Hemos leído con gran atención e interés el trabajo de Gómez-Cerquera et al.1, recientemente publicado en Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, con relación a la validez de la determinación de la procalcitonina (PCT) como biomarcador de infección bacteriana en pacientes ancianos2. Como acertadamente recuerdan los autores, el paciente anciano supone ya alrededor de un tercio de los enfermos con infección que se atiende en urgencias, medicina interna e infecciosas y, evidentemente, el 100% en los servicios de geriatría. De ahí que se haya incrementado de forma significativa el interés y preocupación por mejorar la atención del paciente anciano con infección para todos los clínicos3, hecho que se refleja en numerosas publicaciones en los 2 últimos años3,4, también con relación a los biomarcadores, como el trabajo de Gómez-Cerquera et al.1 y otros autores5,6. Se ha demostrado que el rendimiento diagnóstico de cada biomarcador es distinto en función de varios factores y circunstancias, como la edad, que siempre hay que considerar y tener en cuenta a la hora de interpretar los resultados de dichos marcadores2. Precisamente, son los ancianos al presentar la situación fisiológica de inmunosenescencia (como otros pacientes con limitada reacción inflamatoria o manifestaciones clínicas más inespecíficas como los neonatos o inmunodeprimidos)2 donde el uso de biomarcadores de infección ha experimentado mayor aumento en situaciones urgentes7,8. Al hilo del trabajo y resultados de Gómez-Cerquera et al.1, estamos de acuerdo cuando se afirma que la interpretación y rendimiento de los biomarcadores es distinto, como su validez (sensibilidad, especificidad) en los ancianos. Y en este sentido PCT, y no la proteína C reactiva, ha demostrado estar a la cabeza del diagnóstico de infección bacteriana en los pacientes mayores de 75 años2,5,6. Aunque, este rendimiento no es infalible y siempre se encuentran falsos positivos y falsos negativos, por lo que nunca se puede asumir que «un resultado negativo excluya definitivamente la infección bacteriana y uno positivo la confirme al 100%». Así, en el trabajo comentado los autores encuentran una sensibilidad del 72% y una especificidad del 92% con un punto de corte (PC) de 0,5ng/ml para el diagnóstico de infección bacteriana. Aun siendo unos resultados positivos, creemos que hay varios factores limitantes del estudio que han podido influir en reducir, quizás, la sensibilidad y especificidad de esta capacidad diagnóstica. Es conocido que cuando estos se tienen en cuenta a la hora de interpretar los resultados de PCT, el rendimiento diagnóstico puede variar de forma significativa. En primer lugar, la elección del PC debería revisarse y poder ser distinta en función de la edad2,5, sobre todo cuando existe comorbilidad como en el caso de los ancianos y especialmente si presentan inmunodepresión o insuficiencia renal2. Además, la administración previa de antimicrobianos condiciona los resultados (esta circunstancia sí se ha tenido en cuenta muy acertadamente por los autores, que excluyeron a los pacientes que los habían tomado en ambos grupos). Por otro lado, el criterio de inclusión en el grupo de pacientes con infección bacteriana (donde se incluyen los pacientes con criterios de probable infección bacteriana a los que se hubiese realizado PCT) no deja de ser un criterio subjetivo de sospecha y con un sesgo variable de selección al no existir confirmación microbiológica, y la seguridad de infección demostrada en todos ellos. Es muy importante conocer con exactitud en este tipo de estudios no solo que la técnica de procesamiento es la electroquimioluminiscencia, como señalan los autores, también se debe especificar si el tipo de técnica es cuantitativa o semicuantitativa, y al menos, la sensibilidad interna y tipo de reactivo empleados, que en el caso de PCT puede variar mucho de unos estudios a otros, de manera que su interpretación y comparación puede no ser la adecuada. Así como la elección del PC que podría no coincidir con el aceptado de forma generalizada y por los autores de 0,5ng/ml2. Efectivamente, estas circunstancias y factores, junto con la existencia de cáncer o insuficiencia renal, hay que analizarlas en los resultados. Por ello, pensamos que es muy pertinente el análisis de los «falsos negativos y positivos» encontrados en el estudio de Gómez-Cerquera et al.1. En el grupo con probable infección bacteriana el 72% tenían PCT>0,5ng/ml, y el 41%>2ng/ml. Habría que preguntarse: ¿todos los pacientes de este grupo realmente sufrieron una infección? Cuando se demuestra la infección con cultivos microbiológicos para un PC de 0,5ng/ml se incrementa significativamente la sensibilidad, especificidad y rendimiento diagnóstico2,5,6. Por otro lado, en el grupo sin infección, el 8% de pacientes tenían más de 0,5ng/ml, ¿son falsos positivos? Creemos que la respuesta es que sí, y depende de la existencia de insuficiencia renal, como confirman los autores que existe en todos ellos, y no por la edad. Hasta hace unos años se decía que la existencia o no de insuficiencia renal no interfería en las determinaciones de PCT2, pero recientemente se han publicado algunos estudios9 y metaanálisis10 que sugieren que en los casos de insuficiencia renal se debería revisar el PC de PCT al alza (entre 1-2ng/ml según se quiera diagnosticar infección bacteriana o existencia bacteriemia, por ejemplo), y se recomienda fuertemente el seriar la PCT para ver el porcentaje de incremento o aclaramiento, como medida para evitar falsos resultados iniciales. Coincidiendo con los autores, en nuestra experiencia en más de 10 años de estudio de los pacientes ancianos con infección y PCT5,6, hemos encontrado la existencia de 28 pacientes sin infección con concentraciones de PCT entre 0,5 y 1ng/ml (falsos positivos), de los que el 93% (26) presentaban insuficiencia renal. Por ello, pensamos que es esta la causa de la existencia de falsos positivos, y no la edad mayor de 75 años, aunque es necesario elaborar estudios específicos para confirmarlo y encontrar, al alza, los PC adecuados que brinden una sensibilidad y especificidad válidas para los pacientes con insuficiencia renal (ancianos o no).
FinanciaciónLos autores declaran no haber recibido financiación para la realización de este trabajo.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.