INTRODUCCION
El incremento de la actividad sexual, su iniciación en edades tempranas, la multiplicidad de parejas sexuales y el empleo inadecuado de anticonceptivos han tenido como consecuencia un aumento de las infecciones de transmisión sexual con su consecuencia: la enfermedad inflamatoria pelviana1. Se denomina enfermedad inflamatoria pelviana a los procesos inflamatorios infecciosos que afectan al útero, las trompas y, eventualmente, a los ovarios y el peritoneo pélvico2-4. La enfermedad inflamatoria pelviana suele ser secundaria a difusión hacia arriba de diversas bacterias introducidas en las vías genitales bajas, aunque en su forma incipiente la sintomatología es notablemente mínima. En todo caso, el curso de la enfermedad depende de la cepa y la virulencia del germen correspondiente, así como la resistencia del organismo que recibe las bacterias1-5.
Resulta difícil determinar de forma precisa la frecuencia de las inflamaciones agudas, pues las manifestaciones clínicas agudas de este proceso inflamatorio se presentan con diferentes microorganismos y contextos clínicos, de todos los tipos; la afección primaria que prevalece implica el desarrollo de una infección de transmisión sexual. De todos los factores etiológicos conocidos relacionados con la infección pelviana, el principal aumento clínico en esta enfermedad ha coincidido con un trascendente incremento observado en la aparición de infecciones de transmisión sexual, de allí que el interés por este cuadro haya cobrado actualidad debido al aumento de las enfermedades venéreas a causa de la actividad sexual precoz2-5. Nuestro país, y específicamente nuestra provincia, no son una excepción; se ha reportado un gran número de ingresos por esta causa, al ser las adolescentes un grupo importante y en constante incremento en el que en ocasiones hay que recurrir al tratamiento quirúrgico mutilante en estas edades de la vida2,6.
Dada la importancia de esta afección para la salud reproductiva, decidimos emprender este estudio.
MATERIAL Y MÉTODO
Se realizó un estudio descriptivo transversal en el Hospital Materno Provincial de Camagüey, durante un período de 12 meses, con la finalidad de mostrar la repercusión de la enfermedad inflamatoria pelviana en adolescentes, así como sus factores de riesgo. Para esto se seleccionó a 55 pacientes menores de 20 años a quienes en su ingreso en nuestro hospital se diagnosticó esta afección; se les aplicó una encuesta confeccionada al efecto de analizar variables como edad, primeras relaciones sexuales, método anticonceptivo, diagnóstico y tratamiento. Los datos se obtuvieron de los expedientes clínicos de estas pacientes, se codificaron y se procesaron en una computadora IBM-compatible y con el programa estadístico MICROSTAT. Los resultados se presentan en las tablas.
DISCUSION Y RESULTADOS
En la tabla I podemos observar la distribución según los grupos de edades; el grupo de menores de 15 años fue el que tuvo mayor incidencia, con un 54,5%, algo que nos llama poderosamente la atención, si se tiene en cuenta la edad de estas pacientes aún niñas y las complicaciones de toda índole que esto acarrea, y señala el grado del trabajo, desde el punto de vista educativo, que se debe realizar; este resultado está por encima de lo encontrado en la literatura médica1,6,7.
Un factor de riesgo indiscutible son las relaciones sexuales precoces (tabla II); el 69,1% tuvo relaciones sexuales antes de los 15 años, lo que subraya la estrecha relación existente entre la precocidad sexual y la enfermedad inflamatoria pelviana1,9,10.
En la tabla III vemos el uso de anticonceptivos; se observó que el 76,4% no usaba ninguno, exponiéndose al otro gran problema que puede ser el embarazo, pero además las pacientes usaron de forma más frecuente el dispositivo intrauterino (DIU), con un 14,5%, que como sabemos no es el más adecuado en estas edades. De esto se desprende que la información, a pesar de todos los esfuerzos, no llega a este grupo de edades, lo que constituye un problema bastante generalizado, como vemos en otros trabajos realizados en nuestro país7,9.
El diagnóstico, como podemos apreciar en la tabla IV, fue eminentemente clínico, aunque recibió un apoyo decisivo de los estudios con ultrasonido; sólo hubo que recurrir a la laparoscopia en 8 pacientes (14,5%), sobre todo para buscar complicaciones o definir alguna consulta1,8.
En relación con el tratamiento, en la tabla V observamos que la mayoría tuvo buena respuesta con la terapia antimicrobiana (87,3%) y sólo 7 necesitaron tratamiento quirúrgico, 3 de ellas histerectomía; esto nos lleva a reflexionar sobre las consecuencias de toda índole que lleva realizar esta cirugía en tan temprana edad. De estos datos se desprende el intenso trabajo que debemos realizar desde el punto de vista educativo para evitar estos resultados en ocasiones desfavorables1,7-10.
CONCLUSIONES
El 54,5% tenía al ingreso menos de 15 años.
En el 69,1% las primeras relaciones sexuales fueron antes de los 15 años.
El 76,4% no usaba ningún método anticonceptivo; el DIU, con el 14,5%, fue el más usado.
Sólo en el 14,5% fue necesaria la laparoscopia para el diagnóstico.
El 87,3% de los casos se resolvió con tratamiento médico, aunque hubo que realizar 3 histerectomías.