El índice de masa corporal se ha relacionado con la presencia de patología digestiva. El objetivo del estudio fue analizar los hallazgos endoscópicos y la histología gástrica de pacientes con obesidad mórbida candidatos a cirugía bariátrica en nuestro medio.
MétodosSe incluyeron de manera retrospectiva los pacientes intervenidos de cirugía bariátrica en el Hospital de León desde marzo 2005 hasta abril 2013. Se recogieron los hallazgos de la endoscopia digestiva alta y la histología antral. Se estudió si el índice de masa corporal (IMC) estaba relacionado con los hallazgos de la gastroscopia o la presencia de Helicobacter pylori.
ResultadosSe incluyeron 194 pacientes. El 48,7 y el 78,9% de los pacientes presentaron alguna alteración en la endoscopia o en la biopsia antral, respectivamente. Tres pacientes presentaron úlcera gástrica péptica, demorándose la intervención hasta la curación. El 63,9% de los pacientes presentaron infección por H.pylori. La presencia de H.pylori y los hallazgos endoscópicos no se relacionaron con el IMC.
ConclusiónLa patología gastroesofágica es frecuente en obesos mórbidos, y aproximadamente la mitad de los pacientes tenían algún tipo de alteración en la endoscopia. La realización de una gastroscopia e investigar la infección por H.pylori previa a la cirugía es necesario con el fin de descartar patología potencialmente susceptible de contraindicar o demorar la intervención.
Body mass index has been associated with the presence and severity of various gastrointestinal symptoms. The aim of the study was to analyze the endoscopic findings and gastric histology of morbidly obese candidates for bariatric surgery.
MethodsWe retrospectively included patients undergoing bariatric surgery at the Hospital de León from March 2005 to April 2013. The findings of upper gastrointestinal endoscopy and antral histology were collected. The relationship of body mass index (BMI) with gastroscopy findings and the presence of Helicobacter pylori were assessed.
ResultsA total of 194 patients were included. An abnormality on endoscopy or antral biopsy was found in 48.7% and 78.9% of the patients, respectively. Three patients had gastric peptic ulcer, and consequently the intervention was postponed until healing. H.pylori infection was found in 63.9% of the patients. The presence of H.pylori and endoscopic findings were not related to BMI.
ConclusionGastroesophageal disease is common in morbidly obese patients and approximately half of the patients had some kind of alteration on endoscopy. Gastroscopy and H.pylori testing prior to surgery is required to rule out disease that could delay or contraindicate surgery.
La obesidad es un problema de salud cuya prevalencia ha aumentado de manera alarmante en nuestra sociedad, hasta adquirir proporciones epidémicas1. En Europa la prevalencia de la obesidad oscila entre el 40 y el 50%2, estimándose para la población adulta española de 25 a 64años en un 15,5% y siendo más elevada en mujeres (17,5%)3. Durante el periodo entre 1992 y 2006 se calcula que su prevalencia ha aumentado un 34%4.
El índice de masa corporal (IMC) se ha correlacionado con síntomas gastrointestinales tales como dolor abdominal, meteorismo, diarrea, vómitos frecuentes, pirosis y regurgitación5,6. En obesos mórbidos los síntomas digestivos parecen ser más intensos que en pacientes con peso normal7. Dutta et al.8 observaron en un estudio controlado que los pacientes con obesidad mórbida (IMC medio de 47,5kg/m2) tenían una mayor prevalencia de pirosis, hernia de hiato y de gastritis que el grupo control (IMC medio de 28,3kg/m2). A pesar de la elevada frecuencia de los síntomas, no parece existir una aceptable correlación entre la sintomatología observada y los hallazgos de la endoscopia digestiva alta9,10.
La cirugía bariátrica constituye un tratamiento efectivo para controlar la obesidad a largo plazo, aunque no está exenta de complicaciones. El estudio preoperatorio de estos pacientes debe ser exhaustivo con el fin de detectar patología que contraindique o demore la intervención11. En este sentido, se recomienda la realización de una endoscopia digestiva alta en pacientes que vayan a ser sometidos a bypass gástrico en Y de Roux, y en pacientes sintomáticos11,12. No obstante, existe cierta controversia sobre la realización rutinaria de una gastroscopia a todo paciente que vaya ser intervenido de cirugía bariátrica13.
El objetivo del estudio fue analizar los hallazgos endoscópicos y la histología gástrica de pacientes con obesidad mórbida candidatos a cirugía bariátrica en nuestro medio.
Material y métodosSe analizaron de manera retrospectiva los hallazgos endoscópicos y la histología gástrica antral de los pacientes intervenidos de cirugía bariátrica desde marzo de 2005 hasta abril de 2013 en el Complejo Asistencial de León. De manera rutinaria se solicita a todo paciente que va a ser intervenido de cirugía bariátrica (derivación biliopancreática de Scopinaro) una endoscopia digestiva alta con toma de biopsias para valorar la infección por Helicobacter pylori.
Los criterios usados para incluir a un paciente en el programa de cirugía bariátrica fueron los propuestos por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) 20071: pacientes con un índice de masa corporal mayor de 40 o mayor de 35 con comorbilidades asociadas a la obesidad. Se excluyeron del análisis aquellos pacientes en los que no se realizó biopsia del antro.
Se recogió la edad del paciente, el sexo y el índice de masa corporal (peso [kg]/talla [m]2). Los datos de composición corporal se obtuvieron de la historia clínica del paciente, recogiéndose los últimos registrados antes de la operación.
Los datos referentes a la endoscopia se recogieron de la base de datos de la unidad de endoscopias, siendo analizados: la presencia de esofagitis (utilizando la clasificación de Los Ángeles14), hernia de hiato (distancia entre la línea Z y la inserción del diafragma mayor de 2cm), varices esofágicas, presencia de esófago de Barrett (con o sin displasia), erosiones antrales o duodenales y la presencia de ulcus gástrico o duodenal. También se recogió la existencia de pólipos gástricos.
La endoscopia fue realizada mediante endoscopios de la serie GIF-14 y serie GIF-H180 (Olympus). La mayoría de las endoscopias se realizaron con anestesia tópica faríngea, siendo administrada sedación intravenosa (principalmente con midazolam o propofol) en los últimos pacientes de la serie. A todos los pacientes se realizó la gastroscopia previa firma del consentimiento informado.
Se tomó un mínimo de 2 biopsias de antro, a todos los pacientes, para valorar la presencia de H.pylori y la histología antral. Para la clasificación de la histología antral se utilizaron los criterios de Sidney15. Se analizó la histología del borde de la úlcera en el caso de úlcera gástrica, así como la histología de los pólipos gástricos encontrados. Las biopsias fueron incluidas en formol para su posterior análisis mediante la tinción de hematoxilina-eosina por el servicio de anatomía patológica.
Las variables cuantitativas se expresaron como media (desviación estándar) y las cualitativas como frecuencia absoluta (porcentaje). Se analizó si la presencia de hernia de hiato o de esofagitis estaba relacionada con el IMC, y si la infección por H. pylori se asociaba con la edad o con el IMC. Para comparar 2 medias se usó el test de la t de Student. Se consideró significativa una p<0,05.
ResultadosSe incluyeron finalmente 194 pacientes, tras excluir 5 pacientes por no haberse biopsiado el antro durante la exploración. La edad media fue de 41,23 años (10,88), siendo el 73,2% (142 pacientes) mujeres. El IMC medio fue 47,82 (7,35), con un rango de 35,6 a 68,06kg/m2. La distribución del IMC por sexos no mostró diferencias (hombres, 48,5 [6,91] vs mujeres, 46,84 [5,18]; p=0,115).
Los hallazgos endoscópicos encontrados se muestran la tabla 1. El 52,3% (101/194) de los pacientes presentaron una gastroscopia normal. Ningún paciente presentó úlcera duodenal, datos de hipertensión portal o neoplasia en la gastroscopia. En los pacientes que presentaron ulcus gástrico (n=3) las biopsias resultaron negativas para malignidad, presentando todos cicatrización de dicha úlcera en la gastroscopia de control, tras tratamiento (en 2 de ellas el H.pylori resultó positivo). La cirugía en estos 3 pacientes se pospuso hasta asegurar la curación de la úlcera.
En la tabla 2 se presentan los hallazgos encontrados en la biopsia antral, observando que el 63,9% (124/194) presentaban infección por H.pylori. El 21% (41/194) de los pacientes de la serie no presentaron hallazgos patológicos en la histología. En un paciente se encontraron datos de candidiasis esofágica, resuelta tras tratamiento, y en 2 pacientes un pólipo milimétrico en cuerpo (en uno de ellos la histología resultó ser hiperplásico, y otro fue compatible con hiperplasia de glándulas fúndicas).
Los pacientes con esofagitis no presentaron un IMC superior (sin esofagitis, 48,19 [6,65] vs cualquier grado de esofagitis, 47,34 [5,82]; p=0,51). Tampoco se encontró relación entre el IMC y la presencia de hernia de hiato (sin hernia, 48,44 [7,01] vs hernia de hiato, 47,36 [5,39]; p=0,28). La infección por H.pylori no resultó asociada ni con la edad (HP positivo, 40,62años [10,97] vs H.pylori negativo, 42,3 [10,71]; p=0,3) ni con el IMC (H.pylori positivo, 48,58 [6,19] vs H.pylori negativo, 47,14 [7,02]; p=0,14).
DiscusiónSe trata de la primera serie de hallazgos endoscópicos de pacientes con obesidad mórbida publicada en nuestro medio. La mitad de los pacientes incluidos mostraron alguna alteración en la endoscopia y el 60% presentaron infección por H.pylori.
El estudio posee varias limitaciones. Es un estudio retrospectivo, por lo cual no se analizaron datos tales como la realización de tratamiento erradicador previo, la toma de antibióticos o de inhibidores de la bomba de protones previos a la gastroscopia, lo cual limita los resultados referentes a la infección por H.pylori y los datos de la histología antral. No se recogió la presencia de síntomas gastroesofágicos previos, lo que resta valor al estudio al no poder establecer una correlación clínico-endoscópica en este tipo de pacientes. Así mismo, la ausencia de grupo control limita el valor de los datos de la prevalencia observados en esta corte de obesos mórbidos.
En la actualidad existe cierta controversia sobre la evaluación gástrica previa a la cirugía. A este respecto, la Sociedad Americana de Endoscopia recomienda la realización de una endoscopía previa a la cirugía en aquellos pacientes con síntomas (nivel de evidencia 2c, GRB), en aquellos en los que la cirugía a practicar vaya a ser el bypass gátrico en Y de Roux (BGYR) (nivel de evidencia 3, GRB) o se vaya a colocar una banda gástrica (nivel de evidencia 2c, GRB)12. La guía de la Sociedad Europea de Cirugía Endoscópica recomienda la realización de una gastroscopia especialmente en aquellos procedimientos en los que se excluya el estómago, reconociendo la endoscopia preoperatoria como la prueba que ofrece una mejor valoración de la mucosa gástrica y esofágica11.
En la literatura se ha descrito un porcentaje variable de patología encontrada en la gastroscopia capaz de demorar o contraindicar la intervención. En este sentido, los hallazgos encontrados por D’Hondt et al.16 demoraron la intervención en el 7,8% de sus pacientes (el 7,3% por úlcera gástrica o duodenal y el 0,3% por tumor gástrico), realizando cambios en el tratamiento de los pacientes hasta en un 24,3% tras los hallazgos de la endoscopia (el 24,3% padecían de hernia de hiato y un 30,8%, de esofagitis). Csendes et al.9 encontraron en una serie de 426 obesos mórbidos un 4% de úlceras gastroduodenales. En nuestra serie, en 3 pacientes (1,5%) se demoró la cirugía hasta la curación de la úlcera gástrica péptica. Varios estudios han observado que no existe correlación entre los síntomas observados y la patología endoscópica encontrada9,10.
Debido a lo anteriormente expuesto, algunos autores recomiendan la realización sistemática de una gastroscopia antes de la intervención, con el fin de detectar lesiones que contraindiquen o compliquen la cirugía9,10,13. No obstante, otros autores se apoyan en el hecho de que la mayoría de las lesiones encontradas no son clínicamente relevantes, así como en el coste y la invasividad del procedimiento, para no recomendar su uso rutinario en pacientes asintomáticos13,17. En nuestra opinión, dada la baja rentabilidad de los síntomas para detectar patología y la elevada prevalencia de la patología endoscópica encontrada (y el porcentaje variable de patología susceptible de demorar la intervención), nos parece adecuado proponer a los pacientes con obesidad mórbida realizar un estudio endoscópico antes de la cirugía, independientemente de la presencia de síntomas y del tipo de cirugía que se vaya a realizar.
La prevalencia de H.pylori en población española parece situarse entre el 60 y el 70%18, y en distintas series de obesos mórbidos oscila entre el 20 y el 53%9,19. En nuestra serie, un 63% de los pacientes incluidos presentaban infección por H.pylori en la biopsia antral.
La guía de la Sociedad Americana de Endoscopia indica que valorar la infección por H.pylori previa a la cirugía bariátrica puede ser de utilidad, recomendando en pacientes asintomáticos investigar mediante un test no invasivo y erradicar H.pylori si es positivo antes de la cirugía12. En un estudio con pacientes que iban a ser sometidos a bypass gástrico en Y de Roux, los pacientes con H.pylori en el test de la ureasa tenían de manera estadísticamente significativa más alteraciones en la endoscopia que aquellos con el test negativo20; además, los pacientes con H.pylori positivo tienen más riesgo de desarrollar úlceras en la boca anastomótica21. No obstante, en el reciente consenso español sobre la infección por H.pylori no se recoge en ninguna de las recomendaciones la necesidad de tratamiento en obesos mórbidos previo a la cirugía bariátrica22.
La patología gastroesofágica es frecuente en obesos mórbidos. En nuestra serie encontramos que el 48% tenían algún tipo de alteración en la endoscopia, y solo el 21,1% de los pacientes presentaron una histología antral normal. Dado que las distintas técnicas quirúrgicas incluyen modificaciones quirúrgicas gástricas y la alta prevalencia de patología gástrica encontrada, creemos que la realización de una gastroscopia y la valoración de la infección por H.pylori previa a la cirugía (independientemente del tipo de esta) son necesarias con el fin de descartar patología potencialmente susceptible de contraindicar o demorar la intervención.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener conflicto de intereses.