Hemos leído con interés el trabajo de Gómez-Cerquera et al.1 sobre la utilidad de la procalcitonina (PCT) en la identificación de la infección bacteriana en el paciente anciano, que concluye que este biomarcador mantiene una buena capacidad diagnóstica en este perfil de pacientes. El artículo nos parece de gran interés dado que se centra en un segmento de la población cada vez más frecuentemente atendida en los servicios de urgencias hospitalarios (SUH)2, y que plantea grandes dificultades diagnósticas derivadas de los cambios fisiológicos consecuencia de la edad y del acúmulo de comorbilidades3,4. En este sentido, nos gustaría realizar una serie de comentarios en relación al estudio publicado y aportar datos del registro de pacientes ancianos con infección que posee el grupo de infecciones de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (INFURG-SEMES).
En primer lugar, queríamos llamar la atención sobre los criterios de inclusión establecidos en el presente estudio, en el que se seleccionaron pacientes con sospecha de infección bacteriana, foco evidente, y que cumplían al menos 2 criterios de respuesta inflamatoria sistémica, es decir, que presentaban criterios de sepsis. La fisiopatología de la sepsis es compleja, y deriva de factores dependientes tanto del huésped como del microorganismo causal. En el paciente más anciano, la respuesta inflamatoria puede estar modificada por la edad, las comorbilidades asociadas y el tratamiento habitual, por lo que la presencia de criterios de sepsis pueden no ser de ayuda en la identificación de la infección. De hecho, su presencia se asocia a una mayor gravedad del proceso5,6, que podría justificar las cifras más elevadas de PCT encontradas por los autores. Un estudio reciente de nuestro grupo ha mostrado como los criterios de sepsis no son útiles para estratificar el riesgo de mortalidad a los 30 días de los pacientes mayores de 75 años atendidos por infección en los SUH7. No obstante, es cierto que se han publicado otros estudios que muestran la validez de la PCT en este perfil de pacientes, incluido un metaanálisis8 que concluye que la capacidad predictiva de la PCT no es inferior en el anciano respecto al paciente adulto.
En segundo lugar, y dado que los autores reflexionan sobre la utilidad de la PCT en los SUH, queríamos hacer referencia a su rendimiento en la estratificación pronóstica de este perfil de pacientes, lo que nos podría ayudar en la toma de decisiones diagnósticas, terapéuticas y de decisión de ingreso. En este sentido, y con el fin de aportar una visión desde los SUH, hemos realizado un sub-análisis de los pacientes en los que teníamos datos de PCT de un registro de INFURG-SEMES recientemente publicado7. Se incluyeron en el análisis 65 pacientes, de los cuales 35 (53,8%) fueron varones, con edad media de 84 años (DE 5,6) y 7 (11,9%) fallecieron a los 30 días. Los pacientes que presentaron a su llegada a urgencias un valor de PCT>0,5ng/ml tuvieron una mortalidad a 30 días del 19,3% (IC 95%: 9,2-36,3) frente al 3,6% (IC 95%: 0,6-1,8) en aquellos pacientes con PCT≤0,5ng/ml, con una diferencia del riesgo absoluto de un 15,8% (IC95% de -32,3% a -1,2%). Por tanto, podemos concluir que en los pacientes de 75 años o más atendidos en los SUH por una infección aguda, un valor de PCT>0,5ng/ml podría ser de utilidad para estratificar su riesgo a corto plazo, lo que aunaría mayor evidencia a favor de la utilidad de la PCT a la hora de identificar al paciente anciano de alto riesgo con infección aguda.