Métodos. Es un estudio transversal de base poblacional y multicéntrico, realizado en centros de atención primaria en España. Se realizó una selección de centros y reclutamiento poblacional aleatorizado. Se recogieron los datos clínicos, bioquímicos y electrocardiográficos.
Resultados. Se aleatorizó a 7.343 sujetos (edad media = 71,6 ± 7,0; el 53,4% eran mujeres; el 34,4% obesos y el 27,1% diabéticos). El 12,9% de los sujetos tenía hipertrofia ventricular izquierda electrocardiográfica, el 8,4% fibrilación auricular y el 28,9% enfermedad cardiovascular establecida; el 73,0% estaba ya diagnosticados de hipertensión y el 12,8% mostraba cifras de presión arterial elevadas sin un diagnóstico previo de hipertensión. Entre los sujetos hipertensos, el 29,1% tenía unas cifras de presión arterial controladas, y del total de la población, el 35,7% unas cifras adecuadas de control. Los sujetos diagnosticados de hipertensión mostraban una prevalencia mayor de otros factores de riesgo para presentar un accidente cerebrovascular (hipertrofia ventricular izquierda, fibrilación auricular, diabetes o una enfermedad cardiovascular establecida). El riesgo estimado de presentar un accidente cerebrovascular a los 10 años fue del 19,6 ± 17.3%, y era mayor en pacientes hipertensos (23,7 ± 18,5%) que en pacientes con cifras de presión arterial elevadas sin hipertensión conocida (12,4 ± 9,2%), o en sujetos normotensos (5,3 ± 0,2%; p < 0,001).
Conclusiones. El riesgo estimado de presentar un accidente cerebrovascular a los 10 años era del 19,6%, y era mayor en pacientes hipertensos comparado con el resto de sujetos del estudio, independientemente de sus cifras de presión arterial. Los factores de riesgo concomitantes para presentar un accidente cerebrovascular muestran una mayor prevalencia en pacientes diagnosticados de hipertensión, lo que implica un riesgo adicional importante de accidente cerebrovascular.
Stroke. 2007;38:1167-73.
COMENTARIO
El accidente cerebrovascular y la cardiopatía isquémica constituyen la causa más frecuente de muerte de origen cardiovascular. En el accidente cerebrovascular tanto la edad como la hipertensión arterial (HTA) continúan siendo los factores de mayor impacto. En el estudio PREV-ICTUS los autores valoran el riesgo de presentar un accidente cerebrovascular a los 10 años en pacientes mayores de 60 años y su relación con la hipertensión basados en la escala de riesgo de Framingham. Introducen un nuevo parámetro, la cifra de presión arterial (PA) de sujetos no diagnosticados de HTA y, por tanto, no tratados. Es un estudio muy amplio, con más de 7.000 sujetos. Este hecho tiene la desventaja de que la hipertrofia ventricular izquierda (HVI), que deberíamos intentar obtenerla mediante ecocardiografía, no está disponible en muchos lugares de España y, por tanto, continúan utilizando los criterios de voltaje de Cornell o Sokoloff. Es probable que la HVI sea mayor que lo expuesto y no podemos olvidar que éste es un factor de riesgo independiente para presentar un accidente cerebrovascular. Por otro lado, la citada escala tampoco tiene en cuenta una serie de factores como son los raciales, genéticos o la historia familiar. La población del estudio Framingham1 es diferente de la española y, por otro lado, los factores de riesgo comunes a otras manifestaciones de la arteriosclerosis, como la hiperlipemia (aunque después se ha añadido la hipercolesterolemia para valorar el impacto específico de esta variable) y las implicaciones del tratamiento de la hipercolesterolemia en el Accidente cerebrovascular, no pueden quedar bien reflejados. Aunque evidentemente la HTA es el factor de riesgo más importante. Con respecto a los resultados, el mayor riesgo corresponde a varones hipertensos, de edad avanzada y con presencia de HVI y fibrilación auricular (FA), así como la presencia de diabetes o enfermedades cardiovasculares ya establecidas. En las conclusiones, nos indican el hecho de que con el importante número de personas mayores que vamos a tener en los próximos años en España y el aumento de accidente cerebrovascular con la edad pueden ser un gran problema socioeconómico, dado que el sistema sanitario español es gratuito para cerca del 95% de los habitantes. Esta conclusión es alarmante, sobre todo teniendo en cuenta que estudios de control de los factores de riesgo vascular, como el CIFARC o el PREVENCAT, muestran unos valores de control de los pacientes de muy alto o alto riesgo vascular bajísimos. Por otro lado, el PREV-IC-TUS no tiene en cuenta el tipo de tratamiento de los pacientes hipertensos y la intensidad que se pueda realizar con el mismo, de tal forma que nos queda la esperanza de pensar que los valores predictivos pueden variar. Así, vemos que se insiste cada vez más en los cambios de hábitos de los pacientes (tabaco, alcohol, sedentarismo, sobrepeso, etc.), tanto en la medicina pública como privada, y pacientes con alto o muy alto riesgo vascular, comienzan a ser antiagregados2 como prevención primaria, no sólo secundaria. Asistimos también al tratamiento cada vez más frecuente con estatinas y al empleo de combinaciones fijas de fármacos antihipertensivos con mayor premura. Las estatinas, no solamente son hipolipemiantes, sino que además reducen per se las cifras de PA, independientemente del tratamiento antihipertensivo de los pacientes, e incluso en aquellos no tratados, disminuyen las cifras de PA3, sobre todo la PA sistólica. De hecho, tras los estudios CARE y LIPID, en metaanálisis posteriores se ha demostrado que las estatinas disminuyen la incidencia de accidente cerebrovascular con una reducción de riesgo relativo del 21%4. En el estudio PREV-ICTUS, se observa que el riesgo es mayor en hipertensos que en aquellos que presentan cifras de PA elevadas de forma aislada, no diagnosticados de HTA. Esto tal vez se deba a que la HTA aún no ha llegado a producir lesiones en los órganos diana. Además, el paciente hipertenso suele presentar otros factores de riesgo vascular, además la diabetes, el HVI o la FA, como el síndrome metabólico y la cardiopatía isquémica, enfermedades que deben considerarse ya que su propio tratamiento puede ser beneficioso para prevenir el accidente cerebrovascular. Por lo tanto, intensificar el control en conjunto de todos los factores de riesgo parece lo más razonable, aunque difícil ya que la hipercolesterolemia o la propia HTA no suelen producir sintomatología típica. En el estudio también se obtuvo el filtrado glomerular, pero no se comenta prácticamente, aunque en el ERIC-HTA se encontró una relación entre la disminución de éste y las enfermedades cardiovasculares globales, incluido el accidente cerebrovascular5.