El consumo de plantas medicinales con fines terapéuticos se observa con frecuencia ante la persistente creencia en su inocuidad. Sin embargo, se han comunicado problemas de toxicidad hepática en relación con algunas de estas plantas1. En el año 2001 fueron publicados en nuestra área dos casos de hepatitis aguda asociada al consumo de Teucrium chamaedrys2, popularmente conocida como camedrio o betónica, utilizada en forma de infusión como tratamiento de las molestias abdominales. A continuación presentamos un caso de hepatitis aguda asociada a dicha planta, en el que cabe destacar su reintroducción como prueba de hepatotoxicidad.
Varón de 41 años de edad, sin antecedentes de hepatitis, transfusiones sanguíneas, tatuajes, inyecciones intravenosas ni viajes al extranjero. Fuma 1 paquete de cigarrillos diario e ingiere 30g de etanol al día. Fue intervenido quirúrgicamente de hidatidosis hepática y pulmonar a los 6 y 8 años de edad. No realizaba tratamiento médico habitual. El paciente refería molestias abdominales de características inespecíficas desde hacía años. Unos 17 meses antes del ingreso, y durante 9 meses, consumió un producto de herboristería compuesto por Teucrium chamaedrys, Tilia officinalis, Salvia officinalis, Artemisia vulgaris, Anethum graveolens y Valeriana officinalis en forma de infusión. En una analítica de control se detectó una discreta elevación de las transaminasas (GOT 59U/l, GPT 21U/l y GGT 15U/l), que se normalizó a los 3 meses de suspenderlo. 5 meses antes del ingreso consumió de nuevo un producto de herboristería compuesto por Teucrium chamaedrys, Thymus vulgaris, Melissa officinalis, Cominum cyminum y Centaurium umbellatum durante 4 meses y medio, detectándose esta vez una mayor elevación de las transaminasas (GOT 126U/l, GPT 459U/l y GGT 84U/l). No presentó ictericia, coluria, prurito, síntomas de insuficiencia hepática ni de hipertensión portal. En la exploración física sólo destacaba una cicatriz abdominal de laparotomía y dolor a la palpación profunda en el hipogastrio. En el análisis de sangre se detectaron los siguientes valores: tiempo de protrombina 94%, bilirrubina directa 0,3mg/dl, GOT 109U/l, GPT 256U/l, GGT 80U/l y LDH 422U/l. La serología de los virus de la hepatitis A, B y C, Epstein-Barr, Citomegalovirus, Salmonella, Coxiella burneti, Brucella, y el ADN del VHB y el ARN del VHC fueron negativos. Los valores de autoanticuerpos ANA, AMA, SMA, SLA, LKM, anticuerpos antitiroideos, inmunoglobulinas, ceruloplasmina, sideremia, ferritina y alfa-1-antitripsina estaban dentro de la normalidad. En la ecografía abdominal se observó un quiste hepático hidatídico calcificado, sin otros hallazgos de interés. Se suspendió el producto de herboristería, con lo que las alteraciones analíticas fueron mejorando progresivamente, y fueron normales a los 3 meses. Ante la buena evolución clínica y analítica del paciente, se desestimó la realización de una biopsia hepática. El consumo de Teucrium chamaedrys puede producir hepatitis aguda con lesión hepatocelular y/o colestásica, e incluso cirrosis3. En este caso la lesión correspondía con un patrón de daño hepatocelular. Por otra parte, se trata de un caso representativo de la relación temporal entre el consumo de Teucrium chamaedrys y las alteraciones analíticas, así como entre su suspensión y la normalización de éstas. En Francia se han publicado algunos casos4,5 y se ha prohibido su venta. Sin embargo, en otros países, como España o Canadá6, se han comunicado casos con posterioridad. Por último, dado el potencial hepatotóxico de esta planta, y ya que es probable la existencia de más casos que pasen desapercibidos, consideramos que debería investigarse su consumo en los pacientes con alteración de las pruebas de función hepática, así como realizarse un mayor control sanitario para notificar casos similares.