Se trata de un estudio realizado en 7.641 individuos con edad superior a los 50 años, sin antecedentes de enfermedad cardiovascular y con al menos un factor de riesgo, seleccionados en 12 países europeos. La edad media fue de 63 años, el 48% eran hombres y el 40,1% tenían un alto riesgo cardiovascular valorado por las tablas SCORE. Se valoró la consecución de objetivos terapéuticos en los individuos tratados por los distintos factores de riesgo.
En los hipertensos tratados (94,2%) solo el 38,8% tenían una PA inferior a 140/90mmHg (con una variación entre países entre 32,1 y 47,5%). En los pacientes dislipémicos tratados (74,4%), solo el 41,2% tenían el colesterol total y el cLDL en objetivos (con variación entre países del 24,3 al 68,4%). En los diabéticos tipo 2 tratados (87,2%), el 36,7% tenían una HbA1c inferior a 6,5% (en los distintos países del 23,4 al 48,4%). En los pacientes obesos con tratamiento no farmacológico (92,2%), el IMC se encontraba por debajo de 30 kg/m2 en el 24,7% (12,7 a 37,1% según los países). Aproximadamente un tercio de los pacientes tratados y controlados tenían todavía un elevado riesgo cardiovascular.
En conclusión: en Europa, una proporción muy elevada de pacientes en prevención primaria se encuentran con factores de riesgo fuera de control. Las medidas relacionadas con el estilo de vida no están suficientemente implantadas (menos de la mitad de los individuos reciben recomendaciones por escrito). También se demuestra que existe una gran variabilidad entre los distintos países. Adicionalmente, los autores resaltan que, a pesar del esfuerzo por controlar los factores de riesgo, este todavía resulta inadecuado, lo que genera la persistencia de un elevado riesgo residual.
ComentariosEn la realidad todavía persiste una deficiente implantación de las guías de práctica clínica1. En estudios epidemiológicos procedentes de diferentes países, y en este mismo estudio EURIKA, se ha constatado que el control de los factores de riesgo es todavía bastante deficitario. La mayoría de tales estudios se han formalizado sobre algún factor de riesgo en particular. Una singularidad del estudio EURIKA es que se valoran los principales factores de riesgo en su conjunto, y que en lo que respecta al factor de riesgo lipídico se determina y valora no sólo el colesterol total sino también el cLDL. Otro aspecto a destacar es que, aunque se suele poner mucho énfasis en el control de los factores de riesgo en los sujetos con antecedentes de enfermedad cardiovascular, la proporción de individuos en prevención primaria es muy superior y son estos los que finalmente pueden terminar padeciendo un accidente cardiovascular. De hecho, en el estudio EURIKA el 60% de los individuos son pacientes con riesgo bajo pero con importantes factores de riesgo individuales.
El estudio EURIKA es el primero que incluye un gran análisis comparativo de la situación de los factores de riesgo en prevención primaria en distintos países europeos, y demuestra que el control de tales factores de riesgo es pobre. Menos de la mitad de los pacientes hipertensos o dislipémicos, y solo un tercio de los diabéticos, han alcanzado los objetivos. En estas circunstancias, una tercera parte de los individuos todavía mantienen un alto riesgo cardiovascular, la mayoría de las veces motivado por la presencia de más de uno de los factores de riesgo, lo que evidencia la necesidad de tener controlados todos y cada uno de tales factores cuando están presentes. Ello aboga por la necesidad de implementar en forma adecuada las medidas relacionadas con el estilo de vida, al margen de la eventual necesidad de tratamiento farmacológico.
Un estudio previo, el EUROASPIRE III, valoró la implantación de las guías de 2003 en la población de alto riesgo. Cuando se compara con el estudio EURIKA, que valora la implantación de las guías de 2007 en individuos con diversidad de riesgo, se comprueba que el control de la dislipemia y de la hipertensión es mejor, pero el de la diabetes es peor2,3.
Por tanto, el estudio EURIKA ha mostrado que un gran porcentaje de pacientes tratados por algún factor de riesgo permanece inadecuadamente controlado, por lo que se mantienen con un elevado riesgo cardiovascular residual. Por otra parte, ha puesto en evidencia que, independientemente de diferencias por países, se trata de un fenómeno generalizado.