La tiroiditis subaguda (TSA) es una enfermedad inflamatoria autolimitada de la tiroides, una causa poco común de tirotoxicosis y asociada a infecciones de virus respiratorios en personas genéticamente predispuestas, virus como: virus de influenza, adenovirus, coxsackie, virus del sarampión, virus Epstein-Barr y otros1. Durante la actual pandemia del SARS-CoV-2 se han observado trastornos tiroideos relacionados con la infección de este virus, y entre estos trastornos destacan los reporte de casos de TSA1,2. Las nuevas vacunas anti SARS-CoV-2 que se encuentran en uso han tenido también como efectos adversos el desencadenamiento de TSA y enfermedad de Graves3-5. Estas alteraciones tiroideas pueden ser independientes del mecanismo de acción de la vacunación contra el SARS-CoV-2 (se han reportado casos en vacunas basadas en ARNm, así como vacunas contra el SARS-CoV-2 inactivado y vacunas basadas en vectores)3-6. Presento aquí un caso diagnosticado de TSA después de recibir la vacuna unidosis Ad5-nCoV de Cansino Biologics.
Una mujer de 53 años de edad sin antecedentes o enfermedades relacionadas con el padecimiento actual recibió la vacuna Ad5-nCoV de Cansino Biologics. A las 24h de recibirla manifestó malestar general, astenia, mialgias, artralgias y febrícula. A los 15días desarrolló dolor en la base del cuello, el cual fue creciente de intensidad con irradiación a mandíbula y oreja del lado derecho. En su evaluación inicial se encontró taquicardia y temblor distal, sin síntomas oculares y bocio difuso con dolor importante a la palpación. En el ultrasonido se observó un incremento del volumen tiroideo con áreas difusas de hipoecogenicidad bilaterales y con vascularidad disminuida. Se detectó una TSH de 0,095mIU/l (vr 0,5-4,5), T4L 1,22ng/dl (vr 0,7-1,48), T3L 352pg/dl (vr 158-391), VSG 51mm/h (vr <15), PCR 10mg/l (vr <1,5), anticuerpos anti-TPO 1,42IU/ml (vr <5,61), anticuerpos anti-TG 8,4IU/ml (vr <4,11) y anticuerpos anti-receptor de TSH (TRAb) 1,0IU/l (vr <1,5). Fue tratada solo con antiinflamatorios no esteroideos (AINE). A las 4semanas la paciente regresó asintomática, sin bocio y con una TSH de 31,35mIU/l y T4L de 0,7ng/dl; se mantiene en vigilancia y por el momento sin tratamiento.
La Ad5-nCoV utiliza como vector al adenovirus-5 (HAd5) no replicante, el cual porta el gen que codifica para la proteínaS del SARS-CoV-2; la vacuna no contiene adyuvantes ni preservativos. La posible relación entre la TSA y el Ad5-nCoV es la implicación de un mimetismo molecular de la glucoproteínaS del SARS-CoV-2, la cual comparte una similitud genética con heptapéptidos de proteínas humanas7, y la reacción cruzada entre los anticuerpos dirigidos contra la proteínaS del SARS-CoV-2 y numerosas proteínas blanco de autoinmunidad, entre ellas la TPO tiroidea8. Además, per se los adenovirus vectores son muy inmunogénicos; el adenovirus estimula las células inmunes innatas por la activación de varias vías de señalización inmunes innatas e induciendo la secreción de diversas citoquinas proinflamatorias y quimiocinas9. Este entorno inmunológico innato alterado induce eficazmente una robusta respuesta inmune adaptativa humoral y celular. Todo esto puede llevar a precipitar inflamación y autoinmunidad en grupos genéticamente susceptibles.
Nuestro caso tuvo positividad para anti-TG y la ausencia de anticuerpos antitiroideos fue considerada típica para TSA; sin embargo, debido a la mejoría en la sensibilidad de los equipos modernos, su presencia es común actualmente, y en el caso de las anti-TG se ha reportado una positividad del 52,5% en TSA2.
Una particularidad en el tratamiento del TSA desencadenado por vacunas anti SARS-CoV-2 es la limitación en el uso de los glucocorticoides (GC) para el TSA con dolor sin respuesta a los AINE. Es posible que el efecto inmunosupresor de los GC disminuya la inmunogenicidad de la vacuna anti SARS-CoV-2 empleada; al menos esto se ha observado en pacientes con enfermedades reumáticas autoinmunes: los GC disminuyen la seropositividad (IgG S1/S2) inducida por la vacuna mRNA anti SARS-CoV-2 hasta 66% con una dosis promedio de 6,2mg/día de prednisona10.
La TSA es una patología poco frecuente pero descrita como efecto secundario en todas las formas de vacunas anti COVID. Dado que suele ser autolimitada y benigna en su evolución, puede pasar desapercibida en la mayoría de los pacientes. El empleo de glucocorticoides en el manejo de la TSA tras estas vacunas podría asociarse a una menor respuesta inmunogénica.
ÉticaTodos los procedimientos realizados durante este estudio retrospectivo se realizaron de acuerdo con los estándares éticos del comité de investigación institucional y nacional, y el estudio se realizó de acuerdo con los estándares de la OMS de investigación biomédica y científica en humanos. La aprobación del comité de ética no es necesaria para los informes de casos. Se obtuvo el consentimiento informado, firmado por el participante incluido en el estudio.
FinanciaciónLa presente investigación no ha recibido ayudas específicas provenientes de agencias del sector público, sector comercial o entidades sin ánimo de lucro.
Conflicto de interesesEl autor no tiene ningún conflicto que declarar.