A pesar de ser conocido desde hace más de un siglo y medio, el sitio de Dzilam González ha permanecido en el olvido y sido presa de intensa destrucción por encontrarse en una población colonial y moderna. Su ubicación estratégica, entre Izamal y la costa norte de Yucatán, hizo que fuera idóneo para controlar la actividad económica relacionada a dicho litoral. La posición política preponderante de Dzilam perduró a través del tiempo, ya que se mantuvo como un centro de control costero durante los cambios que experimentó la sociedad maya en los períodos tardíos e incluso hasta la época de la conquista. El artículo que aquí se presenta sintetiza los resultados de la primera temporada de investigaciones arqueológicas en el sitio, así como los de otros estudios regionales.
Despite it has been known for more than a century and a half, Dzilam Gonzalez is an important archaeological site that has been left into oblivion, and it also has been badly plundered and looted, as it is located within a colonial and modern settlement. Dzilam was an ideal economic control center because of it’s strategic position between Izamal and the north coast of Yucatan. It’s political privileged position lasted through time, even during the social changes that occured in late periods and also at the conquest. This paper sinthetizes the results of the first stage of research at this site, as well as contributions of other regional studies.
Los sitios arqueológicos que se encuentran dentro de poblaciones modernas presentan problemáticas de conservación complejas, por lo que su atención debería ser prioritaria para los arqueólogos, pero, por lo general, la mayor parte de los recursos se destinan a sitios que ofrecen potencial turístico. Pocos son los asentamientos, dentro de zonas urbanas que cumplen este último requisito, la mayoría no tienen edificios monumentales, muchos probablemente desaparecieron por acción del hombre, por lo que es común que la arqueología urbana se limite a salvamentos y rescates. En Yucatán, sólo en Izamal y Acanceh, ubicados en áreas urbanas, se han hecho inversiones considerables para conservar, investigar y restaurar vestigios arqueológicos, por ser atractivos al turismo.
Dzilam es un gran sitio cercano a la costa central de Yucatán, al cual, a pesar de encontrarse en el centro del pueblo de Dzilam González y de haber sido gravemente saqueado, no se le ha prestado atención desde que J. L. Stephens (1937: 311-313) lo diera a conocer hace más de siglo y medio. De él provienen estelas labradas en un área donde no son comunes, con arquitectura monumental relativamente conservada, y cuenta hasta con referencias históricas, por lo que es imperativo tomar medidas para preservarlo e investigarlo.
Por lo antes expuesto, se puso en marcha el Proyecto de Investigaciones Arqueológicas en Dzilam González, derivado del Proyecto Izamal del INAH. Debido a problemas técnicos y administrativos, apenas ha sido posible llevar a cabo una temporada de campo, específicamente la primera etapa de investigación, que consistió en la prospección. Los resultados del trabajo de campo fueron fructíferos, en tanto posibilitó obtener importantes datos espaciales y cronológicos que permiten comprender mejor las características del sitio.
AntecedentesLas primeras referencias que se tienen sobre Dzilam se remontan al siglo xvi. Durante el proceso de conquista el lugar fue elegido para asentar una población hispana llamada Ciudad Real, tras el fallido intento de establecerla en Chichén Itzá (Chamberlain, 1982: 164-168). Pocos años después fray Diego de Landa menciona, en su Relación de las cosas de Yucatán (1982: 17), que las estelas de Dzilam eran más altas que las de Mayapán.
Casi a mediados del siglo xix la expedición de J. L. Stephens desembarcó en el actual puerto de Dzilam de Bravo y se internó en la península con rumbo a Izamal, pasando por el poblado de Dzilam (hoy González), donde se percató de la monumentalidad de un montículo ubicado en la plaza. Los viajeros mencionan que el edificio principal era saqueado cotidianamente para hacer reparaciones en la iglesia, construida en el lado oriente de la misma plataforma de cimentación en donde se encuentra el montículo; y que las dimensiones del conjunto eran 120m por lado en la base y 15m de altura (Stephens, 1937: 311-312).
Stephens lo describe como un palacio de, por lo menos, dos pisos, con cuartos abovedados: “Paseándome por la cima descubrí un agujero, en cuyo fondo se veía la destruida bóveda de un techo, a cuyo través se descubría un departamento inferior […] Un edificio debió extenderse a lo largo de todo el montículo, cuya parte superior se había desplomado, convirtiendo el conjunto en una masa informe y confusa de ruinas” (Stephens, op.cit.: 312).
Durante la segunda mitad del siglo xix, Teobert Maler visitó Dzilam y tomó algunas fotografías tanto de la estructura principal como de estelas y otras piedras esculpidas que estaban empotradas en muros de los edificios del pueblo (Maler, 1997). Ya en el siglo xx, Sylvanus G. Morley y Thomas Gann, en un viaje hecho en 1918 alrededor de la península, relataron que “[…] En la costa norte de Yucatán, los resultados arqueológicos fueron asimismo modestos. En Silán (sic) encontraron un montículo de 15 metros de alto por 120 metros de largo, pero sus piezas frontales, algunas de ellas grabadas, habían sido utilizadas en la construcción de la iglesia y el palacio municipal” (Brunhouse, 1973: 153).
Posteriormente, el mismo Morley brinda una descripción de las piezas, en su obra Inscriptions of Peten (1937-38), específicamente de la llamada estela 1, la cual estaba empotrada en un muro del palacio municipal de Dzilam, donde algún artista local reconstruyó la figura de un soldado con rife y bayoneta aprovechando la representación de los pies de un gobernante maya (figura 1).
Desde entonces el sitio quedó en el olvido, sujeto a la depredación. Vecinos del pueblo comentan que durante la década de 1960 la estructura principal se utilizó como banco de material para la construcción de la carretera que conduce a la costa y otras calles, y que muchas de las personas que participaron en el saqueo murieron al poco tiempo, víctimas de una extraña enfermedad. Mencionan, asimismo, que un extranjero, administrador de un aserradero cercano, denunció la destrucción del montículo ante las autoridades en Mérida, con lo que cesaron los daños.
Descripción del sitioDzilam fue catalogado como un sitio de rango II y registrado con la clave 16Q-d(5): 25 en el Atlas Arqueológico del Estado de Yucatán (Garza y Kurjack, 1980). En tiempos de la conquista, a la región donde se ubica se le conocía como Ah Kin Chel (Roys, 1957: 79-92) y Dzilam fue probablemente el segundo mayor sitio arqueológico en ésta, después de la ciudad de Izamal (Kurjack, 2003: 8-18), situada a unos 40km al sur.
El área de construcciones monumentales de Dzilam ocupa 29 355m². El edificio principal (estructura 1) se construyó sobre el lado occidental de un basamento de cimentación de 178m de oriente a poniente por 151m de norte a sur y una altura promedio de 1.5m. Tiene planta de forma irregular, posiblemente hexagonal, pero el saqueo y la destrucción a la que ha sido sometida hacen difícil corroborarlo. Ocupa una superficie de 21 544m², con un volumen de 32 316m³ (figura 2). Sobre su superficie se construyó la calle 22 entre 19 y 17, así como diversos edificios, entre los que se cuentan la iglesia, un local de DIF y casas particulares de las calles 22 y 17. Conserva partes de los muros originales en los costados sur y oriente, básicamente en el atrio de la iglesia, en el mercado y en colindancia con predios particulares de la calle 20 entre 19 y 17.
Al construirse la calle 22, este muro con seguridad fue destruido; sin embargo, se observa que el desnivel alcanza la altura general del basamento. Inmediatamente al poniente sigue el montículo, que mide 70m de este a oeste por 100m de norte a sur y 17.9m de altura. En este costado se observan con claridad dos cuerpos que quedaron expuestos por el intenso saqueo. El cuerpo inferior presenta un recubrimiento de sillares finamente labrados, correspondientes al llamado estilo Puuc temprano (Pollock, 1980; Andrews, 1986: 23-40), en el sector sureste tiene una longitud de 33m y una altura máxima de 2.92m, con 17 hiladas superpuestas visibles (figura 3). Parte de este mismo cuerpo también es visible en la sección noroeste, pero en esta parte forma una esquina con ángulo de 90 grados y presenta una moldura media a partir de la cual sobresale un paramento superior, que por desgracia colapsó en fechas relativamente recientes, ya que una fotografía tomada por Edward Kurjack en la década de 1970 muestra estos muros en pie (figura 4).
Puesto que el derrumbe no ha sido removido, es posible reintegrar los elementos a su posición original por medio de anastilosis, lo cual sería uno de los objetivos en futuras temporadas en las que se realizarían actividades de restauración. En este caso el paramento inferior está formado por cinco hiladas superpuestas de sillares finamente labrados y tiene una altura mínima de 90cm hasta la moldura, la cual sobresale 30cm. El paramento superior tiene una altura de 1.20m y se compone de ocho hiladas de sillares superpuestos.
El segundo cuerpo visible, en el costado poniente de la Estructura 1, está formado con piedras burdamente careadas y es perceptible en diversos puntos. En la parte suroeste existe una huella de 3m entre el primero y el segundo cuerpo. En este sector tiene una longitud de 29m y una altura máxima de 3.70m. Cerca del extremo suroeste es posible observar un acceso de 1.50m de ancho y 1.80m de altura, lo cual corrobora las descripciones de Stephens. Debió tratarse de un palacio con varios niveles porticados, similar, tal vez, a la estructura principal de Sayil.
Otra sección de este segundo cuerpo, que se puede observar en el lado noroeste, se desplanta sobre una terraza de 18m de ancho, de este a oeste, por 35m de largo, de norte a sur. El muro tiene 25m de largo y una altura también cercana a los 4m. Parte de éste también ha colapsado, pero es posible restituirlo por medio de anastilosis.
En los costados sur y oriente también se pueden apreciar alineamientos de los muros de los cuerpos, en particular cerca de la cúspide. Se debe considerar que dichos costados han sido alterados, por lo que es necesaria la excavación de calas alternas para conocer sus características. Es probable que algunos de estos muros pertenezcan a alguna subestructura que fue alcanzada por el saqueo.
El costado norte también fue profusamente saqueado y es quizás el más inestable, ya que, en parte, ha sido invadido por predios habitacionales, además de que, al parecer, fue de donde se extrajeron materiales para la nivelación y pavimentación de las calles 22 y 17. Dicho saqueo ha sido de tal magnitud que se pueden apreciar las irregularidades en el levantamiento topográfico. En campo se observa que han quedado expuestos dos niveles superpuestos de pisos de estuco, que sin duda corresponden a una subestructura.
La estructura 2 se localiza a 160m al noroeste de la estructura 1, en la calle 24 entre 17 y 15. Está rodeada de casas habitación excepto por su costado poniente. Es de planta irregular, mide 49.5m de este a oeste por 45m de norte a sur y 15.6m de altura. Varios informantes comentaron que la plataforma de cimentación de la estructura 1 se extendía hasta rodear este montículo, pero con la construcción de las calles, especialmente de la 17, se niveló el terreno. Una ligera elevación que se ilustra en el plano topográfico sugiere que dicha información puede ser verídica.
Cuando J. L Stephens visitó este sitio, la Estructura 2, que entonces era llamada “El Castillo”, ya había colapsado. Un informante le describió el templo que coronaba la estructura “[…]con sus puertas abiertas, con columnas que le decoraban y con corredores que le daban vuelta[…]” (op. cit.).
En esta estructura la arquitectura visible es muy diferente a la de tipo Puuc antes descrita. Se trata de arquitectura megalítica, similar a la de Izamal, con esquinas redondeadas y remetidas, así como molduras en “delantal” (figura 5). Aparentemente contaba con escalinatas en los cuatro costados, de acuerdo a los puntos cardinales. El declive es pronunciado, llegando a superar los 45 grados en algunas partes, y la cantidad de escombro es considerable. Conserva parte de las alfardas de las escalinatas oriente y poniente, en particular de la del lado norte, hecha con bloques megalíticos. Mide 7m de largo por 1 de ancho y 2 de alto (figura 6). En la parte superior se encuentran restos de las bóvedas descritas por el informante de Stephens. La alfarda norte del lado oriente parece ser continua desde el extremo opuesto; sin embargo, en superficie sólo sobresale un muro de 4.5m de largo por 1m de ancho y 70cm de altura.
El estado de conservación de esta estructura no es bueno, ya que por la pronunciada inclinación presenta alta inestabilidad, razón por la que se tomaron algunas medidas preventivas, como apuntalamiento con junta seca. Aunado al problema de la inestabilidad está el de las destrucciones causadas por los habitantes. Es particularmente preocupante el caso de la esquina suroeste, donde un vecino de la calle 24 excavó parte del escombro para ampliar su vivienda, que funcionaba como guardería, con el peligro de derrumbes de grandes bloques de piedra.
Una sección donde también se conservan datos arquitectónicos es en el costado sur, específicamente los escalones de la base de la escalinata de ese lado.
Además de los dos edificios monumentales, en total se documentaron 166 estructuras en el área urbana y suburbana de Dzilam, mismas que se representaron en un mapa producido mediante un Sistema de Información Geográfica (figura 7), y en el que se representa la ubicación de fuentes de agua y del principal banco de materiales empleado en la época prehispánica.
Asimismo, se reconocieron otros cinco sitios “satélite” cuya información brinda un panorama más amplio del principal y complementa la de los recorridos iniciales del subproyecto Ah Kin Chel (Burgos et al., 2008).
Otros sitios de la región costeraLos mayas que ocuparon la zona del litoral centro-norte fueron capaces de reconocer y aprovechar formaciones de playas fósiles para establecer una serie de sitios con arquitectura pública que fueron construidos en islotes adaptados sobre dichas playas, formando grandes nivelaciones hechas de tierra, arena, piedras, conchas y cerámica.
Entre estos sitios, destacan Xcambó, San Crisanto II, Providencia y Paso Holuntún, todos construidos aproximadamente a un kilómetro o más al sur de la playa, dentro de la ciénaga. Se caracterizan por tener edificios grandes de mampostería burda, dispuestos alrededor de pequeñas plazas, en sus orillas cuentan con instalaciones portuarias, como pequeños embarcaderos y, por lo general, en sus costados meridionales existen andadores de piedras muy grandes que permitían el tráfico tierra adentro (figura 8).
Alrededor de éstos y otros sitios más pequeños, dispersos en pequeños islotes o dentro del agua, existe una serie de cimientos de piedra de diversas formas y dimensiones que probablemente servían para almacenar la sal recolectada y tal vez para alojar a las personas que realizaban esas faenas (Andrews, 2008).
Cuando se descubrieron, se pensaba que los sitios mayores se asentaban en las barras de playa fósil porque debían tener ocupaciones tempranas, de acuerdo a la cerámica hallada en esos lugares, y que la barra de playa actual debía ser tardía, formada alrededor del año 1000 d.C. (Eaton y Ball, 1978: 1). Más tarde, con la identificación y exploración de sitios menores o concheros ubicados en la barra de playa actual, se obtuvieron materiales tanto de períodos tempranos como tardíos, contradiciendo la idea original acerca de la ocupación de la costa, a la vez que presentó un esquema de mayor complejidad sobre la relación entre los seres humanos y el medio ambiente costero (Velázquez, 1979; Andrews, 1976; 1997; Burgos et al., 2011)
Relación entre Dzilam e IzamalEl comercio fue el medio por el cual los mayas mantuvieron contacto entre sí y con sus vecinos cercanos, pero también con otras regiones de Mesoamérica y posiblemente aun con diversas áreas culturales. Las redes de comercio establecidas en la antigüedad no sólo permitieron el tráfico de bienes, sino también la circulación de personas, ideas y conocimientos, influyendo en todos los aspectos de la sociedad (Sharer, 1994: 452).
Los mercaderes, en su mayoría miembros de una clase social intermedia, eran los encargados de la actividad comercial. Compraban y vendían una amplia variedad de bienes, ya fuese en mercados o en forma directa con productores y consumidores individuales, involucrando en la práctica a todos los sectores sociales. Sin embargo, también hubo grupos de comerciantes acaudalados, pertenecientes a las elites, capaces de organizar operaciones de largo alcance y de establecer medios para el control del movimiento de los bienes que pasaban a través del área maya (Sharer, op. cit.: 455-456).
Las fuentes etnohistóricas son probablemente el medio por el que contamos con mayor información acerca de esta actividad. Contienen datos de los materiales y productos que se traficaban, las distancias que se recorrían y la forma en que se transportaban, que bien podía ser por tierra o por agua. El registro arqueológico, en cambio, sólo presenta testimonios fragmentarios del comercio, específicamente por materiales, en su mayoría no perecederos.
Los documentos indican que en la época de contacto, la región de Ah Kin Chel exportaba maderas finas, sal, pescado, esclavos, etcétera, e importaba materiales suntuarios como jade (Piña Chan, 1978: 38). Es posible que en los períodos tempranos, cuando Izamal dominaba toda esta región, el comercio fuese tan intenso como en los tardíos, pues los contextos arqueológicos muestran gran cantidad de diversos materiales líticos, concha y cerámica importada, tanto en esa capital, como en otros sitios menores donde se han realizado recolección de superficie y excavaciones.
La elite de Izamal, además de controlar la distribución de los excedentes de producción y apropiación de recursos en su región, debió tener especial interés en regir el tráfico de bienes en ella por medio de rutas marítimas y terrestres; las primeras a lo largo del litoral norte, haciendo contacto con pueblos lejanos a través de diversos puertos costeros ubicados entre Xcambó y las Bocas de Dzilam. Mientras que las segundas, establecidas a través de una ramificación de vías entre los principales asentamientos de la zona, incluyendo la red de sacbeo’ob de la capital a Aké y Kantunil y de Ucí a Cansahcab, funcionaban interconectando “nodos”, que bien podrían ser sitios cuyas plazas se tornaban en mercados temporales o permanentes o incluso asentamientos especializados en la producción de bienes determinados (figura 9).
Es probable que el recurso más valioso con el que contara la unidad política asentada en Izamal fuese la sal, recolectada en los esteros de la costa septentrional. Este producto era exportado e intercambiado por otros bienes de suma importancia, entre los que destaca la obsidiana, material vital para la elaboración de herramientas, armas y objetos suntuarios.
Por tal razón, era menester el control del área costera, lo cual se hacía a través de una serie de asentamientos mayores ubicados, en promedio, entre 10 y 15km al sur del litoral. De éstos, probablemente el más importante era Dzilam González, pues se trata del sitio más extenso y con edificios más voluminosos después del propio Izamal.
Tanto en los recorridos de superficie como en los salvamentos al norte de Izamal, así como en la ampliación de las carreteras hacia el noroeste, a Tepakán, y al noreste, a Temax, no se han encontrado restos de algún sacbé que se dirija al norte, como lo establecen ciertas fuentes y la tradición oral de la zona. En cambio, consideramos que las carreteras actuales, por ser las vías de menor distancia, es probable que sigan el trazo de las rutas empleadas en la antigüedad, ya que fueron caminos que estuvieron en uso durante la época colonial.
La ruta más corta entre Izamal y Dzilam González es, precisamente, la actual carretera que comunica a ambas comunidades a través de los pueblos de Tekal de Venegas y Temax. Existen sitios de diferentes magnitudes a lo largo y a los lados del trayecto, comenzando desde Izamal; el área urbana de la ciudad se extiende por más de 3km al noreste, cuya alta densidad de estructuras disminuye significativamente a partir de ese punto. Una serie de sitios pequeños, que pueden considerarse como comunidades limítrofes secundarias, se distribuyen a ambos lados de este camino; distantes 1km en promedio.
A 11km de la ciudad se encuentra el primer sitio de medianas proporciones, catalogado como de rango IV en el Atlas Arqueológico del Estado de Yucatán (Garza y Kurjack, 1980), en donde actualmente se asienta el pueblo de Tekal de Venegas. La estructura principal, ocupada por el atrio de la iglesia, debió ser de volumen considerable, superior a 6800m³. Entre los patios de las casas y las calles todavía es posible observar algunas plataformas domésticas, muy deterioradas, que siguen siendo presa de constante destrucción.
En la misma dirección al noreste, a 2.6km de distancia, se localiza otro asentamiento mediano, catalogado como el sitio número 33 de la hoja 16Q-d(5) y considerado también como de rango IV en el Atlas (Garza y Kurjack op. cit.), que denominamos como “Don Concho”, por ser éste el topónimo usado localmente. Este sitio fue objeto de excavaciones en el salvamento previo a la ampliación de la carretera.
Tanto éste como el sitio anterior debieron ser pasos obligados en la ruta entre Izamal y Dzilam, ya que la carretera moderna los atraviesa. Es común que muchas de las actuales vías de comunicación de Yucatán aprovechen caminos que estaban en uso durante la época colonial y probablemente desde tiempos prehispánicos, como el caso de los sacbeo’ob que parten desde Izamal al poniente y al sur.
La ampliación de la carretera proporcionó la oportunidad de explorar el sitio “Don Concho” mediante un salvamento arqueológico. Dada su ubicación como sitio intermedio, la excavación de ocho estructuras aportó información relevante respecto al papel que tuvo este lugar con relación a la ruta que aquí se propone.
Desde este punto, la ruta cambia de dirección del noreste al norte, por 2.7km más hasta llegar al sitio 16Q-d (5): 32 o plantel “El Siete”, ubicado fuera del trazo de la carretera. Aunque en el Atlas Arqueológico fue considerado como un sitio de rango IV (ibid.), en realidad es el sitio de mayor importancia en el área, en comparación con los dos anteriores, ya que su núcleo cívico-ceremonial es de mayores proporciones y con más edificios monumentales, así como con una zona habitacional más extensa. Se trata de un asentamiento compacto, con la mayoría de los edificios monumentales congregados en torno a dos plazas contiguas, una al norte y la otra al sur, así como una serie de plataformas dispersas en un área superior a 1km².
Desafortunadamente este sitio ha sido presa de un intenso saqueo desde hace cuatro décadas, a pesar de lo cual aún presenta rasgos arquitectónicos identificables para las distintas épocas de ocupación regional, desde subestructuras hechas con mampostería burda, construcciones de bloques megalíticos y piedras labradas en los escombros, características de la arquitectura Puuc. La secuencia cerámica obtenida mediante recolección de superficie indica una ocupación probablemente continua desde el Preclásico Superior hasta el Posclásico Tardío.
El siguiente sitio a considerar, catalogado como un sitio de rango IV, con clave 16Q-d (5): 27 en el ya mencionado Atlas Arqueológico, se localiza a 10km al norte, en donde está el actual pueblo de Temax. El asentamiento prehispánico en este lugar debió haber sido de cierta importancia, tal y como lo atestigua el volumen de sus edificios coloniales. En diversos predios de este poblado, así como en las inmediaciones, fueron detectadas considerables plataformas habitacionales, entre las que destaca una, que conserva muros megalíticos. La cerámica recolectada corresponde al Protoclásico y al Clásico Tardío.
A unos 3.5km al norte de Temax se encuentra un sitio denominado “Plantel No. 5”, constituido por grandes plataformas habitacionales dispuestas en torno a una plaza, espacio público por el cual ha sido catalogado como de rango IV dentro de la escala de jerarquización de sitios de esta región.
Un poco más al norte, a 1.4km del anterior, se ubica el sitio 16Q-d(5): 105 “X’Boxtoro”, catalogado originalmente en el Atlas como de rango IV (ibid.), por estar compuesto por plataformas domésticas pequeñas, sin un arreglo formal. Por ello, su categoría de jerarquización fue reconsiderada, reasignándosele el rango V.
A continuación siguen otros dos sitios de rango IV cuya posición geográfica no ha podido ser corroborada por este proyecto, designados como 16Q-d(5): 96 y 16Q-d(5): 7 en el Atlas (ibid.), distantes del sitio anterior 2.5km y 5.5km respectivamente, pero cuya ubicación indica que debieron ser no sólo sitios satélites de Dzilam, sino también pasos obligados hacia este importante asentamiento.
El último sitio localizado sobre esta ruta, denominado como Dzilam1-CIY, se encuentra a 2.5km al sur de Dzilam, antes de entrar al área urbana de esa ciudad y a 1.2km al nor-noroeste de 16Q-d(5): 7. Se designó como un sitio de rango V, por tratarse de plataformas habitacionales pequeñas y medianas, distribuidas sin un arreglo formal. La estructura de mayores proporciones fue dañada por la carretera moderna.
Como ya se apuntó, Dzilam es, después de Izamal, el segundo sitio en importancia en la región de Ah Kin Chel. Su ubicación estratégica a 11.5km al sur de la costa lo hicieron lugar idóneo para el control del tráfico de bienes entre el interior y las rutas comerciales marítimas que circundaban a la península. Productos de tierra adentro como maderas, pedernal, pieles, algodón, miel, plumas, etc., pudieron haber sido concentrados ahí para ser redistribuidos hacia diversos puertos del litoral como Petén Xnuc, Providencia, El Muc, El Cerrito o Paso Holuntún.
Asimismo, su posición preponderante en la zona costera sugiere que desde él se pudo controlar tanto la producción salinera y pesquera, como de apropiación de recursos de los estuarios cercanos, para canalizarlos igualmente a la exportación o para el abastecimiento de pueblos y ciudades del área, incluyendo a la capital regional. En este centro pudieron asimismo ser concentradas las importaciones que llegaban a los puertos, entre las cuales se incluían obsidiana, jade, alabastro y cerámica.
Dzilam debió cumplir este importante papel durante y después del auge de Iza-mal, ya que a pesar de no haberse realizado exploraciones sistemáticas en aquél y de haber sufrido daños irreparables en los últimos cinco siglos, dos de los edificios que perduran permiten observar distintos tipos de arquitectura, destacando la megalítica y la Puuc.
Desde este punto, el acceso más cercano al mar es directamente hacia el nor-noreste, donde a 7.8km de distancia se localiza el sitio 16Q-d(5): 51, considerado como de rango IV en el Atlas (ibid.). Este tampoco ha podido ser visitado por los integrantes del proyecto para corroborar su ubicación, pero a 5.2km más, en la misma dirección, se encuentra el actual puerto de Dzilam de Bravo, donde no se han reportado vestigios arqueológicos, probablemente porque fueron arrasados desde hace tiempo.
No obstante, a 5.6km al noroeste del sitio 16Q-d (5): 51 se encuentra “El Muc”, un islote de tierra negra dentro de la ciénaga, posiblemente artificial, sobre el cual se construyeron al menos cuatro plataformas pequeñas y en sus orillas cuatro atracaderos. Alrededor de éste se localiza, dentro del agua, una serie de cimientos absidales y circulares y es posible que exista un andador de piedra que se dirija al interior. La secuencia cerámica corresponde a una ocupación continua desde el Preclásico Medio hasta el Clásico Temprano (Andrews comunicación escrita, 2005; Burgos et al., 2008: 158-165), que coincide con la génesis, apogeo y declive de Izamal como capital metropolitana.
Aunque en el salvamento hecho en una sección de la ruta entre Izamal y Dzilam se intervinieron dos asentamientos, uno en la periferia de la capital y el referido sitio Don Concho, el presente trabajo se centra en el segundo por tratarse de una comunidad alejada de las ciudades, cuyos restos materiales ponen en evidencia la existencia de esta ruta comercial y su papel como lugar de paso obligado, durante distintos períodos de su ocupación.
Dzilam en tiempos tardíosEl poder económico y político de Izamal decayó hacia el inicio del Clásico Tardío, y si bien la actividad constructiva no cesó, sí disminuyó considerablemente. Es posible que en esta época Dzilam, junto con otras de las ciudades mayores de la región, comenzara a adquirir más importancia y cierta independencia con respecto a la entidad política que la había dominado en los períodos anteriores.
Fue en esta época cuando ocurrieron una serie de cambios sociales, no sólo en el área maya, sino prácticamente en toda Mesoamérica, todos ellos relacionados con la caída de Teotihuacan. Así, se produjo una serie de migraciones como consecuencia del abandono de la mayor metrópoli del Nuevo Mundo. Algunas de éstas llegaron a la península de Yucatán, trayendo consigo ideas del altiplano central que incorporaron a las tradiciones mayas.
Después del 751 d.C. (9.16.0.0.0) comienza en Dzilam la tradición de la erección de estelas, participando en una esfera de interacción de las planicies del norte. Probablemente después de 849 d.C. (10.1.0.0.0) dicha tradición cesó (Grube, 2000: 347-350), aunque también se debe considerar que hasta entonces sólo eran conocidas dos estelas provenientes de este sitio.
La primera estela es apenas un fragmento, inferior, en el que aparecen los pies de un gobernante parado sobre una banda de glifos y a la vez, sobre un par de cautivos maniatados (figura 10). En uno de sus costados tiene inscrito lo que, al parecer es el nombre de un gobernante de Dzibilchaltún, aunque la naturaleza de las relaciones entre estas ciudades no es clara (Grube, op. cit.: 361). En el otro costado hay un glifo que al parecer se asocia al cautivo del lado derecho de la escena principal, que porta un tocado de venado. Se ha sugerido que éste tal vez sea el glifo emblema del sitio Ichmul de Morley (Graña-Behrens, 2006: 110).
La segunda estela, que está completa, tiene inscripciones en dos columnas a los costados de la imagen principal, ilegibles debido a la fuerte erosión. La figura representa a un gobernante ricamente ataviado, con un alto tocado y un cetro maniquí. Por el hecho de estar enmarcada y presentar espacios vacíos, característica estilística de períodos tardíos, la estela puede situarse cronológicamente entre finales del Clásico Tardío y el Posclásico Temprano (figura 11).
Durante la primera temporada del Proyecto Dzilam González se halló una tercera estela. Se trata de un fragmento inferior, que estaba tirado desde hace años en el atrio de la iglesia, sobre el basamento de la Estructura 1. No era posible apreciar su diseño debido a la posición horizontal en que se encontraba y a la erosión a la que estaba expuesta. Cuando se colocó en posición vertical el juego de luz y sombra reveló el diseño del relieve con claridad (Covarrubias, Burgos y Palomo, 2010: 130).
Esta tercera estela es muy similar a la primera en cuanto a composición y características de estilo, ya que también representa a un gobernante parado sobre una banda de glifos, erosionados e ilegibles, y sobre dos personajes mayas vistos de perfil (de los cuales sólo el del lado derecho se conserva completo), sentados en posición de “for de loto”, sosteniendo una especie de cetro. Al igual que el caso anterior puede situarse entre el final del Clásico Tardío y el Posclásico Temprano (Covarrubias, Burgos y Palomo, op. cit.: 131).
La importancia de estas estelas radica en que denotan relaciones sociopolíticas diferenciales con otras entidades contemporáneas, probablemente incluyendo a la que dominó la región durante el Clásico Terminal y Posclásico Temprano: Chichén Itzá. Dos de los glifos preservados en uno de los costados de la primera estela de Dzilam se encuentran asimismo en monumentos como el disco del Caracol y la Estela 1 de Chichén, siendo posible que se mencione a personajes de Dzilam en ellos.
Durante la primera temporada del proyecto Dzilam se hallaron muchos otros elementos iconográficos que corresponden a esta época tardía, incluyendo un panel con lo que parecen ser pseudoglifios, cabezas de serpiente emplumada, esculturas y restos de complejos ornamentos arquitectónicos (Covarrubias, Burgos y Palomo, op. cit.: 131-132).
Es también posible que antes de la conquista, Dzilam, inserto en el territorio de Ah Kin Chel, haya estado aún ocupado, pero ya los edificios principales debieron estar semi abandonados, al igual que los de Izamal. Los documentos etnohistóricos mencionan que la capital de Ah Kin Chel para entonces era Tecoh, un sitio ubicado al oriente de Izamal. Ahí residían los gobernantes del linaje de los Chel, quienes jugaron un importante papel durante el proceso de conquista. Namox Chel es mencionado como gobernante de Dzilam y de Dzidzantún, pero también de Tecoh, por lo que es probable que el primero fuese realmente gobernado por un batab local (Roys, 1957: 84).
Dzilam durante la ConquistaDzilam fue escenario de un suceso importante durante la conquista de Yucatán, ocurrido en 1534, ya que fue electo por los españoles para asentar ahí la denominada “Ciudad Real”, en un segundo intento, tras haber fracasado en Chichén Itzá. Dzilam presentaba la ventaja de estar estratégicamente cerca de la costa, donde era posible mantener comunicaciones marítimas con Campeche y sin el peligro de ser sitiados de nuevo tierra adentro (Chamberlain, 1982: 164-165).
Dentro de la jurisdicción de Ciudad Real de Dzilam quedaron los territorios que hasta entonces habían permanecido pacificados, en particular los de la porción noroeste de la península. Los conquistadores consideraron primero restituir sus fuerzas, fundar el asentamiento y posteriormente continuar la conquista de los territorios no pacificados (Chamberlain, op. cit.: 166-167).
Si durante el establecimiento de esta Ciudad Real no hubieran llegado noticias del Perú acerca de las grandes cantidades de oro que hallaron Pizarro y sus acompañantes, Dzilam probablemente hubiera sido la capital hispana de la península. Pero no fue así, pues para entonces los soldados del ejército del Adelantado ya sabían que en Yucatán no iban a encontrar oro, plata u otros tesoros que representaran fama y riqueza fácil. El éxodo de conquistadores fue inevitable, por lo que los Montejo se vieron obligados a abandonar la empresa y replegarse (Chamberlain, op. cit.: 168).
Existen dudas acerca de si la Ciudad Real estaba localizada en Dzilam de Bravo o en Dzilam González (Roys, ibid.), aunque no hay restos materiales antiguos en la primera, mientras que en la segunda es probable que se hayan utilizado los mismos materiales constructivos de los voluminosos edificios prehispánicos que ahí se localizan para la construcción de varias casas, la propia iglesia y el palacio municipal (Roys, 1952: 175-176).
Durante nuestros recorridos hemos detectado restos de otros edificios prehispánicos que no fueron observados por quienes nos precedieron, que ocupaban el espacio donde hoy se encuentra el palacio municipal y otras casonas del centro del pueblo, siendo probable que hayan sido desmantelados desde tiempos muy tempranos del período colonial.
Aunque documentos etnohistóricos de la época como las Crónicas de Chicxulub y las de Yaxkukul mencionan que los españoles se establecieron en el puerto de Dzilam (Roys, 1957: 175), es muy poco probable que hayan elegido como un lugar adecuado para la fundación de una Ciudad Real la agreste costa, donde escasean el agua dulce y la piedra para construcción.
Durante la prospección del sitio de Dzilam González se hallaron materiales que datan de la época de contacto, entre los que destaca un hacha de bronce, así como materiales cerámicos clasificados como del Posclásico Tardío y del período Colonial (Covarrubias et al., 2011).
ConclusionesDzilam González es un sitio que se ha mantenido en el olvido y ha estado expuesto al saqueo y destrucción por varios siglos. Aunque perduran dos edificios monumentales, la pérdida de información ha sido significativa, ya que los predios donde existieron miles de basamentos habitacionales fueron nivelados, se trazaron calles y se construyeron casas. Por tal motivo es urgente continuar con el proyecto de investigación y conservación arqueológica.
Su estratégica posición geográfica, respecto al litoral marino y en el interior, lo hace parte de una serie de ciudades alineadas en forma paralela a la costa sobre una línea cuya distancia hasta las playas fluctúa entre 10 y 20km, tales como Dzibilchaltún, Timul, Sinanché, San Antonio Chunmul, Dzidzantún y Yalsihón, entre otras, por las que forzosamente tenían que pasar los bienes que se importaban al territorio a través del sistema portuario marítimo. Asimismo, la ubicación de esos sitios permitía la concentración y almacenamiento de productos de los pueblos del interior. Es decir, que los sitios ubicados sobre dicha franja actuaban como centros de acopio y redistribución.
Este sitio presenta una secuencia cronológica completa, desde el inicio de la civilización maya hasta nuestros días, lo que significa una oportunidad para comprender, entre otros procesos, los mecanismos del sistema de comercio de forma diacrónica. El hallazgo de utensilios relacionados con la pesca, como pesas de redes, indica la interacción de la población con la cercana costa, donde la producción de sal pudo ser una de las más importantes actividades económicas dado el alto valor de cambio que tuvo.
En las etapas iniciales, Dzilam estuvo inmerso en la esfera sociopolítica que controlaba Izamal, siendo probable que, por el hecho de ser el punto más cercano al mar, los gobernantes de la capital ejercieran control sobre la costa y a través de ésta hacia las demás ciudades. Por alguna razón todos estos asentamientos comparten, entre otros restos materiales, arquitectura y cerámica.
A partir del Clásico Tardío son evidentes los cambios sociopolíticos que ocurrieron en toda Mesoamérica (Manzanilla, 2005: 263), en este sitio en especial se reflejan en los restos materiales, particularmente en la arquitectura, con la introducción de técnicas, formas y acabados novedosos y más avanzados. Los edificios de tipo Puuc que cubrieron las estructuras de sitios megalíticos de la región son muestra de una abrupta imposición de nuevas reglas e ideas.
Dzilam es muy importante porque aún conserva múltiples ejemplos de la iconografía de esta época, en un área donde ésta no es muy abundante. Futuras exploraciones podrían enriquecer notablemente el acervo iconográfico y epigráfico de las planicies del norte de Yucatán.
Asimismo, es un sitio donde se pueden encontrar evidencias materiales de la época de la conquista, ya que, como asentamos, gracias una vez más a su posición estratégica, el sitio fue electo para establecer un punto de control en la región. Ya entrado el período colonial Dzilam no se desarrolló como el centro principal de la zona costera, sino que tal papel correspondió al vecino pueblo de Dzidzantún, donde se construyeron imponentes edificios religiosos, mientras que el primero quedó como una simple “visita” en el sistema jerárquico eclesiástico.