INTRODUCCION
Streptococcus agalactiae se conoce también como estreptococo grupo B (SGB), según la clasificación serológica establecida por Lancefield1. Es un coco grampositivo, generalmente betahemolítico. Existen diversos serotipos1 según sus polisacáridos capsulares y proteínas de pared. La frecuencia de presentación de estos tipos varía dependiendo de las áreas y es cambiante a lo largo del tiempo.
El SGB constituye la flora del tracto digestivo del hombre y de los animales2-4. En la actualidad, en los países desarrollados es la causa más importante de infección bacteriana del recién nacido4,5 (neumonía y sepsis temprana acompañada o no de meningitis), con una mortalidad de entre un 10 y un 20%, así como de infecciones en el parto.
Presentamos el caso de una paciente que sufrió una meningitis por SGB en el puerperio inmediato.
CASO CLINICO
Mujer de 32 años, secundigesta de 40 + 6 semanas que ingresa por trabajo de parto. Entre sus antecedentes destacan amigdalectomía en la infancia y parto eutócico a término 4 años antes.
Durante la fase activa del parto se produce am niorrexis espontánea con líquido meconial, acompañada de un cuadro de vasodilatación generalizada con ligera pérdida de conciencia que cede espontáneamente.
Tras parto eutócico de una niña de 2.900 g, con test de Apgar 9/10, la paciente presenta en el puerperio inmediato síndrome febril (39 °C), con exploración y anomalías y analíticas normales, que cede con antitérmicos. A las 48 h del parto, aparece nuevo cuadro febril, acompañado de cefalea intensa, pérdida de fuerza en extremidades izquierdas, focalidad y agitación motora. La tomografía axial computarizada (TAC) cerebral no evidencia alteraciones. La paciente ingresa en la UCI en coma agitado, con rigidez de nuca, signos de Kerning y Brudzinsky negativos, sin petequias, normotensa y taquicárdica.
La analítica evidencia leucocitosis con desviación izquierda y leve hipocaliemia. Con la punción lumbar se obtiene un líquido cefalorraquídeo turbio, con 4.270 células, 100% polimorfonucleares, glucorraquia de 10 y proteinorraquia de 240, sin objetivarse bacterias en el gram inicial, siendo las aglutinaciones negativas.
El cuadro es etiquetado de meningitis bacteriana aguda, y se inicia tratamiento empírico con cefotaxima y ampicilina. Posteriormente se aísla estreptococo beta agalactiae en el líquido cefalorraquídeo materno y en los cultivos periféricos realizados al neonato, que es sensible a la medicación pautada, por lo que se completa el tratamiento durante 3 semanas.
Durante el preoceso de recuperación, la paciente presenta una crisis parcial hemisférica derecha posiblemente secundaria al proceso, de la que se recupera por completo en unos días. La recién nacida es tratada profilácticamente con ampicilina y su evolución es favorable.
DISCUSION
Además de su papel en la infección neonatal, el SGB es causa importante de infecciones maternas en el periparto, tales como corioamnionitis y endometritis posparto2,5-7. Otras manifestaciones menos frecuentes son meningitis, endocarditis, bacteriuria asintomática y pielonefritis1,8. Excluyendo este tipo de infecciones puerperales, las infecciones por SGB son poco frecuentes en adultos, aunque puede actuar como patógeno oportunista ocasionando cuadros invasivos en pacientes que presentan algunos de los siguientes factores predisponentes: edad avanzada, diabetes mellitus, hepatopatías, alcoholismo, neoplasias, alteraciones neurológicas, tratamientos con inmunosupresores, etc.1,7,9. Dunne et al10 han publicado un estudio retrospectivo de las meningitis por SGB en adultos. Se comprobó que, en contraste con otros cuadros invasivos producidos por SGB, la meningitis puede afectar tanto al paciente inmunocompetente como al inmunodeprimido, siendo el pronóstico mucho peor en estos últimos8. Existen una serie de factores de riesgo3,8,10-12 que favorecen la aparición de infección neonatal y materna. Entre ellos figuran los siguientes: rotura prematura de membranas, parto de larga evolución, tactos vaginales repetidos, colocación de registros cardíacos fetales directos, catéteres de presión interna, así como traumatismos obstétricos, incluida la episiotomía, que en nuestro caso fue realizada.
La cesárea aumenta significativamente el riesgo de una bacteriemia posterior por SGB, riesgo que se incrementa aún más cuando existe colonización materna del tracto genital por este microorganismo. Nosotros desconocíamos el estado de portadora de nuestra paciente.
La analgesia epidural aumenta también el riesgo de bacteriemia y meningitis por SG por inoculación directa del germen.
Dada la importancia de la infección por SGB en el período perinatal tanto para el neonato como para la parturienta, creemos de especial importancia conocer, mediante cultivos exudados vaginales en las últimas semanas del embarazo (entre las 35 y 37 semanas), la aparición de gérmenes con posibilidad patógena para tomar las medidas oportunas (profilaxis antibiótica) encaminadas a reducir el riesgo de enfermedad infecciosa tanto en el recién nacido como en la madre.