patients and patients in a prison
Visitas
2595
Marta Mauri Ponta,
Autor para correspondencia
mmauri@cst.cat

Autor para correspondencia.
, Rosa Maria Borrallo Almansaa, Guido Almada Rivasb, Miriam Carbó Díeza, Rosa Solé Arnaua, Enric García Restoya
a Medicina Interna, Hospital de Terrassa, Terrassa, Barcelona, España
b Instituciones penitenciarias, Centro Penitenciario Brians I, Sant Esteve Sesrovires, Barcelona, España
Este artículo ha recibido
Información del artículo
Resumen
Texto completo
Bibliografía
Descargar PDF
Estadísticas
Tablas (3)
Tabla 1. Características de los 71 pacientes con infección por el VIH
Tabla 2. Características clínicas en relación al lugar de reclutamiento
Tabla 3. Características de los pacientes con ITB bajo (≤ 0,90)
Mostrar másMostrar menos
Resumen
Introducción

La enfermedad cardiovascular entre los pacientes infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es más frecuente que en la población general. La enfermedad arterial periférica medida mediante el índice tobillo-brazo (ITB) y los factores de riesgo cardiovascular (FRCV) no se conocen bien en todos los grupos de pacientes infectados por el VIH.

Métodos

Estudio transversal de los pacientes >45años, infectados por el VIH, visitados el año 2008 en la consulta externa (CE) del hospital y el 2009 en los institucionalizados en un centro penitenciario (CP). Se evaluaron los FRCV, la información sobre la infección por el VIH y los hábitos de vida saludable. Se midió el ITB en reposo y se consideró patológico un valor ≤0,9 o ≥1,3.

Resultados

Se incluyeron 71pacientes (edad media de 50,6±6,9años; 86% hombres), 32 de la CE y 39 del CP. El FRCV más prevalente fue el tabaquismo (80,2%), seguido de un perfil lipídico alterado (63,3%). El tiempo de evolución de la infección por el VIH fue de 13,1años. No seguían una dieta cardiosaludable el 74,6% de pacientes, y el 25% eran sedentarios. El ITB fue bajo en 7 (9,8%) casos y ≥1,3 en uno. Al comparar los pacientes de CE y del CP, estos presentaban de forma significativa (p<0,05) menor edad media, mayor proporción de fumadores, más sujetos con cHDL bajo, más años de evolución de la infección y eran menos cumplidores de una dieta cardiosaludable.

Conclusiones

En nuestro estudio se ha observado una alta prevalencia de ITB alterado. El tabaquismo es el FRCV más frecuente, seguido de la alteración de los lípidos. Ambos están presentes en mayor proporción entre los pacientes ingresados en CP.

Palabras clave:
Virus de la inmunodeficiencia humana
Índice tobillo-brazo
Riesgo cardiovascular
Prisión
Abstract
Introduction

Cardiovascular disease among human immunodeficiency virus (HIV) infected patients is more frequent than in the general population. Peripheral arterial disease measured by ankle-brachial index (ABI) and cardiovascular risk factors (CVRF) is not well known in all groups of HIV-infected patients.

Methods

Transversal study of HIV-infected patients >45years, seen as outpatients in hospital (HO) in 2008 and patients institutionalized in a prison in 2009. Cardiovascular risk factors, information on the HIV infection and healthy lifestyles were evaluated. ABI was measured at rest and was considered pathological when a value ≤0.9 or ≥1.3 was obtained.

Results

We included 71patients (mean age of 50.6±6.9years, 86% male), 32 HO and 39 in prison. The most prevalent CVRF was smoking (80.2%) followed by an altered lipid profile (63.3%). The evolution time of HIV infection was 13.1±7.1years. 74.6% of patients didn’t follow a heart-healthy diet and 25% were sedentary. The ABI was low in 7cases (9.8%) and ≥1.3 in one. Patients in prison were younger, the rate of smokers and of individuals with low HDL were higher, the time of evolution of the HIV infections was longer and they were less adherent to a heart-healthy diet than in HO, reaching in all cases statistical significance (P<.05).

Conclusions

In our study there is a high prevalence of altered ABI. The most common CVRF is smoking, followed by the alteration of lipids. Patients in prison are more likely to be smokers, to have low HDL and they are less adherence to a heart-healthy diet.

Keywords:
Human immunodeficiency virus
Ankle-brachial index
Cardiovascular risk
Prison
Texto completo
Introducción

La enfermedad cardiovascular entre los pacientes infectados por el VIH es más frecuente que en la población general1,2. El tratamiento antirretroviral de gran eficacia ha disminuido la mortalidad por las patologías definitorias de sida y ha contribuido a aumentar la supervivencia3, de modo que actualmente la infección por el VIH se puede considerar como una enfermedad inflamatoria crónica. En estos pacientes, las alteraciones inmunológicas y la inflamación arterial relacionada con el propio virus, los fármacos antirretrovirales, los factores de riesgo clásico y factores genéticos, influyen en el desarrollo de disfunción endotelial, con la consiguiente aparición de arteriosclerosis subclínica prematura y mayor incidencia de episodios cardiovasculares4-6.

La enfermedad arterial periférica (EAP), como manifestación de arteriosclerosis generalizada, puede determinarse de manera sencilla y barata con el índice tobillo-brazo (ITB). Un ITB0,90 indica una estenosis arterial superior al 50% en las principales arterias de las extremidades inferiores, muchas veces sin que los pacientes refieran clínica relacionada. En población general el ITB es un buen predictor de mortalidad cardiovascular7. Su empleo facilita el diagnóstico precoz de la EAP, proporcionando la oportunidad de intensificar las medidas preventivas sobre los factores de riesgo que más influyen en su desarrollo, como son el hábito de fumar, la diabetes mellitus, la hipertensión arterial (HTA) y la dislipidemia. En este sentido, las últimas guías europeas para la prevención de las enfermedades cardiovasculares consideran la posibilidad de determinar el ITB en adultos con riesgo cardiovascular (RCV) moderado que no presentan síntomas de EAP8.

En la población infectada por el VIH, mayormente adultos jóvenes, no se ha determinado la utilidad de la práctica del ITB, y los escasos estudios realizados ofrecen resultados discordantes9-16. Por otra parte, no existe información referida a ciertos colectivos de pacientes como los internados en centros penitenciarios (CP). El objetivo de nuestro estudio fue determinar los factores de riesgo vascular y la arteriosclerosis subclínica mediante la medición del ITB, en una serie de pacientes con infección por el VIH de nuestro entorno, así como determinar las diferencias en relación con los factores de RCV (FRCV) entre los pacientes visitados en la consulta externa (CE) del hospital y los institucionalizados en CP.

Pacientes y métodos

Se trata de un estudio epidemiológico transversal en el que se incluyeron los pacientes con infección por el VIH, mayores de 45años, que se visitaron de forma consecutiva entre enero y diciembre de 2008 en la CE del Hospital de Terrassa (Barcelona) y los que con las mismas características se encontraban institucionalizados en el CP BriansI (Sant Esteve Sesrovires, Barcelona) entre enero y diciembre de 2009. Se excluyeron los pacientes que reconocían consumo activo de drogas por vía parenteral y los que tenían EAP diagnosticada previamente. Todos los pacientes que aceptaron participar firmaron un documento de consentimiento informado para incluirlo en el estudio, y para los pacientes del CP se obtuvo además el permiso correspondiente de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias de Cataluña.

Se diseñó un cuestionario que incluyó información sobre edad, sexo, antecedentes de enfermedad arteriosclerótica precoz en familiares de primer grado (en hombres antes de los 55años y en mujeres antes de los 65años), antecedentes personales de enfermedad cardiovascular (infarto agudo de miocardio, angina de pecho o ictus), consumo de cualquier cantidad de tabaco el último año, HTA, diabetes mellitus, año del diagnóstico de la infección por el VIH, categoría clínica de la infección por el VIH según la clasificación del CDC, y todos los fármacos que recibían en el momento de la visita de inclusión. Se utilizó el cuestionario de Edimburgo17 para la detección de síntomas de claudicación intermitente. En el examen físico se incluyó la determinación de peso, talla, índice de masa corporal (IMC), presión arterial y el ITB en reposo. Se efectuó una analítica en condiciones de ayunas de 12h en la que se determinó glucemia basal, creatinina, colesterol total, colesterol unido a las lipoproteínas de alta densidad (cHDL), colesterol unido a las lipoproteínas de baja densidad (cLDL) y triglicéridos (TG), linfocitos CD4 y carga viral del VIH, si todos estos parámetros no se habían obtenido durante los últimos 3meses. Se estimó la probabilidad de muerte de causa cardiovascular a los 10años con las tablas SCORE8, considerándose una categoría de riesgo bajo si era inferior al 1%, moderado entre el 1 y el 5%, y alto si era superior al 5%. En cuanto a los otros factores de riesgo, se definió la HTA como una cifra de presión arterial (PA) ≥140/90mmHg en 2determinaciones separadas al menos 2semanas o un diagnóstico previo de HTA si seguían tratamiento antihipertensivo8. La diabetes mellitus se definió como glucemia en ayunas ≥126mg/dl o un diagnóstico previo si seguían tratamiento antidiabético. Se consideró que los pacientes presentaban los lípidos plasmáticos alterados en cualquiera de los siguientes casos: colesterol total ≥200mg/dl, cLDL130mg/dl, cHDL40mg/dl, TG150mg/dl o si recibían tratamiento hipolipemiante. El IMC se calculó como kg/m2, considerándose peso normal entre 18 y 24,9, sobrepeso entre 25 y 30, y obesidad >30.

Para valorar la dieta saludable se utilizó el cuestionario de alimentación adecuada promovido por la Sociedad Española de Arteriosclerosis, donde alcanzar 14puntos positivos significa seguir una alimentación adecuada para la prevención cardiovascular18. Los pacientes se clasificaron en 2grupos: 0-9 puntos y 10-14 puntos.

Para la valoración del ejercicio físico se consideró sedentarismo no realizar ningún tipo de ejercicio físico, ejercicio ligero caminar entre 30 y 60min al día o equivalente, ejercicio moderado caminar de 1 a 3h al día o equivalente o practicar deporte menos de 3h a la semana, y ejercicio intenso practicar deporte 3 o más horas a la semana o equivalente, según las recomendaciones del Institut Català de la Salut19.

El ITB se midió en los pacientes de ambos centros con un Doppler automatizado (SmartdopSD-30 de Hayashi Denki Co. Ltd, Kawasaki, Japón). Se realizaron 2tomas de presión arterial en las 4extremidades tras 5min de reposo en posición de decúbito. El valor del ITB para cada uno de los miembros inferiores se calculó dividiendo la PA sistólica más alta de las obtenidas en el tobillo entre la PA sistólica más alta de las obtenidas en ambos brazos. Para cada paciente se eligió el ITB obtenido en el miembro inferior con el valor más bajo. Se consideró como ITB patológico un valor ≤0,90 o ≥1,3020, y se consideró normal entre 0,91 y 1,29.

Los resultados se incluyeron en una base de datos con la aplicación SPSS versión 18. En el análisis estadístico se realizó un análisis descriptivo de todos los parámetros registrados. Las variables cuantitativas se describieron mediante las medias y su desviación estándar. Para la comparación de variables cualitativas se utilizó el test de la χ2, con la corrección de Yates cuando estaba indicada. Para la comparación de variables cuantitativas se utilizó la prueba de la t de Student para grupos independientes. Fue indicativo de significación estadística un valor de p<0,05.

Resultados

No aceptaron participar en el estudio 3pacientes de la CE hospitalaria y uno del CP. Se incluyeron un total de 71pacientes, 32 de la CE y 39 del CP. La media de edad fue de 50,6±6,8años y la mayoría eran hombres (86%). Los datos clínicos referentes a la infección por el VIH y a los factores de riesgo vascular se muestran en la tabla 1. El tiempo medio de evolución de la infección por el VIH fue de 13,1±7,1años, con una media de linfocitos CD4 de 459,5±276,6células/μl, una carga viral indetectable (<50copias/ml) en el 77,4% de los pacientes y con un 33,8% de los pacientes en la categoría clínicaC.

Tabla 1.

Características de los 71 pacientes con infección por el VIH

Característica 
Carga viral
<50 copias/ml  55  77,4 
>50 copias/ml  16  22,5 
Categoría clínica (CDC)
26  36,6 
21  29,6 
24  33,8 
Tratamiento antirretroviral  59  83,1 
Inhibidores de la proteasa potenciados  31  43,6 
Análogos de nucleósidos (zidovudina o estavudina)  21  29,5 
Fumador  57  80,2 
Hipertensión arterial  7,0 
Diabetes mellitus  8,4 
Episodios cardiovasculares previos  12,6 
Antecedente familiar de enfermedad arteriosclerótica precoz  9,8 
CT>200mg/dl  13  18,3 
cHDL<40mg/dl  27  38,0 
cLDL>130mg/dl  11  15,4 
TG>150mg/dl  15  21,1 
Tratamiento hipolipemiante  13,3 
IMC (kg/m2)
18-24,9  51  71,8 
25-30  15  21,1 
>30  7,0 
SCOREa
Riesgo bajo  15  21,1 
Riesgo moderado  42  59,1 
Riesgo alto  7,0 
Dieta saludable
0-4 puntos  10  14,1 
5-9 puntos  43  60,5 
10-14 puntos  18  25,3 
Ejercicio físico
Sedentario  18  25,3 
Leve  34  47,9 
Moderado  15  21,1 
Intenso  5,6 
Clínica de claudicación intermitente  4,2 
ITB
≤ 0,90  9,8 
0,91-1,29  63  88,7 
≥ 1,30  1,4 

CDC: Centers for Disease Control and Prevention; cHDL, colesterol de las lipoproteínas de alta densidad; cLDL, colesterol de las lipoproteínas de baja densidad; CT, colesterol total; IMC, índice de masa corporal; ITB, índice tobillo-brazo; TG, triglicéridos.

a

Se han excluido los pacientes en situación de prevención secundaria.

El factor de riesgo vascular más prevalente fue el tabaquismo (80,2%), seguido de la alteración del perfil lipídico en 45pacientes (63,3%), siendo la alteración que se observó con más frecuencia el cHDL bajo (38%). Sin embargo, solo 6pacientes seguían tratamiento con algún fármaco hipolipemiante. La HTA y la diabetes fueron mucho menos frecuentes. La mayoría de pacientes tenía un IMC normal (71,8%), y solo el 7% eran obesos. Cumplían criterios de prevención secundaria 9pacientes (12,6%) al haber presentado episodios clínicos de arteriosclerosis coronaria o cerebral, aunque no se pudo efectuar una comprobación rigurosa en los pacientes procedentes del CP. De los que se encontraban en prevención primaria, más de la mitad (59,1%) presentaban un riesgo vascular moderado según la definición del proyecto SCORE.

Al valorar los hábitos de alimentación, observamos que tan solo un paciente alcanzaba los 14puntos recomendados para considerar el seguimiento óptimo de una dieta saludable, si bien un tercio de los pacientes se acercaba a esa puntuación. En cuanto al ejercicio físico, predominaron los pacientes que reconocían efectuar solo ejercicio físico ligero.

Al comparar los pacientes de CE y del CP (tabla 2), estos últimos presentaban menor edad media (48,4±3,8 frente a 53,3±8,7años), mayor proporción de fumadores (97,4% frente al 59,3%), menos cumplimiento de una dieta cardiosaludable (10,3% frente al 43,7%) y más años de evolución de la infección por el VIH (media de 17,3 frente a 8,9años). No se observó diferencia significativa en cuanto a la presencia de dislipidemia, pero los pacientes del CP presentaron con una mayor frecuencia un cHDL bajo como única alteración del perfil lipídico (48,7% frente al 25,0%; p<0,1). No se observaron diferencias en relación con los demás factores de riesgo ni tampoco en cuanto a la medicación antiretroviral que recibían.

Tabla 2.

Características clínicas en relación al lugar de reclutamiento

Características  Pacientes en CP (n=39)  Pacientes en CE (n=32) 
Edad, años: media (DE)  48,4 (3,8)  53,2 (8,6)  < 0,01 
Varones (%)  34 (87,1)  25 (78,1)  0,31 
Episodios cardiovasculares previos (%)  7 (17,9)  2 (6,2)  0,13 
Fumadores (%)  38 (97,4)  19 (59,3)  < 0,01 
Dislipidemiaa(%)  27 (69,2)  18 (56,2)  0,25 
cHDL<40mg/dl (%)  19 (48,7)  8 (25,0)  0,04 
Hipertensión arterial (%)  2 (5,1)  3 (9,3)  0,4 
Diabetes mellitus (%)  3 (7,6)  3 (9,3)  0,56 
Obesidad (%)  1 (2,5)  4 (12,5)  0,16 
Evolución de la infección por el VIH, años: media (DE)  17,3 (6,2)  8,9 (5,4)  <0,01 
Linfocitos CD4, células/μg: media (DE)  401,2 (220,4)  530,6 (325,9)  0,31 
Sin tratamiento antirretroviral (%)  10 (25,6)  2 (6,2)  0,03 
Tratamiento con un inhibidor de la proteasa (%)  21 (53,8)  11 (34,3)  0,10 
Dieta saludable
0-9 puntos (%)  35 (89,7)  18 (56,2)   
10-14 puntos (%)  4 (10,2)  14 (43,7)  < 0,01 
Ejercicio físico
Sedentarismo (%)  9 (23,0)  9 (28,1)   
Ejercicio ligero (%)  19 (48,7)  15 (46,8)   
Ejercicio moderado o intenso (%)  11 (28,2)  8 (25,0)  0,87 
ITB
≤ 0,90 (%)  4 (10,2)  3 (9,3)  0,6 
≥ 1,30 (%)  1 (2,5)   

CE, consulta externa del hospital; cHDL, colesterol de las lipoproteínas de alta densidad; CP, centro penitenciario; DE, desviación estándar; ITB, índice tobillo-brazo.

a

Dislipidemia: incluye cualquier alteración de los lípidos (CT>200mg/dl, cHDL<40g/dl, cLDL>130mg/dl o TG>150mg/dl).

Presentaron un ITB patológico 8pacientes (11,2%), 7 de ellos con ITB0,90 y uno con ITB1,3. De los que se encontraban en valores normales, 39 (55%) tenían un valor de ITB entre 0,91 y 1. Las características clínicas más relevantes de los pacientes con ITB bajo se detallan en la tabla 3. Todos ellos presentaban al menos un factor de riesgo vascular y 6recibían tratamiento con estavudina, zidovudina o un inhibidor de la proteasa. Dos pacientes referían clínica sugestiva de claudicación intermitente, aunque no habían consultado a ningún médico por este motivo.

Tabla 3.

Características de los pacientes con ITB bajo (≤ 0,90)

Paciente  Sexo  Edad  FRV  ECV  IMC  DS  Ejercicio  Duración de la infección por el VIH (años)  Categoría CDC  Clínica CI  ITB 
46  Tabaquismo, DL  No  18,5  No  Sedentarismo  C3  No  0,86 
75  Tabaquismo, DM, HTA, DL  Angor  27,4  Sí  Moderado  10  A2  Sí  0,84 
58  Tabaquismo, HTA, historia familiar ECV  Ictus  22,0  No  Ligero  13  C3  No  0,86 
52  Tabaquismo  No  15,8  Sí  Ligero  C2  No  0,90 
49  Tabaquismo, DL, historia familiar ECV  Angor  23,5  No  Sedentarismo  19  A1  Sí  0,67 
49  Tabaquismo  No  21,7  No  Ligero  19  C1  No  0,89 
47  Tabaquismo, DM, DL  Ictus  22,6  No  Sedentarismo  C2  No  0,85 

CDC: Centers for Disease and Prevention; CI: claudicación intermitente, según el cuestionario de Edinburgo; DL, dislipidemia; DM diabetes mellitus; DS, dieta saludable; ECV, enfermedad cardiovascular; FRV, factores de riesgo vascular; HTA hipertensión arterial; IMC, índice de masa corporal; ITB, índice tobillo-brazo.

Discusión

En la población con infección por el VIH, en general joven, se podría mejorar la predicción del RCV mediante el ITB, poniendo en evidencia anomalías arteriales muchas veces asintomáticas. Aunque no se ha validado clínicamente la utilización del ITB en pacientes infectados por el VIH, Gutiérrez et al.21 observaron que cuando el ITB es ≤0,9 aumenta el grosor íntima-media, considerado un marcador de arteriosclerosis preclínica bien validado. Nuestro estudio pone de manifiesto una alta prevalencia de EAP en pacientes mayores de 45años con infección por el VIH, siendo el ITB<0,9% en el 9,8% de los casos.

Existen pocos estudios sobre la prevalencia de EAP en infectados por el VIH utilizando la medición del ITB, y los resultados obtenidos han sido dispares. El primer estudio publicado, con resultados muy parecidos a los nuestros, es el de la cohorte suiza en la que el 9,8% de los pacientes tenía EAP subclínica medida por un ITB bajo en reposo, que se correlacionaba con el hallazgo de oclusiones o estenosis arterioscleróticas en las arterias ilíacas o femorales mediante ecografía-Doppler9. Estudios posteriores con pacientes de edades parecidas y en los que también se incluyeron pacientes sintomáticos y asintomáticos obtuvieron porcentajes de ITB bajo similares o incluso mayores10-12. Sin embargo, la prevalencia de EAP con ITB bajo fue inferior en otros estudios en los que solo se incluyeron pacientes asintomáticos13,14, la edad media era menor13, había escaso número de fumadores15 o solo se estudiaron mujeres16.

En todos los casos, son resultados algo superiores a los observados en estudios epidemiológicos de población general, en los que la prevalencia de EAP es del 1-2% en personas de 50años y del 3-4% en las de 60años20,22-24.

Solo un paciente de nuestra serie presentó un ITB>1,3, que si bien se considera patológico no parece asociarse con una mayor mortalidad cardiovascular7. En cambio, consideramos destacable que el 55% de nuestros pacientes tuviese un ITB normal entre 0,91 y 1,10, ya que en el metaanálisis de población general de Fowkes et al.7 este subgrupo presentaba un riesgo de mortalidad cardiovascular ligeramente más alto que el resto del grupo con ITB normal entre 1,1-1,3. El seguimiento del ITB en las cohortes jóvenes de pacientes con infección por el VIH podrá ofrecer datos más definitivos sobre la verdadera utilidad del ITB en el cálculo del RCV en estos pacientes.

Diversos factores podrían contribuir al desarrollo prematuro de EAP en la población infectada por el VIH, como la edad, el sexo masculino, los estilos de vida poco saludables como el tabaquismo, la combinación de antirretrovirales favorecedores de dislipidemia, intolerancia a la glucosa y lipodistrofia, y el daño sobre la pared arterial producido por el propio VIH5,10,12,13,25.

Nuestros hallazgos indican que el tabaquismo es el FRCV más prevalente entre los pacientes con infección por el VIH. Llama la atención la diferencia en el porcentaje de fumadores entre los pacientes de la CE y del CP. En la CE son fumadores el 59,3% de pacientes, cifra superior al 46% observada recientemente en la cohorte española CoRIS26, a diferencia del aproximadamente 70% que se describía en pacientes con infección por el VIH de nuestro entorno hace unos años27. La restricción de espacios en los que se permite fumar y la mayor intervención de los profesionales sanitarios en el consejo y ayuda para dejar de fumar pueden haber contribuido a la disminución de este hábito. No ocurre lo mismo con el grupo de pacientes del CP, en el que la prevalencia de tabaquismo es del 97,4%, igual a la comunicada recientemente por Mínguez Gallego et al.28, y superior al 87% que obtuvimos en un estudio anterior29. En este sentido, solo hemos encontrado publicada una iniciativa de programa de deshabituación tabáquica en un CP español, que no estaba dirigida específicamente a pacientes con infección por el VIH30.

La dislipidemia fue el segundo factor de riesgo más prevalente, sobre todo a expensas de un cHDL bajo, que se ha relacionado con la propia infección por el VIH y el tratamiento antirretroviral31. Es llamativa la diferencia entre ambos grupos, con mayor proporción de cHDL bajo en los pacientes del CP, que presentaban un tiempo más prolongado de infección por el VIH pero que recibían menos tratamiento antirretroviral. El hecho de no conocer si hubo cambios en el tratamiento antirretroviral durante el año de diferencia en la recogida de datos entre los pacientes de CE y del CP representa una limitación a tener en cuenta para valorar estos resultados, aunque parece difícil que justifique las diferencias observadas. Por otra parte, en los escasos estudios publicados en el colectivo de CP los porcentajes de cHDL bajo son todavía mayores, entre el 61 y el 72%28,29. Se ha sugerido que factores como la dieta, la hepatopatía crónica, el consumo de benzodiacepinas o los trastornos afectivos podrían influir en la existencia de cHDL bajo en las personas internadas en CP28.

La prevalencia de otros factores de riesgo, como HTA, diabetes y obesidad, fue baja en nuestra serie. A pesar de su juventud, el RCV global de nuestros pacientes, medido con la ecuación de riesgo SCORE, fue moderado en la mitad de ellos, principalmente a expensas de las altas tasas de tabaquismo y alteraciones de los lípidos.

Nuestro estudio incluye la valoración de los hábitos de vida saludable en relación con la salud vascular. El hecho de que el 75% de pacientes no realice ningún ejercicio físico o solo ligero plantea la necesidad de que los profesionales sanitarios insistamos en los consejos sobre ejercicio físico en estos pacientes. En cuanto a la dieta, es de destacar que solo el 10% de los pacientes del CP efectúa una dieta cercana a las directrices óptimas de una dieta cardiosaludable. También en este sentido sería deseable mejorar en la información y la implementación de programas nutricionales en el ámbito penitenciario, de los que existen pocas iniciativas en el territorio español32.

No observamos diferencia en cuanto al ITB bajo entre los paciente de CE y del CP a pesar de las diferencias observadas en relación a los factores de riesgo vascular, los hábitos de vida y los años de infección por el VIH. Seguramente la limitación de nuestro estudio en cuanto al número de pacientes incluido en cada subgrupo y la escasa representatividad de población femenina no permite sacar conclusiones al respecto, pero aporta los primeros datos en la literatura sobre la EAP en la población institucionalizada en CP.

Ante el aumento de supervivencia de los pacientes con infección por el VIH, siguen vigentes las indicaciones de la American Hearth Association33 sobre la importancia de conocer la situación de los factores de riesgo en todos los subgrupos, para emprender medidas preventivas y de control más enérgicas. Entre ellas se incluirían, además de la utilización de los nuevos fármacos antirretrovirales con menor riesgo metabólico y la indicación de tratamiento hipolipemiante cuando sea preciso, intensificar los esfuerzos en la prevención del consumo de tabaco y educar sobre los beneficios de seguir unos hábitos de vida saludable, iniciativas muy escasas todavía en el ámbito penitenciario. Una medida económica y relativamente simple, como la determinación del ITB, podría contribuir a la identificación de pacientes en una situación de mayor riesgo y en los que estas medidas estarían especialmente indicadas.

Responsabilidades éticasProtección de personas y animales

Los autores declaran que para este trabajo no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.

Confidencialidad de los datos

Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes.

Derecho a la privacidad y consentimiento informado

Los autores han informado y obtenido el consentimiento informado por escrito de los pacientes referidos en el estudio, que obran en poder del autor de la correspondencia.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener conflicto de intereses.

Agradecimientos

Al Dr. Feliu Bella por su revisión crítica del manuscrito. A la Sociedad Española de Arteriosclerosis. Una comunicación referente a esta línea de trabajo, titulada «Factores de riesgo cardiovascular y arteriosclerosis subclínica en pacientes infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana» fue presentada en el XXV Congreso Nacional de la SEA-Reus 2012 y galardonada con una Mención Especial.

Bibliografía
[1]
N. Friis-Møller, C.A. Sabin, R. Weber, A. d’Arminio Monforte, W.M. el-Sadr, P. Reiss, et al.
Combination antiretroviral therapy and the risk of myocardial infarction.
N Engl J Med, 349 (2003), pp. 1993-2003
[2]
S. Lang, M. Mary-Krause, L. Cotte, J. Gilquin, M. Partisani, A. Simon, et al.
Increased risk of myocardial infarction in HIV-infected patients in France, relative to the general population.
[3]
F. Gutierrez, S. Padilla, M. Masiá, J.A. Iribarren, S. Moreno, P. Viciana, et al.
Clinical outcome of HIV-infected patients with sustained virologic response to antiretroviral therapy: Long-term follow-up of a multicenter cohort.
[4]
S. Subramanian, A. Tawakol, T.H. Burdo, S. Abbara, J. Wei, J. Vijayakumar, et al.
Arterial inflammation in patients with HIV.
JAMA, 308 (2012), pp. 379-386
[5]
A.C. Ross, N. Rizk, M.A. O’Riordan, V. Dogra, D. el-Bejjani, N. Storer, et al.
Relationship between inflammatory markers, endothelial activation markers, and carotid intima-media thickness in HIV-infected patients receiving antiretroviral therapy.
Clin Infect Dis, 49 (2009), pp. 1119-1127
[6]
M. Rotger, T.R. Glass, T. Junier, J. Lundgren, J.D. Neaton, E.S. Poloni, et al.
Contribution of genetic background, traditional risk factors, and HIV-related factors to coronary artery disease events in HIV-positive persons.
Clin Infect Dis, 57 (2013), pp. 112-121
[7]
F.G.R. Fowkes, G.D. Murray, I. Butcher, C.L. Heald, R.J. Lee, L.E. Chambless, Ankle Brachial Index Collaboration, et al.
Ankle brachial index combined with Framingham Risk Score to predict cardiovascular events and mortality: A meta-analysis.
JAMA, 300 (2008), pp. 197-208
[8]
J. Perk, G. de Backer, H. Gohlke, I. Graham, Z. Reiner, W.M.M. Verschuren, et al.
European Guidelines on cardiovascular disease prevention in clinical practice (version 2012): The Fifth Joint Task Force of the European Society of Cardiology and Other Societies on Cardiovascular Disease Prevention in Clinical Practice (constituted by representatives of nine societies and by invited experts).
[9]
D. Periard, M. Cavassini, P. Taffé, M. Chevalley, L. Senn, C. Chapuis-Taillard, et al.
High prevalence of peripheral arterial disease in HIV-infected persons.
Clin Infect Dis, 46 (2008), pp. 761-767
[10]
R. Palacios, I. Alonso, A. Hidalgo, I. Aguilar, M.A. Sánchez, P. Valdivielso, et al.
Peripheral arterial disease in HIV patients older than 50 years of age.
AIDS Res Hum Retroviruses, 24 (2008), pp. 1043-1046
[11]
J.J. Jang, A.I. Schwarcz, D.A. Amaez, M. Woodward, J.W. Olin, M.J. Keller, et al.
Elevated osteoprotegerin is associated with abnormal ankle brachial indices in patients infected with HIV: A cross-sectional study.
J Int AIDS Soc, 13 (2010), pp. 12
[12]
A.Y. Qaqa, V.A. Debari, K. Elkersh, R. Sison, A. Isbitan, N. Mohammad, et al.
Epidemiologic aspects of abnormal ankle brachial index in the HIV infected population.
Int Angiol, 31 (2012), pp. 227-233
[13]
E. Canalejo, N. Cabello, I. Perales, S. Allodi, A. Sánchez-Purificación.
Enfermedad arterial periférica asintomática estimada mediante el índice tobillo-brazo en pacientes con infección por el VIH: prevalencia y factores de riesgo asociados.
Enferm Infecc Microbiol Clin, 29 (2011), pp. 672-678
[14]
E. Bernal, M. Masiá, S. Padilla, I. Hernández, F. Gutiérrez.
Low prevalence of peripheral arterial disease in HIV-infected patients with multiple cardiovascular risk factors.
J Acquir Immune Defic Syndr, 47 (2008), pp. 126-127
[15]
K. Johns, R. Saeedi, G.B. Mancini, G. Bondy.
Ankle brachial index screening for occult vascular disease is not useful in HIV-positive patients.
AIDS Res Hum Retroviruses, 26 (2010), pp. 955-959
[16]
A. Sharma, S. Holman, R. Pitts, H.L. Minkoff, J.A. Dehovitz, J. Lazar.
Peripheral arterial disease in HIV-infected and uninfected women.
[17]
G.C. Leng, F.G. Fowkes.
The Edinburgh Claudication Questionnaire: An improved version of the WHO/Rose Questionnaire for use in epidemiological surveys.
J Clin Epidemiol, 45 (1992), pp. 1101-1109
[18]
F. Pérez-Jiménez, E. Ros, R. Solá, G. Godás, A. Pérez-Heras, M. Serra, et al.
Consejos para ayudar a controlar el colesterol con una alimentación saludable.
Clin Invest Arterioscl, 18 (2006), pp. 104-110
[19]
E. Casanova Coll, B. Castillo Monsegur, A. Condom Vilar, A. Heras Tebar, E. Lorente Ten, M. Irigoyen Garcia, et al.
Manual d’activitat física en atenció primària.
Generalitat de Catalunya, Departament de Salut, Institut Català de la Salut, (2009),
[20]
A.T. Hirsch, Z.J. Haskal, N.R. Hertzer, C.W. Bakal, M.A. Creager, J.L. Halperin, et al.
ACC/AHA 2005 Practice Guidelines for the management of patients with peripheral arterial disease (lower extremity, renal, mesenteric, and abdominal aortic): A collaborative report from the American Association for Vascular Surgery/Society for Vascular Surgery. Society for Cardiovascular Angiography and Interventions, Society for Vascular Medicine and Biology, Society of Interventional Radiology, and the ACC/AHA Task Force on Practice Guidelines (Writing Committee to Develop Guidelines for the Management of Patients With Peripheral Arterial Disease): Endorsed by the American Association of Cardiovascular and Pulmonary Rehabilitation; National Heart, Lung, and Blood Institute; Society for Vascular Nursing; TransAtlantic Inter-Society Consensus; and Vascular Disease Foundation.
Circulation, 113 (2006), pp. e463-e654
[21]
F. Gutiérrez, E. Bernal, S. Padilla, I. Hernández, M. Masiá.
Relationship between ankle-brachial index and carotid intima-media thickness in HIV-infected patients.
[22]
Z.J. Zheng, W.D. Rosamond, L.E. Chambless, F.J. Nieto, R.W. Barnes, R.G. Hutchinson, et al.
Lower extremity arterial disease assessed by ankle-brachial index in a middle-aged population of African Americans and whites: The Atherosclerosis Risk in Communities (ARIC) Study.
Am J Prev Med, 29 (2005), pp. 42-49
[23]
J. Mostaza, I. Vicente, M. Cairols, J. Castillo, J.R. González-Guanatey, J.L. Pomar, et al.
Med Clin (Barc), 121 (2003), pp. 68-73
[24]
J.A. Carbayo, J.A. Divisón, J. Escribano, J. López-Abril, E. López de Coca, L.M. Artigao, et al.
Nutr Metab Cardiovasc Dis, 17 (2007), pp. 41-49
[25]
J. Olalla, D. Salas, A. del Arco, J. de la Torre, J. Prada, S. Machín-Hamalainen, et al.
Ankle-branch index and HIV: The role of antiretrovirals.
[26]
M. Masiá, S. Pérez-Cachafeiro, M. Leyes, J. López-Aldeguer, M. López, F. Segura, et al.
Riesgo cardiovascular en pacientes con infección por el virus de la inmunodeficiencia humana en España. Cohorte CoRIS, 2011.
Enferm Infecc Microbiol Clin, 30 (2012), pp. 517-527
[27]
C. Jericó, H. Knobel, L. Sorli, M. Montero, A. Guelar, J. Pedro-Botet.
Prevalencia de factores de riesgo cardiovascular en pacientes con infección por el VIH.
Rev Clin Esp, 206 (2006), pp. 556-559
[28]
C. Mínguez Gallego, E.J. Vera-Remartínez, J. García-Guerrero, S. Rincón, C. Martínez-Ródenas, A. Herrero.
Factores de riesgo vascular en pacientes infectados por el VIH en un centro penitenciario.
Rev Clin Esp, 211 (2011), pp. 9-16
[29]
M. Mauri, M.V. Pardo, R. Solé, L. García-Mauriño.
Riesgo cardiovascular e infección por el virus de la inmunodeficiencia humana en pacientes internados en centros penitenciarios.
Med Clin (Barc), 124 (2005), pp. 636
[30]
C. Yagües-Olmos, M.I. Cabello-Vázquez.
Programa de deshabituación tabáquica para internos y trabajadores de un centro penitenciario.
Rev Esp Sanid Penit, 10 (2008), pp. 57-64
[31]
V. Estrada, J. Portilla.
Dyslipidemia related to antiretroviral therapy.
AIDS Rev, 13 (2011), pp. 49-56
[32]
Y. Gil-Delgado, J.A. Domínguez-Zamorano, E. Martínez-Sánchez-Suárez.
Valoración de los beneficios para la salud conseguidos mediante un programa nutricional dirigido a internos con factores de riesgo cardiovascular del Centro Penitenciario de Huelva.
Rev Esp Sanid Penit, 13 (2011), pp. 75-83
[33]
S.K. Grinspoon, C. Grunfeld, D.P. Kotler, J.S. Currier, J.D. Lundgren, M.P. Dubé, et al.
State of the science conference: Initiative to decrease cardiovascular risk and increase quality of care for patients living with HIV/AIDS: Executive summary.
Circulation, 118 (2008), pp. 198-210
Copyright © 2013. Sociedad Española de Arteriosclerosis
Descargar PDF
Opciones de artículo
es en pt

¿Es usted profesional sanitario apto para prescribir o dispensar medicamentos?

Are you a health professional able to prescribe or dispense drugs?

Você é um profissional de saúde habilitado a prescrever ou dispensar medicamentos

Quizás le interese:
10.1016/j.arteri.2024.08.005
No mostrar más