El virus de la hepatitis C es una causa frecuente de insuficiencia hepática y hepatocarcinoma1. Su tratamiento está recomendado en aquellas personas que presentan riesgo de progresión de la enfermedad hepática2. Las guías de consenso recomiendan el empleo de interferón pegilado alfa-2a o alfa-2b en combinación con ribavirina3,4. Entre los potenciales efectos adversos de la terapia con interferón destacan la anemia y trombopenia.
Presentamos el caso de un varón de 51 años, alérgico a metamizol, fumador de 60 paquetes-año y bebedor de 80 gramos de etanol/día hasta 2009. Diagnosticado de esquizofrenia residual en tratamiento con biperideno, diazepam, clotiapina, escitalopram, flurazepam, lorazepam, mirtazapina, quetiapina y omeprazol. En el año 2000 fue diagnosticado de infección por VHC (genotipo 4). Por elevación de las transaminasas y datos histológicos compatibles con cirrosis hepática, en marzo de 2009 inició tratamiento con peginterferón alfa-2a (180mcg a la semana) junto con ribavirina (1.200mg diarios). Durante las primeras 24 semanas presentó respuesta virológica precoz con buena tolerancia al tratamiento.
Ingresa en noviembre de 2009 por disnea y fiebre de 3 días de evolución. Como único dato reseñable en la exploración física presentaba hipofonesis en ambas bases pulmonares. El hemograma mostró 8,8 103leucocitos/mm3 (88% neutrófilos y 6,1% linfocitos), hemoglobina 102g/l, hematocrito 29,5%, 129×103plaquetas/mm3 y actividad de protrombina de 67%. El análisis bioquímico, glucosa 124mg/dl, creatinina 0,9mg/dl, Na 136mEq/l, K 4mEq/l, GOT 72U/l, GPT 25U/l, amilasa 23U/l, albúmina 3,1g/dl. Las hormonas tiroideas eran normales. Fueron negativas las serologías de VIH y Epstein Bar. En la Rx de tórax destacaba la presencia de cardiomegalia, sin signos de congestión venosa. Un ecocardiograma transtorácico, mostró la presencia de un derrame pericárdico masivo, con signos de taponamiento ecográfico. Mediante una pericardiocentesis se extrajerron 1.130cc de líquido seroso, cuyo estudio citológico y bioquímico mostró 30células/mm3 (negativo para malignidad), glucosa 109mg/dl, colesterol 55mg/dl, triglicéridos 18mg/dl, amilasa 18U/l, proteínas totales 5,5g/dl, LDH 113mg/dl, ADA 22UI/l. Los cultivos en medio aerobio y anaerobio, así como la tinción de auramina resultaron negativos.
Dada la negatividad de las serologías para virus (VIH, Epstein Bar), la cifra normal de ADA, la ausencia de células tumorales en el líquido pericárdico y de signos de enfermedad autoinumune responsable (ANA negativos) pensamos que el derrame pericárdico puede estar en relación con el tratamiento con interferón que recibía el paciente desde hacía varios meses. Cuatro meses después de la pericardiocentesis y la retirada del tratamiento con interferón y ribavirina el paciente se encuentra bien, sin recidiva del derrame en los controles ecocardiográficos realizados. En la literatura hay muy pocos casos de afectación pericárdica relacionados con interferón: sólo se han comunicado casos de pericarditis5 y derrame pericárdico asociados a VHC y sida6. Paradójicamente, se ha propuesto el tratamiento con interferón en pacientes con hepatitis C aguda y pericarditis aguda7. Como hipótesis patogénica es posible que se trate de un fenómeno mediado inmunológicamente, ya que un notable porcentaje de los pacientes tratados con interferón desarrollan autoanticuerpos: dado que no los hemos identificado en nuestro paciente, es posible que se trate de uno desconocido hasta ahora. Creemos conveniente considerar la posibilidad de un efecto adverso secundario a interferón ante la aparición de un derrame pericárdico de etiología idiopática. En la ficha técnica no aparecen referencias a la afectación pericárdica como un efecto indeseado de este medicamento. Dada la ausencia de otros casos pubicados, tampoco se conocen posibles factores de riesgo o pronósticos.