INTRODUCCION
Los pólipos fibrovasculares esofágicos son tumores intraluminales benignos que suelen originarse en el tercio esofágico superior y alcanzar grandes dimensiones, a pesar de lo cual la clínica suele ser escasa. Presentamos 2 casos diagnosticados en nuestro servicio.
OBSERVACIONES CLINICAS
Caso 1
Mujer de 79 años de edad que acudió al servicio de urgencias por dolor en hipocondrio derecho acompañado de vómitos biliosos. La paciente también refería disfagia orofaríngea desde hacía al menos 6 años, con expulsión ocasional de una masa tumoral hacia la arcada dentaria. Se realizó panendoscopia oral que objetivó, a 16 cm de la arcada dentaria, en la cara posterior del esófago y con una base de implantación amplia, la existencia de una formación pediculada de unos 18 cm de longitud y 2 cm de diámetro, que al retirar el esofagoscopio protruía hacia la boca. Anatomopatológicamente, el material remitido tras la toma de biopsias por endoscopia estaba constituido por epitelio pavimentoso con discreto grado de acantosis y papilomatosis. Se propuso tratamiento quirúrgico del pólipo, que la paciente rechazó.
Caso 2
Paciente varón de 50 años, sin antecedentes patológicos de interés, que acudió al servicio de urgencias por presentar, tras náuseas y vómitos, la salida a la cavidad oral de una tumoración carnosa de aspecto poliposo, rojiza y no dolorosa. Por laringoscopia indirecta se visualizaba que la tumoración procedía del tercio esofágico superior. Ante el riesgo de broncoaspiración se decidió la sedación e intubación del paciente y se solicitó la realización de estudio endoscópico previo a la cirugía de urgencia (fig. 1). En la endoscopia se identificaba la lesión, que en la cavidad oral tenía aspecto ulcerado, implantándose en la unión faringoesofágica por un grueso pedículo, describiéndose como probable pólipo fibroide. Se procedió a faringotomía lateral izquierda y resección del pólipo (fig. 2). El estudio anatomopatológico objetivó una pieza polipoidea de 12 3 4 3 4 cm, de 73 g de peso, con una superficie lisa violácea, estando uno de sus extremos ulcerado. Histológicamente se diagnosticó como pólipo fibrovascular benigno.
DISCUSIÓN
Los tumores benignos esofágicos pueden clasificarse en dos grupos: intramurales e intraluminales, siendo más frecuentes los del primer grupo, en concreto el leiomioma1. El pólipo fibrovascular es de tipo intraluminal. Aunque su incidencia real es desconocida, se estima que representa un 0,5% de los tumores benignos esofágicos1-3.
Los pólipos fibrovasculares son tumores de lento crecimiento, que se caracterizan por alcanzar grandes dimensiones, habiéndose descrito pólipos hasta de 25 cm2,4. La edad media de estos pacientes está entre 60 y 70 años2, y se describen con mayor frecuencia en varones.
Aproximadamente el 85-90% de estos pólipos tienen su origen en el tercio esofágico superior1,5-7. Histológicamente se describen como un conjunto de tejido fibroso, con vasos sanguíneos, áreas focales de inflamación crónica y adipocitos, cubiertos por epitelio escamoso8.
Con respecto a la clínica, a pesar del gran tamaño que alcanzan, la sintomatología suele ser mínima. El síntoma más frecuente es disfagia2,6,9,10. Otros síntomas menos frecuentes son: dolor retrosternal11, tos, odinofagia y he morragias en relación con la ulceración del pólipo2,5. Se han descrito casos de regurgitación del pólipo7,8,12-17, pudiendo ocasionar como complicación más grave obstrucción laríngea1,6.
La degeneración maligna de estos pólipos es extremadamente rara, aunque se describe algún caso en la bibliografía de carcinoma escamoso-celular18.
La radiografía de tórax suele ser inespecífica para el diagnóstico, aunque ocasionalmente demuestra ensanchamiento del mediastino superior, por la dilatación esofágica5. El tránsito baritado suele evidenciar un defecto de repleción de carácter intraluminal. La tomografía axial computarizada (TAC)17,18,20 y la resonancia nuclear magnética (RNM)19 son pruebas no invasivas, que pueden aportar información sobre el lugar de inserción del pólipo, cuyo conocimiento es fundamental para un abordaje quirúrgico adecuado.
La endoscopia es una importante prueba diagnóstica que permite visualizar el pólipo, así como tomar biopsias del mismo. En ocasiones no se ha conseguido visualizar el extremo distal del pólipo dificultándose el diagnóstico endoscópico19.
La ecoendoscopia en una técnica útil, ya que determina el tamaño de la vascularización que nutre al pólipo, dato orientativo sobre el riesgo de sangrado durante la resección del mismo11. Durante el estudio de los casos expuestos no se disponía de ecoendoscopio.
La actitud terapéutica dependerá fundamentalmente del tamaño del pólipo y de la zona de inserción de su pedículo. Generalmente está indicada la resección quirúrgica por cervicotomía. Aunque hay casos descritos de resección endoscópica, ésta no suele estar indicada, por la dificultad de tratamiento en caso de sangrado8.
Generalmente no recidivan, aunque se han descrito casos de recurrencia12,15. Una adecuada resección de la inserción del pólipo, así como una cuidadosa reaproximación de los bordes mucosos tras la resección, pueden prevenir la recurrencia.