Alfuzosina es un derivado de quinazolina cuyo mecanismo de acción es antagonizar de forma competitiva y selectiva los receptores α1-adrenérgicos implicados en la contracción del tracto urinario bajo1. Es usado exclusivamente para el tratamiento de la hiperplasia prostática benigna2.
Este agente es metabolizado principalmente por el hígado y un 11% del compuesto es excretado de forma inalterada en la orina1. El perfil de seguridad de alfuzosina es similar al de placebo si se tiene en cuenta la globalidad de los incidentes adversos asociados a ambos1,3. Además, presenta una eficacia y seguridad similar a otros bloqueantes alfa-1 como doxazosina y tamsulosina2.
La incidencia de efectos adversos es baja, siendo los más comunes cardiovasculares, especialmente en pacientes ancianos y pacientes tratados con fármacos para el aparato cardiovascular (antihipertensivos, inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina, bloqueantes de los canales del calcio y diuréticos)4,5. Otros efectos reportados han sido los gastrointestinales: náuseas, vómitos, dispepsia y diarrea6,7. Alfuzosina ha sido muy raramente involucrado en reacciones hepatotóxicas8–10. Presentamos un caso de lesión hepatocelular recurrente por alfuzosina.
Varón de 55 años que fue evaluado por hipertransaminasemia. Había tomado alfuzosina (10mg/24h, formulación de liberación prolongada) desde el 18 abril de 2007 hasta el 15 enero de 2008, siendo interrumpido por hipertransaminasemia ALT 109 UI/l (VN<45 UI/l) y AST 52 (VN<35 UI/l). Reanudó el tratamiento un mes más tarde y lo mantuvo hasta el 15 enero de 2009, en que fue nuevamente retirado al detectársele ALT 124 U/l (VN<40 UI/l). Tras un mes de suspensión vuelve a reanudar el tratamiento, siendo suspendido de nuevo el 1 de junio de 2009 por ALT 140 UI/l y AST 77 UI/l (VN 8-30 UI/l). Finalmente reinició el tratamiento el 12 de julio de 2009, siendo suspendido definitivamente el 11 de septiembre de 2009 por nueva alteración del perfil hepático: ALT 175 UI/l, AST 80 UI/l y GGT 47 UI/l (VN 2-30 UI/l) (fig. 1). El paciente se encontraba asintomático y con exploración física normal. La serología para virus B y C fue negativa. El resto de parámetros analíticos fueron normales (hemograma, actividad de protrombina, ceruloplasmina, alfa-1 antitripsina, ferritina, proteinograma, bilirrubina, glucemia y función renal), con excepción de colesterol (223mg/dl). La determinación de autoanticuerpos no organoespecíficos (ANA, AML, AMA, ANCA y anti LKM-1) fue negativa, y la IgA antitransglutaminasa fue negativa. La ecografía abdominal fue normal. Se realizó una biopsia hepática que mostraba una hepatitis portal con actividad muy focal.
La lesión hepática clasificada por los criterios de la Conferencia Internacional de Consenso11 arrojaba una R=6,88 que correspondía a un patrón hepatocelular. La escala CIOMS12, que evalúa la probabilidad de que un fármaco produzca daño hepático, clasificó como muy probable (puntuación total de 9) que la alfuzosina en nuestro caso fuese responsable del daño.
Se trata por tanto de un paciente que desarrolló lesión hepatocelular al exponerse a alfuzosina, lo que motivó la suspensión del tratamiento y posterior reintroducción del mismo en cuatro ocasiones. Los parámetros hepáticos disminuyeron al suspender alfuzosina en todos los episodios, persistiendo en la actualidad una mínima elevación de AST y ALT que ya estaba presente basalmente (fig. 1).
Hemos encontrado sólo 3 casos de hepatotoxicidad por alfuzosina, tras realizar una revisión en Medline8-10. El primero de ellos desarrolló una lesión hepática aguda de tipo mixto8, el segundo de tipo hepatocelular9, al igual que el nuestro, y el tercero de tipo colestásico10. La duración del tratamiento con alfuzosina hasta la alteración de las pruebas hepáticas osciló entre una semana y 9 meses8–10. En un paciente10, los valores de transaminasas volvieron a aumentar tras la readministración de alfuzosina, como ocurrió en nuestro caso. La evolución fue favorable en los 3 casos, con una resolución variable en el tiempo entre 2 y 6 meses8–10. En el presente caso la existencia de alteración previa del perfil hepático dificulta estimar con precisión el tiempo de resolución del daño; en la actualidad el paciente acude a consulta periódicamente para revisión. En el último caso10 había en la biopsia hepática colestasis, puentes de necrosis y fibrosis pericelular. La biopsia hepática de nuestro caso mostraba una hepatitis portal con mínima actividad focal.
Según la ficha técnica del medicamento la formulación de liberación retardada de alfuzosina está contraindicada en pacientes con insuficiencia hepática grave, mientras que en pacientes con insuficiencia hepática leve o moderada recomienda administrar una formulación de liberación inmediata13. Aunque una de las principales indicaciones de la biopsia hepática en las sospechas de hepatotoxicidad sería discriminar entre la exacerbación de una hepatopatía preexistente y un daño tóxico14, en nuestro paciente, que presentaba una alteración basal del perfil hepático (como posible expresión de una hepatopatía previa de causa no filiada), los resultados de la biopsia hepática no clarifican si el daño encontrado se debe al fármaco o bien se trata de la lesión que el paciente tenía previamente, agravada o no por la toxicidad.